Pocas horas después de ser conocida la propuesta de la Unión
Popular para la fórmula frentista (Solano Lima - Sylvestre
Begnis), el doctor Alende tomó la decisión de mantener, a pesar
de todo, su vocación frentista como demostración de que esa
actitud no era necesariamente sinónimo de vocación presidencial.
Pasaron unos días, y fue cambiando de actitud. Ese cambio se
debió esencialmente, según sus allegados, a una tarjeta que
mostraba Alende en todas las conversaciones y que le aseguraba
el apoyo de Campo de Mayo: la tarjeta procedía, presuntivamente,
del jefe de la guarnición, general Lanusse, y le solicitaba que
rechazara la candidatura del doctor Solano Lima. El vespertino
"La Razón" dio cuenta de la existencia de dicha tarjeta,
mientras en los sectores frentistas de la UCRI se esperaba que
llegara alguna desmentida de la guarnición de Campo de Mayo. En
esos mismos sectores se intentó rastrear ese presunto apoyo
militar a Alende y pudo saberse que se debía más que nada a la
actitud antifrentista del general (R) Julián García, quien
considera que nada hay por encima de la UCRI en este proceso
político, y a la actividad del doctor Oliva Day, quien, girando
el nombre de su amigo, el coronel Sánchez de Bustamante, jefe
del C10, aspira a que la UCRI concurra aislada a los comicios
para luego realizar la unión radical en el Colegio Electoral.
El panorama Hacia fines de semana, en momentos de entrar
en máquina esta edición de PRIMERA PLANA, y mientras la atención
política del país se concentraba en Córdoba a la espera de la
Convención Nacional de la UCRI, que deberá decidir su aceptación
de la fórmula Solano Lima - Sylvestre Begnis, los hechos más
significativos en el panorama eran los siguientes: •
Comenzaba a hacer sus efectos en el seno de la masa radical
intransigente el documento frentista de Arturo Frondizi: su
ascendiente sigue siendo más decisivo, aparentemente, que el de
Alende - Gelsi. • En los círculos militares se estimaba que
la huelga general de la CGT había contado con la benevolencia y,
quizá también, el apoyo indirecto de los ministros de Trabajo y
del Interior en un intento de conmover al equipo económico y
encontrar su colaboración en la tarea de aliviar las tensiones
sociales. En los mismos medios militares se estimaba que nunca
hubo una huelga más justa, considerando nada más que dos hechos:
el cierre de fábricas y la falta de pago a los empleados
públicos. • Se esperaba en forma inminente un documento de
las 62 organizaciones gremiales, previo al documento de
Perón, en el cual los dirigentes gremiales justicialistas
avalaban la fórmula frentista. En medios de la UCRI se sostenía
que este documento, demostrativo de la voluntad de una gran
fuerza electoral, volcaría a numerosos alendistas en favor de la
fórmula Solano Lima - Sylvestre Begnis, en la estimación de que
la UCRI no debía quedar aislada de la masa obrera. Se señalaba
incluso que este documento inclinaría en favor de la fórmula al
principal dirigente alendista, el doctor Horacio Domingorena.
• Con el objeto de colocar a la UCRI dentro de la línea
Frondizi, o asumir su conducción en caso de que Alende decida
dividir al partido, se está constituyendo un comando especial
integrado por los siguientes dirigentes: Sylvestre Begnis,
Donato del Carril, Julio Oyhanarte, Raúl Uranga, Alfredo Vítolo,
Héctor Gómez Machado, Héctor Noblía, y David Blejer. Comenzará a
actuar en forma inmediata. • Se estimaba que las actividades
del doctor Oliva Day y del general Julián García sobre el doctor
Alende, tendientes a convertirlo en el candidato del
oficialismo, se debían a la siguiente estrategia: en caso de
concurrir la UCRI aislada a los comicios, ninguna agrupación
obtendría la mayoría absoluta en el Colegio Electoral. En este
caso, la presión militar se ejercería sobre la UCRI, UCR del
Pueblo, conservadores y socialistas para que se agrupen en torno
de la figura del teniente general Aramburu. Los dirigentes udelpistas
consultados estimaban que esto podía realmente ocurrir, pero
aclararon que incluso con la UCRI dentro del Frente, éste no
obtendría la mayoría necesaria, por lo cual, finalmente, el
candidato inevitable seguiría siendo Aramburu. • Estrategos
de la UCR del Pueblo, entre ellos uno de sus dirigentes más
hábiles, el señor Julián Sancerni Giménez, sostenían que para
obtener la mayoría del 51 % de electores presidenciales sería
necesario que el Frente Nacional —cuya constitución consideraban
un hecho— necesitaría unos 6.000.000 de votos. Estimaban que
sería imposible para la fórmula Solano Lima-Sylvestre Begnis
obtener esa cantidad, por lo cual en el Colegio Electoral se
operaría la "unión sagrada": los electores de los dos
radicalismos impondrían a Arturo Illia.
Habrá elecciones
Ante este panorama tan especial, era difícil encontrar, a fines
de semana, un observador que no asegurara enfáticamente que la
Convención Nacional de la UCRI sostendría en definitiva la
fórmula frentista. Pero esos mismos observadores estimaban de
todos modos que el hacho más importante de la semana era la
actividad desplegada por el general Onganía. El comandante en
Jefe del Ejército en sucesivas reuniones realizadas en
diferentes guarniciones detallaba un análisis de los
acontecimientos vividos especialmente durante las crisis
militares de septiembre y abril y la renuncia del general Rauch
al ministerio del Interior, y declaraba enfáticamente dos cosas:
habrá elecciones y él no es candidato ni lo será. Esta
clarificación, a la cual el ascenso de valores en la Bolsa de
Buenos Aires no es ajena, sirvió para que el proceso electoral
entrara en un clima más normal. Se esperaba de todos modos que
la actividad del general Onganía no concluyera con estas
explicaciones, y que más avanzado ya el mes de junio, y antes de
las elecciones mismas, declarará enfáticamente, que el Ejército
respetará el resultado de los comicios del 7 de julio, aventando
así, también, las interpretaciones que se hacen sobre la actitud
militar definitiva que habrá el 8 de julio. Revista Primera
Plana
04.06.1963
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