Televisión
Después de doce años comienza la expansión hacia el interior
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La televisión regular existe, en la Argentina, desde octubre de 1951, cuando se inauguró el Canal 7 en la Capital Federal. Sin embargo, hubo que esperar nueve años a que esa monopolio cesara: de 1960 data la habilitación de otras emisoras en Buenos Aires, y en 1961 se completa el panorama nacional de hoy: 4 estaciones locales, 4 en el interior (Mendoza; Mar del Plata; Córdoba, 2) y un par de plantas repetidoras que controla el Canal 7.
En enero de 1961 el gobierno licitó 24 emisoras provinciales y en junio abrió 73 propuestas; abrió, además, otras 35 que ofrecían instalar canales en sitios no fijados por la licitación, pues la ley respectiva ofrecía esa segunda posibilidad. Una nueva espera comenzó desde entonces y fue matizada por dos insistencias:
• La de los futuros (y presuntos) permisionarios, que exigían una respuesta rápida.
• La inestabilidad de la propia industria televisiva: los costos de los espectáculos ascendieron y comenzaron a requerir un amplio mercado donde amortizar las inversiones. Ese mercado — según declaraciones de los ejecutivos de Buenos Aires— se abriría en el interior, ya que las estaciones tendrían que venir a la Capital en busca de sus programa centrales.
Existe un tercer elemento que no debe pasarse por alto: habitualmente, los canales ya en funcionamiento en provincias constituyen un buen negocio, salvo las generales oscilaciones financieras de los últimos tiempos. La razón de este éxito es bastante obvia: la mayor parte de los espectáculos que brindan — series filmadas y video-tapes— se adquiere en los concesionarios y emisoras porteñas, con lo cual los problemas de producción se reducen de manera cuantiosa.
La espera, esta vez, duró dos años.

El pro y el contra
En febrero pasado volvió a integrarse el Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión (CONART), a cuyo cargo está el estudio de aquellas propuestas, el dictamen negativo o positivo sobre las mismas y la elevación al Poder Ejecutivo que es, finalmente, el que concede las licencias. En las últimas semanas, el CONART ha trasmitido al gobierno sus fallos respecto de una docena de estaciones de televisión y espera terminar con toda la tarea antes del 12 de octubre próximo. Al mismo tiempo, en el campo radial acaba de consolidarse, a través de un decreto, la concesión de once emisoras de baja frecuencia y se proyecta, actualmente, la de más de un centenar. La entidad enfrentó un paupérrimo panorama radial: vastas regiones del país no captan trasmisiones
e estaciones argentinas y deben servirse de las de países limítrofes (Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay).
Los dictámenes del CONART en materia de televisión son favorables en los siguientes casos: Córdoba, 2 emisoras (había 11 propuestas); Rosario, 2 (8); Bahía Blanca, 2 (4); Salta, 1 (3); San Juan, 1 (3); Santiago del Estero, 1 (2); Comodoro Rivadavia, 1 (3); Catamarca, 1 (2); Jujuy, 1, y Concordia, no establecida por el P. E., una emisora.
Las propuestas de otros lugares no han convencido y se llamará nuevamente a licitación: Tucumán, Paraná, Posadas, Santa Rosa, San Luis, La Rioja y Río Gallegos. Falta expedirse respecto de estas ciudades: La Plata (hay 12 propuestas), Santa Fe (4), Corrientes (3) y Resistencia (4). Y de 16 más que no figuraban — como la de Concordia— en los planes oficiales: Mar del Plata (hay 4 propuestas), Mendoza (5), Río Cuarto (5), Junín (2), Tandil (2), Neuquén (3), Azul (2), Necochea (2), San Rafael (2) y Olavarría, General Roca, Tres Arroyos, Villa María, La Falda, Rojas y Rafaela, con una propuesta cada una.
Los directivos del CONART reconocen que su labor no es de las más sencillas; aunque no lo explicitan, resulta lógico adivinar que una buena porción de las propuestas escondía una flagrante insolvencia y parecían encaminadas a la mera aventura. "No podemos arriesgarnos —indicó uno de los funcionarios consultados— a promover un fracaso. Una empresa instala una estación, vende 5.000 receptores que es lo menos que necesita para cubrir sus costos mediante la publicidad, y si las cosas le van mal desmantela todo. ¿Qué pasa con los dueños de esos 5.000 televisores?"
Las nuevas estaciones que cubrirán el territorio argentino no serán uniformes; difieren en potencia y expansión, según una calificación creada por la Secretaría de Comunicaciones: principales (como las que operan en Buenos Aires), secundarias, menores y repetidoras o satélites. Estas últimas responden a dos necesidades: la más rutinaria de solucionar un problema topográfico (en un valle puede no recibirse la trasmisión de la cercana emisora central y una repetidora lo permite) y la de retrasmitir en puntos alejados (así lo hacen los del Canal 7).
Se calcula que habilitar una estación principal exige un presupuesto de 400.000 dólares; 200.000 las secundarias; 120.000 las menores y 100.000 las repetidoras. Si no surgen obstáculos, a fines de este año se hallarían trabajando ya varios de los canales licitados. En ese momento, la comunidad habrá dado el paso definitivo para su conquista de tan poderoso medio de comunicación. La industria televisiva tendrá, seguramente, que transformar sus estructuras. La ley prohíbe las cadenas, pero no el intercambio de espectáculos (actualmente, la estaciones de Mar del Plata y Mendoza pasan programación del Canal 9; la de Córdoba, del 13) y la Capital se convertirá en el abastecedor por excelencia.
Revista Primera Plana
16.07.1963

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