El 7 de abril, Alfredo Allende, ex ministro del Trabajo de
Frondizi, denunció, a través del periodista Edgardo Da Mommio,
que los rebeldes habían planeado el asesinato del ex presidente.
Como se sabe, el regimiento con asiento en Bariloche, en manos
"coloradas", se había plegado al movimiento de la Marina. El
presunto plan de liquidación física de Frondizi habría
contemplado tres posibilidades —fusilamiento en el patio del
regimiento, traslado a Puerto Belgrano pero "aligerando carga en
el camino" y asesinato por los comandos civiles revolucionarios—
y el ex presidente se quejó amargamente de haber sido depositado
"en territorio colorado". Según un informe confidencial,
elaborado por un grupo de colaboradores de Frondizi, el 28 de
marzo llegó a Bariloche el coronel (R.) Martín Rodríguez, que
posee en esa localidad una casa ocupada actualmente por el
doctor Parodi Cantilo. El coronel Rodríguez recorrió en un avión
del Aero Club de Bariloche la zona del Tunquelén (donde está
alojado Frondizi), Bariloche, San Martín de los Andes, Junín y
Neuquén, y mantuvo diversas entrevistas en todos esos lugares.
El presidente del Aero Club es el señor León Beveraggi Allende.
El coronel Rodríguez conversó con varios amigos, a los que
expresó que el movimiento revolucionario era inminente y que se
proponía la "eliminación de los políticos que perturban al país;
en primer lugar, de Arturo Frondizi". El coronel Rodríguez,
pasado a retiro luego de setiembre, había plegado la escuela de
Mecánica del Ejército a favor de Toranzo Montero en la crisis
anterior y se caracterizó siempre por su "coloradismo".
Producido el estallido, la guarnición Bariloche se mantuvo sin
pronunciarse hasta las 17 del día 2. A esa hora es detenido el
coronel azul Montes, jefe de la guarnición, y asume la jefatura
el mayor Morgan (colorado desde los sucesos de setiembre, había
minado el río Limay por iniciativa propia). Inmediatamente, la
guarnición Bariloche ocupó la Municipalidad, el cuartel de
Policía, la emisora local (LU8) y otros puntos claves de la
zona. El teniente Muñoz, el capitán Fallero, el teniente primero
Poledo y el capitán Llauró dirigen diversas etapas del
operativa. La Policía queda subordinada al Ejército, pero los
encargados de la custodia de Frondizi consiguen reforzar su
provisión de armamentos y se disponen a defender al ex
presidente. Con ametralladoras PAM hacen guardia en el hotel
Tunquelén: cortan los ascensores y aíslan a Frondizi en el
tercer piso. A las 19, dos horas después de haberse plegado
Bariloche al movimiento, la radio local, separada desde antes de
la cadena nacional, emite el comunicado Nº 1 de la guarnición
Bariloche. En el mismo, las fuerzas insurrectas no anuncian
directamente haberse plegado al movimiento, sino que informan
que han asumido el control de la zona para resguardar el orden y
dicen que "no combatirán contra otras fuerzas" ni reprimirán a
los rebeldes. Efectivos de la Gendarmería Nacional también
patrullan lugares estratégicos y edificios públicos, pero sin
plegarse a la acción de la guarnición ("tenían miedo", dijo el
teniente 1º Poledo). Sin embargo, comienzan a moverse en la
Gendarmería elementos retirados (cuyos nombres están tratando
ahora de averiguar los servicios de informaciones) que habían
llegado a Bariloche días antes. El comandante Cuba, jefe de
zona, trató de oponerse a los golpistas, manejados, según
parece, por el comandante Grosso. Otro comandante, de apellido
Scherr, también adoptó la posición legalista. Entre la actitud
híbrida de la guarnición y la posición contradictoria de la
Gendarmería y de la Policía, la situación en Bariloche se había
tornado, en la noche del primer día, sumamente confusa. Ante el
curso de los acontecimientos, un grupo de civiles golpistas
comienza a reclamar una acción inmediata y a organizar la
intervención de comandos civiles. El presbítero Calixto
Schincarioli realizó gestiones entonces para evitar un atentado
en el Hotel Tunquelén: visitó el cuartel y obtuvo la seguridad,
de parte del mayor Morgan, de que se garantizaría la
seguridad personal de Frondizi. El padre Calixto, en determinado
momento de la discusión con los insurrectos, amenazó con
"arremangarse la sotana y tomar una PAM". Durante su gestión, el
padre Calixto pudo averiguar que el coronel Rodríguez había
huido de Bariloche la misma noche del martes 2. También esa
noche, la guarnición emite un comunicado número 2, igualmente
híbrido. El día 3 la situación es de expectativa hasta la
noche. Los golpistas tratan de averiguar la marcha de la
sublevación en Neuquén para decidir si se plegaban abiertamente
a la misma, pero LU 5, Radio Neuquén, que proseguía en cadena
con Radio Nacional, les desmentía las noticias indirectas sobre
un presunto éxito de los rebeldes en esa provincia. Sin embargo,
a las 23.40 pasan el comunicado número 3, plegándose a los
revolucionarios, pero inmediatamente ordenan retirarlo (se llega
a leer una sola vez, y por error) e insisten en los textos
anteriores. A la madrugada del día 4, los jefes de la intentona
en Bariloche inician la fuga y el teniente coronel Montes retoma
el corlando de la guarnición. La radio local vuelve a conectar
con la cadena nacional. Tres marinos habían realizado, antes
de los lechos, una inspección ocular en el hotel Tunquelén.
Amigos de Frondizi (estaban allí el señor Alfredo Allende,
jóvenes ucristas y el doctor Raúl Rabanaque Caballero), apoyados
por un comisario policial "azul" (comisario López) y la custodia
habían ofrecido transportar a Frondizi hasta la frontera con
Chile (tres kilómetros), pero el ex presidente se negó. Sin
embargo, los propiciadores de la "operación éxodo" habían
resuelto que si la situación s e agravaba, "dormirían" —en caso
indispensable— a Frondizi y lo trasladarían, "quiera o no", a
Chile. 16 de abril de 1963 PRIMERA PLANA
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