Los entretelones de un momento histórico: el 28 de junio
de 1966, el radicalismo pierde la oportunidad ganada tres
años atrás en el Colegio Electoral. Y surge otra vez la
presencia correctiva del Ejército.
AL cumplirse el primer aniversario de la Revolución
Argentina, EXTRA escarbó hondamente en los recuerdos de
quienes protagonizaron los sucesos del 28 de junio de 1966.
Ninguna fuente fue omitida: militares y civiles, azules y
colorados, radicales y opositores. El resultado configura un
delicado documento histórico que no vacilamos en ofrecer sin
ninguna clase de comentarlos. En estos casos, los hechos
hablan por sí mismos. De cualquier forma, salvaguardando la
seriedad de este Informe, cada versión será acompañada por
una indicación sobre su origen. Los radicales aún no salen
de su estupor ante lo que consideraban un derrocamiento
insólito y trasnochado. La Revolución no se ha realizado
aún, profundamente. La historia, pues, está muy fresca, y
sólo nos queda entregar objetivamente los hechos.
Esta es la historia secreta del 28 de junio.
• Julio de 1963 (Frente Balbinista). Acaba de consagrarse la
fórmula Illia-Perette. El vicepresidente electo, el Dr.
Balbín y otros dirigentes proponen a Enrique Rauch como
Secretario de Guerra y a Carlos Jorge Rosas,
azul-liberal-radical, discutido en el propio seno de la
FFAA, para la Comandancia en Jefe del Ejército. El
presidente Illia rechaza el proyecto con estas palabras:
"¡Pero por favor, señores...! Hay que confiar en Onganía...
Ha declarado expresamente que va a defender la legalidad. No
tiene sentido reabrir heridas". Sin éxito, Perette y otros
miembros del gabinete, como Alconada Aramburú (Educación) y
Pagés Larraya (Comunicaciones), proponen reincorporar a los
militares colorados desplazados durante enfrentamientos
anteriores.
• 11 de octubre (Fuente sabattinista). Los altos Jerarcas
radicales se reúnen en Campo de Mayo con el mando azul.
Entre los presentes se cuentan oficiales como Sánchez de
Bustamante y Von Stocker, que comprometen firmemente su
defensa de la legalidad. Se afirma la tesis de Illia: paz
con los azules.
• 12 de octubre (Fuente balbinista). Durante el juramento de
Illia, un dirigente radical se acerca a Balbín y le dice al
oído: "¿Ha visto, don Ricardo? Por fin los militares están
detrás". Es que los jefes de la FFAA, en posición de firmes,
aparecen a espaldas del presidente electo, durante la
ceremonia. El dirigente se da vuelta y hace otro comentario:
"Pero vea, vea. Qué caras de enojados. Hay uno sólo que
parece contento. Mejor dicho, dos. ¿Quiénes son esos dos?"
—Rosas y Caro —contesta Balbín.
• 15 de noviembre de 1963 (Fuente balbinista). Un informe
especial, que llega a manos de Illia, explica que el general
Mario Fonseca dirige una Usina psicológica destinada a
debilitar la imagen del gobierno radical. El presidente
asegura a sus amigos que tal versión es una infamia.
EMPIEZA LA GUERRA: ONGANIA DESTITUYE A ROSAS
Las notas anteriores pintan el comienzo de las relaciones
entre el Gobierno y las FFAA, acaudilladas por Juan Carlos
Onganía.
Sobreviene, luego de estos primeros temblorosos contactos,
un período de enorme frialdad. La primera situación agresiva
se produce cuando el general Onganía destituye a Carlos
Rosas, por entonces firme respaldo militar de los radicales.
Ya en esa ocasión el Ministro de Defensa Leopoldo Suárez
implora a Illia con estas palabras: "Hágame caso, apúrese a
destituir a Onganía. Ahora o nunca. Si no, nos va a costar
el poder. En todo caso, autoríceme a detenerlo
personalmente, y nombremos Comandante en Jefe al "Chivo"
Rosas. Es el momento". Pero la muda negativa de Illia
—convencido de que Jamás el legalismo azul lo derribará—
desalienta a Suárez.
• Mayo de 1666 (Fuente azul). Una vez más, Suárez encara a
Illia. Trae la copla del discurso que pronunciará el nuevo
Comandante en Jefe, Pascual Pistarini, en el día del
Ejército (Onganía ya ha salido de la escena). La arenga es
de una notable agresividad, y se formulan ásperas críticas a
la gestión oficial. Illia responde: "Usted se equivoca,
Leopoldo. Pistarini no puede leer esto". Días después, sin
alterar una sola coma, Pistarini pronuncia la alocución. Hay
un violento cimbronazo político.
• El Secretario de Guerra Castro Sánchez, el subsecretario
Laprida y el general Caro, Comandante del II Cuerpo de
Ejército, son ya las figuras militares que respaldan al
Gobierno Constitucional. Toda clase de rumores invade el
país. En una reunión con los tres Comandantes en Jefe de las
Fuerzas Armadas (Pistarini-Varela-Álvarez) el general Caro
los increpa: "Caballeros; si están dispuestos a derrocar al
Gobierno Constitucional, los insto a que salgan a la calle y
den la cara. Los que defendemos la legalidad también lo
haremos". Caro recibe garantías de que los mandos azules no
abrigan intenciones revolucionarlas.
• 1º de junio a las 14 horas (Fuente sabattinista). En una
quinta se reúne el gabinete radical dispuesto a reaccionar
—con evidente retraso— contra la fiera advertencia de
Pistarini. El general Caro ha sido invitado. Un legislador
cordobés, asesor de Illia, lo encara:
—Lo hemos llamado, mi general, porque queremos conocer su
posición sobre el discurso de Pistarini y el cariz que están
tomando las cosas..:
—¿Para eso? ¡Me lo hubieran preguntado por teléfono...! Yo
estoy decididamente a favor de la legalidad.
—Dígame, mi general... ¿Usted aceptaría ser comandante en
Jefe?
—Claro que si.
Pero Illia desaprovechó a Caro (Fuente balbinista) como
antes había abandonado a Rosas. Para los mismos radicales,
esto fue su mayor error.
• 19 de Junio a las 21 horas (Fuente Sabattinista). Por
intermedio de una amistad común, el viejo caudillo unionista
Julián Sancerni Giménez, cita al general Osiris Villegas en
el Jockey Club, para transmitirle una inquietud importante
en el seno del partido. Se habla de un cambio total de
gabinete y de medidas destinadas a evitar la estabilización
política. Sancerni Giménez subraya al Gral. Villegas la
necesidad de mantener en reserva lo conversado, a lo que no
"accede" el militar. Con la palabra de Sancerni se
comprometía inevitablemente la del Intendente de la ciudad,
don Pancho Rabanal.
• 20 de junio (Fuente balbinista). El general Julio
Alsogaray se comunica con el director del diario "La Razón",
para ponerlo en conocimiento de la Inminencia de un futuro
golpe militar. Veraz o no ésta información, lo cierto es que
a partir de aquel momento dicho vespertino comienza a
publicar incendiarios títulos sobre los malestares y
zozobras que hacen eco en el gobierno nacional.
• 21 de junio (Fuente sabattinista). Luego de una reunión de
prensa sostenida con el Dr. Anselmo Marini, gobernador de la
Pcia. de Buenos Aires, un calificado periodista, haciendo
rancho aparte con Marini, le pregunta si la situación por la
que atraviesa el gobierno del Dr. Illia no es similar a la
que llevó a Frondizi a su derrocamiento. Contestó el
gobernador: "¡Por favor. . ¿Dé qué me está hablando? No le
quepa ninguna duda que nuestro gobierno no sólo está
ampliamente respaldado por la opinión pública, sino también
por los sectores militares!"
• Miércoles 22 de Junio (Oficial). El general Sosa, jefe de
Relaciones Públicas de la Secretaria de Guerra, desmiente,
inaugurando la guerra de nervios, las declaraciones
formuladas por Sancerni Giménez, que sostiene haber sido
"citado" por Osiris Villegas. El comunicado sale al cruce de
la gran difusión tomada por la versión de Sancerni. Un alto
oficial azul comenta el episodio: "Sancerni mintió porque
sabía que Osiris no iba a ocultar nada a Onganía. El propio
Balbín lo reconoció con su silencio" En los párrafos finales
del memorándum de Sosa, se anuncia una reunión entre
Leopoldo Suárez y los mandos, así como un encuentro con el
presidente Illia. Se trata de agotar todas las instancias
posibles, mitigando los errores del Gobierno y
salvaguardando el orden institucional.
• Jueves 23 (Fuente sabattinista). En la sede del Comité
Nacional de la UCRP, Balbín es nerviosamente consultado por
sus correligionarios: "Lo que está pasando —declara— es de
incumbencia del Presidente de la Nación. Yo no me meto más.
De todas formas, el planteo militar no me gusta nada... "
• Viernes 24, a las 8:30 (Fuente azul). Reunión en la
Secretaria de Guerra. Están presentes el titular, Castro
Sánchez, y los oficiales Pistarini, Alsogaray, Caro, Hure,
Villegas, Iavícoli, López, Aguirre y Blanco. Se prepara el
temario de la reunión entre Suárez y los mandos azules. Tras
ásperas discusiones, trasciende que las FFAA presionarán en
dirección de un cambio de gabinete y de la intervención a la
Provincia de Tucumán.
• Viernes 24, a las 14:00 (Fuente colorada). Un contacto
militar informa al vicepresidente Perette que veinte sobres
lacrados han sido distribuidos entre los mandos por el
general Iavícoli, en cumplimiento de órdenes impartidas por
Julio Alsogaray, al que esta misma fuente califica de firme
revolucionario. Las cartas contienen instrucciones para un
golpe militar que ya está en marcha.
• Vienes 24, a las 17:00 (Oficial). Los Secretarios y
Subsecretarios de las Fuerzas Armadas se reúnen con el
infatigable Ministro de Defensa, Leopoldo Suárez. Es decir,
se concentran las fuerzas legalistas del medio castrense.
Aclaran a la Prensa que esta conferencia forma parte de la
búsqueda de soluciones entre el Gobierno y los militares. Un
detalle: el almirante Pita se retira sin formular
declaraciones, y visiblemente contrariado. Se difunde la
versión de que la Marina ha intentado infructuosamente
detener la agresiva posición del Ejército.
• Viernes 24, a las 22:30, hora habitual en que Arturo Illia
abandona su despacho. El presidente con su acostumbrada
soberbia hace alusión a una humorada de Landrú, que presenta
la fragata de los billetes de 1.000 en pleno naufragio. Dice
Illia que, a pesar de los rumores "el barco marcha
raudamente, hacia buen puerto". Los periodistas se sonríen.
• Sábado 25, a las 15:00 (Fuente balbinista). En el cuartel
general del oficialismo dialogan miembros del gabinete. Se
produce la siguiente conversación entre el vicepresidente
Perette y el Ministro Suárez.
- Quiero consultarlo sobre algo. Me ha llegado la versión de
que Iavícoli distribuyó ciertos sobres entre los mandos, por
orden de Alsogaray. ¿Usted sabe algo?
—No, para nada.
—A mi me huele a revolución.
—No, no se preocupe. Todavía hay tiempo. Si planean un
golpe, será en setiembre. Si no, pregúntele a Castro
Sánchez. Le pido una sola cosa: convénzalo a Illia de que
cambie el Gabinete o intervenga Tucumán ¿Por favor!
"ESTOY COMIENDO UN ASADITO"
• Lunes 27, 8:00 (Fuente azul). Un asesor civil de los
azules recorre, muy temprano, las oficinas del Gobierno:
Municipalidad Obras Públicas, Congreso, Casa de Gobierno.
Descubre a muchos funcionarios entregados a la destrucción
precipitada de toda clase de documentación política. Uno de
los secretarios del vicepresidente es sorprendido cuando, en
posición de gateo, quema y rompe papeles y expedientes a
velocidad asombrosa.
• Lunes 27, 13:00 (Fuente azul). Aunque no hay noticias
concretas, el clima revolucionario se expande rápidamente.
Hay reuniones en todos los medios.
• Lunes 27, a las 17:00 (Fuente azul). El Comandante
Pistarini ordena el relevo de Castro Sánchez y el arresto de
Caro, también cesante en sus funciones. Motivo: contravenir
órdenes expresas, reuniéndose con dirigentes peronistas.
Pero esta excusa formal queda rebasada por las medidas
subsiguientes: acuartelamiento de todas las tropas, y
control por los medios de radiodifusión, lo que ya entra en
la tradición de las asonadas. Esto no toma estado oficial
hasta las 22. pero en el Gobierno, la pasividad empieza a
teñirse de alarma.
• Lunes 27, a las 17:30 (Fuente balbinista). Suena el
teléfono en el despacho de Ricardo Balbín. El líder radical
recibe una mala noticia. "Voy Inmediatamente para allá
-dice. Ya me lo esperaba..." Se le acerca Enrique Vanoli,
Secretario General del Comité Nacional de la UCRP.
—¿Lo acompaño, doctor?
—No, m'hijo, quédese. Usted va a hacer falta aquí.
• Lunes 27, a las 18:00 (Oficial). La Casa Rosada se puebla
de radicales. Sorprendidos y acongojados militares se
mezclan con ministros y altos dirigentes del partido. Al
llegar el Ministro Palmero, dos periodistas lo inquieren
sobre las últimas novedades: "¿Sabe Ud. algo de la crisis,
Dr.?"
— ¡No...! -contesta Palmero, mirando, inocente a su
alrededor- . Justamente les iba a preguntar: ¿Qué es lo que
está pasando?
• Lunes 27, a las 18:15 (Oficial). Los periodistas piden
opinión al Gral. Castro Sánchez sobre el comunicado de su
destitución, que ha tomado algún estado público.
—Me han hablado de esa orden —dice el Secretario de Guerra—.
Pero todavía no tengo notificación oficial.
Solícitamente, uno de los reporteros le alcanza un borrador
Informal de la circular de Pistarini. Castro Sánchez lo lee
rápidamente.
—Ajá —musita, pálido—. No tengo comentarios que hacer.
• Lunes 27, a las 18:30 (Fuente balbinista). Un grupo
capitaneado por Félix Elizalde propone un plan: trasladar a
Illia a Puerto Belgrano, ganar el apoyo de la Aeronáutica y
—sobre todo— la Marina, a quien se supone descontenta con la
política azul y sorprendida por el movimiento
revolucionario. El presidente tranquiliza a todos,
asegurando que controlará la situación sin tomar medidas
espectaculares.
• Lunes 27, a las 20:30 (Fuente azul). El Jefe de Policía,
Inspector Rodríguez, telefonea al Ministro Palmero, aún en
su despacho, para pedirle instrucciones:
—Vea, Dr. El Ejército está ocupando una cantidad de
edificios públicos. Hasta la Agencia Télam Y aquí ha llegado
el general Fonseca, con fuerza de tropa, y me exige que le
entregue la Jefatura.
—¿Cómo? ¡Pero como es posible! Entonces va en serio: hay
revolución.
• Lunes 27, a las 22:00 (Fuente colorada). El general Castro
Sánchez, conminado a retirarse de la Secretaría por
Pistarini, es encarado por un periodista amigo:
Sabe lo de Onganía, general?
— No me extrañaría su presencia. Yo sé que su retiro fue
implícitamente convenido, descontándose que era el hombre
indicado para resolver la crisis.
—¿Usted ya se retira del edificio?
—No. Me voy a quedar por si el Presidente me necesita.
—¿Todavía piensa que Illia evitará la caída del Gobierno?
—Puede ser, puede ser.
• Lunes 27, a las 22:30 (Fuente balbinista). El
subsecretario de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires,
Evaristo Iglesias, empieza recién a tener noticias de lo que
ocurre en la Capital. Telefonea azorado al Jefe del
Regimiento de Magdalena:
—General, estoy alarmado. Hay noticias de un golpe militar.
¿Usted sabe algo?
—¡Pero no hombre! —contesta el militar—. Yo estoy comiendo
un asadito. ¿Por qué no viene?
• Martes 28, a las 0:50. (Oficial). Principio del fin: Illia
anuncia que ha destituido a Pistarini, cuyas órdenes de las
últimas 48 horas deben desconocerse, y asume formalmente la
comandancia en Jefe de las FFAA.
• Martes 28. a la 1. Mientras tropas del Ejército ocupan el
Congreso Nacional (fuente sabattinista) el gabinete en pleno
presentó su dimisión al Presidente Illia, para favorecer
cualquier negociación tendiente a mantener la legalidad.
• Martes 28, a las 1:30 (Oficial). Pistarini informa a la
opinión pública que "el relevamiento de su cargo carece
totalmente de valor".
•Martes 28, a las 2:00 (Fuente azul). El Poder Ejecutivo
está reunido en las antesalas del despacho de Illia. Se ven
caras afligidas. El Dr. Perette, con una escusa trivial, se
retira. "En seguida vuelvo" acota. Pero, un minuto después,
un impaciente periodista lo ve retirarse nerviosamente por
una puerta no habitual.
• Martes 28, a las 2:55 (Oficial). El Comandante en Jefe del
Ejército informa que el Dr. Illia había presentado su
renuncia a las 21 horas del día anterior, pero posteriores
contradicciones motivaron la adopción de medidas militares;
se dispone que todos los cuerpos del Ejército tomen posesión
de los gobiernos provinciales y sus respectivas jefaturas de
policía.
• Martes 28, a las 5:00 (Fuente azul). El general Julio
Alsogaray llega a la Casa Rosada. El empleado, aduciendo
órdenes del edecán de turno, pretende bloquear la entrada al
despacho del Presidente. Alsogaray termina enfrentando a
Illia. Este se encuentra autografiando fotos de su persona,
investida de la banda presidencial. El General aguarda
marcialmente que el Jefe de Estado levante la vista; pero es
en vano. Luego de largos minutos, y ante un gesto impaciente
de Alsogaray, Illia le dice bruscamente:
—¿Qué quiere?
—En nombre de las Fuerzas Armadas, lo conmino a que se
retire de la Casa de Gobierno.
—El único representante de las Fuerzas Armadas soy yo —y se
sume nuevamente en el silencio.
Rato después, el coronel Perlinger debe terciar en la rara
situación.
—Por favor, Dr. Como representante de las Fuerzas Armadas,
lo invito nuevamente a abandonar su despacho.
—¿En nombre de qué Fuerzas Armadas?
—Bueno... en nombre de las Fuerzas Armadas que yo
represento...
Ante la yrigoyeniana obstinación del Dr. Illia, Alsogaray
deja la Casa de Gobierno.
• Martes 28 a las 7:25 (Fuente azul). Un cuadro tragicómico:
en el Comité Nacional, Vanoli tranquiliza a comandos
radicales, armados con ametralladoras. Otro grupo de la
juventud es expulsado por la fuerza pública de los pasillos
de la Casa Rosada. Palmero solloza abrazado a un viejo
militante. Desalojado por la Policía, Ricardo Illia se
encuentra con el sereno don Arturo: por fin, el ex
Presidente ha dado su brazo a torcer. Suben al coche de
Alconada Aramburú, donde se les suma el hijo de Arturo. El
trayecto hasta
el domicilio de Ricardo (en Florida) queda atrás en menos de
35 minutos. Transformado en impetuoso volante Alconada no
respeta semáforos; zorros grises ni contramanos. Después de
gobernar en la inercia, el elenco radical sale del escenario
envuelto en un vértigo que pudo costar varias vidas. Es muy
veloz el camino al olvido.
• Martes 28 a las 12:00 (Fuente azul). Una hora después de
haber jurado la Junta Revolucionaria integrada por Álvarez,
Varela y Pistarini golpean a la puerta del general Juan
Carlos Onganía.
"COMO NOS VOLTEARON"
Habla RICARDO BALBIN
No es difícil encontrar a don Ricardo: olvidado por la
Prensa, reclama ahora una presencia pública que el país se
resiste a devolverle. Su testimonio es, quizá, uno de los
más valiosos de este tiempo. No parece noble ensañarse con
quien viene de una derrota feroz. Además, hay personajes
que, mal o bien, son recortes de historia. Por eso este
encuentro con Balbín toma la forma respetuosa de un diálogo
puro. Queremos saber qué piensa el jefe radical de la caída
de su partido. Cuál es su balance, al cumplirse un año justo
desde aquel martes a la madrugada.
—¿Por qué cayó Illia?
BALBIN: El golpe del 66 no tuvo causas reales. Excusas si.
Motivos de verdad: el temor a la democracia, la ansiedad por
volver a una economía de privilegio, sometida a dictados
extranjeros, con infraconsumo y desocupación. Quieren tornar
sin piedad a lo de antes. Frustrar al país, empobrecer la
personalidad del pueblo dentro de él. Una violenta marcha
atrás, realizada por los que nunca tuvieron que exponer sus
ideas ante las masas.
—Pero, sin duda, alguna debilidad del gobierno favoreció la
derrota.
BALBIN: La única debilidad fue no tener publicidad. Nadie
sabía lo que los radicales estábamos haciendo. Las
publicaciones interesadas hicieron una campaña terrible.
Muchos se aprovecharon deshonestamente de la libertad que
daba el Gobierno Constitucional...
— ¿Usted les guarda rencor?
BALBIN: No, yo no tengo odios. Pero debo confesar que anoto
los agravios que se infieren al país y a sus instituciones.
—¿A quien le adjudica la responsabilidad directa del golpe?
BALBIN. A unos pocos. Los cuadros militares fueron
sorprendidos por la ansonada. Eso se lo aseguro.
—¿Usted también se sorprendió?
BALBIN: Bueno, yo estoy en la arena política desde el 30.
Estos avatares los veo venir..
—¿Se sintió derrotado? ¿Cree que el radicalismo tendrá que
cambiar?
BALBIN: No. La nuestra es una lucha vieja y seguirá. Cambian
las formas, pero la esencia de nuestro partido es
irreversible: democracia social, política nacional.
—Entonces, ¿cree que los radicales tienen futuro?
BALBIN: Toda la democracia tiene futuro. Y dentro de ella,
nuestro Partido.
—¿Cuáles son, definitivamente, las fuerzas que se movieron
detrás del golpe?
BALBIN: Las que ahora lo están aprovechando. El antipueblo.
Los que buscan siempre actuar de sorpresa y sin respaldo.
Los grandes intereses. Claro, también hubo gente que lo
acompañó y ahora advierte el error.
—¿Cree en una salida democrática?
BALBIN: ¿Ahora?
—Quiero decir. .. ¿Piensa que la Revolución Argentina
desembocará en los procedimientos republicanos, que
encontrará esa vía... ?
BALBIN: No, estos no la encuentran. No la encuentran. A lo
sumo harán una farsa.
—¿Cuál será su política inmediata?
BALBIN: Buscar un reagrupamiento de los sectores cívicos.
Pero, vea.. ¡No quisiera que después me alteraran las
declaraciones. .!
—No. Le doy mi palabra de honor.
BALBIN: No lo digo por eso. Me imagino que ustedes tendrán
miedo. Querrán conservar su revista. Pero si va a suavizar
lo que dije, mejor no publique nada.
—Muy agradecido. Le aseguro que la transcripción será
textual. Buena suerte.
BALBIN. Es lo que estamos buscando. Ahora sí que nos hace
falta.
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