Revista Mundo
Deportivo
30.12.1957 |
NAVONE trabajó a compás para llegar. Debutaba en esto y no
buscó etapas. En San Juan casi se ahoga dentro de una
acequia. Volcó después en dos ocasiones. No llegó y su motor
estaba entero.
CIANI se encontró después del general Acha con un hermoso
pozo transversal, donde el coche (la petiza, según Venado
Tuerto) quedó clavado de punta y con el agua por encima del
guadabarros. Menditeguy, que se avispó, hizo el avance por
arriba del camino y al pasar, a toda risa, le preguntó:
"Flaco, ¿necesitás algo?"... y siguió.
MENDITEGUY no se detuvo, por una sencilla razón. Marcos
Ciani llevaba el coche a la rastra de un "break" —4 ruedas y
2 caballos—, con lo que se defendía. (Algún candidato podría
reclamar, pues, él coche vencedor tuvo 2 caballos de más...)
Y si no hubiese sido por las 7 cubiertas desbandadas hasta
Córdoba, ese coche habría ganado la categoría "standard".
Esto me lo contó un colega. (Yo pensé, en voz alta, que como
expresión de manejo es una lección insuperable... Que Dios
nos ampare).
EL capítulo que se movió en torno de coches fuera de
reglamento, antes, durante y después de la carrera, no fué
aclarado. Interesaría saber por qué pudo más la
interpretación de un lego, que la de un ingeniero, al
juzgar la potencia de cierto motor.
UNA presencia llamativa: Clemente Domesi. Debutante de
solemnidad, remontó posiciones entre los ases. Fué 20º en el
tramo a Córdoba; se ubicó 16º en la general hasta Tucumán.
No cambió una sola cubierta en 1.500 kilómetros. Aprendió,
en cambio, que para un Gran Premio hay que salir mejor
equipado. Su nombre y su actuación señalan que en el TC el
vivero es inagotable.
LLOVIA a baldes sobre La Pampa. La caravana de coches
standard se detuvo en Santa Rosa, desde la cabeza a la cola.
De común acuerdo se resolvió almorzar allí. De ser verdadera
la versión, representaría una hermosa actitud de solidaridad
y urbanismo; un gesto de alegre cofradía, de desinterés
total. Y esto va dicho en serio también.
ALMA en la adversidad. El viejo atributo de la categoría TC
se puso de relieve en mil ocasiones. Pourciel, que arregló
la caja y se quedó sin freno en la montaña; Melén, que cayó
cien veces y se reincorporó otras tantas, para llegar a
Buenos Aires; Rosetto, que vivió odiseas permanentes; el
riojano Sufan, que no quiso entregarse, o el bahiense
Tarulli, que vertió lágrimas en el barro, junto a su pago.
No famosos, pero hombres.
LOGULO terminó el Gran Premio con el auto entero. Los
tropezones fueron al comienzo. Poco a poco hila la vieja el
copo...
ORGULLOSO de su buen talante puede estar Juan C. Garavaglia.
En la cena gentilísima servida en casa de P. A. Facchini y
S. Gevodan, fué un real animador. Y eso que un estafador le
birló 4 cubiertas.
TIRABASSO estaría cuestionado, como participante en el Gran
Premio. Dicen que es obligatorio manejar sentado. Por lo
visto hay quien duda.
INCOVENIENTES de no saber qué es un Gran Premio. La máquina
209, standard, llevaba a un matrimonio y un perrito. Antes
de Pilar ese coche estaba averiado, tras un vuelco.
GRAN expectación existe en torno de las conclusiones finales
que se esperan del A.C.A., respecto del Gran Premio. El
aspecto técnico que motivó divergencias no ha merecido
todavía explicación.
COMO equivalente de incógnita, es la performance del Peugeot
número 210 entre General Pico y Bahía Blanca. Echó unos
minutos más que Marcos Ciani y unos segundos menos que
Jesús R. Risatti. Tripulantes de máquinas empantanadas en
ese tramo, expresan que a fio mejor no lo han visto por
tratarse de urna travesía subfluvial.
DECIASE de Ledo Dalmas Bonjour, que su Alfa Romeo quedaba en
observación desde San Luis. El blindaje del cárter era la
cuestión impugnada. Un comisario deportivo le dijo: "Sáqueme
esa latita, si no quiere que lo descalifiquen". Como después
de San Luis no había pedregullo, el uruguayo podía
inclusive, darle el gusto a la recomendación.
RESULTA que Rodolfo Alzaga salió apurado. Frente a River
Plate alcanzó al 5, pero explicó que trataba de sacar
ventajas del gran conocimiento que tiene de la zona, para
ubicarse adelantado en la ruta.
ZAS! Por San Antonio de Areco el coche número 6, de Alzaga,
quedó envuelto en humo.
VIDOSA que lo vio al pasar, le dijo a Facchini: "Mirá, el
Rolo parece langosta en el choclo". Pero lo concreto es que
Alzaga la sacó barata: tiene el motor íntegro y sin castigo.
BIELAS... Fué el gran consumo de este Gran Premio: plato del
día. Los hermanos Emiliozzi cambiaron dos en la 7ª etapa
pero terminaron la carrera. Debe ser récord para el camino.
PASÓ dos sustos feos y seguidos la dotación del coche número
30 integrada por Miguel A. Jantus y Adolfo Bertello. De
noche y en el pavimento se desprendieron sucesivamente dos
ruedas delanteras. El piloto enderezó el bólido pero no pudo
impedir los fuegos artificiales, motivados por el roce del
metal en el cemento.
SEGUNDO el 2, cuarto el 4 y quinto el 5, parecen la
expresión más terminante de respeto aritmético. Lo
ofrecieron Oscar Gálvez, Alberto Logulo y Dante Emiliozzi en
la finalización del 35º Gran Premio.
NO Hilario, que no es otro que don Ernesto H. Blanco, sigue
ofreciendo una presencia romántica en el Gran Premio.
Vencedor de 1936, a 21 años vista, no quiso ser menos joven:
que nadie y para tres etapas el coche le dio tabaco. La
Rioja le acogió cariñosamente.
FUE muy desordenada la partida desde Córdoba. Las quejas de
los corredores suman una larga cadena. No se tomaron
recaudos policiales y los competidores no pudieron acercarse
en tumo a la línea.
JUAN es siempre Juan. Advertido del desliz de una biela,
cuando bajaba a San Luis, realizó un trabajo encomiable en
el plazo de 90 minutos. No pudo zafar de la ciénaga en las
inmediaciones de Santa Rosa, a pesar de su empeño, pues 7
cilindros no responden a la potencia de torque
indispensable. En una reunión ocurrida días más tarde apuntó
alguien con precisión: "Juan Gálvez lleva el número 1 en las
manos". Aceptado. Esas manos son un canto al trabajo.
QUE se puede derrotar a los Gálvez, equivale al éxito total
de este Gran Premio". Es una frase recogida en el ACA, antes
de terminar la carrera. El nombre y apellido del autor no
viene al caso, porque sería propaganda. Pero esta frase
demuestra la fobia inocultable con que se ha elaborado
nuestra máxima carrera. Primero se pensó, —y se dijo— que el
TC estaba enterrado para siempre; luego, como el muerto
gozaba de buena salud, se apeló a la demagogia de estimular
a quien no fuese Gálvez en TC. Ojalá se extingan estos
errores de concepto. El automovilismo merece más respeto,
por lo que hace el TC y porque permanece. En cambio, el
dirigente es ave de paso.
HAY orden de no molestar al comisario deportivo. Está
durmiendo... (Eran las 7 pasadas, en San Luis; se hablaba de
diluvios, se comentaban inundaciones; se decía que era
factible pasar. Los corredores afirmaban que "ellos estaban
para correr". El comisario seguía durmiendo.)
CHOCANTE resultó en el ambiente que el festejo comercial de
una marca se haya efectuado en las dependencias del
Automóvil Club Argentino. El exceso de simpatía obliga, de
tocias maneras, a conservar el equilibrio que no comprometa
el factor deportivo (de imparcialidad) con la victoria del
auto equis, que es elemento también, pero comercial.
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Entre luces y sonrisas Grandio-Spadoni se aprestan a salir
en el primer coche standard, Volkswagen, con el que volcaron
próximo a Venado Tuerto
Dos de los hermanos Ciani, en orden cronológico, hallamos en
Buenos Aires: Victorio y Marcos. Orlando y Guillermo siguen
a éstos y hay también dos chicas, Nélida y Elsa, que merecen
el recuerdo, porque en familia se debe sufrir bastante con
las alternativas que tiene un Gran Premio.
Ernesto Baronio se portó muy bien en el camino, y varios
competidores le deben auxilio. Acompañado de Roberto Nolle
logró clasificarse séptimo sobre 94 que largaron. Hizo
quedar muy bien a su pago de Hughes.
Dos etapas cumplidas en la más importante carrera del país
sirven de experiencia para un debutante. Así lo estima
Clemente Domesi que, con Luis Masufri, están dispuestos a
probar nueva fortuna
Los 58 caballos denunciados en catálogo por Peugeot deben
haber relinchado de gozo con la performance que el 210 que
clasificó J. Rodríguez Larreta, asistido de Filiberto
Cardozo, como ganador de la categoría A.
La condenación del barro castigó también a Juan C.
Garavaglia, que hasta General Pico estuvo entre los diez
primeros, y fué cuarto absoluto en tres etapas. El copiloto
N. J. Vartni sacó el coche adelante, pero era tarde ya para
clasificarse. |
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