En Argentina existe un empresario — el más representativo —
de quien solamente se desconoce su nombre y apellido. En
cambio se sabe que ese industrial reúne las cualidades
promedio de su complejo grupo y se conocen datos sumamente
valiosos sobre su origen, preferencias, simpatías y
conducta. Se sabe también que tiene ideas en muchos casos
muy claras sobre temas y problemas trascendentes de la vida
nacional. En el curso de un trabajoso reportaje, ese
empresario ha declarado que: • Se considera como un
realizador, antes que como innovador u organizador; por lo
tanto, le preocupa encontrar trabas o resistencias que
dificulten el logro de sus metas. • Es una persona
madura, cuya edad se encuentra entre los 45 y los 50 años;
nació en una ciudad argentina y sus padres son europeos
procedentes de zonas urbanas: el nivel educativo es superior
al de sus padres, ya que su escolaridad alcanza a 14 años,
superando el tope de la educación secundaria. • Se
desempeña en su empresa desde hace quince años, y allí
cumplió antes diversas tareas; actualmente trabaja en su
cargo ocho horas por día. • No tiene claramente definido
su papel frente a la sociedad en cuyas instituciones actúa.
• Considera que las condiciones necesarias para sobresalir
en el medio en que actúa son, en este orden: el trabajo
duro, la educación y la honradez. • Su actividad está
orientada hacia la búsqueda de seguridad económica, pero
tratando de encontrar, al mismo tiempo, oportunidades de
apoyar a la gente; no busca los riesgos, ni el mando, ni el
poder; no tiene muy definidos los motivos de sus
satisfacciones y sus disgustos. • Comparte sus
actividades con otros directivos y funcionarios de menor
jerarquía, a quienes asigna gran importancia para adoptar
decisiones. • La selección de empleados y ejecutivos
superiores la realiza tomando en cuenta, primordialmente, la
personalidad del candidato y luego, su grado de formación.
• Considera que el trato rígido con los subordinados, de
todos los niveles no produce ventajas y que es mucho más
eficaz lograr que aquéllos le presten su consentimiento.
• Estima que la principal virtud de los obreros de sus
fábricas es la capacidad de aprender y adaptarse a distintas
tareas; sus defectos consisten en ser irregulares e
inconstantes. • Cree que los sindicatos son, ni más ni
menos, que lo que son los obreros y que, realmente, los
dirigentes se preocupan por el bienestar de las bases; no
sabría definirse sobre si el sindicato coopera eficazmente
para lograr una mayor productividad, admitiendo que en
algunos casos ese propósito se obstaculiza por
interferencias extra-gremiales en la conducción sindical;
de todas maneras cree que la política de la empresa debe
contemplar la búsqueda de una mayor cooperación sindical.
• Está convencido de que se debe proteger a la industria
nacional y que el país debe actuar con un programa de
desarrollo "para saber adonde vamos". • Considera que las
Fuerzas Armadas y, en particular, el Ejército y la
Aeronáutica, desempeñaron un papel importante en la
promoción y desarrollo de las industrias siderúrgica y
automotor. • Es partidario de vender muchos productos a
bajo precio, aun cuando las ganancias sean las mismas que
procediendo a la inversa y cree que el mercado nacional en
que participa puede ser conquistado con productos de
calidad. • Se siente confundido por la situación actual;
percibe el desprestigio y la desconfianza del exterior lo
que, por otra parte, le obliga a mantener sus fábricas
trabajando por debajo de su capacidad normal de producción.
• Esta dispuesto a soportar algún grado de inflación si
lograra mayores créditos en el momento actual. • Supedita
a la mecanización y tecnificación del campo, un eventual
aumento de los saldos exportables de productos
agropecuarios. • Estima que si el Poder Ejecutivo lleva a
cabo una política inteligente, puede incrementar las
exportaciones de productos no tradicionales.
La
encuesta por dentro Quien obtuvo las "declaraciones" del
empresario "tipo" argentino fue el economista Eduardo
Zalduendo (34 años, casado, cuatro hijos) catedrático de
sociología en la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos
Aires y la Universidad Católica y autor de un ensayo sobre
conducta sufragista de los ciudadanos, con el título
"Geografía Electoral de la Argentina"; actúa en el Centro de
Investigaciones Económicas del Instituto Torcuato Di Tella,
en el ámbito de una comisión que estudia los recursos
humanos de Argentina. El mismo Centro fue elegido por la
CEPAL (Comisión Económica de la ONU para América Latina)
para realizar una encuesta e informe sobre el empresario en
la Argentina, similar a las que simultáneamente se
realizaban en Brasil. Colombia, Chile y República
Dominicana. Zalduendo fue elegido para dirigir el trabajo y
contó con la colaboración de los otros técnicos del
Instituto y de encuestadores. La tarea comenzó con la
selección de 50 empresas industriales de cinco ramas
importantes de la industria (textiles, químicas,
metalúrgicas, de maquinarias y de productos eléctricos).
Once fueron elegidas conforme a una estadística de empresas;
doce con ventas superiores a 349 millones de pesos (en 1959)
y otras once, por llenar una condición objetiva de interés;
16 fueron elegidas al azar. Todas las empresas empleaban
a más de 100 personas y el personal ocupado por once de
ellas sobrepasaba a los 1.000 entre empleados y obreros..
Las firmas cuyos directivos se prestaron a contestar fueron
finalmente: Acindar, Alfa Laval. Alpargatas, Artimsa,
Astarsa, Bran Metal, Carnea, Ducilo, Duperial, General
Motors, Goliat Hansa, Grafa, Industrias Kaiser Argentina,
IMPA, Ocefa, Pfizer, Minué, Pelikan, Polanar, Siam Di Tella,
Stewart, Sudamtex, Perdriel, Tamet, Textil Oeste, American
Rubber y Fiat. Sólo una firma postergó la entrega y otra
rechazó participar en la encuesta. Siete de los
entrevistados eran presidentes de sus compañías; cuatro eran
vicepresidentes; siete, directores; uno, subtesorero, y uno,
jefe de fábrica. Las entrevistas, cuya duración promedio fue
de 80 minutos, fueron realizadas entre fines de abril y
principios de junio de 1962, época que —según dicen los
encuestadores — presentaba dos condiciones poco propicias:
inestabilidad política e incertidumbre social y económica.
Los temas de las encuestas fueron clasificados en cinco
grupos: movilidad social, formación educativa, carrera
ocupacional, papel que se atribuye al empresariado y
observaciones sobre el proceso económico nacional. Los
autores del trabajo consideran que dentro de la terminología
metodológica cabe calificar al estudio como de tipo
exploratorio: se esperaba lograr de él material e
informaciones que ayudaran a delimitar más claramente el
objeto mismo y obtener indicios que permitieran elaborar con
posterioridad algunas hipótesis que, a su vez, deberían ser
puestas a prueba en el curso de ulteriores investigaciones.
En cuanto a la relevancia del análisis del empresario, se
considera que "es clara si se lo observa como un factor que
promueve cambios en la economía de un país o de una región.
En él se conjugan la intuición de un futuro, la aceptación
del riesgo que implica lo nuevo, la capacidad para soslayar
obstáculos, tanto como la habilidad para romper resistencias
encontradas en el camino. "Pero aparte de esas notas que
en buena medida hacen a los rasgos de su personalidad —
acotan — es también extraordinariamente crucial para los
países subdesarrollados o en proceso de desarrollo, que los
mismos tengan un horizonte claro acerca de qué sectores
económicos deben merecer su dedicación." En la
edición mecanografiada que se envió a la CEPAL y cuya única
copia se cuida celosamente en la biblioteca del Centro de
Investigaciones, se consigna otra deducción de los encuestadores,
de gran interés: "Es clara la oposición entre la actitud,
opinión y motivaciones de diversos empresarios y las que
corrientemente difunden algunas centrales empresarias, tanto
en el orden gremial como en el orden ideológico sobre
aspectos económicos más estrechamente relacionados con el
desarrollo económico." • Discrepancias sobre libre
empresa Les declaraciones del "tipo ideal" del empresario
industrial argentino, transcriptas al comienzo de la
presente información, toman en cuenta los denominadores
comunes pero, lógicamente, presentan algunos puntos
controvertidos. Por ejemplo, los relativos al concepto que
merece a los empresarios argentinos el término "libre
empresa". Algunas de las respuestas obtenidas fueron: •
Es la modalidad en la cual la actividad privada se
desarrolla con mayor eficiencia y posibilidades. •
Fomenta la competencia sana y la elevación del nivel de vida
y facilita el desarrollo de inquietudes. • La entiendo
como sinónimo de la ausencia del Estado como empresario o
ejerciendo controles excesivos. • Es la facultad de
comerciar firmemente, que debería regularse por organismos
competentes en algunos productos básicos de importancia
social. • El concepto de libre empresa es un pretexto
utilizado por mentalidades retrógradas, para no tener
limitación en sus ansias de poder. A pesar de la
diversidad de juicios, una mayoría relativa entendió que
la libre empresa no se opone al desarrollo y que la
intervención del Estado en los negocios tiende a destruir la
iniciativa privada. Otros datos de interés recogidos en
diversos capítulos de la encuesta refieren que: •
Solamente cuatro entrevistados no apoyarían una política de
mayores créditos bancarios si éstos ' provocaran un cierto
grado de inflación. • Sólo 14 de los entrevistados
conocen personalmente al delegado sindical de la empresa y
apenas cuatro se reúnen periódicamente con ellos. Muchos de
los restantes manejan las relaciones industriales a través
de las gerencias o las secciones correspondientes. La
encuesta del Instituto Di Tella ha servido también para
aportar datos que hacen discutibles las afirmaciones de
otros trabajos (escasos) sobre el mismo tema. En uno de
ellos, titulado "Social Factors in Economic Development; the
Argentine case" publicado en 1961, su autor, Tomás A.
Fillol, aparecía recogiendo y convalidando opiniones en el
sentido de que los empresarios argentinos han sido
ampliamente criticados por su tendencia a la cartelización,
al monopolio, al nepotismo y a la concentración de la
propiedad. También se les atribuía falta de deseos de
aceptar riesgos y de reinvertir utilidades de manera
productiva, falta de convicción en las virtudes del sistema
de libre empresa, y subordinación de consideraciones de
prestigio, familiares o amistosas, a fines meramente
comerciales. En cambio, se consignaba una evolución de la
empresa familiar nuclear a la familiar externa y de ésta a
los administradores profesionales, paralelamente con la cual
ganaba terreno una nueva generación más idealista que la
"vieja guardia" que gustaba depender del gobierno, al cual
recurría en busca de protección contra la competencia. •
Programa empresario
Otro gran aporte de la encuesta ha sido el de permitir
conocer las opiniones de los empresarios acerca de las
medidas a corto y largo plazo que se requieren para lograr
la recuperación económica del país. Entre las medidas
urgentes se consignaron: • El logro de la estabilidad
política y la tranquilidad económica y social. • La
aplicación de aspectos del plan de la CEPAL. • El
saneamiento del déficit estatal. • La eliminación de la
iliquidez. • El cumplimiento de un plan de energía y
comunicaciones. Entre las medidas a largo plazo se
mencionaron: • La formación de mano de obra técnica. •
La tecnificación agropecuaria. • La solución del problema
energético, el de los transportes y el de las
comunicaciones. • El apoyo a la industria pesada. • El
aumento de las exportaciones tradicionales y el fomento de
las no tradicionales con financiación oficial. • El apoyo
a la inmigración y a las industrias extractivas. Página
57 • PRIMERA PLANA 19 de febrero de 1963
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