Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Nélida Lobato - Zulma Faiad
debutan por primera vez juntas en el nacional
La multiplicación de las curvas
Revista Siete Días Ilustrados
19.03.1973

Desde el próximo mes de abril, el tradicional teatro de revistas porteño presentará a las dos mayores vedettes argentinas. Un agudo reportaje permite desnudar aspectos -no siempre visibles desde la platea- de ambas personalidades.

Son, sin duda, las dos vedettes más cotizadas de la revista por-teña. Ambas reconocen, sin embargo, orígenes más que humildes, contrastantes con la fastuosa prosperidad que parece caracterizar sus actuales pasares. En tal sentido, la juventud de Zulma Faiad (28, 1,72 metro de altura, 100-65-100) tan sólo encierra dos grandes halagos, como ella se empeña en definirlos: a los 14 años fue elegida Miss Chacarita —el barrio donde trascurrió su adolescencia— y, poco más tarde, Reina del Arte Folklórico. Apoyada en la opulencia de su voluptuoso cuerpo y en la vivacidad de su rostro aniñado, comenzó a ascender lentamente el difícil camino del éxito hasta que su nombre comenzó a inscribirse en las marquesinas de los más importantes teatros de revistas de Buenos Aires; un triunfo al que mucho ayudó su prolongada permanencia en México —casi cuatro años—, donde fue ungida como una suerte de sacerdotisa del erotismo.
Por su parte, Nélida Lobato (38, 1,65 metro de estatura, 90-48-90) apenas si alcanzó a cobrar cierta notoriedad en 1954, cuando siendo una oscura bailarina del Maipo fue descubierta y desposada por el coreógrafo Eber Lobato. Al igual que su colega, la escultural vedette conoció sus mayores éxitos artísticos fuera del país: durante varios años, y tras muchas peripecias, se erigió en la bailarina número uno del Lido de París, el centro más importante en ese género. Semejante antecedente, sumado a su indiscutible talento, bastó para que los teatros de revistas porteños le abrieran definitivamente sus puertas cuando resolvió emprender el regreso.
En septiembre del año pasado, un tercer personaje entró en escena: el controvertido empresario Alejandro Romay. Entonces, las que hasta ese momento habían sido dos vidas paralelas coincidieron en el mismo punto: Zulma y Nélida aceptaron compartir el cartel de una fastuosa revista que en el mes de abril inaugurará el remozado teatro El Nacional. Aprovechando esa circunstancia, la semana pasada un redactor de Siete Días entrevistó a ambas vedettes y las sometió a idénticos cuestionarios. Como resultado surgió un revelador contrapunto que puso en evidencia coincidencias y desacuerdos, pero que, en definitiva, se constituyó en una precisa radiografía de quienes, a no dudarlo, alterarán los corazones vernáculos durante esta temporada.
—¿A qué hora se levantan y se acuestan?
Nélida: Generalmente a las 9 de la mañana; es casi por costumbre la hora ideal. Además, no duermo mucho: con seis horas me basta. Trasnocho sin salir y cuando me acuesto sigo leyendo o escuchando música.
Zulma: Me levanto a las 10 de la mañana pero me despierto un largo rato después. Me acuesto tarde, a las dos o tres de la madrugada, aunque no salga. La mayoría de las veces me quedo pegada al televisor.
—¿Hacen del baño un rito?
Nélida: Como mi trabajo me endurece los músculos, no puedo tomar duchas, así que para mí el baño de inmersión es realmente un rito. Me gusta quedarme un rato entre la espuma escuchando música.
Zulma: Me levanto, me lavo la cara con agua y jabón, me pongo alcohol alcanforado porque tengo el cutis un poco graso y también crema humectante. Después me ducho, luego me siento, prendo mi espejo de luces de aumento porque soy un poco chicata, y me maquillo.
—¿Qué color de ropa interior usan?
Nélida: No soy fanática de la ropa interior. Uso el color carne porque con blusa o vestido no se nota tanto el contraste. La utilizo tanto para salir como para estar en casa. No me pongo otro color cuando estoy con mi marido porque él me la quita. ¿Así que para qué?
Zulma: El blanco es mi preferido. Da sensación de pureza. Después me inclino por el verde, el turquesa y a veces el rojo.
—¿Se miran muchas veces por día al espejo?
Nélida: No las puedo contar. Te aclaro que no me siento de exprofeso a mirarme. Si lo hago muchas veces pienso que es por algo instintivo.
Zulma: Muchas, cada vez que paso delante de un espejo me miro. Una amiga mía me dice que cada vez que se mira al espejo se ve más sola que nunca. Puede ser que a mí me pase lo mismo.
—¿Qué parte de sus cuerpos piensan que les gusta más a los hombres?
Nélida: Yo creo que los hombres dividen el cuerpo de la mujer en dos partes: una está adelante, la otra atrás.
Zulma: Mis ojos, dicen que son muy expresivos.
—Si alguien las sorprendiera desnudas, ¿quién preferirían que fuera?
Nélida: Mi pareja.
Zulma: Mi mamá. Con decirte que no podría aparecer nunca desnuda en un escenario. Y si bien la bikini cubre poco, tapa las partes del cuerpo que desde el punto de vista ético son las más importantes.
—Si tuvieran que seducir a un hombre, ¿cómo lo harían?
Nélida: En ese terreno soy un desastre, pese a que mi familia y mis amigas me dicen que soy una gran seductora. Pero si me tocara hacerlo, pienso que cometería muchos disparates.
Zulma: No sé seducir, me pondría muy tímida y tan estúpida que haría un papelón. Puedo llegar a hacerlo pero no intencionalmente. Además, no la voy con esas cosas; no me interesan las cosas a corto plazo ni me gusta la aventura: prefiero lo duradero.
—¿A qué ambiente pertenecen sus hombres preferidos?
Nélida: Encuentro más puntos de contacto con aquellos que tengan algo que ver con lo artístico.
Zulma: Me gustan todos y de todas las nacionalidades.
—¿Qué consejo le darían a un hombre perdidamente enamorado de ustedes?
Nélida: No le diría nada, lo dejaría pagando.
Zulma: Que no sea tonto.
—¿Cómo torturarían a un hombre?
Nélida: Lo encerraría en una habitación y haría que me espíe por el ojo de la cerradura.
Zulma: Soy incapaz de torturar a nadie. Haría que lo torture otro. O dado el caso, como soy muy rencorosa, le diría alguna frase para herirlo, pero eso sí, sin meterme con algún defecto físico en el caso que lo tuviere.
—¿Piensan que las vedettes, como los jugadores de fútbol, deben observar abstinencia sexual para conservarse?
Nélida: ¡No! Si no, no hubiera elegido esta carrera.
Zulma: No, para nada. ¿Quién dijo eso? La maternidad puede costarle a una vedette seguir un tratamiento para volver el cuerpo a su estado normal. Pero la relación sexual no. El sexo es muy rico, me gusta, es una relación muy importante. Eso sí, como yo soy una mujer muy dulce, muy romántica, me gusta vestirlo. Por eso digo que no podría estar desnuda ante nadie.
—¿Alguna vez las intentaron violar?
Nélida: Jamás pasé por esa experiencia.
Zulma: Nunca en la vida. La violación no la aguanto ni en las películas. La vez pasada vi 'Los perros de paja', donde hay una escena de violación que no era tal porque a la mujer le gustaba, pero me levanté y me fui.
—Si tuvieran licencia para matar, ¿lo harían?
Nélida: Si me intentaran violar no tendría que pedir licencia para matar.
Zulma: No, porque soy pacifista a muerte.
—¿Qué religión profesan?
Nélida: Ninguna. Creo que hay un Dios y siempre digo que todavía no encontré cómo vestirlo. Como todo el mundo, tengo necesidad de comunicarme con algo superior. Hablo con Dios, pienso en Dios y me puede ocurrir comunicarme con él en cualquier momento.
Zulma: Soy una mujer muy creyente. Todas las noches, desde que tenía dos años, rezo un Padrenuestro y un Avemaría pidiendo salud por mi madre, mi hermana y por mí. Además, te digo otra cosa: tomé la Comunión y no me casé por iglesia porque mi marido era divorciado.
—¿Cuál es la especialidad culinaria que prefieren?
Nélida: Empecé a cocinar en Francia; antes, no tenía idea. Todo lo hago siguiendo recetas. Después le agrego lo que se me ocurre. Me especializo en ensaladas raras.
Zulma: Hago una cazuela de mariscos que es para chuparse los dedos. Pero mi especialidad son las milaneses a la napolitana, que me salen como poemas.
—¿Bonavena es el supermacho argentino?
Nélida: Lo conozco y pienso que es un encanto de tipo. Su cualidad más grande es la de ser bastante puro. Es un niño grande.
Zulma: Lo estimo mucho a Ringo. Pienso que es un tipo noble. Es un chico.
—¿Quién es más apuesto, José Rucci o Agustín Tosco?
Nélida: Ninguno de los dos. No son el tipo de hombre que yo llamaría buen mozo.
Zulma: No sé. Rucci me resulta demasiado tosco. Y a Tosco no lo conozco.
—¿Por qué piensan que Jackie se casó con Onassis?
Nélida: No puedo saberlo.
Zulma: Pienso que lo amaba. No sé si lo ama todavía.
—¿Cuál candidato a presidente les pareció más buen mozo?
Nélida: Creo que el que se publicitó como el más joven. A pesar que su dentadura no es su fuerte. Pero en el conjunto se destaca.
Zulma: Son todos feos. Y especialmente Ezequiel Martínez; tiene unos dientes terribles, parece Drácula.
—¿Están comprometidas políticamente?
Nélida: Trato de funcionar políticamente. Me comprometo hasta donde yo creo. Lo que pasa es que hay tantas experiencias negativas que una se tiene que poner a pensar. Si te guiás por las promesas de los candidatos antes de las elecciones, los elegís a todos. Pero yo me siento identificada con el peronismo.
Zulma: Soy demasiado reservada para esas cosas. Te diré que no soy apolítica, pero pienso que como artista no puedo hacer proselitismo. Yo siempre me decido, políticamente, en el momento de votar.
—¿Cuál es el piropo más ingenioso, el más seductor y el más grosero que han escuchado?
Nélida: No los retengo. ¡Me dicen tantos!
Zulma: En México una vez me dijeron: ¡Ay, mamazota, qué grandota! Pero en general no he escuchado piropos seductores; la verdad que la mayoría son bastante agresivos.
—¿Con quién preferirían tomar el té, con Moshé Dayan o Fidel Castro?
Nélida: ¿Por qué no con los dos?
Zulma: Con ninguno de los dos.
—¿Qué juego de azar prefieren?
Nélida: Canasta y póker.
Zulma: Escoba de 15 y truco.
—¿Cuál es el actor que prefieren?
Nélida: Peter O'Toole.
Zulma: Alain Delon; se lo ve guapo y viril.
—¿Qué piensan de los hombres que van a verlas a la primera fila?
Nélida: La gente ha creado un mito con los habitués a la primera fila. Yo te aseguro que ese mito no existe. Simplemente, eligen ese lugar porque desde ahí se ve mejor.
Zulma: Van porque les gusta. Yo también haría eso. Sí pudiera me pondría una silla en el escenario para estar más cerca. Es muy importante la comunicación entre el público y el actor.
—¿Cuál es el mayor defecto físico que tienen?
Nélida: Desde chica siempre tuve un gran complejo con mi nariz. Sin embargo, lo que más le gusta a la gente de mi cara es mi nariz. ¡Y yo que hacía cualquier cosa por estirarla!
Zulma: La cantidad de lunares que tengo por todos lados. Tengo miles, incontables. Al lado del ojo derecho, en el medio de los senos, en la muñeca izquierda. Y los más grandes en la cola y las piernas.
—¿Qué piensan una de la otra?
Nélida: Zulma es una tipa muy natural. Siempre le digo que es una mezcla de inocencia y desfachatez, lo cual conforma una buena mezcla. En cuanto a nuestra amistad, nos conocemos poco. No sé si podremos llegar a ser muy buenas amigas. ¿Cómo vedette? No se puede pretender que seamos, ni ella ni yo, eximias bailarinas, cantantes ni actrices. De las tres cosas, lo que mejor hago es bailar. Creo que bailo mejor que Zulma.
Zulma: Es una mujer muy profesional. Muy emprendedora. Nos conocemos poco, hemos comido juntas dos o tres veces. Por eso no puedo opinar sobre su personalidad. ¿Como vedette? Considero que Nélida es muy buena bailarina.

 

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Nélida Lobato
Nélida Lobato
Zulma Faiad
Zulma Faiad
Nélida Lobato y Zulma Faiad
Nélida Lobato y Zulma Faiad

 

 

Nélida Lobato
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Zulma Faiad
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