Revista Primera Plana
25.12.1962 |
Según Federico Fellini, "el tele-noticioso, la entrevista y
la encuesta periodística —en resumen, llevar a la pantalla
el rostro de la gente, captarla en su emocionante inmediatez
y espontaneidad— constituyen el más auténtico camino de la
televisión". Alguien ha dicho, también, que la televisión es
periodismo.
En Buenos Aires, estas apreciaciones suelen no ser
compartidas por los cuatro canales: no les interesa
demasiado informar, comentar y desmenuzar la actualidad.
Malversan la capacidad de un medio expresivo dotado de un
poder de investigación y un alcance de los que no dispone la
prensa ordinaria.
Cuando la televisión local decide hacer periodismo, recurre
a dos métodos básicos: el telenoticiero y los reportajes y
debates. Eventualmente, sale con sus cámaras a transmitir
desde exteriores. En contados casos arriesga opiniones:
tampoco arriesga excesivos fondos. Tal vez por eso, de las
cuatro estaciones que funcionan en la Capital, sólo dos
poseen telenoticieros y emisiones periodísticas.
Al espectador se lo persigue con espectáculos; para el
resto, tiene las radios, las revistas y los diarios. Los
ejecutivos de la televisión están tardando en descubrir que
la información también puede ofrecer espectáculo, el más
directo seguramente.
Los reportajes y debates son programas transitorios —salvo
excepciones—; sólo a los telenoticieros les compete la
continua tarea de divulgar los hechos de la actualidad.
Sin embargo, esta labor informativa se mantiene más como
tradición y rutina que como lo que debiera ser: una
necesidad. Se trata, en definitiva, de sostener un híbrido
(el telenoticiero sigue siendo una mezcla de boletín radial
y noticiario de cine) que no representa grandes inversiones
y reditúa poca audiencia.
Por lo tanto, no debe extrañar que en el Canal 9, en una
reciente restricción de personal, obligada por las finanzas,
se haya reducido el plantel del telenoticiero. O que sólo
para 1963 el Canal 11 lance su informativo —después de un
año y medio de existencia— o que el Canal 7 haya autorizado
la autofinanciación de su telenoticiero.
Sin embargo, la aparición de este tipo de emisiones, a
principios de 1954 (dirección: Tito Martínez del Box; jefe
de redacción: Antonio Corma; relator: Carlos D'Agostino)
provocó un resonante impacto. A los pocos meses se
transformó en un programa de sólida repercusión, y la
pequeña historia de la televisión local lo recuerda como uno
de sus principales acontecimientos.
Han transcurrido ocho años: excepto los lógicos adelantos
técnicos — entre ellos, el "auricón", una cámara filmadora
con sonido—, el telenoticiero, como instrumento, no sufrió
variantes substanciales. Sus planteos son similares: dar
cuenta de una serie de episodios mediante la imagen
cinematográfica y un texto leído.
Para esta labor, unas 75 personas trabajan de 16 a 20 horas
por día, en calles y edificios, y en dos pequeñas oficinas
del centro de la ciudad y el barrio Parque. Su monótona
actividad significa un desembolso mensual de 3 millones de
pesos.
Whisky y noticias
Adolfo Jasca, 40 años, dirige el departamento de Servicios
Informativos del Canal 7, entre cuyas funciones está la
producción del telenoticiero, que lleva más de 5.000
salidas. A sus órdenes se encuentran unos 60 funcionarios y
empleados: redactores (14), camarógrafos (14),
compaginadores (5), archivistas'(3). dibujantes,
locutores-redactores, choferes (hay 7 automóviles),
ordenanzas, jefes de turno, promotores, relaciones públicas,
etcétera.
Este plantel pone en el aire cinco audiciones diarias de 3
minutos, y dos de 25, a las 19 y 22.30. Los domingos, bajo
el título de "A suerte y verdad", el propio Jasca y sus
colaboradores desarrollan cuatro o cinco temas de la semana,
mediante entrevistas.
Desde agosto de 1961, el Canal 7 cuenta con una máquina para
revelado y copia de películas; en 45 minutos deja listo para
su transmisión el material filmado, que alcanza a una hora
de proyección destinada a todas las emisiones del día. El
telenoticiero consume unos 30.000 metros de celuloide por
mes.
Para financiar los 3 millones de pesos mensuales que cuesta
este servicio, el informativo consigue ahora su publicidad y
administra sus ingresos y egresos. Un grupo de productores
contrata los avisos, ya sean placas o tandas (S 13.500 por
minuto) o notas filmadas ($ 20.700 por minuto), que ocupan
un 30% de la duración de las emisiones mayores.
Asegura Jasca que este sistema no sólo cubre los costos del
telenoticiero, sino que deja un superávit de un millón. No
obstante, hay quienes critican el sistema: la propaganda
indirecta, dicen, resulta malsana. Ven con ojos disconformes
que, por ejemplo, un actor caracterizado de mozo sirva al
locutor, antes de iniciar su lectura, un vaso de whisky,
mientras pregona las bondades de la marca.
Jasca no se amilana por tales reparos, menos aún cuando así
se consigue la supervivencia financiera. Declara que el
telenoticiero "trata de repetir la voz del pueblo" y que "no
es un boletín oficial, sino un noticioso libre, nacional".
La gran ambición de Jasca es "tener un redactor y un
camarógrafo dando continuamente la vuelta a) mundo y otro
equipo igual recorriendo la Argentina". También, filmar
documentales y lograr un fuerte intercambio con otros
países. "Las posibilidades de la televisión, en cuanto a
periodismo, son feéricas", concluye.
En menor escala
Adolfo Haimovitz, 52 años, jefe del telenoticiero del Canal
9, que ha cumplido 1.300 salidas, trabaja con 7 redactores,
4 camarógrafos con 3 ayudantes, un editor y su ayudante, y
un archivista. Son ellos los auto res de 14
microinformativos de 30 segundos, 14 con datos
meteorológicos (todos ellos sin imagen) y dos programas
mayores: uno, a las 13, de 5 a 10 minutos, y otro que cierra
las transmisiones del canal y dura de 20 a 30 minutos.
La falta de una máquina reveladora retarda el proceso de
laboratorio: se realiza en Alex, y demora dos horas. Pero el
Canal 9 necesita unos 200 a 300 metros de película por día,
para sus 20 minutos de proyección. Además, todas las semanas
recibe un voluminoso material del exterior, suministrado por
United Press (el Canal 7 estaba suscripto a esta agencia,
pero se cortaron los envíos por falta de pago).
Para amortiguar el millón de pesos que totaliza el
presupuesto mensual del telenoticiero, el Canal 9 introduce
en sus emisiones algunas tandas y placas que no soportan
aquel costo. Por el momento, no hay índices de futuras
expansiones para este programa; lo mismo sucede en la
estación oficial.
Huye la audiencia
El Canal 11, por su parte, anuncia el lanzamiento de un
telenoticiero, a partir de marzo próximo, con una emisión
diaria por lo menos.
El Canal 13, en cambio, prefiere esperar. No puede afrontar
la inversión que entraña montar un informativo, no dispone
de locales apropiados ni está en condiciones de adquirir los
implementos técnicos, de acuerdo con palabras de Oscar Luis
Massa, director general de la estación.
Otro motivo se expone, a menudo, cuando se habla de las
dificultades de crear un telenoticiero: la carencia de una
reglamentación que marque los derechos y deberes de la
televisión, en lo que a información y comentarios de la
actualidad se refiere. No parece raro que, en la Argentina,
aún falte esa reglamentación, a 11 años de haberse iniciado
las trasmisiones de televisión.
Entre obstáculos y rechazos, los noticieros siguen su tarea
rutinaria: se elige una noticia, se filma, luego es
compaginada y vista por un redactor, que escribirá el texto
explicativo ateniéndose a la duración (120 palabras por
minuto). Un pequeño ensayo antes de salir al aire, y un
locutor en funciones.
El héroe de estas audiciones es el camarógrafo: a su
desenvoltura y capacidad se deberá la vivificación de cada
acontecimiento; él es el único que hace televisión, cuando
actúa con talento, en un tipo de programas que poco partido
sacan a la televisión. Su sueldo mensual se aproxima a los
15.000 pesos, y cada metro de negativo que gasta vale once
pesos.
Hoy, pese a los adelantos y al auge del video, no se repite
aquel triunfo de 1954. Los espectadores confían menos en
recibir noticias por televisión; prefieren la radio y los
diarios. Una cosa es cierta: el bajo "rating" de los
telenoticieros, especialmente el del Canal 9. Juntos, suman,
habitualmente, de 4 % a 6 % de audiencia, nivel irrisorio
para los que todavía estiman que la televisión es
periodismo.
Página 41 - PRIMERA PLANA
25 de Diciembre de 1962
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Telenoticiero del Canal 9: Todos los días, las máquinas de
escribir trabajan para 200 metros de película y muy pocos
espectadores. |
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