Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Adolfo Pedernera
"No creo en la varita mágica..."
por Alejandro Yebra
Revista Mundo Deportivo
10.06.1957

LOS jugadores profesionales de Independiente acaban de finalizar una de sus prácticas semanales. Habíamos presenciado más de dos horas de gimnasia y fútbol, matizada la tarea con algunas interrupciones en cuyo transcurso los profesionales que tienen a su cargo la atención física y técnica del plantel efectuaron las recomendaciones que consideraron oportunas. Hubo seriedad y contracción en todos los aspectos. En materia de futbol se hizo un partido liviano tendiente a lograr el mejor ajuste de líneas, mientras se procuró también corregir defectos y soldar fisuras que pudieran lesionar la estructura orgánica del conjunto. Una gloria de nuestro fútbol, figura querida y admirada, había dirigido esa sesión de entrenamiento. Adolfo Pedernera, de cuya personalidad y méritos acumulados a lo largo de muchos años por los caminos del fútbol resulta obvio hablar.
Minutos más tarde íbamos rumbo al centro de la ciudad. La charla se prolongó lo suficiente como para extraer algunas conclusiones del pensamiento de este hombre del fútbol. Hacia ellas vamos casi en "borrador", porque así fueron las preguntas y así fueron también las respuestas. Todo en torno a este deporte maravilloso que nos apasiona...
—¿Cómo ve usted, Pedernera, el fútbol actual?
—No es fácil contestar sin entrar en comparaciones que siempre son odiosas. Pero es bueno también sacar ejemplos. Yo entiendo que actualmente se juega muy buen fútbol. Más aún: considero que a medida que avance el campeonato los equipos se irán afiatando y, por consiguiente, mejorando en su rendimiento. Por lo demás se mantiene un nivel de buena jerarquía técnica...
—¿Encuentra alguna diferencia substancial con el fútbol que usted practicó; es decir, el fútbol de hace unos años atrás?
—Hay una diferencia visible. La evolución se ha hecho notar en la preparación de los equipos. Ahora más que nunca se cuida la preparación atlética y ello suele dar buenos frutos, mucho más si quien la recibe posee condiciones técnicas aceptables. No obstante ello, se advierte que siguen gravitando los hombres "cerebro". El caso de Néstor Rossi es un ejemplo. Para que un conjunto rinda lo ideal no sólo bastan jugadores ligeros, guapos, tesoneros; son necesarios por lo menos dos o tres hombres capaces de "pisarla", de cerebrar. La intuición, la clase, el estilo son condimentos indispensables. Por eso hay que creer que la diferencia está en las épocas. Antes se jugaba mucho y bien. Las tribunas gustaban de ese fútbol. Ahora se exige más.
—¿Qué piensa del éxodo? Si bien esta vez la situación es distinta y él número menor, ¿no se repetirá lo ocurrido con los "viajes" a Colombia?
—Sí: es buena la comparación. Personalmente considero que es lamentable que ocurran estas cosas, pues así se pierden a grandes valores que jerarquizan nuestros espectáculos. Pero pienso, también, que nadie es irreemplazable. Se tardará un poco, pero ya vendrán otros con grandes condiciones, tan buenos o mejores que los que se fueron. Hay que tener en cuenta que nuestro país es una inmensa "fábrica" de jugadores. Y que es mejor que vengan a "comprarnos" a nosotros ¡Peor sería tener que salir a la feria mundial! Por otra parte, él saber que los muchachos argentinos se cotizan, posibilita la superación de los de abajo, que también sueñan con llegar a ser astros y merecer cifras que hagan una solución económica. Es el juego que no podía escapar al profesionalismo.
—¿Tiene entonces confianza en el futuro de nuestro fútbol?
—Absoluta. Eso sí; es necesario cultivar las divisiones inferiores. Hacer jugadores que "piensen", que "sientan" al fútbol. El resto lo hará la preparación, la disciplina. Pero hacen falta muchos Peucelle...
Pasamos en seguida al temario "personal". Pedernera se ha expresado con toda claridad respecto del problema general del fútbol, en lo que atañe a la parte técnica. Ahora nos interesa saber cómo se encuentra en Independiente...
—¿Qué puedo decirles?... Que estoy muy conforme. He encontrado aquí muy buenos amigos y eso es fundamental. Por otra parte creo haber ganado lo mejor que puede ganar un director técnico: el sentimiento de la muchachada. Ellos me conocen bien; y yo también a ellos. Existe en Independiente una verdadera familia que trabaja para el bien común, que es asimismo el bien de la institución. Integralmente estamos todos identificados para seguir camino de la superación. Todo será cuestión de tiempo... y que no falte la suerte.
—Desde luego; mucho más si resulta tan ingrata la misión del director técnico...
—Sí y no. Lo principal es no engañar a la gente. Yo no creo en los hombres de la "varita mágica". Se gana y se pierde en cualquier terreno. Son piezas humanas las que juegan, no máquinas. Y como no creo que haya habido nunca jugadores que "juegan cuando quieren", sino que hacen lo que pueden, inclusive cuando "les toca", soy un convencido que sólo hay que confiar en la calidad y en el espíritu de lucha de los hombres. Desde afuera se ve mejor y se puede aconsejar, dirigir. En la cancha, muchas veces los planes cambian. Ahí está entonces el momento en que cada uno debe dar de sí lo que es capaz, inclusive el desborde genial, la corazonada... En fin: el imponderable; lo de cada uno...
Así dejamos a Pedernera. Antes de despedirse nos asegura su fe en los muchachos de Independiente. Ya lo ha dicho: es cuestión de tiempo... y que no falte la suerte. ¡Dichosa suerte!.

 

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Adolfo Pedernera
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