Revista Mundo
Deportivo
10.06.1957 |
LOS jugadores profesionales de Independiente acaban de
finalizar una de sus prácticas semanales. Habíamos
presenciado más de dos horas de gimnasia y fútbol, matizada
la tarea con algunas interrupciones en cuyo transcurso los
profesionales que tienen a su cargo la atención física y
técnica del plantel efectuaron las recomendaciones que
consideraron oportunas. Hubo seriedad y contracción en todos
los aspectos. En materia de futbol se hizo un partido
liviano tendiente a lograr el mejor ajuste de líneas,
mientras se procuró también corregir defectos y soldar
fisuras que pudieran lesionar la estructura orgánica del
conjunto. Una gloria de nuestro fútbol, figura querida y
admirada, había dirigido esa sesión de entrenamiento. Adolfo
Pedernera, de cuya personalidad y méritos acumulados a lo
largo de muchos años por los caminos del fútbol resulta
obvio hablar.
Minutos más tarde íbamos rumbo al centro de la ciudad. La
charla se prolongó lo suficiente como para extraer algunas
conclusiones del pensamiento de este hombre del fútbol.
Hacia ellas vamos casi en "borrador", porque así fueron las
preguntas y así fueron también las respuestas. Todo en torno
a este deporte maravilloso que nos apasiona...
—¿Cómo ve usted, Pedernera, el fútbol actual?
—No es fácil contestar sin entrar en comparaciones que
siempre son odiosas. Pero es bueno también sacar ejemplos.
Yo entiendo que actualmente se juega muy buen fútbol. Más
aún: considero que a medida que avance el campeonato los
equipos se irán afiatando y, por consiguiente, mejorando en
su rendimiento. Por lo demás se mantiene un nivel de buena
jerarquía técnica...
—¿Encuentra alguna diferencia substancial con el fútbol que
usted practicó; es decir, el fútbol de hace unos años atrás?
—Hay una diferencia visible. La evolución se ha hecho notar
en la preparación de los equipos. Ahora más que nunca se
cuida la preparación atlética y ello suele dar buenos
frutos, mucho más si quien la recibe posee condiciones
técnicas aceptables. No obstante ello, se advierte que
siguen gravitando los hombres "cerebro". El caso de Néstor
Rossi es un ejemplo. Para que un conjunto rinda lo ideal no
sólo bastan jugadores ligeros, guapos, tesoneros; son
necesarios por lo menos dos o tres hombres capaces de
"pisarla", de cerebrar. La intuición, la clase, el estilo
son condimentos indispensables. Por eso hay que creer que la
diferencia está en las épocas. Antes se jugaba mucho y bien.
Las tribunas gustaban de ese fútbol. Ahora se exige más.
—¿Qué piensa del éxodo? Si bien esta vez la situación es
distinta y él número menor, ¿no se repetirá lo ocurrido con
los "viajes" a Colombia?
—Sí: es buena la comparación. Personalmente considero que es
lamentable que ocurran estas cosas, pues así se pierden a
grandes valores que jerarquizan nuestros espectáculos. Pero
pienso, también, que nadie es irreemplazable. Se tardará un
poco, pero ya vendrán otros con grandes condiciones, tan
buenos o mejores que los que se fueron. Hay que tener en
cuenta que nuestro país es una inmensa "fábrica" de
jugadores. Y que es mejor que vengan a "comprarnos" a
nosotros ¡Peor sería tener que salir a la feria mundial! Por
otra parte, él saber que los muchachos argentinos se
cotizan, posibilita la superación de los de abajo, que
también sueñan con llegar a ser astros y merecer cifras que
hagan una solución económica. Es el juego que no podía
escapar al profesionalismo.
—¿Tiene entonces confianza en el futuro de nuestro fútbol?
—Absoluta. Eso sí; es necesario cultivar las divisiones
inferiores. Hacer jugadores que "piensen", que "sientan" al
fútbol. El resto lo hará la preparación, la disciplina. Pero
hacen falta muchos Peucelle...
Pasamos en seguida al temario "personal". Pedernera se ha
expresado con toda claridad respecto del problema general
del fútbol, en lo que atañe a la parte técnica. Ahora nos
interesa saber cómo se encuentra en Independiente...
—¿Qué puedo decirles?... Que estoy muy conforme. He
encontrado aquí muy buenos amigos y eso es fundamental. Por
otra parte creo haber ganado lo mejor que puede ganar un
director técnico: el sentimiento de la muchachada. Ellos me
conocen bien; y yo también a ellos. Existe en Independiente
una verdadera familia que trabaja para el bien común, que es
asimismo el bien de la institución. Integralmente estamos
todos identificados para seguir camino de la superación.
Todo será cuestión de tiempo... y que no falte la suerte.
—Desde luego; mucho más si resulta tan ingrata la misión del
director técnico...
—Sí y no. Lo principal es no engañar a la gente. Yo no creo
en los hombres de la "varita mágica". Se gana y se pierde en
cualquier terreno. Son piezas humanas las que juegan, no
máquinas. Y como no creo que haya habido nunca jugadores que
"juegan cuando quieren", sino que hacen lo que pueden,
inclusive cuando "les toca", soy un convencido que sólo hay
que confiar en la calidad y en el espíritu de lucha de los
hombres. Desde afuera se ve mejor y se puede aconsejar,
dirigir. En la cancha, muchas veces los planes cambian. Ahí
está entonces el momento en que cada uno debe dar de sí lo
que es capaz, inclusive el desborde genial, la corazonada...
En fin: el imponderable; lo de cada uno...
Así dejamos a Pedernera. Antes de despedirse nos asegura su
fe en los muchachos de Independiente. Ya lo ha dicho: es
cuestión de tiempo... y que no falte la suerte. ¡Dichosa
suerte!.
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Adolfo Pedernera
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Adolfo Pedernera
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