Revista Redacción
diciembre 1974 |
Durante 1974, el periodismo debió debatirse entre dos graves
enemigos: la inestabilidad del mercado y la censura oficial.
El lector argentino demostró predilección por las revistas
político-partidistas —de ahí su profusión durante este año—,
y los mensuarios de humor. No obstante, ambas preferencias
no fueron compartidas por el Gobierno. En total fueron
clausuradas este año cinco revistas partidarias al
peronismo, un mensuario satírico y tres diarios capitalinos.
El mercado evidenció altibajos en los últimos meses del año
y repunte durante el primer trimestre; en parte debido a los
prolongados cortes de luz y la suspensión temporaria de las
transmisiones televisivas. Esta circunstancia fue
aprovechada por los editores de libros que lanzaron su venta
a los kioskos, resultando el suceso de esta temporada.
DOS hechos concretos definieron este año, el mercado de
revistas: la proliferación de publicaciones
político-partidistas, especialmente del partido gobernante,
y el suceso de los mensuarios humorísticos.
Esta particularidad reflejó la situación general que vivió y
vive el país. El lector argentino buscó calmar las
expectativas que el complejo momento institucional le
suscitaba, con una ávida curiosidad política a la vez que
relajaba sus tensiones mediante ácidas, ingenuas y
corrosivas sentencias humorísticas.
La política impresa
La instancia constitucional remozó la arenga política a
través del periodismo, despertando del letargo de seis años
de inactividad. Así surgen las publicaciones de corte
netamente ideológico, cuya interpretación de la realidad
socio-económica del país responde a una determinada
corriente política.
Su inclusión en el mercado comienza a partir de 1970,
multiplicándose la cantidad de títulos y el volumen de
ejemplares. Por lo general son revistas de formato tipo "tabloid",
impresas a uno y dos colores en papel diario (incluidas las
tapas), con escasa o ninguna publicidad —excepto la que
sigue los lineamientos de su ideología—, y con un precio de
tapa inferior al común del mercado.
En 1974 circularon cinco millones de ejemplares
correspondientes a 50 títulos, de los cuales el setenta por
ciento responde al Partido Justicialista. De todos ellos, la
mayor tirada correspondió a El Descamisado y Militancia,
ambos portavoces de la JP Montoneros, logrando superar los
40 mil ejemplares por edición.
Tan osada relevancia pronto fue aplacada por la censura
oficial, quien decretó la clausura de dichos semanarios. No
obstante, sus seguidores pudieron continuar con la línea
editorial a través de Causa Peronista y El Peronista,
revistas que también recibieron el apotegma de las
autoridades, al igual que Primicia Argentina, un órgano del
nacionalismo de derecha.
Las demás publicaciones debieron luchar contra las
dificultades económicas y partidistas, caracterizándose por
"un salir cuando se puede" y una tirada que no excede de los
10 mil ejemplares.
Pese a la importancia que este género reviste dentro del
contexto social, es de señalar que en las cifras de
circulación, las revistas partidarias ocupan solamente el 4
por ciento del total.
Los vaivenes del mercado
Si bien la circulación (venta) de revistas nacionales se
mantiene constante entre los 230-240 millones de ejemplares
desde hace casi una década, el análisis sectorial por género
señala modificaciones en las preferencias del público. Así
por ejemplo se evidencia un descenso en la demanda de
revistas de radio, cine y TV y un incremento de las
didácticas en fascículos, al igual que las historietas y
revistas de interés general.
Sin embargo, este año las ondulaciones del mercado fueron
singularmente significativas y respondieron más a razones
externas que al libre juego de la oferta y la demanda.
Los meses de enero a mayo marcaron un repunte inusual en la
venta de revistas. Los reiterados cortes de luz motivados
por el desmoronamiento de varias torres de El Chocón y la
posterior interrupción de las transmisiones de TV, indujeron
al público a reemplazar con la lectura los momentos de ocio
acaparados por la televisión. Es en esta época cuando se
registra también el auge de la venta de libros en kioskos.
Papillón y 'El varón domado' arrasan con los cálculos más
optimistas y se convierten en el boom de la temporada. El
conflicto gráfico retrasa la salida de revistas y ante la
falta de éstas el público se vuelca a los libros.
Pasado ese momento, la plaza regresa a la normalidad y se
mantiene en las cifras de circulación propias de esta época
del año. Hay demanda de fascículos didácticos, enciclopedias
y revistas de radio, cine y TV; interés general e
historietas.
A partir de julio y hasta diciembre, se inicia una etapa de
marcado descenso. Las ventas de revistas disminuyen, y los
distintos géneros afilan la puntería buscando acertar en el
gusto del público. Sin embargo, y según opiniones de un
importante distribuidor local, consultado por Redacción,
"los intentos no tuvieron demasiado éxito porque la recesión
obedecía a un motivo externo: la oficialización de la
quiniela. Recordemos que el mayor comprador de revistas son
las mujeres y ellas, particularmente, tientan suerte en ese
juego". La prueba de tal aseveración es que el Prode no
produjo semejante situación.
El secreto de los fascículos
En 1974, el 42 por ciento del total de revistas nacionales
que circulan en el país correspondía a las denominadas
didácticas que involucra las enciclopedias, fascículos y
revistas infantiles tipo Billiken. Este género es el de
mayor circulación (22 millones de ejemplares) con un
promedio de 25 mil ejemplares por edición y con una
periodicidad semanal. Sólo dos publicaciones (Anteojito y
Billiken) superan los 80 mil ejemplares por número.
A fines del primer trimestre, los kioskos se vieron poblados
de fascículos con distinta temática y salvo dos El libro del
fútbol, realizado con datos locales, y Elegantísima,
dedicado a la alta costura, los demás contienen material
redactado en España, Italia o algún país centroamericano.
Los editores compran ese material y lo reproducen aquí,
disminuyendo considerablemente los costos y tirando cientos
de miles de ejemplares por edición. En las primeras
apariciones logran vender la casi totalidad de la tirada
pero luego disminuyen bruscamente, no pasando los 20 mil
ejemplares. El remanente es vendido, en la mayoría de los
casos, a otro país, o se lo vuelve a distribuir localmente,
pasado un tiempo prudencial.
Con respecto a las publicaciones de interés general, este
año registraron los mayores incrementos en la venta de
ejemplares. Con un total de 710 ediciones en el año, estas
revistas participan con un 15 por ciento en el total de
ejemplares nacionales y compiten con algo más del millón de
revistas extranjeras de este género que ingresan al país. En
Capital Federal y alrededores, circulan 30 publicaciones de
este tipo.
Dentro de este género figuran las revistas políticas que no
son órgano de partido, habiéndose reducido considerablemente
el número de las mismas a mediados del año pasado. La
desaparición de un par de ellas de larga trayectoria
editorial (Primera Plana y Confirmado) ha cerrado el pequeño
grupo a cuatro publicaciones: Panorama, Extra, Cuestionario
y Redacción. Las dos últimas, aparecidas durante el primer
trimestre del 73.
La explotación de las apetencias
El amplio espectro que encierra las denominadas revistas
para la mujer y el hogar representa el punto neurálgico al
que tientan suerte la mayoría de los editores. El hecho de
que la mujer sea la consumidora más alta de publicaciones,
justifica esos intentos.
En Capital Federal y Gran Buenos Aires, circulan más de
treinta títulos que cubren las distintas apetencias
femeninas: moda, belleza, familia, consultorio grafológico,
sentimental, horóscopos, cursos de cocina, corte y
confección, manualidades, nociones elementales de seducción,
psicología, notas de actualidad, vida y secretos del
ambiente artístico y alguno que otro comentario de política
nacional.
La competencia de estas tradicionales revistas femeninas
apareció el mes pasado, tras un slogan bastante vendedor:
"Más importante que ser mujer, es ser Personal". Dicha
publicación es el portavoz del Movimiento Feminista
nacional.
Este género vendió en 1974, algo más de 17 millones de
ejemplares en los kioskos capitalinos, en buena parte
gracias a la explotación de temas tabúes como el sexo. Si
bien esta característica ya se viene perfilando desde el año
pasado a través de prometedores títulos de tapa, el actual
período inauguró las fajas que encierran el ejemplar
conteniendo material exclusivo para mayores. Otra variante
son los cuadernillos cerrados al final de la publicación,
con idéntico propósito.
Las razones de este vuelco, podrían bucearse en el plano
sociológico. El mundo actual exige el desprendimiento de los
antiguos prejuicios que gobernaron la educación de los que
hoy son adultos. La manera más efectiva y rápida de
superarlos es conociéndolos. Y las revistas cumplen, en
parte, esa misión. No obstante, hay otra razón menos
altruista, los seis años de gobierno militar trazaron una
línea de conducta moralizante que impedía la explotación de
esta veta tan lucrativa. Hoy ese prurito no existe.
El humor de los argentinos
El auge de las revistas humorísticas comenzó con Hortensia,
una publicación cordobesa con un sentido muy localista del
humor, que derrumbó la resistencia de los porteños a través
de 90 mil ejemplares vendidos en Capital Federal. La brecha
fue rápidamente aprovechada por un grupo de dibujantes y
periodistas locales que inauguraron un nuevo período de la
sátira política. No obstante la aceptación del público, los
editores responsables se vieron obligados por presiones
oficiales ha corregir la idea original, desviando su
mordacidad hacia otros campos menos comprometedores. Pese a
los esfuerzos, finalmente fueron vencidos por la clausura,
invocando razones de moralidad y atentado a las buenas
costumbres. En su última edición Satiricón tuvo una venta
neta de 230 mil ejemplares.
Tras su desaparición, comenzaron a surgir los imitadores que
de alguna manera trataron de captar a los lectores
desavenidos. Las novedades las constituyen los títulos
Humorón, Maléfico, Mengano, Cebra a lunares, Piturro y
Chaupinela (ex editores de Satiricón).
El momento tan especial que vivió este género en 1973,
solamente fue superado por el pico registrado en el 65,
época en que pululaban numerosas publicaciones de este tipo.
Otra característica interesante del mercado de revistas, fue
el aumento en la circulación neta de historietas. En 1967
circularon 21 millones de ejemplares, en tanto que este año
alcanzaron los 33 y medio de millones. Este incremento tiene
su origen en la sustitución de historietas importadas por
títulos nacionales, especialmente los referidos a personajes
de Walt Disney. En 1970 circulaban 80 títulos, de los cuales
25 eran extranjeros, la mayoría de ellos provenientes de
México.
En Capital Federal y Gran Buenos Aires, este género vende 13
millones de ejemplares por año.
Desde hace diez años a la fecha, las revistas extranjeras
han aumentado paulatinamente su circulación, tanto sea en el
número de publicaciones como el volumen de ejemplares
lanzados a la venta. En 1971 alcanzó su punto máximo: 23
millones de ejemplares, el quince por ciento del total de
revistas de Capital y alrededores. Este año circularon 12
millones, con una participación en el mercado total del 9
por ciento.
El público argentino importa fundamentalmente revistas para
la mujer y el hogar, en especial las dedicadas a la moda. En
este sentido Burda está a la cabeza de la demanda nacional,
con un promedio de ejemplares por edición cercano a los 25
mil. Por lo general son revistas de aparición esporádica y
con precios elevados de tapa.
También las revistas extranjeras de interés general tienen
una gran acogida en nuestro país. El 14 por ciento de la
circulación total extranjera pertenece a este género: 6 se
editan en castellano y 26 en otros idiomas. La mayor tirada
por edición la obtienen las publicaciones hispanas (16 mil
ejemplares). aunque una sola revista extranjera de interés
general (Selecciones de Rider's Digest) superó los 50 mil
ejemplares por número.
Los diarios clausurados
Hasta la llegada del gobierno constitucional, existían en el
país seis diarios de distribución en todo el territorio. A
poco de asentarse las nuevas autoridades, comenzaron a
aparecer nuevos periódicos que de alguna manera se
identificaban con las distintas alas del partido gobernante.
Fue así como el lector pudo diversificar sus gustos a través
de dos títulos que respondían a la orientación peronista: El
Mundo y Noticias. No tardó mucho en evidenciarse las
diferencias que estos portavoces mantenían entre sí y el
alerta que despertaban en el gobierno.
El primero en recibir las sanciones fue El Mundo, un
vespertino que se hacía eco —de acuerdo al decreto que
estableció la clausura— de las informaciones difundidas por
una agrupación política declarada ilegal. Asimismo se lo
acusaba de "incitación a la subversión y violencia contra
las instituciones y autoridades legítimamente constituidas".
Los sesenta mil lectores que quedaron sin diario pudieron a
los pocos días encontrar en Respuesta Popular la corriente
editorial del desaparecido vespertino. Sin embargo no
pudieron disfrutarlo mucho, ya que diez días después de su
aparición, también fue cerrado por el Gobierno.
El siguiente en la lista de clausuras fue Noticias, un
matutino que había alcanzado la significativa cifra de 100
mil ejemplares por edición. El decreto que dispuso esa
medida aclaraba que se impediría "la aparición de cualquier
otra publicación que signifique la continuidad de Noticias,
aunque sea con otro título".
El referido diario se había lanzado a la calle tras el
slogan de "el primer diario peronista" y estuvo en los
kioskos exactamente 266 días.
Con mayor suerte —hasta ahora— corren los editores del nuevo
matutino La Calle, aparecido el 5 de octubre y que tiene la
originalidad de obedecer a cinco fracciones políticas:
Partido Comunista, Intransigente, Revolucionario Cristiano y
alfonsinismo.
Bajo el slogan de "un diario para casi todos", intenta
mantenerse en el mercado con aproximadamente sesenta mil
ejemplares de tirada y demostrando que la cautela es la
mejor forma de sobrevivencia.
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