Política Nacional 1975
*Testimonio sobre el sangriento ataque extremista en Formosa
*Los temas que más inquietan a la opinión publica: diez respuestas representativas.
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Formosa: guerra, luto y vergüenza
El pasado domingo 5, el país entero fue víctima de un feroz ataque extremista, que arrojó el siniestro saldo de más de 40 víctimas, la cifra más luctuosa en los anales de la subversión. En sincronizado despliegue, varios pelotones terroristas secuestraron un avión y pretendieron copar, a sangre y fuego, el regimiento 29 de Infantería de Monte, de Formosa, y la cárcel y el aeropuerto de la misma ciudad. La intentona fracasó por completo debido a la contundente reacción de los efectivos del Ejército, que electrizó a todos los argentinos en el repudio a la subversión, en un momento especialmente delicado de la situación política del país.
Habían pasado apenas veinticuatro horas desde los trágicos sucesos, cuando el fotógrafo Horovitz y yo arribamos al aeropuerto El Pucú, en Formosa. Desde entonces y durante los dos días que permanecimos en la ciudad, fue imposible obviar, aunque más no fuera por un instante, el clima de verdadero terror reinante en la capital provincial. A nuestro arribo a la estación aérea comenzaron a llover las primeras recomendaciones de parte de funcionarios y colegas de la zona: "Cuídense, lleven siempre las credenciales a la vista, estén atentos a las órdenes de detención".
En El Pucú, medio centenar de efectivos de seguridad custodiaban celosamente las instalaciones, seriamente dañadas por la refriega del día anterior, el domingo 5: casi todas las paredes aparecían acribilladas por proyectiles de distinto calibre, y eran muy pocos los vidrios de las ventanas que se mantenían en su lugar. En las inmediaciones, el automóvil del interventor Juan Carlos Taparelli —con sus cristales destrozados— y un patrullero policial semidestruido por una granada quedaban como mudos testigos de lo ocurrido.
A medida que nos íbamos acercando a la ciudad crecían las complicaciones: todas las calles donde funcionaban dependencias oficiales estaban cerradas con vallas, lo que terminó por hacer casi imposible el acceso al hotel. Prácticamente, nadie circulaba por las calles, sólo alguno que otro comercio mantenía abiertas sus puertas.
Poco después, cerca de las 19, pudimos entrar en la Casa de Gobierno; en esos momentos, Taparelli se hallaba reunido con sus ministros y con personal de seguridad arribado rato antes desde Buenos Aires. Los teléfonos de la gobernación no dejaban de sonar un instante: a medida que avanzaba la noche, crecían las informaciones sobre nuevas escaramuzas y encuentros con los guerrilleros en fuga. A esa altura nadie sabía con precisión el número de bajas por ambos bandos ni existía una nómina oficial de víctimas.
Cuando por fin entramos al hotel (ubicado a tan sólo media cuadra de la Casa de Gobierno), debimos ser custodiados por dos policías, pues ya había comenzado el riguroso toque de queda. Las calles de la ciudad aparecían absolutamente desoladas, y entre las sombras sólo se recortaban las figuras de numerosos gendarmes y policías apostados en todas las esquinas. Ni siquiera en el hotel era posible conseguir algo de comer. Desde la habitación (con las ventanas herméticamente cerradas para evitar que se nos confundiera con francotiradores, según se nos recomendó), escuchamos durante toda una larga noche de tensión las repetidas voces de alto, las corridas, los esporádicos tiroteos que no cesaban un instante. Formosa, hasta el 5 de octubre una ciudad apacible, se había sumergido súbitamente en el más desgarrador de los climas: vivía en un verdadero ambiente de guerra y no podía —ni quería— olvidar todo lo que le había tocado y le seguía tocando vivir.

TERROR EN EL REGIMIENTO

"Todo se inicia el domingo, a las 16.30 horas —comenzó relatando el coronel Dardo Argentino Oliva, jefe del asaltado Regimiento 29 de Infantería de Monte—. El soldado entregador Roberto Mayol llega al puesto 2 de la guardia, ubicado al noroeste del cuartel y logra desarmar al soldado allí apostado". El coronel, sin ocultar su dolor e indignación, señaló entonces cuatro camionetas, ubicadas a corta distancia del edificio de la guardia: "Con estos vehículos, y uno más que logra huir —detalló—, ingresa el grueso de los efectivos subversivos".
A pocos metros de donde nos hallábamos, un oficial tomó, mientras conversábamos, las huellas dactilares de un guerrillero sin vida: "Encontramos el cuerpo recién hoy, en un riacho de las inmediaciones —explicó Oliva—, Con éste, los guerrilleros muertos en el enfrentamiento dentro del cuartel (amén de los caídos en encuentros posteriores), ascienden a 16".
Un rato después lográbamos entrar, pese a las estrictas medidas de seguridad, al Hospital Central, donde es asistida la mayoría de las víctimas: "En las horas posteriores al operativo extremista esto fue un verdadero infierno —recordó el doctor Rafael Arriola (42, tres hijos), a cargo de la, sala de cirugía del nosocomio—. No cesaban de llegar heridos."
Las salas donde son atendidos los soldados, algunos civiles ajenos a los hechos, y otros tres presumiblemente guerrilleros, son celosamente custodiadas por una veintena de efectivos militares. Finalmente logramos la autorización para ingresar y dialogar con los heridos: en sus rostros está todavía impreso el terror por lo vivido. Apenas si pueden hilvanar unas pocas palabras: "Recién vino a verme mi vieja —sonrió apenas el conscripto Juan Morinigo, herido en el antebrazo— y se fue bastante asustada. Si la ves afuera, por favor, tranquilizala".
Pero los familiares de los heridos no eran los únicos inquietos: en los pasillos del hospital las enfermeras aún no salían de su temeroso estupor a causa de lo ocurrido la noche pasada, cuando un grupo de cinco irregulares se acercó hasta la esquina misma con la intención aparente de llevarse consigo a una enfermera, para que atendiera a alguno de sus heridos. "Llegaron en un Peugeot y se tirotearon con los gendarmes — relataron—. Cuatro murieron y uno escapó," Precisamente en el momento en que nos era relatado ese enfrentamiento, llegó otra alarmante noticia: .en el barrio San Miguel (en las inmediaciones del cuartel) acababa de iniciarse un nuevo tiroteo.

EL PUCU BAJO EL FUEGO

"Yo venía en el avión secuestrado —relató, todavía presa de la emoción, Pablo Urdampilleta (23, soltero, empleado de la Secretaría de Estado de Agricultura)—; en general los extremistas actuaron con sangre fría, sin ponerse nerviosos en ningún momento." Otro testimonio de importancia fue el que me brindara Julio César Mafud (36, cinco hijos), piloto del avión que conducía al interventor Taparelli de regreso a Formosa en momentos en que era copado El Pucú: "A mí me hicieron acarrear la escalerilla para el descenso de los pasajeros del Boeing de Aerolíneas, así que vi todo desde muy cerca. En el avión escaparon unos treinta terroristas, incluso vi que subían a un herido que vomitaba. A último momento arribó una pick-up con otros extremistas vestidos con uniformes azules —esa misma ropa llevaban quienes intentaron copar el regimiento— con signos evidentes de cansancio. Cuando ya el avión iba a despegar, llegaron dos más corriendo y alcanzaron a subir. Unos cinco guerrilleros se quedaron varios minutos más para luego huir en otro avión más pequeño, un Cessna. A los pocos minutos de despegar los dos aparatos llegaron los efectivos de gendarmería, a medio vestir...".

EL ROSTRO DEL ESPANTO

Caminar por Formosa era tropezar, a cada paso, con lo mismo: en cada esquina, en los bares, en los negocios, nadie habla de otra cosa. Todos habían visto algo o escuchado la información más precisa; algunos buscaban improvisadas soluciones, otros recordaban haber sospechado de "aquellos tres muchachos de bigotes que habían llegado la semana pasada".
En el Regimiento 29, en cambio, una veintena de personas ya no encontraba ningún motivo para seguir hablando: sólo esperaban, humildemente, que les entregaran el cuerpo sin vida de sus hijos, muchachos de apenas veinte años. A pocos metros de ellos, Carlos Ramón Mayol, padre del soldado que colaboró con los guerrilleros y que resultara también muerto en las acciones, aguardaba en silencio el cadáver de su hijo, con la mirada perdida y el rostro desencajado. El mismo rostro que compartía toda una ciudad sumida en el espanto.

Daniel Kon
Fotos: Gerardo Horovitz
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Los temas que más inquietan a la opinión publica: diez respuestas representativas.
Las dudas sobre el regreso de Isabel Perón a la Casa Rosada, la propuesta radical de adelantar las elecciones, las recientes homilías de monseñor Bonamin y el pleito provocado por las declaraciones de Victorio Calabró en el seno del partido gobernante fueron los temas de consultas realizados por Siete Días a diez relevantes personalidades políticas  de los sectores más representativos. Estas son sus respuestas textuales.

FERDINANDO PEDRINI (presidente del bloque de diputados del Frejuli).
Estoy totalmente persuadido de que la señora presidente volverá al gobierno el próximo 17 de octubre. En cuanto a las opiniones del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Victorio Calabró, juzgo que son imprudentes y golpistas. Demuestran una falta total de lealtad al Movimiento que le otorgó tan alta distinción y responsabilidad. La respuesta que le formularan públicamente las 62 Organizaciones expresan el sentimiento del grueso de los dirigentes gremiales empeñados en cuidar la unidad del movimiento peronista y sustentar el gobierno que nos legara el general Perón.
A pesar de lo mucho que se habla, yo descarto totalmente la posibilidad de un presunto golpe de Estado en el país. Ricardo Balbín ha solicitado en su reciente entrevista con Luder, que se adelanten los comicios previstos para 1977 y pienso que el gobierno estudiará ese petitorio; sin embargo, no creo que sea necesario llegar a un acortamiento de los plazos electorales, pues no veo justificativos suficientes.

LUIS RUBEO (diputado justicialista antiverticalista).

La disyuntiva no es la vuelta o no de Isabel: por el contrario, estriba en que el gobierno peronista, que integro, reasuma con propiedad la obligación ineludible de cumplir el programa enarbolado por Perón y plebiscitado por la mayoría del país.
Sobre las declaraciones de Calabró, me extraña sobremanera la hipersensibilidad puesta de manifiesto por algunos integrantes de la Mesa Nacional de las 62 Organizaciones. Yo creo que las declaraciones de Calabró fueron una reafirmación de ortodoxia peronista y que la reacción tendría que encontrar como destinatarios a quienes, con sus actitudes, fortalecen la acción golpista. En los últimos tiempos esas actitudes fueron protagonizadas, en distintas áreas, por el ex ministro Ricardo Otero, por José López Rega, Celestino Rodrigo, Antonio Benítez y Vicente Damasco, Son los hechos de los nombrados los que merecerían un juzgamiento, y no Calabró, quien precisamente nos alerta frente a actos de gobierno que pudieran comprometer la continuidad Institucional.
Respecto de la primera homilía de monseñor Bonamín, me remito a las satisfacciones recibidas por el presidente de la Cámara de Diputados, quien luego de conversar con el provicario castrense, manifestó que sus declaraciones de ningún modo transitaban por un andarivel golpista. Para hablar de la segunda homilía, en la que Bonamín defiende la participación de los conscriptos en la lucha antisubversiva, entiendo que vivimos un estado de guerra interna y que el Ejército está siendo golpeado sobre conscriptos y oficiales.
La respuesta al pedido formulado por la UCR de adelantar las elecciones debe ser dada por el Consejo Nacional de nuestro partido. Personalmente estoy convencido de que en el radicalismo no existe otra intención que la de desintoxicar el clima de inestabilidad para que el país todo, a través de sus instituciones políticas, comience a prepararse para esa contienda electoral, desalentando cualquier posibilidad de quiebra constitucional.

LUIS LEON (senador nacional de la Unión Cívica Radical, dirigente de la Línea Nacional balbinista).
La realidad pareciera aconsejar que se prolongue la licencia de Isabel
Perón. La renuncia es un problema de evaluación y responsabilidad personal. Creo que si la señora no reasume se deben dar márgenes lógicos al doctor Luder para planificar y ser gobierno. La Asamblea Legislativa funcionará si hay renuncia. Lo que no puede alentarse es el golpismo. Un golpe es el triunfo de la violencia y llevaría a nuestras Fuerzas Armadas a la portugalización.
No interpreto a Calabró en una actitud golpista. Creo que es correcto pretender corregir errores mediante la autocrítica. No se puede seguir confundiendo Estado con partido, y el justicialismo debe reemplazar el populismo por lo popular.
Monseñor Bonamín explicó en el Parlamento que no alienta el golpismo. Esta propia actitud demuestra que no fue claro. Me parece más cristiano el Papa pidiendo clemencia a Franco, que Bonamín diciendo que la sangre puede dar rumbo a la redención. Además, monseñor Pironio ha dicho que nuestras críticas deben ser humildes y que antes de acusar debemos preguntar quién tira la primera piedra. Y el "diagnóstico de decadencia" de Bonamín lo viene haciendo la UCR desde siempre.
Al proponer comicios en 1976, se demuestra que el doctor Balbín piensa en la Nación. Es evidente que asegurar un gobierno constitucional sirve a una estabilidad política sin cuya vigencia no hay paz, seguridad ni economía liberadora. Hay que recordar que el golpe del 66 originó la guerrilla, y ahora la guerrilla intenta engendrar el golpe. Debemos salir de este círculo vicioso ya históricamente lamentable.

GUILLERMO FERNANDEZ GILL (diputado nacional por el Partido Federal, manriquista).
Todo el país está preocupado por si vuelve o no la señora presidente. Pero es tan grave lo que está sucediendo en la Argentina que el problema ya no es de personas sino del abandono o la permanencia de los esquemas de todo tipo que el Frente Justicialista de Liberación puso en marcha a través de los partidos que lo integran; es decir, peronistas, frondizistas, populares cristianos y conservadores populares. Hago esta enumeración porque a la hora del desastre parece que hay algunos que quieren "salvar la ropa". Es una actitud tan estúpida como infantil; no quieren rendirse ante la evidencia definitiva, de un fracaso que toda la comunidad conoce y del que ellos son responsables. Por eso aquí el dilema no puede ser verticalistas o antiverticalistas, Miguel o Calabró, Luder p Isabel Martínez de Perón, Aquí el problema es como lo definió Manrique; conducta versus inconducta; es decir, morales versus inmorales. O triunfan los morales o el país caerá en la desviación total. Los métodos o los caminos los determinarán las circunstancias.
Monseñor Bonamin no ha hecho sino interpretar humana y teológicamente las angustias los hombres, en todos los niveles, que integran las Fuerzas Armadas. Monseñor ha dicho su verdad, que no es sino la, verdad del país. Querer darle otro sentido a sus expresiones es adoptar una actitud de canallas o de falsos. Sus palabras sólo dolerán y duelen a los que participan del "festín de los corruptos", como él tan acertadamente lo ha calificado. ¿Acaso no es cierto que más de un jefe, suboficial o soldado que dan la vida en defensa de las Instituciones, se habrá planteado el dilema espiritual
de si ofrecen su sacrificio solamente por el país o también por otros que usufructúan lo que ellos defienden hasta con sus propias vidas? López Rega sigue como embajador de la República, ¿no es cierto?
No obstante, hay quienes quieren adelantar los comicios presidenciales, pues hay que "apurarse" para poder así gozar de un supuesto rédito electoral.

CONRADO STORANI (presidente interino del Movimiento Renovación y Cambio del radicalismo, por ausencia de Raúl Alfonsín).

La crisis del país es el resultado de la crisis de poder del partido gobernante. Si la crisis se pudiera resolver con la reasunción de la señora de Perón, el país ganaría. Pero si el oficialismo llegase a la anarquía como grupo político, la reasunción no convendría a nadie. Los peronistas son los que deben hacer el supremo esfuerzo de considerar los intereses del país por encima de los sectoriales, y obrar en consecuencia. Si de ese examen emergiera Luder como solución posible, habría que proveerlo de plenos poderes para que actúe sin disminución alguna. El balance de apoyaturas es el que debe tenerse en cuenta para la decisión final.
Este oficialismo, por desgracia, tiene la virtud de sumergir a los argentinos en sus pleitos internos, que a veces son reales problemas de Estado. Pero, ¿acaso el gobernador de Buenos Aires, Calabró, es un actor más empinado que nosotros, que también hemos señalado la ineficiencia, equivocaciones e inmoralidad de la administración pública? No. Ocurre que él, además de gobernador, es figura importante de la Unión Obrera Metalúrgica y tiene influencia en el campo gremial, innegable factor de poder. No sería raro que fuese aspirante a la presidencia de la Nación; siempre el gobernador de Buenos Aires lo ha sido. De todos modo ¿está excluido de la crítica que hacemos al oficialismo el gobernador bonaerense? Pareciera que no. Sin embargo creo que Buenos Aires puede ser clave en el esfuerzo para evitar el agravamiento de la situación.
Las homilías del provicario castrense reflejan el pensamiento de su vinculación intelectual por el cargo que ocupa, y expresan el pensamiento de la Iglesia. Pero exceden el ámbito de su ministerio, proponiendo romper el cauce constitucional. Nosotros empeñamos hasta el último esfuerzo en salvar las instituciones. Un ejemplo es la propuesta de adelantar las elecciones, lo que demostrarla al pueblo la decisión de consultarlo para que él resuelva. Pero para votar harán falta rectificaciones y correcciones impostergables. De lo contrario, los enemigos de la democracia seguirán teniendo en la frustración del gobierno su mejor aliada para lanzar un golpe de Estado que el pueblo rechaza.

JULIO BARBARO, (diputado nacional Justicialista, antiverticalista).

Si el Movimiento Peronista asume la muerte del general y retoma sus banderas de liberación, sea con la presidencia de la compañera Isabel o con cualquier otro, el poder se recupera. Digo se recupera porque al renunciar a nuestras banderas, o traicionarlas concretamente como lo hizo Celestino Rodrigo, hemos dejado de expresar al pueblo.
El fantasma del golpe no puede servir para castrar nuestro pensamiento. Si en verdad ese fantasma existiera, sería mejor que el mismo fuera resultado de expresiones como las de Calabró, con las que coincide una gran parte del peronismo y el pueblo argentino, y no que nos echen porque, de puro defender nuestros sillones, renunciemos a la revolución justicialista.
Las homilías de monseñor Bonamin dicen sólo una parte de la verdad; hubiera esperado de un obispo un análisis más amplio. La crisis moral nos abarca a todos, inclusive a la Iglesia. Pienso que monseñor tendría que recordar aquello de "quien esté exento de pecado tire la primera piedra". El sacrificio de las Fuerzas Armadas es hoy más válido que nunca en la medida en que coincide con el sacrificio del pueblo. Y Bonamin se olvidó de este último.
Acerca de la propuesta de adelantar los comicios, pienso que el Movimiento Peronista se va a recuperar a sí mismo. Esto hará innecesario tanto apuro.

ISIDRO J. ODENA (diputado nacional del MID).
El pueblo eligió a la señora de Perón para desempeñar el Poder Ejecutivo en caso de ausencia o muerte del titular. Lo lógico es que reasuma sus funciones en cuanto se sienta restablecida. Pero, a mi juicio, lo importante no es el nombre del titular sino que realmente se ejerza la autoridad. Además, este problema, esencialmente político y formal, es subsidiario. No habrá autoridad ni legalidad institucional si el gobierno —quienquiera lo presida— no impone rápidamente un correctivo a la desastrosa política económica que está colocando al país al borde de la disgregación y la guerra civil. Distraerse en saber si la señora de Perón volverá o no a la Casa Rosada es uno de los tantos entretenimientos que se nos propone para desviarnos de la verdadera preocupación por la situación económico-social de la República, que es dramática,
Las declaraciones del gobernador de Buenos Aires, Victorio Calabró, y sus réplicas y adhesiones constituyen un episodio más de la lucha por el poder. Se disputan el cuerpo de la República mientras la República agoniza. Sería mejor que todos se pusieran de acuerdo para salvarla.
En cuanto a monseñor Bonamin, creo que ha dicho lo que muchos piensan sobre la situación, como corresponde a un ministro de la Iglesia que tiene el deber de interpretar las angustias de su grey. Se puede disentir sobre la salida que insinúa, pero su diagnóstico es exacto. Todos debemos rogar a Dios que ilumine a los responsables para que se rectifique el rumbo, dentro de la vigencia de las instituciones democráticas. No debemos dejar que la Nación esté por encima de las contingencias políticas y que su preservación es el deber de todos.
Pedir que se anticipen las elecciones equivale a correr a cobrar el seguro mientras la casa se incendia, en lugar de contribuir a sofocar el fuego. No creo que haya un solo argentino —aparte del doctor Balbín— que crea que la tremenda crisis que soportamos se arreglará con el anuncio de que podremos votar en noviembre en lugar de marzo. Esta propuesta es otra prueba de la total falencia de la dirigencia de los partidos políticos tradicionales para comprender los problemas reales del país. No saben en que país viven, están en la Luna. Si lo supieran debieran reclamar que se ejecute una política de cambio total de las estructuras socieconómicas del atraso y la dependencia; que se tomen medidas urgentes para capitalizar la economía, promover la inversión en los sectores básicos, ordenar la estructura del Estado, racionalizar el gasto público y restaurar la autoridad deteriorada. Si mañana este gobierno fuera depuesto o reemplazado en elecciones, y su sucesor persistiera en la política actual estaríamos peor que ahora. Los políticos de viejo cuño sólo aspiran a turnarse en el poder para mantener a la Nación en su condición de país pauperizado y dependiente, cosa que han hecho siempre, con regular pertinacia,

FERNANDO NADRA (miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista y director del semanario Nuestra Palabra).
Si, como se nos ha informado, la señora presidente está realmente enferma, y no podemos suponer que se nos ha mentido, debe continuar con licencia hasta que se encuentre totalmente restablecida, aunque ello signifique un largo interinato. No puede haber otro plazo. Esto es lo lógico, lo político, lo humano y, además, lo que señalan los mecanismos constitucionales, que deben ser respetados. El doctor Luder, por lo tanto, debe continuar ejerciendo provisionalmente la Presidencia para evitar un peligroso clima de inestabilidad.
Considero que el problema suscitado entre Calabró y Miguel incumbe sólo al Justicialismo y no debemos entrometernos. Me limitaré a decir que al margen de la controversia entre ambos dirigentes sindicales, lo que por abajo los trabajadores reclaman es la vigencia de una auténtica democracia sindical, que no conocen desde hace unos 30 años.
Pienso que monseñor Bonamín ha dicho cosas muy serias, que deben ser tenidas en cuenta. Estamos de acuerdo con su denuncia de la corrupción y la inmoralidad, que los comunistas hacemos de tiempo inmemorial; pero agregamos que vienen de lejos, y que no se terminará con ellas con el llamado de Bonamín a la "guerra santa", sino cuando se resuelvan los problemas económicos, sociales y políticos, de estructura y de coyuntura, que les dan origen. Estamos de acuerdo en dolemos por la muerte de las víctimas del terrorismo y siempre nos hemos solidarizado con ellos y sus familiares, civiles o militares; pero agregamos que hay que recordar a todos los caídos
—obreros, estudiantes, comunistas y de otras tendencias—. Recientemente fue vejada, mutilada y asesinada una joven mujer comunista, encinta, lo que motivó una declaración del Episcopado, actitud cristiana que compromete el agradecimiento de nuestro Partido. Por todo ello, prefiero a las homilías de Bonamín el llamado del Episcopado.
Respecto a la propuesta de Ricardo Balbín para adelantar las elecciones a 1976, no me opongo. Todo lo que contribuya a crear un clima democrático, institucional, de continuidad del proceso y frente al golpe de Estado y |a ruptura del orden constitucional, será siempre necesario y útil.

OSCAR ALENDE (presidente del Comité Nacional del Partido Intransigente).
El problema del retorno o no de la señora presidente es de exclusiva competencia del frente gobernante y del Partido Justicialista. Lo que nosotros reclamamos es que se cumpla con el mandato revolucionario impuesto por el pueblo en las urnas en
1973. Juzgamos que, fundamentalmente durante el mandato de la señora presidente, en lugar de cumplir con ese mandato, se lo ha desvirtuado, sancionando en los hechos una contrarrevolución. Por otra parte, los cambios operados en el gabinete demuestran, por sus contradicciones, que sin lugar a dudas la señora presidente no está en condiciones de resolver los problemas nacionales.
SI las 62 Organizaciones dicen que Calabró es golpista, el que debe responder es él, y no yo. Se trata de otro problema interno, gremial y político, del elenco gobernante.
Sobre las homilías de monseñor Bonamín, entiendo que la Iglesia tiene un alto rol a desempeñar en el plano espiritual, más no en el político.
Nuestro partido tratará el tema de un adelantamiento de los comicios en la próxima Convención Nacional de Córdoba, dentro de algunas semanas; yo seré mandatario de lo que allí se resuelva. Personalmente, no descarto esa posibilidad.

BLAS ALBERTI (miembro de la Junta Nacional del Frente de izquierda Popular, FIP)
Es evidente que todos los que especulan con la prolongación del descanso de la presidente y la permanencia de Luder como interino, o presionan para provocar la renuncia de Isabel, contribuyen a acentuar el deslizamiento golpista iniciado hace algunas semanas, cuando un grupo de mandos militares y el coro de los partidos gorilas, desde la UCR al "comunismo", se aliaron para recortar las atribuciones constitucionales de la Presidencia. El FIP considera que la presidente debe concluir su mandato, en pleno uso de sus atribuciones, para que sean el pueblo argentino y la clase trabajadora quienes juzguen los aciertos, errores, conquistas y retrocesos del gobierno. Este derecho inalienable no puede ser sustituido por los conciliábulos de un puñado de legisladores, ni por la confabulación de los jerarcas de la vieja política y los. mandos tentados por la sedición.
El gobernador Calabró carece querer jugar en el peronismo el mismo papel que Alvear en la UCR, a la que convirtió en dócil instrumento del régimen oligárquico tras la muerte de Hipólito Yrigoyen.
También esto acerca a Calabró y Balbín. El régimen quiere un movimiento nacional dividido y sueña con derrotar en las urnas a las mayorías, algo imposible cuando estas pueden votar libremente. Hoy, las fuerzas del régimen discuten internamente dos formas de aplastar al pueblo y a los trabajadores. Una es "institucional", tendiente a maniatar, dividir y esterilizar a la mayoría gobernante. La otra es implantar, lisa y llanamente, una dictadura sangrienta. Ambas son caras inescindibles de los mismos intereses antipopulares. El terrorismo también forma parte de este frente.
Las homilías da monseñor Bonamín se suman al coro golpista. Pero no reflejan el sentimiento de las grandes mayorías cristianas del país, ni a las legiones de sacerdotes que conocen el sufrimiento de su pueblo.
¿Por qué la UCR y el doctor Balbín propician adelantar loa comicios? Porque se alimentan con padrones electorales. Pero, como saben que su partido es minoritario, no confían en la voluntad popular. Por ello Chantajean al gobierno, buscan la división del peronismo y alientan a ciertos militares. Es el mismo papel que Eduardo Frei jugó en Chile. Que los radicales lo juzguen.
Revista Siete Días Ilustrados
10.10.1974

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