Política Nacional
1963
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Los entretelones aclaran inesperadas decisiones y respuestas algo vagas.

Fatigado un poco, al igual que muchos ciudadanos argentinos, por las respuestas evasivas de los funcionarios, el humorista Landrú produjo en cierta ocasión la siguiente humorada:
Periodista: Le ruego que conteste sí o no.
Funcionario: Ni.
En la noche del viernes último, los periodistas interrogaron al secretario de Marina sobre la existencia de una presentación de esa arma solicitando que el fiscal del Estado apele la resolución por la cual se concedió personería a la Unión Popular. El vicealmirante Garzoni respondió: "Esa presentación ni existe ni no existe".
Como saben perfectamente todos los medios políticos, la presentación fue hecha en forma oficial a comienzos de la semana anterior por la secretaría de Marina, y consta de 18 puntos. Provocó sorpresa en los secretarios de Guerra Y Aeronáutica, ya que en diversas conversaciones se había coincidido en que la aplicación normal del Estatuto de los Partidos Políticos, estatuto aceptado por la Marina, preveía el otorgamiento de la personería a la Unión Popular. La discusión del tema quedó postergada para la reunión del gabinete militar del viernes último y, en esa fecha, ante el hecho de que la situación seguía estacionaria, se resolvió que cada Secretario consultara a sus mandos, para volver a reunirse con un nuevo balance entre los días domingo y lunes, y resolver en consecuencia.
Al cerrar la edición de PRIMERA PLANA, esa era la situación, y al llegar nuestra publicación a manos de los lectores, la decisión ya habrá sido tomada. No tiene mucho sentido hacer predicciones.
Pero, en verdad, esos son los aspectos formales de la situación. Hay, además, otras cosas. A partir del momento en que la Marina formula su presentación, una vasta ola de rumores asoló al país, y los teléfonos de PRIMERA PLANA sonaron con la misma intensidad que los de los servicios de informaciones de las tres armas, y de sus estados mayores. Una vez más, quedó demostrado que los mecanismos de la acción psicológica han sido de tal modo perfeccionados en la Argentina, que son capaces de detener al país y hacerle temer incluso el estallido de una guerra. El Estado Mayor del Ejército tenía dificultades en formular un cuadro coherente de la situación, y su jefe, el general Salas Martínez, acostumbrados por la experiencia de setiembre a no correr riesgos, ordenaba una serie de medidas que la Ley de Seguridad impide exponer en detalle.
Diarios que siguen con atención escrupulosa y responsabilidad desusada los acontecimientos argentinos, como "Le Monde" de París, y el "Frankfurter Allgemeine" de Frankfurt, también encontraban dificultades en hacer una apreciación coherente de la situación, y la opinión pública, prácticamente sin información de fondo, extraía sus propias conclusiones por el método comparativo: 1) estamos en marzo, igual que en marzo de 1962; 2) hay un festival de Cine en Mar del Plata, igual que en marzo de 1962; 3) hay un Mountbatten en el país, igual que en marzo de 1962, cuando nos visitó el príncipe Felipe.
Pero también estos son los aspectos formales de la situación. En verdad, los servicios de informaciones preveían que en el momento que se concediera la personería a la Unión Popular, respetando las normas del Estatuto de los Partidos Políticos, se podrían producir hechos que afectaran la estabilidad del gobierno... En previsión de esos hechos, Ejército y Aeronáutica tomaron medidas precautorias en las últimas dos semanas. Numerosos radiogramas explicaron la posición de las dos armas a los mandos, enfatizando en todo caso la necesidad de una salida electoral y de encontrar un "camino negociado" para que el peronismo logre paulatinamente ingresar en el cuerpo normal de la Nación.
Los dos episodios castrenses más destacados, fueron el resultado de sendas medidas preventivas:
• Los arrestos realizados en Aeronáutica por orden del brigadier Mac Loughlin;
• El desplazamiento de tanques realizado por el coronel López Aufranc en Magdalena. Este episodio es un poco más complejo. El día jueves último, un avión naval sobrevoló el C8, regimiento de tanques de Magdalena. Su jefe, el coronel López Aufranc, figura decisiva en los acontecimientos de setiembre, desplazó su unidad en el área, colocándola en posición de combate. Inmediatamente envió un emisario a la base aeronaval vecina de Punta Indio, solicitando explicaciones sobre el vuelo, y al mismo tiempo informó de los hechos a Campo de Mayo, donde rápidamente se realizaron aprestos. En Punta Indio se explicó al oficial del C 8 que se trataba de un vuelo de rutina.
En cuanto a la acción psicológica más destacada de la semana de rumores tuvo por objetivo al comandante en jefe accidental del Ejército, general Carlos Rosas. Una carta apócrifa, adjudicada al general Rosas y dirigida al ministro Martínez, siguiendo una línea argumental coincidente con la presentación de la Secretaría de Marina llegó a manos del director del diario "El Mundo". Quizá nada más que una casualidad permitió evitar su publicación: la serie de desmentidas que hubiera motivado dicha publicación habría agregado nuevos elementos el clima que se vivía.
Hacia el fin de la semana, en fuentes fidedignas, se insistía en que la Marina se mostraba más elástica y consideraba que había sido un error que el peronismo eligiera el nombre de Unión Popular para actuar en las próximas elecciones: ese nombre despertaba recuerdos urticantes, ya que había llevado a Framini al triunfo en las elecciones de marzo de 1962. Por su parte, altos mandos del Ejército y de la Aeronáutica, estimaban que el problema del nombre era apenas un detalle en algo de fondo: preferían que se resolviera ese algo, ya que creían, además, que en verdad era ese algo lo que estaba en juego; retroceder en el problema del nombre sería retroceder en todo y dar pie a la inquietud de la opinión pública sobre la seriedad de la convocatoria a elecciones. Los partidos políticos se apresuraban a confesar que no impugnarían la personería de la Unión Popular: lo consideraban un hecho necesario.
Si ése era el panorama en las esferas militares, los comentarios de los observadores políticos que se pudieron recoger por entre la maraña de versiones sin confirmación tenían otras características. Los elementos de juicio
que esgrimían los políticos eran los siguientes:
• Algunos oficiales de las FF. AA. estiman que debe haber "Unión Nacional o nada". Es decir, que el Frente Nacional tendría viabilidad si ingresaba en el mismo la UCRP y, por lo tanto, ante el peligro de caer en la desconocida "nada", se convertía a la UCRP en al árbitro de la situación. Se produciría así, bajo otras formas, la situación política de 1957/58, cuando se estimaba que los candidatos de la Revolución Libertadora eran los integrantes de la fórmula de la UCRP.
• En caso de no permitirse al peronismo participar en forma condicionada en las elecciones —condicionamiento ya aceptado por el peronismo—, se debía recurrir necesariamente a la proscripción. En este caso podían ocurrir dos cosas: 1) que el peronismo volcara su caudal electoral en favor de candidatos castristas disimulados en partidos aceptados por la justicia electoral, como ocurrió en la elección de intendente, de la localidad de Añatuya; 2) que todos los partidos políticos —con muy pocas excepciones— se lanzaran a una conquista del voto peronista que provocaría una ola de "peronismo sin el peronismo", con derivaciones insospechadas; algunos voceros del aramburismo y de la UCRP no rechazarían la inclusión de peronistas moderados en sus respectivos gabinetes presidenciales. Es decir, que se abriría al peronismo la posibilidad de ser el árbitro de la situación y, por lo tanto, de exigir posiciones mucho mayores que las solicitadas a Frondizi en el pacto de 1958, y que las solicitadas en las negociaciones realizadas para la formación del Frente Nacional.
Cualquiera sea la solución que arbitren las Fuerzas Armadas al problema de la personería para la Unión Popular, era evidente de que no existían condiciones para una revolución, golpe o caída del gobierno, si bien se preveía la posibilidad de que la Marina se retirara del proceso electoral y político si su posición no era aceptada.
Hacia fines de semana, los promotores de salidas revolucionarias aceptaban ante diversos cronistas de PRIMERA PLANA que las fechas propuestas para mediados de marzo ya eran obsoletas, y suministraban nuevas fechas: las más remotas llegaban hasta el 15 de abril, si bien algunos estimaban que hasta mediados de mayo no debía desecharse esa posibilidad.
Por su parte, el ejército azul recibía con un suspiro de alivio el regreso del comandante en jefe, general Onganía, y comenzaba en sus filas el análisis de una nueva perspectiva: el papel que debe jugar la Argentina en el ámbito interamericano. Dos condiciones parecían necesarias para que esa perspectiva se cumpla: estabilidad institucional y supresión de las causas que podrían impulsar a los sectores populares a salidas revolucionarias. Además, se imponía sustancialmente una convicción: la "nada" no podía ser el destino de la Argentina en un momento histórico concebido para el desarrollo apresurado de los pueblos de América. Este concepto, aún sin ir entrecomillado, es prácticamente una reproducción exacta de lo formulado en ese ámbito.
Entramos, así, en la segunda quincena de los idus de marzo.

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UCRI
¿Nuevo terceto para negociar con Iturbe?

Oscar Alende será, seguramente, el candidato propuesto por la UCRI a los demás partidos del Frente Nacional. Sin embargo, la "candidatura" alendista tendrá apenas el valor de una precandidatura, ya que si el "Frente" realmente se establece como una coalición orgánica de partidos, sólo entonces se elegirá, de común acuerdo, el candidato definitivo. La mecánica del proceso, según estimaban a mediados de semana los observadores ucristas, sería la siguiente: UCRI propondrá como candidato a Oscar Alende; el justicialismo, al coronel Zavalla; ambos serían respectivamente vetados y se convendría en una solución intermedia Eso es, se retomaría el tema del extrapartidario.
Por de pronto, se entendía en círculos alendistas que el terceto negociador designado en primer término (Alende, Sylvestre Begnis y Uranga), ampliado luego a cinco miembros (incluyendo a Abel Costa y Gómez Machado) sería reemplazado por otro compuesto por tres alendistas: Julio Oyhanarte, Osvaldo Horacio Domingorena e Ideler Tonelli. La nómina se repetía en una casa, cerca de Palermo, Sin que nadie descartara variantes para cuando llegara el momento de las decisiones definitivas. El vigoroso e inesperado repunte de las acciones alendistas —producido durante los últimos días— no había alterado, sin embargo, el esquema básico: si hay Frente Nacional, difícilmente el candidato sea un afiliado a uno de los grandes partidos que lo integran.

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Renuncias
Zavala Ortiz: "Se violó el acuerdo"

En el radicalismo del Pueblo están apareciendo poderosas fuerzas centrípetas y centrífugas: la principal fuerza centrípeta, por supuesto, es Ricardo Balbín, encargado de dar todos los pasos necesarios para que la mayor cantidad posible de radicales del pueblo sigan en el radicalismo del Pueblo. Las fuerzas centrífugas, a la vez, se dividen en las impulsantes hacia la órbita golpista y en las impulsantes hacia la órbita del Frente Nacional.
Como fuerza centrípeta, Balbín negoció con Illía y homogeneizó al partido con el pan-radical sector intransigente nacional de Córdoba; negoció con Perette y mantuvo sólido el frente del litoral, y negocia con Parodi, sobre bases de una eventual candidatura a la gobernación de Buenos Aires. Las fuerzas centrífugas impulsaban por otro lado a Ricardo Lavalle, Mario Roberto, Julián Sancerni Jiménez y Rabanal a mantener entrevistas que los hicieron aparecer públicamente como cercanos a la política del Frente Nacional.
Dos detonaciones sacudieron, además, el juego de bipolaridad centrípeto-centrífugo en la UCR del Pueblo: Parry, que manifestó formalmente, "en nombre de los radicales que quieren un radicalismo unido", su deseo de participar en el Frente Nacional, y Miguel Ángel Zavala Ortiz, que renunció espectacular e imprevistamente a su afiliación partidaria.
La renuncia de Zavala Ortiz desconcertó a los observadores políticos. No podía ser vinculada, evidentemente, ni a contactos con el Frente Nacional ni a un reacercamiento a los "golpistas de derecha" del partido. Sin embargo, sus ideas económico-sociales (a despecho de la imagen que se ha creado sobre un Zavala Ortiz "reaccionario") y sus actitudes en pro de una política de conciliación nacional, hicieron que muchos imaginaran un posible entendimiento con el frentismo que integran, entre otros, sus viejos adversarios peronistas y frondizistas. Entre hoy y mañana, Zavala Ortiz explicará los motivos de su renuncia y señalará el carácter de irreversible de su determinación.
El dirigente radical sostiene que su posición no está motivada por ningún contacto con el frentismo. "Es una actitud sorpresiva para mí mismo", dice, pero "no es del todo sorpresiva si se considera que vengo repitiendo que hay que actualizar el partido, donde sigue predominando el criterio electoralista y las trenzas de caudillos y no hay interés por las realidades del país."
El factor determinante de la renuncia de Zavala Ortiz es el procedimiento seguido para proclamar la fórmula Illía-Perette. Zavala Ortiz no llegó al enfrentamiento interno, pues se le había asegurado que podía aceptarse una solución de transición intransigente-unionista (Illía-Zavala Ortiz) con un claro programa económico-social. Imprevistamente, los dirigentes reunidos no protocolizaron el acuerdo, sino que fueron a una votación "sui generis" entre invitados de Arturo Illía. Allí Zavala Ortiz "no invitó a nadie ni designó representantes", según expresa. Si hubiera querido ir a una votación —señala—, hubiera llegado al enfrentamiento en el partido, ya que "tengo fuerza y, sobre todo, tengo ideas para eso".

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Almuerzos
Invitaciones a todas las posibilidades

A 93 días de las elecciones nacionales no se vislumbra con seguridad quiénes serán los candidatos definitivos a presidente de la República. Esta inseguridad fue vivida la última semana por los directivos de la Cámara de Anunciantes, quienes se propusieron invitar en sus almuerzos mensuales a todos los candidatos oficiales.
La serie se inició con el general Aramburu, la semana pasada, quien impresionó a un nutrido grupo de empresarios porque dio a entender que lo esencial para un país es un gobierno fuerte. Los empresarios asimilaron ese concepto a un gobierno estable, y había consenso general que sin gobierno estable no habrá posibilidades económicas serias para la Argentina.
Pero la elección del próximo invitado se hace más difícil; si bien el general Aramburu no es un candidato consagrado oficialmente, al menos es un categórico aspirante a la primera magistratura. Los directivos de la Cámara de Anunciantes pensaron que quizá dentro de esa tesitura podrían invitar para el almuerzo del segundo martes de abril al doctor Arturo Illía: no ha sido consagrado oficialmente candidato por la UCRP, pero se descuenta que su candidatura no tendrá inconvenientes en las próximas elecciones internas de la agrupación. Quedaba así, para el segundo martes de mayo, el doctor Alende, presumiblemente candidato de la UCRI, a menos que hubiera antes definiciones en el ámbito del Frente Nacional.
Pero todo seguía desarrollándose dentro de las dudas que despierta el panorama político nacional. Por lo tanto, y cortando un poco por lo sano, los directivos de la Cámara de Anunciantes pensaban- si no convendría adaptarse al clima que reina en toda la opinión pública, e invitar para el segundo martes de abril al general Onganía. Es cierto que no es candidato a presidente — y ha dado suficientes muestras de que no desea serlo—, pero no es menos cierto que es comandante en jefe del Ejército, y en estos momentos eso tiene ya de por sí un importante significado.

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Democristianos
Horacio Sueldo: No es antisemita

"... y al referirse a la quema de las iglesias dijo que había sido obra de los masones y judíos infiltrados en el gobierno peronista". La insólita profesión de fe antisemita apareció atribuida al dirigente democristiano Horacio Sueldo en "La Nación" del 13 de marzo, al final de una crónica donde se glosaba —transcribiéndose párrafos— un discurso pronunciado por el citado político en Formosa. A las 48 horas, Sueldo no había aún desmentido la información periodística, por lo que sectores de la colectividad judía habían comenzado a meditar, con lógico estupor, que la demagogia racista volvía a ser peligroso ingrediente de las luchas cívicas en momentos de crisis.
Sin embargo, parece que las declaraciones de Horacio Sueldo no corresponden a las publicadas en la página 4 de ese matutino. Consultado telefónicamente por PRIMERA PLANA, el dirigente democristiano afirmó que nunca había sostenido una tesis de esa naturaleza y que la frase final de su discurso había sido modificada por "La Nación" en dos aspectos fundamentales: ni había atacado a la colectividad judía ni había obviado la responsabilidad peronista por los tristes episodios de junio de 1955. El texto exacto es: "la quema de las iglesias fue obra de los masones y de los trotskistas infiltrados en el gobierno nacional, sin mengua de la responsabilidad de ese gobierno".
Al final de la semana, Sueldo reflexionaba sobre las razones por las cuales se había alterado el texto de su discurso. La asimilación de los conceptos de judío y de trotskista, en tanto, obligaba a inusuales razonamientos sobre actos fallidos y psicoanálisis del periodismo.

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Frentismo
La UCRI, defendida por partidos amigos

Quince periodistas afuera, políticos adentro y la puerta trabada con cadena. En la finca de Federico Lacroze (que no es de Raúl Matera, como erróneamente se dijo), alrededor de una gran mesa de comedor con sillas antiguas, estaban reunidos Tecera del Franco, presidente de la Junta Reorganizadora de la Unión Popular; la Comisión de Acción Política (Iturbe, Lazcano y Matera); Barrionuevo y Cafiero, justicialistas; Alende, Sylvestre Begnis (reconciliado con Alende) y el hábil negociador Gómez Machado, radicales intransigentes; Zorroaquín Becú, Eduardo Paz y Miranda Gallino, del conservadorismo popular (o del conservatismo, como dice Mario Amadeo) ; Basilio Serrano, de la Unión Federal; MacGuire, Etchepare y Cervellón, del bengoísmo; Enrique Ariotti y Héctor Obligado, del Partido Federal, y, a partir de las 23 (dos horas de atraso), los democristianos Sueldo, De Vedia, Fernández Gilí, Parera y Bazán. Pocos días antes el comodoro Juan José Güiraldes, dinámico gestador de múltiples entrevistas previas y posteriores, había expuesto por televisión su interpretación del Frente Nacional; después de la reunión, el mismo comodoro extrapartidario organizó el "fixture" de entrevistas paralelas (democristianos con ucristas; ucristas con justicialistas; socialcristianos con democristianos; ucristas con socialcristia-nos, etcétera: todos jugaron con todos).
Cuando llegaron los democristianos colocaron —por intermedio de Horacio Sueldo— el tema del "golpe" sobre la mesa (los ucristas comentaron después que no sabían si Sueldo lo había hecho con precaución o regocijo) e, inmediatamente, pasaron a hablar de la mecánica constitutiva del Frente y de los puntos de coincidencia. Basilio Serrano mocionó para que se constituyera una comisión encargada de redactar la expresión de propósitos del F.N.P. (sigla con la que se publicitará al "Frente Nacional Popular") y otra para que formalice, en base a los múltiples papeles de trabajo, los aspectos programáticos. Los democristianos señalaron, entonces, que el programa no solamente debía referirse a fines, sino también a fines y medios. Serrano observó, a su vez, que se debía enfocar con mucho cuidado ese aspecto, recordando una expresión de Julio César sobre el "Arcana Imperii" (las cosas que sólo se saben cuando se está en el poder). El conservador Lalo Paz acota en ese momento:
—A esta mesa hemos venido a deponer partidismos y no a proponer exigencias.
Alende, Sylvestre Begnis y Gómez Machado no recogieron las alusiones indirectas a la UCRI. (Debe destacarse que actuaron en perfecto acuerdo, pese a los recientes tumultuosos episodios del Comité Nacional. Como dice Emilio Donato del Carril, "los radicales sólo se ponen de acuerdo después de tirarse cosas a la cabeza").
Ante la presión de los socialcristianos y los conservadores populares, Sueldo señala que no puede contestar en 10 minutos, y aparece el largo cuarto intermedio: los ucristas tenían ya las valijas listas para ir a Río IV. A la 1.20 de la mañana terminaba así la reunión... ¿O no?: los justicialistas siguieron reunidos en la misma casa; los socialcristianos se trasladaron a un café de Cabildo; los ucristas fueron a casa de Gómez Machado. Sólo los democristianos fueron a su casa: para los demás, las deliberaciones habían entrado en estado de sesión permanente. ¿Y los ausentes?: con el radicalismo del Pueblo, el problema se plantea aún en términos muy duros; Leopoldo Bravo, bloquista de San Juan, que había llegado apresuradamente en avión, no consideró prudente incorporarse ahora a las deliberaciones; Durán, del Movimiento Federal Democrático de Salta; Zapaj, del Movimiento Popular neuquino, y Serú García, de "Tres Banderas", de Mendoza, esperan que los partidos nacionales se entiendan, para luego tomar parte activa en las conversaciones.
Los partidos frentistas, que debían haberse vuelto a reunir el lunes a la noche, no lo han hecho. Por lo menos, eso se anunciaba al cierre de esta edición. ¿Razones? Hoy, martes, vence el plazo para apelar el reconocimiento de Unión Popular, y nada se hubiese podido resolver concretamente si no se sabía a qué atenerse en ese sentido.
Revista Primera Plana
19 de marzo de 1963

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