Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


RADIO NACIONAL
EL DESTIERRO DEL ALMIDON
Revista Siete Días Ilustrados
27.02.1975

EL VICECOMODORO MARIO OLEZZA CONFIA SUS PLANES AL FRENTE DE LA EMISORA
Cómo erradicará la solemnidad y la impostación. Música clásica y buena digestión. Periodismo sin tapujos. Cultura para todos. El flamante interventor anticipa los planes que, según sus palabras, le permitirán trasformar una "tortuga en un león".

Si bien recién en marzo se concretará formalmente la nueva programación, ya hace unos cuantos días que los .oyentes de Radio Nacional perciben cambios: se irradian -más noticias y ritmos menos ,clásicos, por ejemplo, aunque sin mellar la tradicional sobriedad de la emisora. Pero -seguramente lo que más llama la atención es que los locutores han dejado de impostar la voz, erradicando esa fuerte de melancolía que caracterizó a RN durante casi cuatro décadas, desde su iniciación en 1936. , El ideólogo de esta apertura es el vicecomodoro (RE) Mario Luis Olezza (46, tres hijos), interventor de Radio Nacional desde el pasado 20 de enero. Apenas asumió el cargo, Olezza volcó todo su entusiasmo en pos de un objetivo preciso: "Transformaré esta emisora en líder del sistema de radiodifusión argentino para que marque las pautas del mismo". Una tarea ambiciosa, pero que no parece amedrentarlo: "Radio Nacional era una tortuga —compara zoológicamente—, que para colmo de males estaba con la cabeza y la cola metida dentro de su caparazón. Nosotros debemos convertirla en un león. Es obvio que se quedó estancada en sus comienzos. Nosotros queremos actualizarla a 1975 y con vigencia para el año 2000. Pero, atención: no prebendemos que sea una radio oficial ni que sufra las consecuencias del funcionario o Gobierno de turno, porque Nacional significa mucho más que eso, representa al país integrado. Entonces, los únicos patrones son los 25 millones de argentinos".
Olezza es nervioso, romántico, temperamental, agresivo, a veces insolente; pero, sobre todo, locuaz. Incluso se jacta del apodo de Loco, que se ha ganado especialmente por sus aventuras en la Antártida Argentina. Se define como "aviador por profesión, militar por casualidad, y escritor por vocación"; dos libros rinden cuenta de esta última parte: Lejos del Sol y Había una vez ,en la Antártida. Sin embargo, asegura, está lejos de ser un "paracaidista" —a pesar de sus andanzas aéreas— en el metier radiofónico: desde 1963 participó en numerosos programas periodísticos radiales, habiendo oficiado también como jefe de Prensa de la Fuerza Aérea; además, desde hace un año es asesor de la Secretaría de Comunicaciones en ,el área de Política Nacional de Radiodifusión. Una trayectoria que permite a Olezza vanagloriarse de conocer a fondo ,el funcionamiento total de una emisora, desde lo que deben hacer los ordenanzas hasta los ejecutivos". La semana pasada, para conocer los cambios y proyectos que despliega en Radio Nacional, Siete Días dialogó con el vicecomodoro. El imponente despacho que ocupa, decorado con enormes tapices, cortinados, sillones. escritorios estilo look de dos décadas atrás, no le quitó espontaneidad a la charla; en gran parte un verborrágico soliloquio del flamante interventor. Antes que nada, MLO recalcó que Radio Nacional no se limita al ámbito de la Capital Federal sino que agranda su zona de influencia con 23 filiales del interior, ahora trasformadas por su gestión en otras tantas emisoras independientes que responden a una misma política radial, y que propalan audiciones en siete idiomas que se escuchan en toda América, en el Extremo Oriente y también en algunos países europeos como Inglaterra, Francia e Italia. "Pero, sobre todo, es fundamental que nos escuchemos dentro del país —machaca—: los argentinos no nos entendemos por una sola causa: nos falta comunicación. Creo que el día que no haya necesidad de escribir más en las paredes o en las puertas de los baños será porque estamos integrados. Hacia esa meta orientamos nuestros esfuerzos."
—Es indiscutible que, hasta su intervención, Radio Nacional, gustase o no, tenia un estilo, características propias que la diferenciaban...
—Sí, señor. Y es conveniente que haya una radio que pase música clásica, que haga buen teatro y todo lo demás, ¡pero con otro ritmo! Además, esa misma emisora debe invertir la misma dedicación para informar con gran nivel a su audiencia. Y eso no ocurría.
—¿A qué se llama gran nivel?
—Al respeto total a la verdad, desechando cualquier recurso sensacionalista. Tenemos que ofrecer a los oyentes la posibilidad de eludir la histeria informativa de tal o cual ,emisora y arribar sin vueltas al meollo de los temas de actualidad que lo preocupan.
—Pero el hecho de ser una radio estatal puede hacer pensar que el tratamiento periodístico de ciertas cuestiones puede tropezar con obstáculos ...
—No, señor. Ni estatal ni oficial. Aquí se defiende exclusivamente la verdad, sin censura ni condiciones ... Porque el mismo día que alguien intente esclavizarme me iré sin vueltas. Mi libertad no me la quita nadie: soy esclavo de mis ideas, nada más.
—¿Cuenta con medios suficientes para levar adelante sus planes?
—Todavía no. Mire —señala hacia la calle desde la ventana del primer piso—, allá abajo está estacionada la camioneta de la emisora: no tiene equipos para trasmitir. Pero ya vamos a tener los medios adecuados. Ahora hay informativos cada media hora y, además, tres panoramas diarios con noticias frescas. Antes sólo se informaba cada cuatro horas. Eso le da una pauta del cambio que pretendemos.
—Es notorio que usted se propone cambiar la consagrada solemnidad de locución de Radio Nacional. ¿Qué motivos lo impulsan a ello?
—Era almidonada, excesivamente plomiza; ahora, en cambio, va a tener brillo, emoción. Por eso nuestros locutores no impostan más; al contrario, tienen que expresar un mensaje que siempre es diferente. No se puede decir con el mismo tono de voz que se acaba de morir fulano de tal, y al rato que la Argentina es campeón mundial de fútbol, porque son dos sentimientos distintos. Antes era todo igual, así ocurriera una catástrofe o se celebrara una fiesta. Ahora esto se acabó.
—¿No es muy brusco el cambio?
—No, no, es de transición, y por eso mismo es difícil, doloroso.
—¿No teme perder audiencia?
—Somos conscientes de que en un principio podemos llegar a perder oyentes; es un riesgo calculado. Pero si no corremos ese riesgo no adelantaremos nunca.
—¿Piensa difundir menos música clásica?
—No, pero sí más digerible. ,Se seguirá escuchando a Beethoven pero en otro contexto, en horarios más adecuados y anunciado por locutores con mayor swing.
—El conjunto musical-humorístico Les Luthiers parodió frecuentemente a Radio Nacional, ¿se divertía?
—Por supuesto: eran cargadas muy justificadas. Tenían razón. Cómo será que los estoy buscando para que vengan a trabajar aquí, haciendo el mismo show. Va a ser sensacional, ¿no?
—¿Hay otros cambios previstos?
—Estamos buscando que nuestro ciclo 'Las dos carátulas' conforme un teatro más social, de mayor contenido humano. Con mayor cantidad de autores argentinos y más vigencia. También nos proponemos rescatar a figuras como Alfredo Alcón o Guillermo Bredeston, que han estado en el elenco. O sea, hacer radioteatros de calidad. Con autores .corno Ulises Petit de Murat, Homero Manzi y tantos otros buenos... También vamos a hacer a Shakespeare pero comprensible, traducido al argentino, no al castellano. Programas, fundamentalmente, de cultura contemporánea que, al mismo tiempo nos entretenga pero también nos informe y ,nos eduque. En fin, una cultura integral no parcial ni para una élite determinada.
—No será fácil la empresa.
—No importa. Y ya hay mucha gente que va a trabajar hasta gratis con nosotros. Son locos, claro, como yo. Pero es la bendita locura que necesitamos para trasformar Radio Nacional en una cosa de todos.

 

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Mario Luis Olezza
Mario Luis Olezza