Revista Gente y la
Actualidad
17.12.1970 |
HACE DOS SEMANAS EN EL PROGRAMA "TIEMPO NUEVO", DE CANAL 11,
BERNARDO NEUSTADT ENTREVISTO A ERNESTO SABATO. EL DIALOGO,
DENSO, VARIADO, SORPRESIVO POR MOMENTOS, DEJO COMO SIEMPRE
PASA CUANDO SABATO ACCEDE A LA CONVERSACION, UNA SUMA DE
CONCEPTOS Y DEFINICIONES REALMENTE ESCLARECEDORES SOBRE
TEMAS INMEDIATOS, DE ACTUALIDAD. "GENTE" LA REPRODUCE, EN
SUS ASPECTOS ESENCIALES, ATENDIENDO AL INDUDABLE INTERES QUE
LO QUE ALLÍ SE DIJO TIENE PARA TODOS NOSOTROS.
¿POR QUE HABLAMOS TANTO DE SABATO?
Es una pregunta que nos hacen a menudo. En cartas, en
encuentros personales de nuestra gente en la calle, en
muchos ámbitos. Y es cierto, hablamos mucho de Ernesto
Sábato. Pero tenemos motivos. Él los da. ¿Por qué? Porque
además de ser uno de los escritores más importantes de
nuestro país, uno de los argentinos con más proyección en el
extranjero, es un hombre que se juega permanentemente. Que
se define por lo argentino, que los discute, que vive
nuestros problemas, que opina sobre ellos, que se equivoca y
acierta, pero desde aquí, desde nuestra perspectiva. Es un
intelectual que escapa de las torres de marfil, se sumerge
en lo argentino y pelea con todos para que cambien las cosas
que no nos gustan y para que lo bueno siga siendo así. Por
eso hablamos tanto de Sábato.
NEUSTADT —Ernesto: Mauriac dice que la juventud es eso que
no dura, y lo que cuenta es justamente lo que queda cuando
ella ya no existe. ¿Me hace una reflexión a esto?
SABATO —Lo ideal es que cuente lo que subsiste, lo que
persiste, y que la juventud madurase (no hay necesidad de
enunciarlo). Pero, sin embargo, en esa frase de Mauriac me
parece advertir una mueca despectiva o menospreciativa que
no me gusta. Claro que la juventud se gasta, todos lo
sabemos, pero la juventud no es solamente inmadurez. La
juventud es el fervor, el desinterés. Hablo de la juventud
mejor, claro, por supuesto, como siempre. La juventud es la
generosidad. Los jóvenes que salen a pelear valientemente
cuando hay que hacer algo. Es muy injusta esa frase de
Mauriac. Es frase de un viejo resentido. No me gusta nada.
NEUSTADT (antes de "entregarlo" a los jóvenes). —Usted vive
en un mundo en donde de pronto el Papa quiere abrir nuevos
horizontes y alguien quiso asesinarlo. Con pocas horas de
diferencia un japonés, un escritor, calificado inclusive
para el premio Nobel, se hace el haraquiri frente a un
comandante del ejército japonés, en una supercivilización
que es justamente Japón. Un país que, además de enriquecido,
pasa a ser el gran consumidor. .. ¿Qué reflexiones le
merecen estos dos hechos?
SABATO —Es la obra de un loco, evidentemente. Nadie puede
tener interés da matar a) Papa. Se puede tener interés de
matar a Kennedy, incluso; pero al Papa..., es cosa de loco,
de paranoico. Creo que lo único que revela eso es que el
mundo está pasando por una crisis total. Es decir, yo creo
que una crisis total no es meramente de estructura social y
económica, como creen algunos, sino una crisis de valoras
totales, de valores espirituales; y esto sería una
manifestación de esa crisis.
NEUSTADT —.. .En cuanto a su colega...
SABATO —En cuanto al japonés no sé exactamente cuáles son
las connotaciones de este episodio. Pero sí puedo decir lo
siguiente: Japón es una potencia que se ha desarrollado
industrialmente en las últimas décadas de una manera tan
portentosa que todo el mundo está inundado por los
grabadores japoneses. Y creo que eso se paga. Es decir, yo
creo que el desarrollo material de una nación como Japón,
que tenía ciertos valores espirituales, que tenía una
tradición, que tenía un sentido de existencia, es entrar en
la órbita de la competencia occidental, de la sociedad de
consumo. Esa desesperación por producir más y más barato es
también una especie de locura. Yo no digo que sea muy
elogiable que a veces se lo ponga a Japón como potencia
ejemplo. Yo lamento mucho decir que a mí no me subyuga ese
tipo de desarrollo de los países. Desarrollo que echa por la
borda a la tradición, a los valores espirituales de la
nación, a los valores tradicionales. No sé exactamente quién
era el escritor. No estoy hablando en favor de él. Tendría
que juzgarlo con más conocimiento de causa. Pero a primera
vista es cierto que algo no marcha en el Japón. Esta
civilización occidental que arrolló el África, y que viejas,
antiguas, sabias civilizaciones primitivas de pueblos que
vivían con sus cánones de valores espirituales, con sus
mitos, con sus danzas, fueron arrasadas por las potencias
occidentales nada más que para venderle telas fabricadas en
Mánchester. Eso tiene que pagarlo la humanidad. Y la
humanidad lo está pagando ahora con esta crisis colosal de
su civilización. No es casualidad que en el país más
desarrollado del mundo industrial y económicamente hablando
(es decir, hablo de los Estados Unidos) la juventud, la
juventud obrera, los hijos de empresarios, los hijos de
ministros, los hijos de profesores, se vayan al campo, se
rebelen contra la sociedad constituida. No es casualidad.
Son ellos, y ahora vuelvo a la frase de Mauriac (ya ven qué
equivocado que estaba Mauriac) . . .son ellos, esos
muchachos, los que de alguna manera están revelando que algo
marcha muy mal en el mundo.
NEUSTADT —Ustedes ven, Mauriac estaba tan equivocado que
resolvió morirse...
DESDE BUENOS AIRES, NO DESDE PARIS
SALMOYRAGHI —Antes de entrar a la pregunta debo dar un rodeo
para aclararla. Pienso que los argentinos sufrimos distintos
tipos de acefalias. Para dar un ejemplo, la acefalia
política. Pero hay una acefalías mucho más grave, que es la
acefalia con los intelectuales. Lo voy a explicar así: todos
recordamos el mes de mayo del año 1968, en el que los
estudiantes franceses y los obreros se volcaron a las calles
y levantaron barricadas para poner en jaque mate al gobierno
de De Gaulle, y al mismo tiempo que ellos lo hacían, salían
a la calle los intelectuales. Para nombrar a alguien,
Sartre, en la ciudad universitaria planteó con los
estudiantes si valía la pena o no ese acto de violencia y
rebelión. Julio Cortázar fue invitado a la toma de una
facultad por un grupo de muchachos estudiantes argentinos.
¡Bueno!, aquí también, pese a los pronósticos de que no iba
a suceder, sucedió. Se dio "el cordobazo", los estudiantes
de Buenos Aires a la calle, en La Plata y se escucharon en
ese entonces vivas y aplausos de un grupo de argentinos con
Cortázar a la cabeza felicitando en alguna medida a hechos
como "el cordobazo". Yo inmediatamente me aboqué a leer
diarios y revistas para ver qué pasaba aquí con los
intelectuales que estaban de este lado. Tristemente descubrí
que hubo un silencio absoluto. Nadie fue capaz de levantar
la voz, y si alguien dijo algo, fue apenas un grito de
rata, no fue un grito de hombre. Nadie dijo nada. Nadie
escuchó nada. Busqué en revistas especializadas, y tampoco
pasó nada. Si las cabezas pensantes de nuestro país no se
identifican con el pueblo, no bajan de su torre de marfil,
muy poco podemos saber nosotros de nosotros mismos, ¿no es
cierto? Yo quisiera saber ¿a qué atribuye usted esa apatía
del intelectual con respecto al pueblo?
SABATO —Usted me hace una pregunta muy general. Debo
advertirle como cosa preliminar (me veo obligado a hacerlo
por lo que usted acaba de decir), así como lo dije hace un
rato por televisión y no en lugar recóndito, cada vez que ha
estado en tela de juicio la justicia, la injusticia, la
tortura, la violencia, dentro de la medida de mis fuerzas he
dicho algo... En Buenos Aires, no desde París, que es un
poquito más fácil. Me permito decirle que durante diez años
estuve contra Perón, sufriendo miserias por mantener una
actitud independiente. Y cuando cayó Perón, y aquí hay un
periodista que lo puede certificar, denuncié las torturas
que el gobierno que sucedió a la caída de Perón hacía contra
obreros peronistas. Eso desde Buenos Aires. Todo lo que yo
he hecho lo hice en Buenos Aires,
no digo que los represente. Pero, ¿cuáles son los demás?
GIMENEZ —Usted generalmente rehúye a los reportajes, a las
charlas, a las entrevistas por televisión.
SABATO —Depende. Depende... Cuando es una cosa seria, como
ésta, no. . . Las cosas que considero frívolas, secundarias.
Esto se trata de muchachos que considero de buena fe y que
plantean las cosas en serio y con dignidad. Por eso vengo.
GIMENEZ —Si le rehúye la mayoría de las veces a eso, ¿cómo
puede conocer al pueblo y a la vez...
SABATO —¿Usted cree que al pueblo se lo conoce yendo a las
audiciones de televisión? ¿A las audiciones de astrología?
¿Al "Juicio del gato", o como se llame?. .. estoy en la
calle todo el día. Estoy en mi país desde que tengo
noticias, recibo correspondencia de las más variadas
especies. De las cárceles, de los cuarteles. Me paran en la
calle, en los cafés cuanto muchacho quiere pararme. Desde
conscriptos hasta curas, pasando por militares. Creo conocer
el país en serio.
POETAS JOVENES
OBRADOR —Sábato: usted sabe que hay muchos poetas de entre
18 y 20 años. No los conocemos. Sabemos que no les abren ni
una mísera puerta. Ellos posiblemente tendrán una
oportunidad cuando tengan 25 ó 30 años, y es ahora cuando
están en el momento cumbre de toda su creatividad. ¿Cómo se
siente usted ante esto?
SABATO —En general yo recibo mucha correspondencia de chicos
jóvenes que escriben poemas, o cuentos. En la medida de mis
esfuerzos los ayudo, los leo, los llevo a editoriales,
alguna vez los acerco a revistas o diarios (al mismo
Neustadt le debo haber acercado a más de uno). Comprendo la
situación difícil y...
OBRADOR —Y esa situación difícil, ¿cuál es?
SABATO —La situación difícil es que un muchacho que escriba
poesía no encuentra así no más un editor. Si a eso se agrega
que es un muchacho de veinte años es casi imposible.
OBRADOR —¿No puede agregarse que no reporta nada de ganancia
al editor?
SABATO —Por supuesto, claro. Las editoriales no son
entidades de beneficencia. Las editoriales son empresas
capitalistas hechas por unos señores que quieren cobrar
dividendos. Es decir, ellos no lo hacen por amor al arte,
como puede alguna mente candorosa imaginar. En realidad el
editor es como el banco. El banco, como todos ustedes saben,
es una institución que presta dinero al hombre que puede
probar que no necesita dinero. La editorial edita libros al
hombre que no necesita editor. Es decir: un escritor famoso
edita libros por sí solo y vende cualquier cantidad. A un
chico desconocido no se le editan los libros.
"A MI ME RECHAZARON «EL TUNEL»"
NEUSTADT —...La juventud se queja...
SABATO —En la época en que yo empecé a escribir (después
vino una segunda época, la inmediatamente anterior a ésta,
porque ahora hay una nueva crisis editorial). Pero en la
época en que yo publiqué "El túnel", cuando no era muy
conocido, "El túnel" fue rechazado, con enorme entusiasmo,
diría yo, por todas las editoriales argentinas. Fue
rechazado por Editorial Sudamericana, por Emecé, por Losada;
y no tengo inconvenientes en decirlo porque es la pura
verdad. Con el dinero de un amigo mío, el doctor Báez, ahora
muerto, un excelente tipo, se hizo una pequeña edición. Esa
edición tuvo el sello de Sur. El libro se vendió rápidamente
y tuvo además la suerte de ser inmediatamente traducido. Y a
raíz de eso todos los editores que habían rechazado el libro
corrieron a mi casa con el propósito de publicarlo. Esa es
la historia.
ZEBALLOS —Voy a salir del tema. El personaje de "Sobre
héroes y tumbas", Martín, para mí es el mejor tratado de
todos ellos. Ahora yo querría saber si usted dentro de ese
personaje identifica a la juventud argentina.
SABATO —Mire, señorita. . . Es difícil identificar. En
principio los personajes no son personajes símbolos o
arquetípicos. Son personajes argentinos, como hay muchos.
Creo que lo que usted acaba de decir es cierto: es el más
positivo, el más rescatable. Tal vez es el personaje que más
me gusta, el que me conmueve a mí mismo, ¿no? Pero no quiero
decir con eso que ese chico represente a la juventud
argentina. Hay juventud de muchos tipos. El es un tipo de
juventud argentina. Es un tipo de muchacho, evidentemente, y
no sólo de la Argentina sino de muchos países del mundo,
¿no?
FANTASMAS, OBSESIONES Y LA ARGENTINA
TARQUINI —Usted alguna vez dijo que vivía un poco perseguido
por fantasmas, obsesiones, pesadillas, y que, curiosamente,
o tal vez no tan "casualmente, esos mismos fantasmas fueron
un poco el eje de su literatura. De alguna manera, ¿no se
podría decir también que el pueblo argentino vive perseguido
por fantasmas y que constituyen el eje de la historia?
SABATO —Puede ser. Puede ser muy bien que un escritor, aun
sin saberlo, exprese esas obsesiones inconscientes de una
comunidad entera. Es decir: un escritor nace en un país, se
forma en un país y de alguna manera expresa las ansiedades
ocultas del país. Y usted sabe que las ansiedades del hombre
son las ansiedades del país.
TARQUINI —Ahora... ¿cuáles son para usted las obsesiones y
los fantasmas de la Argentina, en este momento?
SABATO —Mire. . ., creo que la pesadilla fundamental es que
no terminamos de salir del pantano desde hace varias
décadas.
TARQUINI —¿Qué hace usted para que el país salga de ese
pantano?. .. Es decir, desde ya estimo que usted está
comprometido para que el país salga.
SABATO —Bueno, aparte de que me hago mala sangre todos los
días (lo que no es poco), lo que me hace mucho daño, aparte
de hacerme mala sangre todos los días con los baches y con
el dinero, por los teléfonos, con la burocracia, con los
hombres que cuando son nadie en la calle a uno lo embroman
todo el día y cuando tienen un carguito en el gobierno hay
que pedirles audiencia. Aparte de todas esas cosas que pasan
todos los argentinos todos los días, aparte de ser ya
adelantados por el Brasil, yo hago lo que puedo, trato de
escribir lo que yo siento que debo escribir, auténticamente.
A un escritor que escribe novelas no se le puede pedir que
haga ametralladoras o que haga política. Yo hago lo que
buenamente puedo hacer. Es una contribución importante vista
con ojos de larga distancia. Lo que los escritores hacen por
su Patria, si esos escritores son verdaderamente
representativos de su Patria, si viven y sufren con sus
conciudadanos, si de verdad pasan por las vicisitudes de los
hombres que los rodean y si verdaderamente escriben con
sangre y no con tinta.
COMO SALIR DEL PANTANO
NEUSTADT —Los argentinos estamos en un pantano del que no
podemos salir. ¿Sería muy gravoso para usted que le
preguntara dónde están los caminos que usted nos podría
indicar...?
SABATO —En primer lugar tengo que decirle que no quiero
aparecer como una persona pretenciosa que tiene la solución
en el bolsillo. Yo soy un argentino como tantos. No soy un
político, al menos en el sentido estricto de la palabra (me
interesa la política en el sentido aristotélico de la
palabra), pero creo que esté a la vista lo que necesitamos.
Creo que cuanto antes, urgentemente, nuestros gobiernos (y
digo nuestros gobiernos porque corremos el riesgo de que
cuando termine esta audición tengamos otro) comprendan que
una nación se hace con la Nación entera, y en particular la
Nación se hace con la clase obrera, que al final de cuentas
es la que mete el hombro y arma las cosas. Desde barrer la
calle hasta el trabajo más difícil y más arduo. Con esa
clase obrera argentina que es consciente, que es
inteligente, que es responsable, tenemos que hacer el país.
De una buena vez tenemos que sacar la cabeza de abajo del
ala y saber que el cincuenta por ciento de esta población no
tiene prácticamente posibilidad de tener representatividad
en el gobierno argentino. Mientras no aprendamos aso no
vamos a ser un país en serio.
PERON NO ES UN FANTASMA
NEUSTAD —¿Cómo vive un escritor perseguido por fantasmas el
hecho de que muchos argentinos todavía piensen en algo que
la gente califica de fantasma y que se llama Perón?
SABATO —No. Yo no creo que Perón sea un fantasma. Es una
realidad. A mí Perón personalmente me interesa muy poco. Me
interesa la clase obrera, que desde luego es peronista,
todos los sabemos. La clase obrera es una cosa, Perón es
otra. Perón es un hombre que está en Madrid ahora, y no va a
volver nunca al país (dicho sea de paso: abandonó el país
cobardemente)..., me interesa la clase obrera que es
peronista. A ellos yo los escucho y los respeto y con ellos
tenemos que gobernar. Es decir, tenemos que cogobernar. No
solamente ellos son todo el pueblo. El pueblo de la
Argentina son también los intelectuales, la clase media.
Pero tenemos que gobernar con ellos.
¿QUIEN QUEMA LIBROS?
NEUSTADT —Dos preguntas últimas: ¿usted sabe que en estos
momentos se queman libros en Buenos Aires, tanto de salida
como de entrada?
SABATO —¿Cómo? ¿Todavía se queman libros?
NEUSTADT —Sí, en la Aduana.
SABATO —¿Todavía se queman libros en la Aduana?
NEUSTADT —Sí. Pero además...
SABATO —¿Qué libros se queman?
NEUSTADT —Mire.. . por ejemplo un último libro de... ¿cómo
se llama el filósofo?... Este filósofo que decía... No
abuse, Marcusse.
SABATO —Marcusse. Y ¿quién ordena esa quemazón de libros?
NEUSTADT —¡Bueno! No se sabe bien. Usted sabe que siempre...
SABATO —Sí. ¿Pero quién es el responsable? ¿El ministro del
Interior?
NEUSTADT —No. Aparentemente, no. Aparentemente...
SABATO —Pero ¿quién es el responsable? Quiero decir cuál es
jerárquicamente responsable de la quemazón de libros. Es el
ministro del Interior.
NEUSTADT —No, lo que quiero decir es que hay cosas
aparentemente raras. Entre los libros que no pueden leer los
argentinos figuró un libro que firma Aldo Ferrer, que pudo
ser ministro de Economía, pero cuyo libro no se puede leer.
Fue de la Editorial Siglo XXI, creo. Ese es un detalle,
claro. Espero que nunca quemen sus libros. Lo deseo.
SABATO —No. No se trata de que quemen mis libros. Me
preocupa que se quemen libros, y sobre todo libros de
grandes filósofos. Pero ¿quién es el responsable? Porque
acá, como dijo alguna vez Jorge Sábato, que es sobrino mío y
es presidente de SEGBA, tendría que haber dos ministros con
igual despacho, igual chofer, igual auto. Porque cuando uno
va a quejarse a un ministro, él siempre se lava las manos.
Entonces la solución es que uno sea ministro y el otro sepa
las cosas.
SABATO —(obsesivo) ¿Quién es el ministro que en la
Argentina, es responsable de la quema de libros de filósofos
como Marcusse? Porque tiene que decirse públicamente. Tienen
que señalarlo con un dedo. Tienen que decir que ese señor
es... (un sugestivo corte de audio deja a la teleplatea con
la necesidad de saber cuál fue el calificativo empleado por
el escritor). ¿Quién es el ministro? (se interroga
finalmente). ¿Quiere decirme quién es ese señor? (ya está al
borde de la exasperación).
NEUSTADT —Si usted tuviera que hacer un gran acto acá muy
intimo, ¿a quién, usted, le debe algo?, ¿quién es su mejor
amigo o amiga? ¿A quién le estaría agradecido toda la vida?
¿Usted tendría algún nombre propio para darnos?
SABATO —Usted me hace una pregunta de golpe de una cosa tan
imprecisa. . . Le voy a decir, en general, en momentos
difíciles de mi vida, la mayor ayuda la he recibido de la
gente humilde. Porque es un hecho sabido: los más generosos
son a veces los que menos tienen, gente muy humilde, gente
de barrio, tal vez a ellos les quiero dedicar este humilde
recuerdo.
A continuación Sábato contestó una última pregunta sobre su
total soledad.
SABATO —Todos tememos una soledad total, por supuesto.
NO SE PUEDE VER TV
NEUSTADT (Cortando otra pregunta) —Yo quería agradecerle a
Ernesto, porque como bien lo señalamos antes, Ernesto ha
sido siempre un hombre reacio, porque no cree (y a lo mejor
hace bien) que los problemas argentinos pueden ser resueltos
por los medios de comunicación.
SABATO —Por ciertos medios. Porque hay ciertas cosas que son
subalternas y que... actualmente se habla de la crisis de la
televisión. ¿Cómo no va a haber crisis, si prácticamente no
se puede ver televisión? Es decir, aparte del hecho de que
la televisión se pasa vendiendo avisos (y yo no voy a
comprar jamás un producto que publiciten por televisión,
porque me irrita). . . aparte de eso, la mayor parte de los
programas son subalternos. ¿Cómo no va a haber crisis de
televisión? Por ejemplo se habla del déficit de Canal 7.
¿Qué es eso del déficit de Canal 7? ¿Alguna vez se echó al
director general de escuelas porque en el último "ejercicio"
(entre comillas) las escuelas han dado pérdidas? Un canal de
televisión debe ser un canal para la información del pueblo.
Es un instrumento fundamental en la educación de un pueblo.
¿Cómo se puede hablar en términos económicos como si se
tratara de un supermarket?
Ir Arriba
|
|
Ernesto Sábato
|
|
|
|
|