Revista Primera Plana
11.12.1962 |
A principios de año se dijo que en la temporada 1962 se
daría la batalla definitiva por la competencia. La crisis
económica se apoderó, también, de la televisión, y la
batalla de la competencia se diluyó para permitir otro
combate: el de la mera supervivencia.
Las posiciones, a lo largo de la temporada, no variaron y
hoy se encuentran en un punto similar al de fines de 1961:
un predominio del Canal 13, seguido a no asombrosa distancia
por el 9, y, detrás, en orden de espectadores, el 11 y el 7.
La situación financiera de estas emisoras es la siguiente:
las dos últimas citadas arrojan pérdidas (7) o cubren apenas
los costos (11). La emisora oficial, por otra parte, tiene
ingentes deudas con su personal artístico.
Lo mismo sucede con el 9, si bien se sostiene que no acusa
pérdidas fuertes. En el 13 hay puntualidad de pagos —igual
que en el 11—, pero se debió llegar a un acuerdo con las
grandes figuras: abonarles con retaceos hasta que se supere
el momento.
La incógnita del 63
Un ejecutivo de televisión aludió a estos hechos con
escepticismo: "No basta con que la gente cobre todos los
fines de mes en la caja. El golpe fue demasiado duro y
tendremos que reponernos. El año que viene es decisivo".
El año que viene: he aquí la incógnita. ¿Qué pasará con los
programas de 1963? Las investigaciones practicadas arrojan
resultados desalentadores. Un inexplicable mutismo rodea las
decisiones de los canales; no dan nombres ni títulos: a lo
sumo, vagos lineamientos. Esperan, además, que la marcha de
la temporada regule sus propios planes. Las agencias
intervienen cada vez menos en la hechura de las emisiones;
habitualmente, reciben ahora el "paquete" preparado por las
estaciones. Los productores también se rigen por las
necesidades de cada canal y no se avienen a confesar detrás
de qué iniciativa trabajan. Otra justificación es suponer
que, a 20 días de comenzar un nuevo año, algunos canales
duden sobre la precisión de sus planes. "No puedo decirle
nada —susurró un escurridizo ejecutivo—. Imagínese que yo le
anuncie que vamos a contratar a Libertad Lamarque. En
seguida le harán ofertas desde otros lados."
Además, existe un hecho cierto: las emisoras de televisión
seguirán moviéndose dentro de fórmulas más o menos
consagradas. Si se observan los cambios producidos entre las
audiciones-clave de 1961 y las de 1962, no sorprenden
demasiado. Se trata solamente de vueltas de tuerca en torno
de rubros y, también, de figuras.
Argentinidad y cultura
"Una renovación total del concepto programático y una
orientación dedicada exclusivamente a favorecer las esencias
argentinas, con incidencia en la familia", anuncia Carlos
Barraza, director del Canal 7. "Tendremos en cuenta una
regla de valoración de le bueno que existe en el país y
desecharemos lo malo. Queremos que nuestros programas tengan
un signo positivo a toda costa, que traduzcan cultura." Y
según Barraza, la cultura no es únicamente el
enciclopedismo, sino también —y por ejemplo— el cultivo de
los sentimientos. "Conseguir un llanto o una risa es hacer
cultura. Todo depende de los medios usados para
conseguirlos."
Este sería el símbolo sobre el que trabajará la emisora
estatal. "Habrá shows, teleteatros, entretenimientos, humor,
los programas típicos; se sabe ya en qué medida hacen falta.
Lo fundamental es, a través de ellos, encontrar el
equilibrio."
La actitud "argentinista" que se persigue se reflejará, por
ejemplo, de esta manera: en un concurso de preguntas y
respuestas prevalecerán los temas y personajes locales. Algo
similar ocurrirá en los espacios musicales: se favorecerá al
compositor y al ejecutante argentinos, sin omitir a
personalidades extranjeras representativas.
El Canal 7 tendrá que nivelar sus porcentajes de material
en vivo y filmado; actualmente, el primero acapara un 80 % y
por cuestiones físicas, inclusive, no es lógico soportar ese
promedio. Desde la emisora se prohijará la filmación en el
país de series y hasta se gestionan mercados para ellas.
"Nuestro anhelo es estar en el interés del avisador. Tenemos
una misión esencial: que la empresa no signifique una carga
gravosa. Logrado esto, no nos importa tener más o menos
rating." Al preguntársele qué destino tendría "Los
intocables", virulenta serie norteamericana contratada
durante la gestión anterior a la suya, Barraza optó por
cambiar de conversación. Se sabe, sin embargo, que se apuran
tratativas para desterrarla o reemplazarla.
¿Yudo o catch?
El Canal 9 procura reforzar dos rubros: los shows musicales
y los programas cómicos. Para los primeros se organiza un
espectáculo gigante, que girará alrededor de los cantantes
Roberto Yanés y Ginamaría; para los segundos se afianzará en
Tato Bores, uno de sus "hits", y confía en hacer rendir a
Adolfo Stray, Carlos Balá y Alberto Locatti; no pierde de
vista obtener los servicios de Pinocho, eventualmente. No
tiene decisión tomada sobre la persistencia del
"catch-as-can": últimamente ha perdido audiencia. Una
tentativa coincidente tal vez resida en el traslado resuelto
del programa de yudo a horarios nocturnos, porque el
"karting" también desaparece. De los programas-rio, novedad
impuesta por el 9 en el corriente año, nada se sabe respecto
a "Sábados circulares", pero prosigue "La feria de la
alegría".
Se acentuará la contribución periodística: desde ya está
asegurada la salida de "Apelación pública". El renglón
infantil sobrevivirá a cargo de "El capitán Piluso" y "La
goleta intrépida". Y el folklore, de "La pulpería de
Mandinga (pasa a la noche) y "Tierra adentro", con Fernando
Ochoa. Entre las audiciones de concurso, se indica a "Dar en
el blanco", como perteneciente a la próxima cartelera.
También volverán "Reunión de mujeres" y el teleteatro
veterano "Son cosas de esta vida".
Recientemente, han firmado contrato con la estación dos
hombres en los que se confía: Hugo del Carril (este año
hizo, para el 9, "La calesita", film dividido en cuatro
capítulos de una hora, que empezó a irradiarse anteayer), y
Raúl Astor, que ha pasado 5 años en la TV mexicana.
En cuanto a las series que proseguirán exhibiéndose,
figuran: "El círculo de la noche", "Intriga en Hawaii", "Dr.
Kildare". "Boris Karloff", "Caravana", "Bonanza"
"Ballinger", "Disneylandia", "La ciudad desnuda", "Surfside
6". Se anulan, por lo tanto, "Bat Masterson", "Sunset Strip
77" y "Maverick". "Ajedrez fatal" está en duda. Tampoco
retornaría "Teatro en su casa", que interpretaba la compañía
española Martín-De Sabattini.
Más música
"Conocemos el tamaño de nuestras alas", puntualiza Darío
Castel, director artístico de Teleonce. "Vamos a ir
despacio, sin forzarnos. No podemos tirar la, casa por la
ventana." Dentro de estas posibilidades (¿o limitaciones?),
la emisora de la calle, Pavón intensificará la importancia
de dos géneros que no cuidó demasiado en 1962: los shows
musicales y los programas cómicos. Prepara un espacio
gigante, por el que hará desfilar a artistas extranjeros,
preferentemente de Brasil y México), y cubrirá la cuota de
humor mediante ciclos de comedia (uno de ellos, "Pérez
Delgado y Sra.", continuará). Los entretenimientos
—profusamente utilizados por Teleonce— también se
aumentarán: José Cibrián y Carlos D'Agostino se
incorporarían para tal labor.
La estación trata de estructurar, por otra parte, la
realización de un enjundioso ciclo teatral, y de cubrir un
campo hasta ahora no explotado por la TV: las
colectividades. Hay intención de dedicarles programas que no
apelen a los costumbrismos de rigor, sino "que ofrezcan un
sabor típico". El periodismo es, aún, meta lejana.
Las audiciones que persisten son: "Ben Casey" (la más
exitosa, de acuerdo con las estadísticas), "Johnny
Stacatto", "Años sin ley", "Los paracaidistas", "El gran
circo" (series); "Pandeleche" (infantil), "Yo te canto
Buenos Aires" (tangos, centrado sobre Aníbal Troilo), "Ritmo
y juventud", "Circonce", "Carrousel" (entretenimientos),
"Demonios del catch" (en vivo) y las tiras de exhibiciones
cinematográficas: "Platea hogareña" y "Aquí Hollywood".
Finalmente, regresará "¿Cuál es su duda?", otra mascota del
canal.
"Corregiremos los errores"
Julio Picos, director de programación del 13, salió de su
habitual cautela, con esta declaración formulada a un
diario: "El año que viene arrasaremos con toda la
competencia". Y lo cree, cree que en la puja vencerá la
estación de la calle Lima. ¿Cómo? Aquí ya no proporciona
pormenores concretos y emplea su cautela: "Hemos aprendido
mucho. Corregiremos los errores y sostendremos el empuje".
El único anuncio que hace es la aparición de dos nuevos
programas para fecha inminente: "La craneoteca de los
genios", traído de la radio y para el que se utilizarán los
libretos del desaparecido Wimpi: y "Buenos Aires 2040",
visión del hoy porteño desde una perspectiva imaginaria.
Se mantendrán, sin rupturas hondas, las actuales estructuras
de programación. Los "hits" de 1961 y 1962 respaldarán el
rubro comicidad: "Viendo a Biondi", "Risas y son risas"
(Verdaguer), "Felipe" (Sandrini), "Los trabajos de Marrone"
Se discute la continuación de Pinocho ("Creemos en él y
seguramente estará con nosotros") y de "La revista
dislocada" (también la persigue el 9).
Los shows asentados proseguirán: "Casino" y "Antonio Prieto"
("Él rebajó su oferta y nosotros subimos la nuestra");
además, "El show del mediodía", "Nace una estrella y
"Guitarreada".
Sobrevivirán, "mejoradas", las emisiones infantiles: "La
hora de los pibes" y se agrega "Juguemos en el patio" y los
teleteatros consagrados: "Cándido Pérez", "La familia
Falcón" y "Yo soy porteño", así como los espacios
culturales: "Enciclopedia en TV" y 'Universidad del aire" y
uno de interés femenino: "Buenas tardes mucho gusto".
Se eliminan varias series ("Dragnet", "Nueva York
confidencial" "Hong Kong", "Los acuanautas", "Nick Charles",
"La cuerda floja") y se insistirá con: "Yo quiero a Lucy"
"Los picapiedras". "Laramie", "Ruta 66" (la de mayor
audiencia), "Pájaros de acero", "Investigador submarino",
"Perry Mason". Se ignora en cambio, qué destino aguarda a
dos de particular atracción: "Siglo XX" y "Dimensión
desconocida".
El único renglón inconmovible en los cuatro canales y que
seguramente seguirá inconmovible: los almibarados
teleteatros vespertinos. Aquí, todos los ejecutivos
coinciden sin vacilar.
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Tato Bores
Ben Casey
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