Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Televisión
1964
Revista Panorama
febrero 1964

Las nuevas series
Mister Paladín, Elliot Ness y demás héroes de las series envasadas, han desplazado en las preferencias infantiles a Sandokan o al pirata Morgan; y aun el iracundo detective Mike Hammer ha sepultado al reflexivo Sherlock Holmes, fuera de moda en el siglo de la violencia.
En la Argentina, las series norteamericanas ocupan, por razones de precio y de popularidad, el primer lugar en la programación de los cuatro canales de TV. Los ejecutivos saben que deben renovarlas continuamente. Se considera que el índice de saturación del público está entre los tres y los cuatro años de persistencia.
Quizá por eso, el canal 13 ha decidido levantar este año 'Yo quiero a Lucy', la exitosa comedieta de Lucille Ball. El personaje continuará vigente a través de otra serie que ha comenzado a pasarse desde enero: Una hora con Lucy y Dasi, en la que el centro de las anécdotas serán las dos amigas, tan conocidas ya por el público porteño.
Tampoco se verá este año la serie Pete y Gladys, pero retornan a la pantalla la efectiva Un paso al más allá y Los jinetes de Mackenzie, que vimos en años anteriores. También ha vuelto, pero esta vez diariamente, Supercar, la serie filmada con marionetas, anunciada a las 18, y dos programas nuevos: 'La gran historia' (policial-periodístico) y 'Ventana a la vida', un desfile de relatos sentimentales con June Allyson como figura central, lleno de pasajes conmovedores que pretenden haber sido extraídos de la realidad. . .
En el canal 7, en cambio, el severo Elliot Ness continuará su tenaz guerra contra los infractores de la Ley Seca en 'Los intocables', una de las series más populares, que cumplirá su tercer año de vida. También se conocerán dos novedades: El Santo y Charlie Chan, con las aventuras de los célebres detectives de la ficción que deleitaron a dos generaciones.
En el canal 9 se ha programado una apreciable cantidad de series, algunas nuevas y otras conocidas de otros años: Roy Rodgers, Los Vickings, Submarino, El padre de la novia, Viviendo con Rilay, Moderno Don Juan, El doctor Christian, La cuerda floja, Cacería humana. Hombres sin precio, Dos caras del Oeste, Cero uno, Águila Negra, Hong-Kong, y La tercera llamada, conservando asimismo las series que hasta ahora habían logrado mejores ratings.
El canal 11 ofrece una novedad: Arresto y proceso (Arrest and trial), primera serie que se pasa en nuestro país con una duración de más de una hora (90 minutos), que, tal como su título lo sugiere, se divide en dos partes: la investigación de un delito y el arresto del delincuente, a cargo de Ben Gazzara, y su defensa ante el tribunal, que corre por cuenta de Chuck Connors.
El panorama expuesto indica claramente que los televisores estarán en 1964 tan llenos de tiros, de dramas y de complejos como en 1963.

La bella cicerone
Se encuentran bastante adelantadas, por parte del Canal 11, las tratativas tendientes a conseguir para su programación de 1964, una de las más costosas secuencias documentales de los ultimes tiempos: Elizabeth Taylor's London, cuya traducción literal equivaldría a La Londres de Elizabeth Taylor, título muy acertado, si se tiene en cuenta que la discutidísima y hermosa Liz nació en la capital británica.
En este film, la estrella de Cleopatra guía a los espectadores por su ciudad natal durante una hora, aproximadamente. La producción costó más de medio millón de dólares y una apreciable cantidad de jaquecas provocadas por el público que, olvidando la tradicional indiferencia inglesa, se agolpaba en las calles para ver trabajar a una de las dos medias naranjas más publicitadas del siglo. El viejo Londres, él sí, inmutable, aceptó competir con su hija en el interés general.

Cinco pigmaliones
El sábado 11 de enero, a las 21, los canales 7, 9 y 11 difundieron en "triplex" un programa lanzado para dejar una huella en la historia de la televisión argentina: el Show Lux.
La superproducción duró una hora y media, aproximadamente, y señaló la culminación del concurso '¿Quién es ella?', con premios muy importantes. Estuvo integrada por cinco Historias de color (blanco, rosa, verde, amarillo y azul), que glosaron en tono humorístico la leyenda de Pigmalión (el escultor enamorado de su obra, que un día vio animarse, por intervención divina, la estatua de Galatea, por él modelada). Además incluyó una historia adicional, en los espacios publicitarios: la de María Amelia Ramírez, Miss Lux, cuya participación en el concurso que la llevó a la fama y sus posteriores triunfos en el exterior, fueron evocados en forma de ballet.
La historia blanca (Horacio S. Meyrialle) fue un gracioso sketch, cuya acción se desarrolla en la Grecia antigua, a cargo de Miguel Ligero, José María Langlais, Delfy de Ortega, Marcela López Rey, Ana María Castro y Claudia Sánchez. Afrodita da vida a Galatea, y esta, en vez de enamorarse de Pigmalión, se prenda de su criado.
La Historia rosa (Jacobo Langsner) se encaró como un juguete rococó en la corte de Luis XV, y fu discretamente interpretada por la joven y dinámica Evangelina Salazar, la hermosa Elizabeth Killian y el correcto Jorge Barreiro.
La Historia verde (Roberto Socol), contó la anécdota de un director de espectáculos revisteriles (Héctor Méndez) que trata de transformar a su novia (María Concepción César) en una vedette perfecta. Ambos intérpretes cubrieron con evidente holgura el escaso compromiso de sus personajes.
La Historia amarilla fue una eficaz parodia musical de la serie de Mike Hammer, a cargo de la bailarina y coreógrafa Adela Adamova y de Víctor Ferrari y su ballet.
La Historia azul (Raúl Gurruchaga), mostró a un astronauta (Rodolfo Salerno) que llega a la luna y allí encuentra a un selenita (Walter Yonsky) y a una estrella, que se transforma en mujer. Este episodio, el más poético de todos, que contó, además, con la mejor interpretación (Norma Aleandro, la estrella), adoleció de algunos "baches" en la continuidad de la acción, imputables tal vez a los trozos cinematográficos intercalados, o a un excesivo afán por resumir el argumento.
La puesta en escena y dirección de Alejandro Doria y Nicolás del Boca, fueron inobjetables (quizá demasiado pasiva la cámara), lo mismo que la escenografía de Jorge Bering y las presentaciones musicales de los Big Ben. Faltó entusiasmo en los relatos de Carlos Cores.
Gerardo Frak, directivo de la editorial Haynes y productor del Show Lux, junto con José A. Arrieta, comentó algunos problemas surgidos durante la grabación de los "tapes" en el canal 7:
—El material humano y técnico del canal es maravilloso —aseguró—; pero tropecé muy a menudo con una increíble desorganización. Necesité un camión de exteriores y nadie sabía a quién tendría que pedírselo. Salvo esos detalles, solo puedo decir que trabajamos mucho. . .
No puede decirse que el Show Lux haya constituido un impacto sensacional. Los productores eran conscientes de que no innovaban. Pero esos noventa minutos de espectáculo dignamente concebido y presentado, constituyen un auspicioso precedente para nuevos intentos.

 

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Show Lux
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Liz Taylor
Laramie