Revista Siete Días Ilustrados
14.06.1971 |
Enrolado en una rígida, funambulesca y perentoria
cruzada restauradora, el líder de la Sociedad Argentina de
Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad habla sobre el
comunismo, Dios y el minishort.
"Sí, señor, estoy librando una guerra santa contra
comunistas, peronistas, socialistas, radicales, demócratas
cristianos y demás agentes de la subversión", proclama a voz
en cuello el abogado Cosme Beccar Varela (h) —33, cuatro
hijos, hierarca de la Sociedad Argentina de Defensa de la
Tradición, Familia y Propiedad—. Enjuto, verborrágico,
propenso a caer en altisonancias, Beccar Varela obliga a sus
cofrades a enfundarse en capas escarlatas, enjarretarse
boinas rojas y enarbolar lienzos púrpuras con el león
rampante cada vez que decide hacer oír su pregón por las
calles de Buenos Aires. Atributos éstos que simbolizan,
inequívocamente, a su cruzada por una sociedad apuntalada en
sacrosantos principios de autoridad y respeto a la tradición
hispánica; también a postulados filosóficos que parecían
inhumados por la Revolución Francesa.
Acusado por sus detractores con los peores calificativos
(nazi y troglodita, por ejemplo), C.B.V. reparte su ocio con
la recolección de firmas para denostar ante el Vaticano a
los sacerdotes tercermundistas y en la edición de panfletos
en contra de buena porción de los documentos conciliares.
Atrincherado en una recoleta mansión de Palermo Chico, en
Buenos Aires, el empedernido, nostalgioso paladín expuso
ante SIETE DIAS —la semana pasada— algunos capítulos de su
peculiar manera de entender el mundo.
—¿Cómo nació la Sociedad Argentina de Defensa de la
Tradición, Familia y Propiedad?
—En 1956, cuando estudiaba abogacía, edité una revista
católica denominada Cruzada, con la intención de defender la
doctrina social de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y
Romana.
—¿Cómo se financiaban esas actividades?
—Editábamos cinco mil ejemplares, los cuales eran colocados
íntegramente en la calle Florida. Nos dimos cuenta de que la
propaganda la teníamos que hacer personalmente.
—¿De cuánta gente dispone para su campaña?
—Es un poco difícil determinarlo. El número varía porque
este movimiento exige dedicación exclusiva. Cuando las
circunstancias son favorables crecemos considerablemente.
—¿Con cuánta gente comenzó?
—Y ... seríamos cincuenta.
—Lo que se dice una selecta minoría...
—Tenga presente que los grandes movimientos de la historia
fueron realizados siempre por selectas minorías.
—Entre los camaradas que lo acompañan...
—Yo no tengo camaradas; me acompañan socios y militantes.
—¿Por qué no quiere usar la palabra camarada?
Porque esa palabra la utilizan los comunistas. No vamos a
usar las mismas palabras que ellos, por más que figuren en
el diccionario. A cada cosa la llamaremos por su nombre.
—Entonces, pasaremos la palabra compañeros...
—Exacto.
—¿A pesar de que sean las mismas palabras que utilizan los
peronistas?
—Usemos socios, entonces.
—¿Como en un club social y deportivo?
—Digamos socios y militantes. Somos socios de una sociedad.
—De acuerdo. ¿Entre los socios de esta agrupación hay ex
militantes nacionalistas?
—Sí. Muchos de los jóvenes militantes han pertenecido a
organizaciones de base del nacionalismo, que se dieron
cuenta del valor de la tradición, la familia y la propiedad.
—¿Y qué significado le da usted a esas palabras?
—Cuando digo tradición me refiero a la tradición católica
hispánica. Nuestro país es obra de siglos, fue realizado por
el pensamiento civilizador católico. Eso nos dio nuestra
idiosincrasia nacional y tenemos que defenderla, so pena de
perder nuestra identidad como nación.
—¿Qué elementos atentan contra esa identidad?
—Se ha olvidado el respeto a la Santa Iglesia Católica,
Apostólica y Romana como vértice de la pirámide social.
Además, en la sociedad hispánica la familia estaba formada
por estirpes ...
—Todo lo contrario de la familia tipo de hoy.
—...las estirpes, a su vez, estaban integradas por 'los
parientes. Formaban una unidad que otorgaba al cuerpo social
fuerza y flexibilidad para realizar sus obras.
—¿Qué se tendría que haber hecho para evitar la pérdida de
esa identidad?
—Por lo pronto haber evitado la llegada de las ideas
liberales que arribaron aquí desde el extranjero.
—¿Usted piensa que la inmigración perjudicó a la tradición
hispánica y que debió prohibirse?
—No. Ella trajo su aporte propio y (muy valioso que puede
resultar en una síntesis original sobre el tronco hispánico
de nuestra tradición.
—¿Por qué dice que la educación laicista fomenta la
inmoralidad?
—Supóngase que usted, en vez de ser educado en una familia
católica lo haya sido en una donde imperaba el libertinaje.
No reconocería ninguna moral, seguiría sus instintos, haría
lo que a usted le parezca. No se sometería a ninguna clase
de dictámenes dogmáticos. Eso es lo que resulta del
laicismo.
—¿Quiere decir que el laicismo sería uno de esos elementos
que echaron a perder al país?
—Es evidente, porque les enseña a los chicos que Dios no
existe. Y si Dios no existe es imposible tener moral.
—Sin embargo, en las escuelas laicas no se enseña que Dios
no existe.
—Se dice que Dios no existe cuando omitimos su presencia.
—¿Qué otros elementos atentan contra la tradición?
—Aunque en menor grado que el liberalismo, también la
influencia de las costumbres norteamericanas que se difunden
a través de algunos medios de comunicación de masas.
—¿La moda también?
—Algunas modas.
—¿Qué opina de las mujeres que usan mini shorts?
—Me parecen inmorales.
—¿Por qué?
—Porque eso es contrario a la moral católica. La moral
católica enseña que se debe guardar el pudor porque es una
protección contra las violaciones del sexto y noveno
mandamiento.
—¿Lee revistas?
—Sí, sí. Claro.
—¿Qué revistas?
—En general, revistas intelectuales y políticas.
—¿Por ejemplo?
—Y... por ejemplo, Tradición, Familia y Propiedad.
—¿Quién la edita?
—La edita la Sociedad Argentina de Defensa de la Tradición,
Familia y Propiedad.
—Y además de leerse a sí mismo, ¿qué otra revista lee?
—También leo Catolicismo, que es una revista brasileña de la
Sociedad de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad del
Brasil.
—¿Alguna más?
—Sí. También leo otras revistas.
—¿Por ejemplo?
—A ver ... a ver... también las de política y de interés
general.
—¿Qué opinión le merecen las revistas que publican modelos
en su tapa?
—Vamos a poner las cosas en claro: yo lucho por principios
doctrinarios, y creo que agoté el punto cuando le dije que
los minipantaloncitos eran inmorales. Pase a otra pregunta.
—¿Por qué no tienen socios de sexo femenino?
—Porque entiendo que estas actividades de esclarecimiento
son impropias de mujeres.
—¿Cuál es el papel de la mujer?
—Estar en la familia.
—Algunos aseguran que la familia está en crisis. ¿Usted qué
opina?
—Estoy completamente de acuerdo. La familia está en crisis
porque el comunismo la ataca difundiendo las prácticas del
amor libre. Si en la Argentina se implantara una dictadura
socialista se negaría a la familia como célula de la
sociedad. También el liberalismo intentó atacarla en su
momento implantando el matrimonio civil.
—¿Usted se opone al matrimonio civil?
—El matrimonio es un sacramento de la Santa Iglesia
Católica, Apostólica y Romana. A pesar de todo eso, de esos
tamaños ataques, las familias argentinas que son católicas
se casan por la Iglesia. Y nosotros, que estamos en la etapa
antisocialista sostenemos que el comunismo, pomo enemigo
inmediato y concreto, atacará a la familia. El matrimonio
entre católicos —un 98 por ciento del país— debe tener valor
jurídico cuando es realizado en una iglesia. Al quitarle
legalmente su carácter sacramental, se ha perdido su fuerza
como pilar de la sociedad. El matrimonio es indisoluble y
monogámico.
—¿Usted vio el film Bob and Carol and Ted and Alice?
—No, y nunca oí hablar de esa vista.
—¿Por qué dice usted que sectores progresistas de la
Iglesia, "falsamente moderados", son los que sostienen la
tesis de que la violencia de las estructuras capitalistas es
la que provoca la violencia defensiva?
—Porque esos sectores tienden a justificar actividades
subversivas diciendo que la propiedad privada es una
injusticia y una violencia. Entonces las guerrillas serían
una reacción del pueblo contra esa violencia, si creemos a
los progresistas de la Iglesia. Pero no es cierto: el Che
Guevara murió porque lo delataron los campesinos. Además hay
dos falsedades: que el derecho a la propiedad privada y los
contratos de trabajo ejercen violencia. Además, los
guerrilleros no son el brazo armado del pueblo. Por lo
tanto, los sacerdotes del Tercer Mundo mienten y ayudan a
las fuerzas subversivas a obtener el apoyo a sus programas.
—Pero hay documentos de la Iglesia que señalan el salario
insuficiente como forma de violencia .. .
—Sobre todo en países como Cuba y Polonia, donde se mueren
de hambre.
—¿Usted está informado de la existencia del hambre como un
fenómeno que ataca también a los países capitalistas?
—No estoy debidamente informado. En la medida en que existe
quisiéramos aliviarlo, pero no admitimos que se utilice el
hambre ajena como una excusa para implantar reformas
socialistas.
—¿Cuál es la solución para los países subdesarrollados?
—Impedir que triunfe el comunismo. El comunismo utiliza un
arma mágica: las palabras talismán (sic); he aquí el gran
problema del momento.
—¿Qué quiere decir eso?
—Sería demasiado largo de explicar. Pero, en síntesis, son
palabras equívocas, como "diálogo", "paz", "hambre", que
confunden y fascinan hasta llevar a aceptar ideas
comunistas.
—¿Qué opinión le merece a usted la encíclica "Populorum
Progressio"?
—¿La encíclica "Populorum Progressio"? En este momento no
tengo presente ninguna parte de su texto.
—Usted ¿en qué diario lee los documentos pontificios?
—L'Osservatore Romano, en su versión original.
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