Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


11 de marzo de 1973
El día del verdadero retorno
Revista Siete Días Ilustrados
19.03.1973

Triunfo de Cámpora

La breve estadía en la Argentina iniciada por Perón el 17 de noviembre pasado tuvo,
para él y sus partidarios, un significado sobre todo emotivo.
El auténtico "regreso político" del peronismo se produjo en las urnas: con una adhesión que abarca a la mitad del electorado, aproximadamente, el Frejuli también contó —dato para el análisis— con un sustancial aporte de ciudadanos que en 1955 tenían entre 1 y 8 años y que ahora sufragaron por primera vez. El candidato Héctor José Cámpora contribuyó al triunfo enarbolando consignas de lealtad al anciano caudillo popular
.


El lunes 12, a las 18.30, el presidente Alejandro Agustín Lanusse ingresó en la Sala de Cómputos del Ministerio del Interior. "Necesito tomar una impresión personal y directa de la situación", informó a los periodistas. Inmediatamente se reunió con el comandante electoral, general Alcides López Aufranc. Las que siguieron fueron las horas más tensas y decisivas del escrutinio. La espera finalizó a las 22.30, cuando Lanusse anunció a los argentinos que, "aunque cabe aguardar la homologación de los resultados por parte de la Justicia Electoral, como marca la ley", Héctor José Cámpora se había convertido en el presidente electo de la Nación.
En niveles poco accesibles a la mayoría de la opinión pública, algunos hechos habían preanunciado la noticia. Esa misma tarde, la Unión Cívica Radical había decidido retirar su fórmula de la competencia para el caso de que hubiera una segunda vuelta (se consideraba que, de todos modos, el porcentaje alcanzado por el Frejuli hacía estéril cualquier intento de superarlo en el ballotage). A su vez dos horas antes del mensaje presidencial, el brigadier Roberto D. Bortot —jefe de la Casa Militar— se apersonó en la sede del Frente, en Oro y Santa Fe, barrio de Palermo, con una misión encargada por el presidente: el Poder Ejecutivo ponía a disposición de Cámpora el aparato administrativo de! Estado para que pudiera cerciorarse de su funcionamiento. El propio Lanusse se puso a disposición del futuro gobierno constitucional para que, a partir del 26 de mayo, "juzgue mi conducta en el mandato que cumplí por disposición de las Fuerzas Armadas".
En la madrugada del martes 13 —mientras alrededor de 100 mil jubilosos adictos festejaban ante la sede frentista—, el flamante mandatario electo afirmó: "No seré presidente ni un solo día si Perón no está en la Argentina". La consigna reforzó la vigencia del tema en discusión durante las horas inmediatamente posteriores al comido: ¿se había votado, en definitiva, por Perón o contra Perón? Esa polarización fue inducida por las propias autoridades frentistas en los días previos a la elección. La intensa campaña publicitaria desatada por una enigmática institución —el Comité de Defensa de la República, tras el cual Cámpora denunció que se ocultarían autoridades oficiales— y enfilada concretamente contra la figura del líder justicialista, permitió al Frejuli reforzar su tesis. Por otra parte, el propio candidato radical, Ricardo Balbín, se había quejado per esa embestida, que no hacía sino acentuar al caudal electoral justicialista. "Se impide a los peronistas pensar y evaluar y se los obliga a votar emotivamente", sugirió el frustrado caudillo platense.
Que, en realidad, la división no era peronismo-antiperonismo parece demostrado por el hecho de que las demás fórmulas hayan quedado tan distanciadas de Cámpora-Solano Lima. Ninguna fuerza alcanzó a constituirse, en la práctica, en polo opuesto de la triunfante. Ni los propios radicales, en cuyos círculos dirigentes se atribuyen las causas de la derrota al hecho de haberse definido por consignas pacificadoras "y no por una postura antiperonista o antigubernista".
Pero es lícito aceptar que los votos peronistas respondieron a una opción: los largos 6 millones de votos obtenidos por el peronismo —un 70 por ciento de los cuales proviene de la clase obrera— fueron emitidos, en buena medida, como una opinión activa frente al deterioro económico y las mermas del salario real ocurridas especialmente durante el último lustro.
Precisamente es ése el gran desafío que debe afrontar el peronismo. Más aún cuando el Movimiento aparece como un conglomerado heterogéneo en el que conviven desde sectores moderados —como los que encabezan los sindicatos y se encuentran en los organismos directivos— hasta las radicalizadas franjas del llamado peronismo revolucionario (compuestas por nucleamientos juveniles, sectores obreros de base y las vigentes "formaciones especiales"). La orientación que tome el gobierno peronista no estará desligada, en definitiva, del juego de presiones entre estos sectores y de la cercanía al poder que logre cada uno de ellos. Es que las características del gobierno dependerán no sólo de quienes lo ejercen, sino también de las exigencias y de lo que se propongan lograr de él sus "garantes" —es decir, sus 6 millones de electores— y las fuerzas que ellos integran.
Por de pronto, la cúpula peronista parece bocetar un gobierno distinto al anterior: "Del pasado solamente debemos tomar la experiencia que tan duramente se ha incrustado en nuestros espíritus", reflexionó Perón en el primer mensaje posterior al triunfo. "El justicialismo cuenta con el apoyo del resto de los partidos y así me lo han manifestado", aseguró luego Por fin, el matutino peronista Mayoría dedicó, el martes 13, media página a Ricardo Balbín. Derrota que enaltece, es la del viejo líder, se titulaba la nota, que decía en un párrafo: "A partir de este instante la UCR, los herederos de Alem e Yrigoyen pueden estar seguros de que son cogobierno. Nadie debe olvidar la valiosa colaboración de los radicales para romper la trampa".
Por lo demás, al margen del triunfo peronista y su retorno al gobierno, las elecciones del domingo 11 dejaron entre sus resultados una serie de importantes hitos y definiciones, entre los cuales pueden leerse los siguientes (haciendo la salvedad de que le mencionan las cifras oficiales convidas al cierre de esta edición):
• Al obtener 2.596.032 votos, la Unión Cívica Radical arribó a un porcentaje del 21,21 por ciento. Comparado con su caudal de 1963, indica que no engrosó su electorado y, en consecuencia, disminuyó su porcentaje. Los cálculos radicales eran de arribar al 28 por ciento y fortalecerse para el ballotage. "Con Alfonsín como candidato hubiera sido posible", manifestaron algunos dirigentes; otros sectores indican que fue precisamente la opción inaugurada por Alfonsín la que aceleró el desgaste a Balbín.
Lo cierto es que la UCR se encuentra ante la necesidad de rever sus programas y las opciones que ofrece a un electorado que, distinto al de elecciones anteriores y ubicado en otra coyuntura política, se inclina por el cambio, aun cuando las características de éste no estén definidas.
• Los 870.333 sufragios que recogió la Alianza Popular Revolucionaria equivalieren al 7,11 por ciento, una magra cosecha frente al 15 por ciento que calculaban sus dirigentes. Los analistas atribuyen la baja al trasvasamiento que desde las filas del Partido Intransigente se está produciendo hacia el peronismo, el MID y la UCR; se suman las escisiones del Partido Revolucionario Cristiano y la superposición programática con el Frejuli, que llevó a algunos indecisos a optar por quien más posibilidades concretas contaba para ganar la elección. El futuro de la APR se decidirá en estos días, aunque hay quienes subrayan que el Partido Comunista —su
principal columna organizativa— no ha diluido su propia herramienta extraaliancista: el Encuentro Nacional de los Argentinos.
• En medio de tantas sorpresivas defecciones aparece el alto porcentaje logrado por Francisco Manrique (14,7 por ciento, equivalente a 1.797.158 votos). El hecho puede atribuirse a que la Alianza Popular Federalista apareció como la más válida opción no peronista. Al reformismo de centroizquierda alendista se opuso el reformismo de centroderecha manriquista, al parecer con más suerte aunque con distintos electorados. Manrique podría llenar parte del vacio dejado actualmente por la UCR. La incógnita para saber si, además de ocupar el tercer puesto, la APF se convertirá en la tercera fuerza efectiva, se develará en la medida que deje de girar en torno a un único hombre-símbolo y articule un programa y una organización partidaria.
• La exigua cosecha de Ezequiel Martínez (332.641 ó 2,72 por ciento) y Julio Chamizo (256.106 o 2,09 por ciento), representantes de la franja derecha del espectro electoral, sugiere la negativa del electorado nacional a las opciones liberales, que aparecen estrechamente ligadas a la actual situación económico social argentina. El fracaso es más evidente en el caso de Nueva Fuerza, que inició su campaña en marzo de 1972, a un costo estimado en 400 mil pesos viejos por voto cosechado.
• Los 76.555 votos y 0,62 por ciento de Coral (Partico Socialista de los Trabajadores), los 61.731 y 0,50 per ciento de Ramos (Frente de Izquierda Popular) y los 125.164 y 1,02 por ciento da votos en blanco (opción propuesta por los grupos trotskistas y maoístas de la izquierda extraparlamentaria), demuestran la inexistencia de una efectiva alternativa socialista capaz de enraizarse en la clase obrera, cuya representación suele atribuirse tanto la izquierda que arribó a los comicios como la que descree de ellos.
• El ballotage, obviado para la máxima magistratura nacional, deberá cumplirse en. las siguientes provincias: Santa Fe (entre el frentismo y el manriquismo); Córdoba (donde los radicales, tradicionalmente ganadores, enfrentarán al peronismo); San Juan (entre el bloquismo ezequielista y el peronismo); San Luis (entre el justicialismo y el conservador Movimiento Provincial); Corrientes (entre el frentismo y el Pacto Autonomista-Liberal ezequielista) y Chubut (entre al justicialismo y la UCR).
• Neuquén resultó la única provincia donde no ganaron los candidatos oficiales del Frejuli. El caudillo peronista heterodoxo Felipe Sapag —del Movimiento Popular Neuquino— volvió a imponerse allí, si bien la fórmula presidencial Cámpora-Solano Lima obtuvo la mayoría del electorado neuquino en el orden nacional.
Tales, en fin, las grandes coordenadas de un comicio cuyos verdaderos alcances —desde ya, decisivos— marcarán la historia argentina a partir del próximo 26 de mayo.

Dibujante Cativa

Elecciones: fuera de las urnas, la anécdota
• Al promediar la mañana del domingo 11 se presentó a la mesa 4 del circuito 320 el señor Héctor González (62 años, libreta de enrolamiento 357.659). Cuando le tocó el turno, el presidente de mesa y los fiscales le informaron que no podría votar dado que, según las planillas, ya lo había hecho. Así, González no pudo depositar su boleta, pero se llevó, en cambio, una duda existencial.
• La habitual misa dominguera que el sacerdote tercermundista Carlos Mugica oficia en la villa miseria de Comunicaciones culminó el día de los comicios con un sermón que decía: "Roguemos a Dios que nos ilumine y que el gobierno no nos meta la mula".
• En Sánchez de Bustamante 1456 hay un hotel alojamiento que el 11 de marzo cambió sus funciones específicas: fue habilitado como lugar de votación, y sus habitaciones se convirtieron en insólitos cuartos oscuros. El hecho motivó airadas protestas de algunos ciudadanos que manifestaban entrar "por primera vez a un lugar como éste".
• En Rosario fue batido un record: votó un anciano de 107 años. Mientras hacía la cola en compañía de su nieto, en una escuela de la sexta sección, el hombre expresó: "¿Y qué querían, que estuviera ausente en este gran día?".
• A medida que se acercaban las 18 del domingo, Nélida Lobato desnudaba su creciente nerviosismo frente a quienes tenían oportunidad de verla. Los motivos: la vedette no figuraba en ningún padrón y no podía, por lo tanto, votar.
• Los caminos intransitables —producto de los temporales que azotaron el interior del país— no fueron obstáculos insalvables para la llegada de las urnas. En Salta, tas Fuerzas Armadas —que garantizaron con flexibilidad la marcha del comicio en todo el país— apelaron a helicópteros para hacer descender las urnas sobre zonas alejadas.
• Se llama Vicente Di Pierro, tiene 38 años y votó en el Club Universal, ubicado en la calle 25 entre 57 y 58 de La Plata. Tardó en el cuarto oscuro más de 20 minutos. Cuando los fiscales fueron en su busca, creyéndolo descompuesto, lo encontraron revolviendo y mezclando empeñosamente todas las boletas allí existentes. El exótico pasatiempo le costó terminar el día en una celda de la comisaria 59, donde quedó a disposición del juez Luis Grelo.
• Por lo menos dos candidatos en todo el país tuvieron percances frente a las urnas. En Córdoba, el candidato a gobernador de la Alianza Popular federalista, Norberto Agrelo, no pudo votar debido a la pérdida de la libreta de enrolamiento. En la mesa 1 de Buenos Aires, ubicada en Maipú 958, el doctor René Balestra —candidato a vicepresidente por el Socialismo Democrático— descubrió, tras 40 minutos de cola, que había olvidado su documento.
• La coincidencia fue señalada entre sonrisas por quienes esperaban para votar en la misma mesa de San Andrés de Giles donde lo haría Héctor J. Cámpora. El candidato peronista, recordaban, había ido a bailar el domingo 4 al club local Almafuerte, como lo hace siempre allí. Allí, chanceaban, danzó al compás de una milonga ejecutada por a orquesta típica de Félix Paladino.
• En la escuela Rivadavia, de Caucete, a 30 kilómetros de la ciudad de San Juan, la elección tardó en iniciarse y no fue por falta de urnas. Ocurrió que el fiscal radical se oponía a empezar mientras no se apagara la lamparilla que permanecía encendida en el cuarto oscuro. "La ley es muy clara —manifestó— y dice que los ciudadanos deben votar en un cuarto oscuro."
• Hasta la comisaria 18a de Rosario llegó una comisión del Partido Demócrata Progresista portando una denuncia: en una mesa de la zona un conscripto que se encontraba de guardia hacía, según ellos, propaganda proselitista en favor del Frejuli. El soldado, cuyo nombre se mantuvo en secreto, fue detenido.
• La mesa 189, situada en la escuela Nº 18, de avenida Mitre 2550 —Avellaneda—, tuvo un presidente extremadamente celoso: palpó cada uno de los sobres y, recién después, dejó que los electores los depositaran en las urnas. "Es para ver que no se trate de un sobre-bomba —se disculpó—; después de todo, uno nunca sabe en qué momento puede aparecer un miembro de Septiembre Negro."
• "Desde que estoy aquí jamás había visto tantos compatriotas juntos —se satisfizo Ricardo Pedro Quadri, cónsul argentino en Nueva York—; son tantos centenares los que han venido a justificar su ausencia de los comicios que ya he perdido la cuenta." Su colega en Montevideo, Ricardo García Moritán, calculó en 10 mil la cantidad de argentinos que pasaron por su oficina para cumplir con el trámite justificatorio.
• Una mujer madura llegó a votar a las mesas ubicadas en el Teatro Argentino de La Plata, justo cuando las puertas del mismo comenzaban a cerrarse (y, con ellas, también las urnas). Cuando los miembros de la mesa correspondiente le reprocharon su tardanza, la señora se disculpó oronda: "Y bueno, no pude venir más
temprano porque tenía que descansar".
• Durante todo el día la casa de la calle Gaspar Campos 1065 —donde se atrincheró Juan Domingo Perón durante los 21 días que, en noviembre último, pasó en la Argentina— permaneció desierta pero vigilada. Miembros de la Juventud Peronista y efectivos policiales compartieron involuntaria y coincidentemente la tarea. Según la policía, se trataba de "evitar manifestaciones". De acuerdo con los jóvenes peronistas, la consigna era impedir "atentados gorilas" contra el santuario.
• Mientras en La Matanza miles de personas no estaban empadronadas, en San Justo se dio un caso insólito: figuraba inscripto el doctor Ignacio Arieta, un político que murió en 1963, cuando contaba 60 años. El padrón indicaba que Arieta debía presentarse en la mesa 6 del circuito 626, ubicada en Almafuerte 3050. Obviamente, faltó a la cita.
• "Yo no puedo traicionar a Minguito, de manera que voté por el Frejuli", aseguró Juan Carlos Altavista mientras se retiraba de la Municipalidad de Vicente López, en cuya mesa 1 sufragó. Esta vez no lo acompañaba El Preso.
• Los votos de la farándula se desparramaron por un amplio territorio. He aquí algunas direcciones: Aníbal Troilo votó en Rodríguez Peña 747; Pepe Biondi, en Corrientes 1723; Ginamaría Hidalgo, en Palermo; Luis Sandrini, en Martínez; David Stivel, en Montevideo 1362; Norma y Mimí Pons, en Larrea 1254; Fidel Pintos, en Valentín Gómez 2950.
• Un curioso problema se les presentó a numerosos presidentes y fiscales de mesa: el de los padres que concurrían acompañados de pequeños hijos, junto a los cuales se obstinaban en entrar en el cuarto oscuro "para mostrarles cómo es esto".
• Un ciudadano que fue a votar en la Escuela Industrial de La Plata sembró preocupación entre los presentes al permanecer en el cuarto oscuro durante más de media hora. Cuando salió, se develó el misterio: confesó entonces que creía que la urna estaba adentro y la había estado buscando. Consecuencias, seguramente, de la falta de gimnasia electoral.
• En Tornquist, a 80 kilómetros de Bahía Blanca, se produjo la primera integración efectiva de un malvinero a la vida política del país: allí votó Santiago Douglas Steel, que vive en la zona desde hace un lustro y nació en las Islas Malvinas.
• El primer sobre que se abrió en la seccional 6 de la ciudad de Córdoba contenía antes una donación que un voto: la boleta correspondiente había sido sustituida por 2.500 pesos viejos.
• Los comicios cobraron también sus víctimas. En Salta un empleado de Correos que trasportaba dos urnas a lomo de mula fue arrastrado por una correntada al cruzar un riacho crecido. En Mendoza, un fiscal del Frejuli —Blas Escudero, 67 años— fue alcanzado y brutalmente seccionado por la hélice de una avioneta que acababa de trasportarlo hasta La Lagunita, donde debía actuar.
• El cuarto oscuro que funcionó en un garaje de Arenales 2346 parece haber sido pensado únicamente para flacos. Se trataba de una garita de tránsito de sólo 80 centímetros por lado. El hecho motivó problemas y quejas —especialmente un enérgico llamado telefónico del Fat Power— hasta que, bien entrado el día, fue solucionado.
• En una mesa femenina instalada en Las Heras al 1700 se produjo una notoria demora como producto de la discusión suscitada entre los componentes de la mesa y una dama muy elegante que pugnaba por ingresar al cuarto oscuro con su perro caniche blanco. "Si no me dejan entrar con él no voto —advirtió la señora—; Rolo jamás se separa de mí." Finalmente, se hizo la excepción. Aunque los miembros de la mesa deben haberse arrepentido: acaso nervioso por la novedosa experiencia, el can hizo aguas en el cuarto oscuro.
• No fue, sin embargo, el único animal que acarreó problemas. En una mesa femenina de San Telmo, la presencia de una rata en el cuarto oscuro produjo un revuelo descomunal y detuvo por largos minutos la marcha del comicio. No faltaron crisis nerviosas entre las señoras y señoritas presentes.

Las elecciones vistas desde Madrid
Desde España, el corresponsal Armando Puente telexeó el siguiente informe:
Somnolientos, con los ojos enrojecidos, vieron llegar la luz del amanecer primaveral en Madrid, capital del peronismo. El domingo 11 habían ido desfilando por el consulado argentino para que les sellaran la libreta. La primera fue una monja de la Caridad, que desde antes de las 8 de la mañana esperaba que se abrieran las puertas. El último, un estudiante que llegó minutos antes de las 6 de la tarde con los esquíes, de practicar deporte en la sierra del Guadarrama. Entre la monja y el estudiante pasaron 1.022 turistas argentinos: otros 1.800 argentinos con derecho a voto no necesitaron hacerlo por tener fijada su residencia en Madrid, lo que los excusa de votar. Entre éstos figuraba Isabel Martínez y José López Rega, que meses antes habían concurrido al consulado para declarar su domicilio en la calle Navalmanzano 6, según las disposiciones dictadas por el gobierno de Buenos Aires respecto a actualización de domicilios en los padrones.
Hubo, sin embarco, un argentino que no participó legalmente en el proceso: precisamente aquel en torno de quien giró la elección, el que tuvo presente cada uno de los 14 millones de votantes cuando entraron en el cuarto oscuro. Es que el ex presidente Juan Domingo Perón no está registrado en el consulado, y su status tampoco es el de un turista en tránsito: para la ley, simplemente no existía. Un pasaporte a su nombre espera desde hace más de un año que pase a recogerlo, pero él no lo ha considerado necesario ni para volver, primero, a su país, ni para visitar luego Paraguay, Perú, Italia, Rumania o Francia. Le ha bastado para moverse un pasaporte a nombre de Juan Sosa —ése es su apellido materno—, extendido por el gobierno paraguayo y renovado en Madrid a mediados del año pasado.
Durante el singular comicio en el consulado no hubo incidentes ni aglomeraciones. En la puerta se cruzaron jóvenes que hablan pasado temporadas en la cárcel por presuntas actividades guerrilleras, como Pepe Lamarca, con señoras de ilustre apellido como Baby Cárcano o Teresa Lavell. Los encuentros fueron en todo caso formales, correctos, amables. Se cruza el cantor peronista Carlos Acuña con dos funcionarlos de la embajada argentina. Pues las conversaciones derivan hacia temas asépticos, cargados de inocuos y cortos tópicos, que parecen recordar escenas provincianas de hace medio siglo, a la salida de misa de 11. Sólo unos pocos se atrevieron a romper esa consigna no dicha para bordear la política, y manifestaron su satisfacción por encontrarse lejos del país en aquel instante, "porque no habríamos sabido por quién votar".
Una hipotética elección en la que hubieran participado esos casi 3 mil argentinos con derecho a voto que el domingo se encontraron en Madrid hubiera dado resultados semejantes a los nacionales: es que si bien la ciudad ha sido calificada de capital peronista, también hay un número importante de miembros de la colonia argentina —quizá la mitad— a quienes la sola mención del nombre del ex presidente hace subir la presión arterial. Fueron ellos los que pasaron amargas horas en vela en la noche del domingo a medida que se iban conociendo los resultados. La colonia se había congregado por afinidades ideológicas. Una docena de peronistas, entre ellos Héctor Villalón, se habla citado en la redacción de la agencia española EFE a partir de medianoche, cuando —por la diferencia horaria— se había anunciado que empezarían recién a llegar los primeros resultados del escrutinio Otros grupos se apiñaban en diversas agencias informativas: más bien eran peronistas los que se agolparon sobre las teletipos de la United Press, y eran mayoría los partidarios de Ezequiel Martínez en la agencia italiana ANSA.
Otros prefirieron velar en sus casas, junto a las radios, prolongando una comida criolla con empanadas salteñas y vino. Los primeros computes extraoficiales se conocieron a la 0.30 de la noche y daban al Frejuli el 52 por ciento de los votos. Hubo gritos de alegría y temerosas exclamaciones. En cualquier caso, todos coincidieron en el asombro: en Madrid no se esperaba tan rotundo triunfo peronista. Es que desde hacia varias semanas los diarios españoles venían dando noticias que minimizaban las posibilidades del justicialismo o subrayaban divergencias y tensiones internas. Con esos porcentajes iniciales fue preciso esperar dos horas, sumidos en el optimismo o la angustia, según el caso, hasta que Radio Nacional de España volvió a dar nuevas informaciones. Entre tanto, los teléfonos asediaron las agencias de prensa reclamando noticias. Sólo unos cuantos privilegiados pudieron seguir el recuento minuto a minuto: los que disponían de fabulosos receptores transoceánicos capaces de captar las distantes emisoras argentinas.
A las 2 de la madrugada, en la peña folklórica El Coya, en una calleja del viejo Madrid, una treintena de estudiantes con el acompañamiento de quenas y bombos cantaban a la revolución. Fusiles, montoneros, justicia y patrón eran las palabras que salían de sus enronquecidas gargantas.
A las 4, los jóvenes decidieron ir "a la quinta", pero los policías que vigilaban los alrededores les disuadieron de su intento de molestar a Perón, que en su escritorio seguía minuto a minuto, desde la mañana anterior, las incidencias de las elecciones. López Rega le pasaba las cifras que iban llegando al télex desde la sede del Movimiento Nacional Justicialista en Buenos Aires. Cada hora y media, Héctor J. Cámpora telefoneaba a Madrid para confirmarle las impresiones que le trasmitía sin cesar por télex. Otros muchos recargaban la línea: desde la voz aguda de Giancarlo Elía Valori desde Roma —el primero en felicitar al general— hasta la gardeliana entonación del cantor Carlos Acuña, más otros llamados como el de una amiga de Pilar Franco, hermana del caudillo, que saludó alegre al matrimonio Perón y le hizo saber que "ahora sí estoy dispuesta a visitar la Argentina".
Isabelita irradiaba felicidad, López Rega exultaba entusiasmo y dinamismo. Perón se mantenía en calma: sólo sus ojos reflejaban la satisfacción del estratega que ha ganado la batalla decisiva. Unos cafés y media docena de cigarrillos lo mantuvieron en pie hasta el alba. Cuando Cámpora le dio los datos extraoficiales que ratificaban la victoria, se retiró a descansar. Quizá, mientras subía a su dormitorio, pensara que había quedado atrás para siempre la inquietud que oscuramente lo obsesionara tantos años: la posibilidad de seguir el trágico destino de San Martin y Rosas, es decir, morir en el exilio.
Mucho antes del mediodía, Perón ya estaba de nuevo en pie. Hizo una larga caminata por el jardín, mientras barajaba planes para el futuro, un futuro difícil y duro, en el que habrá que sortear serios obstáculos. Es que —se piensa en España— tras los primeros instantes de euforia popular será necesario implantar un espartano sistema de austeridad para superar la crisis económica, como con frecuencia lo ha repetido Cámpora.
Esa misma mañana Perón dictó el juicio que le merecían los comicios: "La labor desarrollada por los compañeros merece el mayor de mis elogios y mi profunda satisfacción al comprobar que ante una situación delicada como la presente han sabido comportarse a la altura de las circunstancias. El futuro de la patria debe ser la única meta para todos los ciudadanos, enfocando todos nuestros esfuerzos en la urgente reconstrucción nacional".
Centenares de telegramas fueron llegando a medida que pasaban las horas, y se confirmaba la victoria. Uno de los primeros fue el del doctor Ricardo Balbín, ofreciéndose a colaborar por el bienestar y la grandeza del país. Mientras tanto, algunos funcionarios del gobierno español creyeron oportuno y necesario limpiar los cauces de comunicación con el justicialismo, algo erosionados en las últimas semanas con motivo de la visita del presidente Lanusse, y se cree que encomendaron una gestión amistosa al periodista y diputado Emilio Romero, director del diario Pueblo, órgano de los sindicalistas y amigo de Perón.
Quienes así pensaban tenían un conocimiento más preciso de la Argentina que los diputados que se reunieron el lunes por la noche en el Club Internacional de Prensa para responder las preguntas de los corresponsales extranjeros sobre "La Falange hoy". Estaban allí, entre otros, Pilar Primo de Rivera y Raimundo Fernández Cuesta, supervivientes del grupo de los fundadores, y Enrique Villoría, representante da las nuevas generaciones falangistas. Pero las elecciones argentinas desplazaron otras cuestiones candentes, como el reconocimiento por Franco de la China de Mao o el triunfo gubernamental en los comicios celebrados el mismo domingo en la vecina Francia. Curiosamente, varios dirigentes falangistas se resistieron a aceptar el fallo de las urnas argentinas. Sustentaron que "las Fuerzas Armadas se equivocaron al organizar una consulta popular que llevará al país al caos. Cámpora será desbordado en seis meses por las juventudes marxistas. Antes de fin de año habrá que elegir entre Fidel Castro o un golpe militar", añadían, llevados por una obsesión anticomunista.
Las opiniones extremas no parecían inquietar a los funcionarios de la Cancillería española, que se preparaban a recibir al presidente electo, doctor Héctor J. Cámpora. "La amistad hispanoargentina está por encima de los cambios políticos", decían, y recordaban cómo las relaciones con Cuba y Chile no se interrumpieron, "sino que se fortalecieron con la llegada al poder de Fidel Castro y Salvador Allende". "¿Por qué, entonces, iban a deteriorarse con la vuelta al gobierno de un partido, el peronista, con quien mantuvimos tan cordiales relaciones en la etapa de 1945 a 1955, y con la rehabilitación de un hombre que ha sido nuestro huésped durante los últimos trece años?", se preguntaban, quizás queriendo obtener da su interlocutor una tranquilizante respuesta positiva.

ALMORZANDO CON LOS FISCALES
Al mediodía del domingo, tras cuatro horas de estoica inmovilidad, los fiscales de las distintas agrupaciones políticas comenzaron a sentir algunos escozores internos: más allá del fervor cívico, el aparato digestivo reclamaba su almuerzo. Allí se puso a prueba la capacidad logística de cada uno de los partidos. En ese sentido, nadie superó en la ciudad de Buenos Aires a los radicales: contrataron los servicios de Casa Gallo, un local gastronómico situado en la calle Tucumán al 1500, apenas a una cuadra de la añeja sede de la UCR.
Desde allí partían automóviles en todas direcciones: cada uno de los vehículos portaba alrededor de 90 almuerzos que depositaba en las diversas parroquias, desde donde, a su vez, se distribuían los paquetes. Todos ellos estaban prolijamente envueltos en cajas de cartón blanco, sobre las cuales figuraba el slogan que rigió la campaña partidaria: "Balbín solución". Las viandas que alimentaron a los fiscales radicales consistían en un reconfortante sandwich de milanesa apuntalado por una empanada de carne, un flan y una lata de Pepsi Cola.
Menos fortuna tuvieron los militantes peronistas: un sandwich de salame y una manzana fue su única comida, acaso para refirmar su fortísima influencia en el proletariado. No fue mejor lo que recibieron los alendistas: un sandwich de milanesa y una banana fue el menú pergeñado de común acuerdo por ucristas, democristianos y udelpistas. Los fiscales de Manrique tampoco devoraron manjares, pero las bandejas munidas de triples de miga y empanadas de carne sirvieron para saciar sus necesidades. Llamó la atención, en cambio, que los escasos fiscales de Nueva Fuerza no recibieran ni un paquetito de maníes. En la opinión de algunos fiscales (de otros partidos, claro), las huestes de Chamizo comenzaron a prever su debacle electoral y consideraron antieconómico invertir un solo peso más. Según la ley de la oferta y la demanda, actuaron cuerdamente.

 

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Candidatos
Mientras Enrique Vanoli, miembro de la Convención Nacional de la UCR, decía que la derrota de su partido era "un precio político por no haber sido antigubernistas", el candidato Ricardo Balbín (en la foto, en la Casa Radical, a medianoche del domingo), filosofaba: "Hemos logrado la pacificación del país; con eso he ganado yo".

"Este es el día más tranquilo de mi vida", aseguró Oscar Alende —candidato de la Alianza Popular Revolucionaria— momentos antes de ir a votar. Al finalizar el domingo, Alende no ocultó su desencanto por la baja votación de la APR en algunas zonas, pero creyó que era "una efectiva opción para la liberación".

"Agradezco la fe que han tenido todos mis votantes y deseo ahora que la voluntad popular no sea escamoteada". Tras los comicios, Francisco Manrique apareció satisfecho con su caudal electoral y, amparándose en el mismo, definió su rol futuro: "Acabo de incorporarme definitivamente a la vida política nacional".

El candidato de la Alianza Republicana Federal —que para muchos observadores había surgido como una opción oficialista y adquirió luego ambiguos perfiles— se mostró satisfecho "por este excelente comido" y postergó definiciones sobre la APR. "Veremos qué resuelven los partidos que la componen", dijo Ezequiel Martínez.
Manifestación
Manifestantes festejan el triunfo
Cámpora
Pocas horas después de ser electo, Cámpora recibe en la CGT el sillón que usara Eva Perón y que será entregado, a Isabel Martínez.
Lanusse
El lunes 12, Lanusse anunció el triunfo del Frejuli en la primera vuelta y ofreció colaboración administrativa.
Cámpora
Cámpora y Solano Lima asistieron, el martes 13, a la cancha de San Lorenzo; los locales le ganaron a River 1 a 0. El presidente electo recorrió el campo y saludó a jugadores y público.
Votantes famosos
Ileana Bell de Lanusse votó en el Barrio Norte (foto de arriba). Muy cerca de allí, las rotundas Norma (foto) y Mimí Pons produjeron un arremolinamiento; mientras formaban cola debieron sonreír cuando audaces admiradores les propusieron acompañarlas al cuarto oscuro con el fin —claro está— de que no confundieran las boletas. Norma Pons confesó luego que era su primer voto y que, "como en tantas otras cosas, la primera experiencia fue excitante". En el centro porteño, el corredor Carlos Pairetti afirmó: "Ojalá el voto fuese cantado, así se sabría en seguida el triunfo radical". Después de los resultados, es posible que CP se dedique sólo a los pronósticos deportivos.

 

 

Elección Cámpora
La alborada del triunfo: Cámpora votó en San Andrés de Giles y se abocó luego a seguir de cerca la marcha de la votación, que lo favoreció contundentemente
Lanusse
"Yo votaré por un hombre que sepa reemplazarme bien", afirmó el presidente Lanusse en el momento de sufragar. Luego, acaso para refrendar que sólo los comicios determinarían la marcha del país, omitió más declaraciones: "Aquí yo soy un simple ciudadano votando; el responsable es el presidente de la mesa".
Cámpora
Entusiasmo popular, antes y después del comido: el jueves 8, una joven partidaria y Cámpora en la cancha de Independiente; el lunes 12 , los "muchachos" festejan en Plaza de Mayo.