Televisión
A la ruidosa batalla de los sábados
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—Circulares vs. Continuados— se ha agregado otra, si bien menos sonora que la de Carrizo y Mancera, igualmente agitada: la de Remates musicales (Canal 9, de 12,30 a 15 hs.) contra La cantina de la alegría (Canal 13, de 13 a 14 hs.). Hasta la aparición de su competidora, La cantina —que empezó llamándose El show del mediodía, y luego El show de la alegría— copaba el rating del mediodía, después de tres años de éxito bajo la conducción de Héctor Coire. Famoso como actor de dramas radiofónicos durante un cuarto de siglo, una temporada de labor en televisoras uruguayas le cambió el estilo, transformándolo en un animador alegre y comunicativo. "En Uruguay me solté el pelo", dijo Coire. "Me animé a hacer cosas que aquí nunca hubiera hecho". Entretanto, en el canal de calle Lima, Grazio D'Angelo (actualmente en Venezuela) había creado en 1960 Remates en TV, donde se remataban objetos por los que el público podía pujar telefónicamente. Pero ocho meses más tarde los remates dejaban de existir. Y Coire, de vuelta en la Argentina, lanzaba el Show de la Alegría, espectáculo con ribetes de revista musical, sencillo y digestivo, para personas que encienden el televisor a la hora de masticar.
En 1963, al locutor de los remates, Roberto Galán, se le ocurrió mezclarlos con números musicales. Ofreció la idea al Canal 13, que la rechazó. La llevó al 9, y le dieron un espacio de media hora como prueba. Goar Mestre (13) tuvo sobrado tiempo de arrepentirse: pocas semanas después, Remates musicales era peligrosísimo competidor del programa de Coire, a tal punto que el 9 decidió estirarlo a dos horas y media. La guerra estaba declarada. El 13 se puso a la tarea de fortalecer la trinchera de Coire: su productor, Mario Faig, recordando el éxito de Cantarella, cambió el título y el estilo. Y nació La cantina de la alegría, en la que cinco cantinas se turnan a diario para ofrecer sus platos al público invitado, que come ante la cámara mientras el animador presenta los números y entrevista a personajes populares.
Ahora le tocaba contraatacar al 9. El ex locutor Roberto Galán incorporó a Grillito, una "mágica" criatura de cuatro años que toca la cuerda sentimental de los espectadores, inventa sorteos telefónicos y postales, etc. Y agregó juegos como el de "Busque a su estrella favorita", que consiste en buscar a artistas conocidos que Galán ubica previamente en esquinas de Buenos Aires, meterlos en un auto, correr al canal y llegar el primero con su "trofeo" del bracete.
El canal de Palermo Chico ha ganado por puntos. Lo atestiguan 300 llamadas telefónicas atendidas, y más de 50.000 registradas por Teléfonos del Estado, que no llegan a los destinatarios por hallarse abarrotadas las tres líneas exteriores del 9. Remates musicales corre hoy a la cabeza.
Pero ha debido pagar un alto precio: la calidad. El extravertido e infatuado Galán debería saber que obligar a alguien a correr en un remise a la pesca de un folklorista escondido en una esquina, o colocar a una señora madura ante la cámara para que desafine un tango, es un recurso menos que dudoso.
En la guerra todas las armas son buenas. Pero ¿hasta qué punto?
Revista Panorama
octubre 1964

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Televisión de los Sávados
Roberto Galán y Gino Renni