Arturo Illia no podrá hablar más de quince minutos, veinte a lo
sumo. Su tono deberá ser mesurado, no atacará a nadie. Se
referirá al futuro, a lo que hay que hacer. En cambio, Carlos
Perette hablará más tiempo, 30 ó 35 minutos. Lo hará con voz
fuerte, combativa, atacando, en su conocido estilo de "enfant
terrible", todos los negociados, leyes especiales, etc., que
quiera. Por otra parte, los actos públicos serán pocos y
espaciados, y deberán desarrollarse siempre en los centros más
importantes del país. El poco tiempo con que se cuenta para la
campaña obligará al mejor cumplimiento de esta medida. Los
oradores no podrán ser más de tres. Estas rigurosas
instrucciones no han sido impartidas por ninguna repartición de
seguridad pública a la UCRP. Al contrario, con otras palabras,
fueron comunicadas por la Comisión Nacional de Propaganda y
Prensa del partido a los distintos comités provinciales, en
plenos preparativos para la campaña electoral. Por supuesto,
tanto su presidente, Manuel M. Mujica, como los secretarios,
Eduardo Estéves (Actos y giras) y Ricardo Pueyrredón
(Propaganda), piensan que tales instrucciones no serán siempre
cumplidas, que no faltará en algún lugar de la República alguno
de esos clásicos y tediosos actos radicales con ocho oradores.
Sin embargo, esperan que esa situación no se repetirá mucho y,
desde ya, consideran como algo muy auspicioso que, por primera
vez, el partido tenga una comisión nacional que controle toda la
estrategia electoral en el país.
"Seguridad más
responsabilidad" Desde 1945, los acontecimientos obligaron, a
los radicales primero y a los radicales del Pueblo después, a
basar sus campañas electorales (generalmente realizadas sin una
coordinación efectiva) en elementos negativos. Primero debieron
luchar contra el peronismo, más tarde contra sus primos
políticos de la UCRI. Posiblemente, los dos mejores "slogans"
negativos hayan sido el que presentaron en 1954 ("La dignidad
nacional exige que se continúe la lucha"), y el que les dio el
triunfo en varios distritos, en 1960 ("Párelos... antes que sea
demasiado tarde"). Cuando en 1962, preocupados radicales del
Pueblo entendían que el destino del partido se jugaba en las
elecciones de marzo, los estrategos reunidos alrededor de
Crisólogo Larralde, candidato a gobernador de Buenos Aires,
notaron dos cosas: 1) la gente en general padecía de "un vértigo
de inseguridad" y 2) la sólida figura vasca de Larralde era una
excelente imagen de seguridad física... y salió "Vote
seguridad". De paso, por primera vez en muchos años el
radicalismo del Pueblo aportaba en su propaganda elementos
positivos, no se basaba en el ataque. Lamentablemente, el
inesperado fin de Larralde dio por tierra con todos los planes.
Se quiso armar todo de nuevo, basando la estructura en la
continuidad Larralde-Solá, pero no resultó. La imagen de la
seguridad volteada por un síncope le hizo hacer al partido su
peor elección en la provincia de Buenos Aires. A pesar de
todo, el núcleo de la acción de propaganda quedó: el electorado
todavía busca seguridad. Además, dentro de lo seguro, también
solicita responsabilidad. Según Mujica y Pueyrredón, la masa de
los electores no confía ya en los hombres providenciales que
asumen toda la responsabilidad. Por eso, la táctica de la UCRP
consistirá en ofrecer "responsabilidad envolviendo seguridad".
Como hay falta de fondos (detalle que será muy bien explotado)
se hará un solo tipo de cartel a un solo color. El futuro
votante leerá en letra semicursiva el lema: "Venga... y vamos,
póngale el hombro al país". Aquí, sutiles técnicos "ucerrepeístas"
piensan que el destinatario hará comparaciones con los múltiples
"afiches" aramburistas y, además de preferir una solución
"civil, que dé la sensación familiar de camaradería", cada vez
que vea uno de los costosos anuncios a favor de Aramburu "verá"
al más sencillo de Illia-Perette. Más abajo, en letra común
de imprenta, verá condensado en 24 puntos un "Programa mínimo de
urgencia", "traducido" a un lenguaje "entrador". Se buscó
cambiar los términos técnicos por otros más accesibles, más
dramáticos. Para la confección de este "programa" (que también
se imprimirá en un folletito del mismo estilo) se ha tenido muy
en cuenta el uso de las palabras que dan sensación de seguridad
o estabilidad, contraponiéndolo a "lo otro". La síntesis del
cartel serán las fotografías de los candidatos. sus nombres y
las palabras "Paz, conducta, seguridad".
Una variación
del yudo La UCRP sufre también de iliquidez igual que el
sector que más la acompaña: la clase media. ¿Qué uso se podría
hacer de esta dificultad? El próximo 9 de mayo deberá aparecer
en los diarios un importante aviso, parecido a una solicitada,
con el siguiente titulo: "Y no tenemos con qué...!" (nótese el
constante uso de los puntos sucesivos que dan la impresión de
esperar respuesta). Allí, la comisión de hacienda de la UCRP,
firmante del manifiesto, explicará todos los problemas
económicos que atraviesa el partido, dará tarifas de "afiches",
volantes, espacios y "spots" de televisión. Hará un llamado al
afiliado (le recordará el problema de las cuotas) y otro al
simple simpatizante. Pedirá apoyo, dará por sentado que el
pueblo quiere "una nueva manera de vivir más justa" y
ofrecerá... paz y seguridad. De este pedido se esperan tres
cosas: • Que algunos afiliados y simpatizantes hagan llegar
su colaboración monetaria. • Que se vayan ablandando las
reservas de los ejecutivos de las empresas que serán visitados
por la comisión a fin de solicitar apoyo financiero. • Que el
hombre de la calle, cuando vea un policromo cartel o por
casualidad sintonice una audición política de otro candidato
(Ricardo Pueyrredón, experto en "rating", sabe que una buena
audición de propaganda política no tiene más del 5 % contra el
80 % que alcanzó alguna vez Pepe Biondi), piense en los enormes
fondos secretos que manejan los otros candidatos y partidos.
Como puede verse, se utiliza muy bien el ataque indirecto que ya
fuera empleado por Frondizi en 1958. A pesar de todo, habrá
discursos por radio y audiciones por televisión ("son
inevitables") pero estarán reducidas al mínimo. Como en 1962,
habrá superabundancia de "spots" por televisión. Serán pequeños
"sketches" de 40 segundos que impondrán su presencia al
espectador inadvertido que no tendrá tiempo de apagar el
televisor. Lógicamente, se grabarán discos con el lema.
Además, la comisión de propaganda ya aprobó el plan de "actos
relámpagos" preparado por los jóvenes de "Agitación y lucha".
Moderato y final El corazón de este plan responde al
"estudio de mercado" cuyos resultados presentó Ricardo
Pueyrredón al Comité Nacional de la UCRP el 17 de marzo pasado.
Entre las sugerencias que se hacían en ese informe, se destacaba
la necesidad de dar a conocer al público no sólo la imagen y el
nombre de los candidatos. Allí se recordaba que la masa de
votantes quiere, y necesita, conocer la familia (junto con el
presidente se vota también a la primera dama), los "hobbies" y
la vida de los posibles líderes. Esta parte del plan encontró
calmosa pero firme resistencia en Arturo Illia. A la fecha, en
Alsina al 1600 se carecen de fotos de su familia, datos
concretos sobre la misma y ni siquiera se sabe si tiene perro
(detalle publicitario más importante de lo que parece). Esta
resistencia pasiva impidió explotar el detalle de que Arturo
Illia nunca perdió una elección interna o externa. Sin embargo,
tal pudor no lo aleja de la realidad. Cuando el 30 de abril
pasado, la comisión en pleno con la asistencia de Illia y
Perette aprobó el plan de acción y la redacción del "programa
mínimo de urgencia", con algunas modificaciones que se
concretaron el jueves siguiente, uno de los miembros de la
comisión explicó "que debería decirse algo más fuerte contra las
fuerzas armadas. Recordarles algunas cosas...". No bien terminó
de hablar se encontró con la cortante mirada de Illia y las
palabras de Estéves que fueron su eficaz comentario: "No olvide
que hay posibilidades de que Illia termine siendo él comandante
en jefe..." PRIMERA PLANA mayo de 1963
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Arturo Illia, Carlos Perette y Ricardo Pueyrredón
Manuel Mujica |
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