U.C.R. del Pueblo Illía: ¿"New Deal"
con la Iglesia?
Arturo Illía está dedicando la mayor parte de su tiempo político
a entrevistas de alto nivel. Mientras estudia diversos proyectos
para un "programa mínimo de urgencia", que serviría de base a su
eventual gobierno, mantuvo estos días importantes entrevistas
con representantes de la industria, del agro, del comercio y de
diversas entidades empresarias. Por lo que se sabe, a los
hombres vinculados al agro les expuso sus puntos de vista sobre
tecnificación, sociología rural y reforma agraria. Ahora se
dispone a mantener entrevistas de alto nivel con ACIEL, la Unión
Industrial Argentina y la Confederación General Económica. Según
manifestó, Illía quiere tener clarificados los puntos de acuerdo
y de desacuerdo con las distintas agrupaciones empresarias.
Por lo demás, tres integrantes de su "estado mayor",
especializados los tres en temas económicos (Elizalde, Grinspun
y Concepción), y presentes estos días en la reunión de la CEPAL
como observadores, mantuvieron al candidato radical del Pueblo
informado sobre todo lo tratado en la conferencia y en los no
menos significativos entretelones. Illía sabe perfectamente
que importantes factores de poder podrían inclinarse
preferentemente hacia otra candidatura, y trata ahora también de
acortar distancias. Por de pronto, mantuvo recientemente, en el
departamento del doctor Busquet Serra, una larga conversación
con el influyente padre Dorrego, S. J., y otros dos prominentes
representantes de la Compañía de Jesús. Allí manifestó
enfáticamente que, en caso de llegar al poder, proseguiría
manteniendo las relaciones con la Iglesia argentina y el
Vaticano en el mismo estado que hasta ahora. Aclaró, además, que
no se propone introducir modificaciones en la actual política
educacional. Dentro del mismo plano, Illía tiene ahora
programadas, en su agenda, conferencias con autoridades de la
Universidad Católica y de la Universidad del Salvador. Y en el
hotel Savoy —centro de incesantes reuniones radicales del
Pueblo— se comentaba, con cierto desagrado por parte de los
dirigentes de la juventud ("está terminando como Frondizi", dijo
uno de ellos), que Arturo Illía iniciará en breve una serie de
visitas a los obispos. Pero Illía tiene, para estos días, "un
menester no-heroico" —como diría algún neoclásico—: tratar de
dar una solución a la puja por candidaturas a diputado en la
Capital. Lo importante son los ocho primeros puestos: la UCRP
calcula que obtendrá ocho bancas por la Capital. 14 de mayo
de 1963
UCRP Se estudian síntomas y
posibilidades
Cuando el 16 de marzo de 1962 un
amigo de Francisco Solá le
dijo que, según una encuesta, tenia muchas posibilidades de
alcanzar la gobernación de Buenos Aires, recibió una escéptica
respuesta del candidato. Después de unos segundos de silencio,
el muy provinciano y eventual heredero de Larralde en aquella
oportunidad, le respondió: "No dudo de esas encuestas, pero yo
tengo mi sistema. Cuando un candidato tiene posibilidades de
ganar, no se puede andar en su casa de tanta gente que ya viene
a hacer sus pedidos... Hasta ahora no he recibido ningún pedido.
Sé que no voy a ganar." Y el radicalismo del Puebla llegó
3º... Esta anécdota fue recordada últimamente en los pasillos
del hotel Savoy —provisional cuartel general de Arturo U. Illía—
cuando Héctor Llorens, eficaz jefe de audiencias del candidato
de UCRP, se encontraba en figurillas para coordinar los diversos
pedidos de entrevistas de interesados en presentar sus saludos a
don Arturo. "Creo que en ésta nos va a ir mejor. Ya hay unos
cuantos pedidos en carpeta", se comentaba. El hecho es que
serios estadígrafos politices del radicalismo del Pueblo ya dan
como seguro el triunfo partidario en Córdoba y Santiago del
Estero. Además, descuentan hacer buena elección en Mendoza ("a
los conservadores les hemos roto el esquema"), en Buenos Aires,
Misiones, Entre Ríos ("es triste decirlo, pero Contín tiene más
arrastre que Perette") y La Pampa. Tampoco perdieron las
esperanzas de ganar en la Capital Federal, aunque jóvenes
radicales no estén muy satisfechos con sus candidatos. En
realidad, los más lúcidos dirigentes del partido saben que no
van a alcanzar la mayoría necesaria para imponer su fórmula
presidencial. Quizás ni siquiera puedan ver consagrado a uno de
los términos de la misma. Pero también saben que el 7 de julio
les dará una cantidad suficiente de electores como para influir
en el Colegio Electoral. Así es que, ante tal posibilidad, los
técnicos en el difícil arte de la negociación política están
haciendo cálculos con el fin de estructurar la estrategia a
seguir en el Colegio Electoral. Están firmemente decididos a
moverse allí de manera tal que cualquiera sea la fórmula
consagrada necesite de los votos de la UCRP. Así, el próximo
gobierno tendrá, por lo menos, un tinte radical del Pueblo o un
compromiso con la UCRP. 21 de mayo de 1963
Radicales Alende e Illía: Más coincidencias
que las imaginadas por sus adictos
El 14 de
mayo, Oscar Alende —candidato
presidencial más o menos provisorio del radicalismo
intransigente— fue invitado al almuerzo mensual de la Cámara
Argentina de Anunciantes, donde contestó a un interrogatorio que
le formuló la entidad empresaria. Siete días después, Arturo
Illía, candidato a presidente por la Unión Cívica Radical del
Pueblo, fue invitado a un almuerzo del Instituto de
Investigaciones Económicas y Financieras de la Confederación
General Económica, donde se le presentaron preguntas similares.
Lo interesante es que las respuestas de los dos presidenciables
radicales son reveladoras de un mismo espíritu para encarar los
problemas económicos y que, sin la influencia directa de Arturo
Frondizi (que daba un contexto distinto a la UCRI), las dos
ramas del radicalismo demuestran que sus puntos de coincidencia
son mas importantes que sus disidencias. La tradicional temática
radical y el clásico estilo del radicalismo pudieron —con
diferencia de siete días— reiterarse a través de los candidatos
de las dos fracciones eventualmente (¿qué pasará en el Colegio
Electoral?) antagónicas. La metodología radical reconoce
clásicamente como uno de los mayores peligros para el país la
declinación de la importancia económica de la clase media (el
radicalismo es, en su conjunto, un partido de clase media) y de
los medianos productores agrarios. Ese último aspecto es
particularmente visible en aquellos que tienen su base de apoyo
político en el interior. El enfoque de la cuestión agraria —por
ejemplo— es rigurosamente idéntico en el planteo de Illía y en
el de Alende. Para el candidato radical del Pueblo, "el régimen
de la tenencia de la tierra deberá ser encarado de manera de
facilitar el acceso a la propiedad de la tierra del auténtico
productor, tendiendo a la división de los latifundios que
económica y socialmente perturben el desarrollo de la economía y
a la eliminación de los inconvenientes de los minifundios".
Alende habla de planes para "difundir la propiedad agraria". El
pensamiento de Frondizi disentía —como es conocido— de la tesis
que hace hincapié en el régimen de propiedad de la tierra para
mejorar la producción del campo y se basaba fundamentalmente en
la concepción del desarrollo del agro mediante la
tecnificación. Para Illía, la reforma del régimen de propiedad
debe tender a la división de los latifundios; Alende
—paralelamente— insistió en sus ideas de colonización
cooperativista intentadas ya en 1959. Con respecto al Fondo
Monetario Internacional, ambos dirigentes radicales se
pronunciaron contra el mantenimiento de los compromisos
suscriptos. Por razones obvias, Alende se expresó más
ambiguamente y en tono más moderado, e Illía, en forma más
categórica. El primero dijo: "Resulta necesario el replanteo de
nuestras relaciones con el FMI para lograr de inmediato el pleno
empleo"; el segundo afirmó: "No supeditaremos de ninguna manera
la conducción de los asuntos argentinos a sus designios (del
FMI), prefiriendo antes hacer la correspondiente denuncia de los
convenios suscriptos". Utilizando de alguna manera el lenguaje
impulsado desde 1958, Alende se refirió a la necesidad de una
política fiscal "al servicio del desarrollo" y defendió las
medidas adoptadas en la primera parte de su gobierno provincial.
Illía señaló que la política fiscal debe alentar "el esfuerzo
creador". El pensamiento de ambos radicales resulta, en este
punto, sumamente ambiguo: se coincide en impulsar el desarrollo
(o el esfuerzo creador), pero se omite señalar concretamente la
política que se propugna. Para Alende, dado que fue gobernador
de Buenos Aires y como "la política fiscal nacional es mucho más
compleja", "sus mayores posibilidades intrínsecas hacen muy
relativo el alcance de la pregunta". Tanto para Alende como
para Illía, el pleno empleo es "primera prioridad" para una
política económica. Todo el contexto de sus respuestas indica
que el pleno empleo podrá lograrse mediante una nueva política
agraria, es decir, mediante una reforma del sistema de propiedad
de la tierra. Por lo demás, a la pregunta: "Si usted fuera
electo presidente de la Nación, en líneas generales, ¿seguiría
la política económica adoptada durante la presidencia del doctor
Frondizi o introduciría cambios importantes?, Alende contestó:
"'La política económica es un instrumento para alcanzar
determinados objetivos que se vinculan con el interés nacional.
Por consiguiente, lo fundamental es lo que concierne a los
objetivos". Según algunos observadores de las entrelineas,
justamente en esa frase está la clave de todo el "revisionismo"
de Alende, ya que los medios empleados para alcanzar los obvios
objetivos del desarrollo nacional fueron los que diferenciaron
al frondizismo del radicalismo del Pueblo, y un relegamiento a
segundo plano de los medios (y, por lo tanto, de la concepción
del ritmo de aceleramiento) es lo que diferencia
fundamentalmente a las tesis vigentes durante el período
1958-1962 del tradicional esquema radical, tal como es sostenido
aún hoy por el radicalismo del Pueblo. 28 de mayo de 1963
PRIMERA PLANA
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