CHACARITA JUNIORS
EL CLUB QUE NACIÓ MÁS DE UNA VEZ...
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Chacarita Juniors
Este es el estadio de Chacarita Juniors en la calle Humboldt, cuando era vecino de Atlanta. La foto fué tomada en ocasión de inaugurarse oficialmente jugando frente a Nacional de Montevideo. Venció Chacarita 3 a 1. Corría el año 1933. Doce años más tarde, el 8 de julio de 1945, se inauguró el estadio en San Martin.

Tiene su campo de deportes en San Martín, pero inicia la construcción de su sede social en el barrio que lo vio nacer.
Por AMPELIO M. LIBERALI

Año de 1921 en la Asociación Argentina de Foot Ball, cuando la entidad tenía su sede en la calle Suipacha 1069. Ha renunciado el Consejo Directivo y la Asociación está provisionalmente en manos del colega Miguel Ángel Dos Reis. Una noche se presentan unos muchachos de un club que vienen a pedir afiliación. Han jugado algunos partidos desde mucho tiempo atrás y los éxitos entonces obtenidos les han hecho abrigar esperanzas de un futuro sólido en la Liga.
Los muchachos, acompañados por el árbitro Emilio Cavatorta, entran en el viejo edificio y le entregan a Dos Reis la nota de solicitud.
—Bueno, muchachos, la afiliación se les va a dar, pero tendrán que cambiar el nombre.
—¿Por qué?
—Pero... ¿a quién se le ocurre que un club se puede llamar Chacarita Juniors... ? Búsquense un nombre menos funerario y vengan otra vez.
—¿Otro nombre? ¡No! ¡O nos aceptan Chacarita Juniors o nada!
¡Y los aceptaron...!

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Así nació a la vida futbolística oficial un club que tiene su historia. O sus historias, para decirlo con más propiedad. Porque Chacarita Juniors, afiliado en 1921, había nacido antes dos veces.
Y ya que comenzamos a relatar su historia en el instante de su aparición en la Asociación, vayamos, en marcha cronológica invertida, como en racconto cinematográfico, a los orígenes del club, que tuvo varias etapas en su vida accidentada.
Mediados de 1919. Café de la Curva. Una mesa en la que varios pocilios exhalan el aromático humito de la negra infusión. Sentados a su alrededor, en la fría noche de julio, Santiago Piaggio, Gilio, Caputo, Perticone, Juancito Stagnaro, Alberto Lema y otros futbolistas aficionados de la zona hablan de sus proyectos futuros. Y como siempre, e fútbol ocupa el primer lugar: en la charla juvenil. Santiago Piaggio ha recibido ese día una nota del club España invitando a los muchachos a jugar un partido. Pero para dar más carácter al desafío, le han pedido a Manuel Sívori, intermediario en la gestión, que la respuesta se haga llegar por carta.
—Bueno, muchachos, ¿qué hacemos, le jugamos al España?
—Claro que le jugamos, pero, ¿quién hace la carta?
Hacer una carta no era problema, Pero había que darle a la nota un cierto aspecto de legalidad. ¿Y qué menos que un sello...?
—Yo tengo uno — dijo Perticone — que guardé cuando se fundió Argentinos de Praga.. .
—Y mi tío Arata guardó el de Chacarita Juniors — dijo Stagnaro, — y no sé si todavía lo tiene...
—Bueno, vayan a buscar los dos. El que llega primero le pone el sello.

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Perticone vivía a tres cuadras del Café de la Curva. Pero el viejo Arata, tío de Stagnaro, habitaba en los fondos del café. Y por eso, como lo encontraron en seguida, Stagnaro y Alberto Lema, que lo había acompañado, llegaron antes. Y aunque el dichoso sello había perdido el cabito en sus andanzas lo mismo sirvió para el caso. Y el desafío del España fué contestado por Chacarita Juniors.

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Pero la existencia de ese sello merece también una explicación. Porque de algún clubcito, tan modesto o tan romántico como todos los de principio de siglo, debió salir...
Esa es otra historia que también en el retroceso de este relato vamos a mencionar. En efecto, allá por Jorge Newbery y Rosetti había nacido entre un grupo entusiasta de muchachos Defensores de Villa Crespo, que tuvo muchos jugadores pero pocos partidos, porque no había con quien jugar.
El 1º de mayo de 1906 se concertó, por fin, un encuentro. Pero como no podían jugar más que once, los que quedaron afuera resolvieron abrirse y fundar otro club. Como casi todos ellos eran de los alrededores de Federico Lacroze y Triunvirato decidieron llamar al nuevo club con el signo del barrio: Chacarita Juniors, y confeccionar un sello de goma, que entonces equivalía a la personería jurídica...
Mientras aquellos entusiastas estaban una noche en una reunión, bajo el acogedor farol esquinero, apareció el comisario de la seccional con una pelota de fútbol bajo el brazo. Con su voz ronca y autoritaria, como correspondía a un buen funcionario, carraspeó entonces la autoridad.
—Buenas.... esta pelota es para que jueguen un partido contra los otros taitas del barrio. ¡Y al que pierda lo meto preso!
Los muchachos entraron a jugar con el susto de perder. Pero por suerte para todos la pelota, que había pasado largos meses en una vidriera del barrio, reventó en el primer encontronazo.

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No fué la única vez que los muchachos estuvieron a punto de ir a parar al calabozo. Tiempo después habían colocado los palos y los hilos de alambre en un terreno donde hoy se cruzan las calles Álvarez Thomas y Federico Lacroze. Pero el terreno era municipal, y cuando iban a comenzar a jugar llegaron los empleados y barrieron con arcos, casillas y demás instalaciones... En la comisaría los muchachos explicaron su actitud. Los dejaron hablar y en consecuencia... no los metieron presos. Pero la cancha quedó en el recuerdo.
Después de aquellos acontecimientos el club quedó en paréntesis durante largos años. El letargo fué casi definitivo, hasta que en aquella noche de 1919 otros muchachos, en el Café de la Curva, mediante la sencilla operación del sello de goma, le infundieron nueva vida. Y se inicia así una nueva etapa, la más sólida y fecunda, en la vida de la institución.
Pero pese a la oficialización de las cartas de desafío con el sello sin cabito los muchachos resolvieron dar categoría y solemnidad al acto de fundación. Y la noche del 20 de agosto de 1919 crearon oficialmente la institución, que se llamó definitivamente Chacarita Juniors.
El acto se realizó en el local que los socialistas tenían en Dorrego y Giribone, y del que era secretario Nicodemo Perticone. Y estaban en la reunión Santiago Piaggio, Nicolás Caputo, Nicolás Frumento, Nicodemo Perticone, Ramón Otal, Domingo Gilio, Lorenzo Colombo, José Manuel Lema, Maximino Lema, Alberto Lema, Eduardo Herrera Montivero y Lucione. Fué designado presidente José Manuel Lema, secretario Nicolás Caputo y tesorero Santiago Piaggio.
Ya Chacarita tenía nueva vida. Debido a estas etapas distintas es que algunos impugnan la primera fecha de fundación y aseguran que el verdadero y auténtico Chacarita nació en 1919.
Pero es necesario reconocer que las dos tienen importancia fundamental en la historia de nuestro fútbol, hecho así, un poco a los ponchazos al principio. Y ahora...

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En 1921 la muchachada de Chacarita, ya en sólida posición anímica, necesita una cancha en serio para realizar sus actividades. Y ponen los ojos en un campito que la municipalidad tiene en el parque Los Andes, donde existió un club de nombre enigmático: Enigma. Los dirigentes de las dos poderosas entidades, Chacarita y Enigma, resuelven solventar en común los gastos que demande la instalación de una cancha reglamentarla y cotizan para pagar las maderas de un arco cada club. Y lo hacen.
Entre aquellos Jugadores del flamante Chacarita figuran: Polinoto, Leonardo Biondi, Nicolita Di Giano, los hermanos Lafleur y otros. Chacarita tenía ya 500 socios, que abonaban una cuota mensual de ¡$ 0.50!
El debut en los campeonatos oficiales fué honroso. Las tres divisiones inscriptas tuvieron lucida figuración y eso los alentó a proseguir con mayor entusiasmo al año siguiente, cuando la Asociación creó tres zonas de división intermedia para disputar el ascenso a primera. A Chacarita le correspondió el cuarto puesto en la zona Norte, que ganó Urquiza. Y al comenzar la temporada de 1923 ingresó en el club el centro delantero internacional José Bruno Gaslini, a quien luego los amigos llamaron el "Padre de la Victoria".
Chacarita finalizó a un punto del ganador del torneo, San Martin. Al terminar San Martin había quedado un punto detrás, pero ganó una protesta a Germinal, por inclusión indebida del arquero Banchero, que era de Atlanta.
Y llega 1924, año que será glorioso para la historia de Chacarita. Ante la evidencia de que podrían prenderse nuevamente en un final reñido, consiguen ese año las transferencias de dos figuras excepcionales de nuestro fútbol: Renato Cesarini y Pedro Amicone, que pertenecían al club Alvear. ¡Gran campaña! Finalizan invictos la zona Norte, mientras Adrogué, Brístol y Gutenberg se imponían respectivamente en la Sur, Oeste y La Plata.
En semifinal Chacarita vence a Adrogué 2 a 1, ganando así el ansiado ascenso a primera división, sin perder su condición de invicto. El equipo que ganó el ascenso fué éste: Pibona Alterio; Lloupias y Giachetti; Amicone, Ángel Vaccaro y Avancini; Franchelli, Cesarini. Gaslini, Pérez y Luz. Ese mismo equipo venció luego a la intermedia de Boca,
que hacia tres años no perdía.

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En 1925 actúa Chacarita en primera división. Su campaña inicial fué buena y así prosiguió durante varios años, siempre ocupando puestos intermedios. Y cuando llega el profesionalismo se encuentra ubicado entre los 18 clubs que Inician la nueva etapa del fútbol rentado. El primer partido de la nueva etapa lo jugaron contra Huracán —ya estaban en la cancha de la calle Humboldt—, y como no tenían tribunas para albergar a la gran cantidad de público que suponían presenciaría el partido improvisaron una colecta entre socios y simpatizantes. Y con los primeros mil pesos y el esfuerzo personal de los más entusiastas levantaron en una semana una gradería que fué, además de una gran satisfacción, un legítimo motivo de orgullo.

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La primera cancha oficial de Chacarita —las demás fueron sólo escenarios improvisados— estuvo en la manzana comprendida por las calles Humboldt, Murillo, Padilla y Darwin. Cuando eligieron el terreno había un desnivel de más de un metro, y fué desmontado con una zorra accionada por un burrito y el trabajo parejo de asociados, simpatizantes y hasta jugadores. La casilla era de madera y fué levantada con la dirección de Gaslini. Allí jugaron hasta 1930, en que adquirieron la manzana que estaba enfrente, entre Humboldt, Padilla, Murillo y las vías del ferrocarril.
El nuevo campo se inauguró en 1933 enfrentando a Nacional de Montevideo, y ganó Chacarita 3 a 1.
Una noche, hace algunas semanas, en procura de datos y documentos para componer esta memoria, conversamos en la sede actual de Chacarita, en Teodoro García, con algunos socios fundadores y viejos jugadores. Todos ellos tienen algo para contar. Los recuerdos se amontonan, y después de regarlos durante horas la charla termina por la noche callada.
—¿Se acuerdan de la temporada del 31, cuando en doce fechas apenas habíamos conseguido 5 puntos? —dice Nicolás Cotta—. ¡Qué situación difícil!
—Pero se remedió con la contratación de los santiagueños Marcos Díaz, Luis Díaz, Benjamín Coria y Marcial Barraza y el paraguayo Bartolomé Brizuela —responde Perticone—, y comenzamos a ganar en serie: no perdimos hasta la fecha décimatercera de la rueda siguiente. Es decir una rueda invictos...
—¿Recuerdan aquel equipo?
—¿Cómo no? Alterio, Lloupias y Cichino; Duchini, Brizuela y Busti; Sampayo, Stochetti, Luis Díaz, Coria y Marcos Díaz. Se comenzó ganando a Argentinos Juniors 3 a 2, en cancha de Boca, y luego se le ganó a Estudiantes de La Plata 5 a 1, a River Plate 3 a 2, a San Lorenzo 1 a 0 y a Boca Juniors 3 a 1.
—¿Duchini había jugado en las inferiores?
—Sí. y cuando era muy pibe, allá por el 21, venía a ver los partidos desde el poste de un alambrado que circundaba la cancha. ¡Y una tarde un rechazo de Cotta le dio en el melón y lo dejó nocaut!

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Muchas anécdotas hay en la vida de Chacarita. Pero una que no habrá de ser fácilmente olvidada por quienes entonces actuaban en el club es la que protagonizó un dirigente de gratísima recordación en Chacarita: don Alfonso Colángelo.
El rival de barrio de Chacarita era Villa Crespo, y los equipos debían jugar en un domingo de elecciones en la Capital. Por esa razón la Asociación había suspendido los encuentros que debían disputarse dentro del perímetro de su jurisdicción. Pero... la cancha de Villa Crespo estaba en la provincia — estación Rivadavia, — y los locales, aprovechando la fecha libre de Almagro y Liberal Argentino — que militaban en la Amateur y también había suspendido la jornada por el comido — reforzarían su equipo con jugadores de esos conjuntos.
Hasta el día del encuentro nadie dijo media palabra, pero cuando se iba a comenzar a jugar apareció un oficial de la seccional y exigió que, para disputarse el partido, debía correrse un arco hasta varios metros hacia la provincia, porque las maderas estaban colocadas exactamente en el lugar fronterizo. Y entonces el encuentro debía suspenderse... Así se hizo. Colángelo salió con la suya, aunque después Chacarita cedió los puntos, que no necesitaba, pero que no quiso perder frente a un rival reforzado por elementos extraños.

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El año 1931 es el comienzo de la nueva etapa, la del profesionalismo. Y Chacarita Juniors cumple una actuación de mérito poco común. Finaliza colocado en el séptimo lugar, detrás de los seis grandes. El equipo de 1931 lo integran: Alterio, Silva y Cichino; Duchini, Brizuela y Busti; Sampayo, Stochetti, Luis Díaz, Coria y Marcos Díaz.
Y vence a todos los equipos, por lo menos una vez, con excepción de Independiente, Racing y San Lorenzo. Se convierte en la sombra de los grandes, y a River Píate le gana los dos partidos: 1 a 0 y 3 a 2. Y ese año está construyendo el que sería su penúltimo estadio y juega, en consecuencia, en cancha neutral todos los partidos que le corresponden como local.

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Varias veces Chacarita Juniors levanta su nivel de juego y se coloca en puestos intermedios, pero en 1940 le toca la amargura del descenso. La dura prueba sólo se enfrenta durante una temporada: en 1941 asciende ganando el campeonato por 13 puntos de diferencia sobre Colegiales, su rival de barrio.
Al cabo de su regreso, las etapas se van sucediendo en la vida de la institución, que con los esfuerzos naturales de todas las entidades que practican el fútbol sigue avanzando hacia su porvenir con los pasos seguros de una estabilidad que siempre ha costado conseguir, pero que se irá logrando. La situación económica de la mayor parte de las instituciones deportivas no es halagadora sino por excepción, y Chacarita no ha podido escapar a las generales de la ley. Pero compárese lo que hoy es el club con aquellos primeros pasos vacilantes y se advertirá sin esfuerzo que la ilusión de sus fundadores se va cumpliendo.
Actualmente tiene Chacarita un estadio para muchos miles de aficionados, en pleno barrio San Martín, al que llegara en 1945. Y el 21 de septiembre, dentro de una semana, iniciará su ambicioso plan de construcción de la sede social propia, en el magnífico terreno de Federico Lacroze, en el centro del barrio que lo vió nacer y crecer al compás del progreso irrefrenable.

FIGURAS
He aquí una reseña muy somera de algunos nombres que algo significaron en. la historia de Chacarita Juniors, en su larga y fecunda vida futbolística: Eduardo Alterio, Alejandro Lloupias, José Giachetti, Pedro Amicone, Ángel Vaccaro, Rodolfo Avanzini, Ruggero Franchelli, Renato Cesarini, José Gaslini, Rogelio Pérez, Bernardino Luz, Ernesto Cichino, Gerardo Méndez, Silva, Camale, Piaggio, Bertieri, Bartolomé Brizuela, Luis Díaz, Benjamín Coria, Duchini, Sábransky, Busti, Sampayo, Stochetti, Marcos Díaz, Valussi, Juan Carlos Iribarren, Ruiz Días, Marcial Barraza, Bottyan, Santiá, Zava, Segovia, Gaspari, Cascio, José García, Ferrari, López, Tarzob, Mildenberger, Ricciardi, CébaLlos, Valdivia Moret, Sosa, Roselló, Chamarreta, Benavento, De Genaro, Vitullo, Juárez, Biancotti, Palomino, Avila, Spina Sivori, Julio Gómez, Guzmán y Potro, Guaico, Isaac López, que fué arquero de 1938 a 1952: Narvajas, Araiz, Aragüez, Cassan, Galateo, Magán, Juan C. Lorenzo; y algunos más nuevos, pero no por ello menos meritorios: Barreiro, Lizterman, Caserío, Campana y Busico, Valsechi, Pizarra, De Luca, Jaime Coll, Isidoro García, Eduardo Ricagni, Segundo Díaz, Spinelli, Dutruel, Pesarini y mil más.

COLORES
Quizá para muchos resulte novedoso saber que los primeros colores que lució Chacarita no fueron los actuales, a rayas verticales rojas y negras, con una línea fina blanca, sino el celeste con cuello y puños blancos. Varios años después de sus comienzos se adoptaron definitivamente los que hoy conocemos.

Revista El Gráfico
14.09.1956

Acerca de Ampelio M. Liberali en http://ampelioliberali.blogspot.com.ar/

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Chacarita Juniors
El cuadro del ascenso: inolvidable para los chacaritenses. Castellanos, de particular; Pedro Amicone. Ángel Vaccaro, Lloupias, Pibona Alterio, José Giachetti, Avancini y Giromini. Abajo: J. Savelli, de particular, Franchelli, Gaslini, Cesarini, Rogelio Pérez y Bernardino Luz .
Chacarita Juniors
En esta vieja fotografía de 1921 aparecen varios de los primeros jugadores de Chacarita: El Crema, soldado; Fernández, Piaggio, otro Fernández, Otal, Yezzi y Di Pascale. Abajo: Caputo, Perticone, García, Lurena y Meregoni.
Chacarita Juniors
Uno de los más viejos documentos que existen en el club es esta foto de 1920 en la que aparecen: Piaggio, socio número 1; Gil, Caprarulo, Ross, Corti, Lemme y Gil; abajo: González, Otal, Caranchi, Liparoti y Ramos.
Chacarita Juniors
De este equipo se guarda en Chacarita gratísimo recuerdo-, es la tercera del año 1921, que jugó 20 partidos, ganó 16, empató 3 y perdió sólo uno. Marcó 28 goles y tuvo 4 en contra. Aparecen: R. Ota1, de la comisión; L. Biondi, Polinoto, Couradeto y Nicodemo Perticone, directivo; en segunda línea: Daverio, R. Lafleur y N. Cotta; abajo: Di Giano, Pozzolo, Reale, F. Lafleur y Leoneltí.

Chacarita Juniors
Desde 1938 hasta 1952 la valla de Chacarita Juniors fué custodiada por el "inglés" Isaac López. Se le recuerda como jugador excelente, pero sobre todo por sus singulares condiciones personales. Todo un ejemplo como camarada y como deportista de intachable conducta.