Tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, la UCRP se vio en la necesidad, desde la convocatoria a sesiones extraordinarias, de lograr el establecimiento de acuerdos mínimos con los otros sectores políticos a fin de obtener una previa seguridad respecto a las votaciones. Aunque en el Senado ese problema no es crítico (el partido oficial cuenta con una mayoría cómoda, 24 sobre 47), lógicamente la actitud adoptada por los sectores no oficialistas podría repercutir sobre sus correligionarios de la Cámara baja. En Diputados, en cambio, los acuerdos mínimos son imprescindibles y de más difícil tramitación, dada la repartida composición del cuerpo. Pero hasta ahora el sistema ha funcionado con un relativo éxito, ya que ha permitido a la UCRP lograr la aprobación de dos leyes fundamentales para el desenvolvimiento del gobierno: las modificaciones al régimen impositivo y las reformas al estatuto del Banco Central.
Los presidentes de ambas Cámaras, Carlos Perette en el Senado y Arturo Mor Roig en Diputados, fueron los encargados de reunir los apoyos necesarios. Aparentemente, el mayor éxito cuantitativo en sus gestiones lo obtuvo Perette, que ha logrado el funcionamiento de una Cámara sin fricciones y carente de oposiciones enconadas. (En el Senado, el único sector que ha votado hasta ahora negativamente proyectos del Poder Ejecutivo ha sido el de la UCRI).

En Diputados
En la Cámara baja Mor Roig aprovechó las reuniones de la comisión de labor parlamentaria, integrada por los presidentes de los bloques, para gestionar en principio el apoyo de sectores no radicales del Pueblo. Los representantes de la UCRP en las comisiones de la Cámara, en tanto, hicieron el resto, al facilitar determinadas concesiones cuando los otros bloques cuestionaban algún asunto en particular. El bloque de la UCRP, como conjunto parece, en tanto, no haber jugado en la tramitación de los entendimientos.
En sus relaciones con los senadores, el vicepresidente Perette ha llegado a un status de colaboración logrado en gran parte, según se dijo en la oficina de un senador, gracias a la preocupación con que se ocupa de problemas que los representantes le plantean. "Aunque a veces Perette promete más de lo que cumple —se dijo en el bloque neoperonista (10 senadores)—, siempre se ha mostrado diligente cuando se le planteó algún problema." Obviamente, los problemas que los senadores llevan al vicepresidente están generalmente referidos a la tramitación de algún apoyo para obras en su distrito, a la gestión de buena voluntad oficial ante determinada demanda partidaria o a la ubicación de algún correligionario en la función pública.
Otro factor influye también en la tranquilidad con que se desarrollan los debates en la Cámara alta. La misma composición reducida del cuerpo hace que sea mucho más fácil negociar entre los 47 representantes con que cuenta, que entre los 191 legisladores que se sientan en la Cámara de Diputados.
En oportunidad de discutirse las reformas a la carta orgánica del Banco Central, el Senado, en su primera sanción había otorgado la totalidad —35 por ciento— del porcentaje solicitado por el Poder Ejecutivo. La negociación que tuvo que hacerse cuando se discutió el proyecto en las comisiones de economía y finanzas de diputados disminuyó esa autorización hasta el 25 por ciento. Como hecho curioso debe consignarse que mientras la representación demócrata cristiana concedió el 35 en el Senado, sus correligionarios de la Cámara baja estimaron el 25 como suficiente. Incluso después pretendieron limitar aún más las posibilidades de emisión, al proponer a la Cámara una declaración para solicitar que el Estado no haga uso de las facultades conferidas en otros artículos de la carta orgánica del Banco. Esta actitud de la democracia cristiana se debió en parte a que sus representantes en la Cámara baja encontraron también otros sectores que se oponían a los porcentajes votados por el Senado.
Durante el debate sobre la carta orgánica, el frente mínimo que consiguió establecer el radicalismo del Pueblo en Diputados se deterioró cuando los socialistas argentinos, comprometidos a votar por las reformas, se retiraron del recinto al cerrarse la discusión a una hora determinada —medianoche—. Aunque esto previamente había sido acordado, impidió al diputado Ramón A. Muñiz, portavoz del sector, hablar en esa oportunidad.
También respecto a la democracia cristiana la situación de la UCRP se deterioró, pues según explicaron después representantes de aquel sector, su apoyo había sido condicionado a que la Cámara agregara al texto aprobado una declaración para disminuir el uso que el Poder Ejecutivo pudiera hacer del artículo 13 de la carta orgánica. "No se puede confiar en estos radicales", manifestó después de la sesión el diputado Salvador Busacca (demócrata cristiano, Capital), a su colega Luis Antón (UDELPA, Misiones).

Perspectivas
Aprobadas las modificaciones al régimen impositivo y a la carta orgánica del Banco Central sólo quedan, en el grupo original de iniciativas remitidas por el Poder Ejecutivo a las Cámaras, 1a ley de abastecimiento y la creación del Consejo Antisísmico de San Juan. Este proyecto permanece detenido en una comisión del Senado, tal vez porque nadie hasta ahora ha acertado a explicar las razones de urgencia que motivaron su envío en el período de extraordinarias; respecto a la ley de abastecimiento, hasta ahora la UCRP sólo ha logrado apoyo para votarla sin reformas de parte del socialismo argentino. Tres comisiones (Comercio, Asuntos Constitucionales y Legislación Penal) la analizaban durante la semana pasada. Aunque desde todos los sectores políticos del Congreso se han emitido declaraciones para advertir que no se negará al gobierno un instrumento para reprimir la carestía, resultaba difícil para los observadores precisar algo sobre el tono final que tendrá la redacción del proyecto. Aun los democristianos y peronistas, sectores que en general lo apoyan, han advertido que no lo votarán si antes no se le introducen reformas que hagan viable su constitucionalidad.
Página 5 - PRIMERA PLANA
21 de enero de 1964