Política Nacional
Euforia electoral
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Ya hay frentes y candidatos presidenciales

La semana pasada comenzó con una seria duda en la mente de todos los observadores: ¿habrá realmente elecciones? Las propuestas sobre levantamiento de inhabilitaciones gremiales y militares por parte del general Rauch crearon algunos interrogantes sobre las verdaderas intenciones del ministro del Interior. Pero ya hacia fines de semana, la proliferación de candidaturas presidenciales y la formación, del Frente Nacional y Popular en forma oficial convencieron a la opinión, pública de que— como dicen los "slogans" radiales en boga— el pueblo podrá votar. Las reformas propuestas por Rauch al Estatuto de los Partidos Políticas fueron rechazadas por los secretarios militares.
En un mismo día, el jueves último, el señor Carlos Pérez Companc fue recibido en forma separada por los tres secretarios militares, el comandante en jefe del Ejército y el cardenal primado de la Argentina. Considerando las costumbres políticas argentinas, no podía dejar de producir un impacto desusado en la opinión pública esta promoción de una figura que hasta ese momento no había participado en actividades políticas. Al día siguiente, viernes, se firmaba oficialmente la constitución del Frente Nacional y Popular, y en la misma jornada se incorporaba el general Aramburu a la campaña electoral coma candidato a la presidencia de la Nación, sosteniendo que no tiene otra salida el país que la de las urnas, mientras que por la noche la UCR del Pueblo proclamaba oficialmente su fórmula Illia-Perette en un acto llamativamente sobrio, índice de una nueva tendencia publicitaria: hubo sólo tres oradores.
Difícilmente algún corresponsal extranjero se atreva a decir ahora en sus crónicas que no habrá elecciones. Y parecía evidente, además, que la fuerza del deseo electoral de la opinión pública echó por tierra los primeros indicios de acción psicológica que trataban de demostrar que el país no estaba preparado para aceptar un Frente Nacional en el cual estuvieran incluidos los justicialistas.
Ya al comienzo de la presente semana, los observadores se dedicaban preferentemente a calcular la proporción de votos que obtendría cada uno de los participantes en la contienda electoral y en especial el grupo de partidos políticos que antes de las elecciones o en el Colegio Electoral apoyará la candidatura del general Aramburu (UDELPA, Unión Ciudadana, Socialismo Democrático, Democracia Progresista y Federación de Partidos de Centro).
Uno de los principales escollos que debía atravesar la candidatura de Pérez Companc parecía superado ampliamente: la actitud de las Fuerzas Armadas. Una rápida encuesta realizada en los altos mandos reveló hacia fines de la semana que su candidatura había provocado una sensación de alivio: se trata de una figura sobre la cual difícilmente haya discusiones en las filas de las Fuerzas Armadas. La designación del candidato del Frente Nacional fue siempre una de las principales preocupaciones de los altos mandos: deseosos de no formular ninguna indicación sobre el tema, suponían que el Frente Nacional podría seleccionar algún dirigente político sobre el cual hubiera opiniones encontradas en el seno de las Fuerzas Armadas. Al evitar ese debate interno en la oficialidad, el nombre de Pérez Companc fue recibido con curiosidad primero y con beneplácito después.
En segundo lugar, la actitud del general Aramburu de aceptar su candidatura y, por lo tanto, la salida electoral dio el espaldarazo final a la decisión de las Fuerzas Armadas de defender la realización de elecciones por encima de todo.
Ya en la etapa de los cálculos, análisis y predicciones, todos les observadores políticos formulan dos supuestos: si el Frente Nacional y Popular obtiene la mayoría en los colegios electorales, todo concluye en la consagración de su candidato presidencial. Pero si no obtiene esa mayoría, al día siguiente de las elecciones del 7 de julio dará comienzo una de las negociaciones más complejas de la vida argentina, una negociación tan compleja que cualquier agrupación que tenga electores a presidente asumirá una importancia quizá decisiva. Precisamente es este hecho el que lleva al ingeniero Alsogaray a lanzarse también con su partido a la lucha, en busca de algunos electores sobre las bases de los cuales participar luego en las conversaciones.
Lógicamente, a los efectos de las especulaciones, el segundo caso es el más interesante: ¿qué ocurre si el Frente Nacional no obtiene mayoría en los colegios electorales?
Las perspectivas señaladas por los observadores son las siguientes:
•Puede ocurrir que el Frente Nacional, con su gran masa de electores, proponga o algunas agrupaciones menores la candidatura del general Onganía. Puede ocurrir asimismo que a esa candidatura, que sería la de la "salvación nacional", adhiera también la UCR del Pueblo.
•Si el Frente Nacional no tiene mayoría por sí mismo, puede ocurrir que obtengan esa mayoría los dos radicalismos unidos. En este caso podría reiterarse el diálogo ya mantenido una vez por Alende e Illia: el radicalismo que tiene más electores es el que designa el presidente, y lo demás se conversa.
•Si los electores de las agrupaciones que apoyarían a Aramburu, y los electores de la UCR del Pueblo, obtienen la mayoría sumados, podría haber una coincidencia en torno del ex presidente provisional, que en ese caso deberá ceder probablemente la constitución del gabinete y otras prerrogativas a la UCR del Pueblo.
Los observadores estiman además que habrá tres grupos importantes de votos: Frente Nacional, UCR del Pueblo y Aramburu. El triunfo de cualquiera o el acuerdo entre dos de los tres, podría inaugurar en el país una etapa de pacificación ya que el régimen proporcional otorga por primera vez una salida política a agrupaciones menores que antes debían lanzarse a la actividad conspirativa como única posibilidad de tener participación en la conducción de los asuntos nacionales.
En otra parte de esta edición, damos cuenta del carácter que asumirá la campaña electoral de la UCR del Pueblo. Se tiene entendido, además, que la campaña del general Aramburu se basará en un argumento principal: la capacidad que le reconocen sus partidarios de poner orden en el país. Una frase del general Aramburu —"a mí no me hacen revoluciones"— será el pivote de esa campaña, y parte del supuesto que la opinión pública independiente aspira a tener un presidente constitucional, cualquiera que éste sea, que le garantice seis años sin planteos militares ni revoluciones. Por su parte, la campaña de Pérez Companc, en caso de que se confirme como candidato del Frente Nacional (Madrid y Bariloche ya dieron su conformidad), tendrá seguramente características novedosas. En cuanto a la actitud ideológica del Frente, está contenida en su acta de formación, que incluimos en otro lugar de esta edición. Pero expertos publicitarios analizaban hacia fines de semana la presentación que deberá hacerse de la figura misma de Pérez Companc, y no se desechaba la posibilidad de que la donación para obras de bien público de su inmensa fortuna (calculada en 2.100 millones de pesos), o de parte de ella podría ser el comienzo de la formación del mito.

Frentismo
Siete partidos unidos buscan local propio... y fórmula presidencial

"Ahora, a buscar local propio: ya no tenemos por qué seguir molestando a los dueños de casa". El viernes a la tarde, Serrano había sintetizado de esa manera el final de las negociaciones y la constitución formal del Frente Nacional y Popular, luego de últimas reuniones previas realizadas en la casa de Héctor Obligado y en las oficinas de la Cámara Argentina del Quebracho. La coalición política entre el justicialismo, el frondizismo y el social-cristianismo —que el comodoro Güiraldes propusiera, como "pionero", desde hace un año— se ha concretado luego del regresa a Buenos Aires del ingeniero Iturbe (que llegó de Madrid) y del doctor Sylvestre Begnis (que llegó de Bariloche). Siete partidos políticos —Unión Popular, UCRI. conservadores populares, bengoístas, Partido Federal, Unión Federal y Un Solo Radicalismo—, representativos en realidad de cuatro tendencias de opinión —el peronismo, el frondizismo, el conservadorismo popular y el social-cristianismo— firmaron el viernes el acta definitiva de constitución del Frente.
El ingeniero Alberto Iturbe es quien había traído a Buenos Aires la decisión final de Perón. Luego de llegar, el dirigente justicialista mantuvo entrevistas sucesivas —en ese orden— con Alende, Serrano, Bengoa, Amadeo y Eduardo Paz. A todos ellos les comunicó que la más alta autoridad del movimiento indicaba que el Frente debía ser concretado en forma inmediata, pero les negó que desde Madrid se propusiera algún candidato. Sin embargo, los "mejor informados" aseguraban que la decisión estaba tomada, y el candidato a presidente de la República debía ser Carlos Alberto Pérez Companc. Como desmintiendo sus propias afirmaciones a los dirigentes frentistas que entrevistó, Iturbe —luego de visitar a las cuatro de la tarde a Basilio Serrano— concurrió el viernes último a entrevistarse con Pérez Companc para manifestarle que quedaba a sus órdenes.
Cuando Sylvestre Begnis regresó de entrevistar a Frondizi repitió, más o menos, el mismo esquema que Iturbe: Frondizi no había propuesto ningún candidato; simplemente se había limitado a decir que era necesario concretar el Frente Nacional. Sin embargo, el 1º de mayo, a la tarde, Sylvestre Begnis mantenía una conversación telefónica con Emilio Donato del Carril, donde informaba que Arturo Frondizi se había pronunciado por Pérez Companc. A la noche, Del Carril transmitía la novedad a su amigo Mario Amadeo. El 2 de mayo, "el alto nivel" tenía ya claro que Frondizi y Perón habían coincidido en Pérez Companc; faltaba saber si se trataba de un nombre definitivo o de un candidato para ser jugado como primera instancia.
Pérez Companc —amigo de Monseñor Plaza, ex compañero de Acción Católica con Basilio Serrano— realizó sus propias gestiones. Entrevistó a los secretarios militares, mantuvo contactos de diversa índole. "Nadie fue tan promovido políticamente y se promovió tanto, en tan pocos días", comentó un dirigente frentista. Pero lo interesante es que, durante une de esos contactos, alguien le hizo llegar a Pérez Companc una sugerencia presumiblemente avalada por Madrid y Bariloche: que presentara al Frente una lista de eventuales candidatos a la vicepresidencia. La tesis es que el compañero de fórmula del neo-candidato eventual debía, en todo caso, ser un hombre que hubiera mantenido, desde antes, estrecha amistad con él. De esa manera, el binomio estaría integrado por dos personalidades afines, compatibles entre sí. Otra tesis complementaba ésa: si las negociaciones llevaban a que el candidato a la vicepresidencia fuera un hombre de la UCRI, ese hombre debía ser Carlos Sylvestre Begnis. Una versión sobre algunas indicaciones da Frondizi en el sentido de que Raúl Uranga debía aprestarse a asumir la presidencia del Comité Nacional de la UCRI, y un hecho concreto —la incorporación de Héctor Gómez Machado al equipo de negociadores— indicaban claramente que la línea UCRI-UCRI, podía comenzar a ser efectivamente desplazada dentro del partido. Julio Oyhanarte, presidente de la convención nacional de la UCRI, expresaba en tanto que en primer lugar estaban los intereses del Frente y recién después los del partido. Alende —inclusive— señalaba a Bruno —dinámico dirigente entrerriano— que prefería quemar su nombre antes que "quemar el sentido histórico del radicalismo intransigente".
Cuando los dirigentes frentistas firmaron el asta fundacional, Pérez Companc ya había hecho llegar, de todos modos, la lista de las cuatro personas que proponía como candidatos a la vicepresidencia de la República, para el caso de que la fórmula no fuera integrada con la UCRI. De los cuatro nombres, tres son casi tan sorpresivos como el del propio Pérez Companc:
•Rogelio Nores Martínez, interventor federal en Córdoba.
•Basilio Serrano, coordinador del Frente Nacional hasta la designación de la Comisión Política, único nombre que responde a la mecánica natural del proceso frentista.
•Jorge Fornieles, abogado.
•Santiago de Estrada, diplomático, nacionalista católico, amigo personal de Mario Amadeo, ex embajador en el Vaticano.
Como puede observarse, los cuatro tienen de común —entre sí y con Pérez Companc— una activa militancia
Sin embargo, el nombre de Pérez Companc no alcanzó a desplazar totalmente el de otras figuras extrapartidarias vinculadas al Frente: hacia fines de semana, algunos insistían en los nombres de Bengoa y de Amadeo (e inclusive se llegó a mencionar la posibilidad de una combinación entre ambos nombres). También hacia fines de semana, la UCRI —que se aprestaba a proclamar su "fórmula provisional", encabezada por Alende— seguía siendo una incógnita. Nadie podía prever si, finalmente, acataría en forma unánime las decisiones del Frente —en el caso de que no fueran favorables a un candidato propuesto por ese partido— o si la pugna entre "frondizistas ortodoxos" y "alendistas" terminaría, en ese caso, por dividir el partido. Nadie, tampoco, estaba en condiciones de establecer hasta dónde llegaban los compromisos asumidos por Alende con Arturo Illia, para sumar votos en el Colegio Electoral a favor del candidato radical que hubiere obtenido más apoyo de la ciudadanía. Uno de los asesores de Alende, sin embargo, se quejaba amargamente: "Había que haberle dado más tono radical a los discursos de la Convención; había que ir preparando los ánimos para votar Illia-Alende en el Colegio".

Alsogaray
Después del Partido Cívico Independiente

Dentro de pocas horas —el miércoles o el jueves —, Alsogaray y sus amigos políticos anunciarán una definición concreta sobre la estructura de una fuerza propia — el Partido Reconstrucción Nacional— y la participación de la misma en las elecciones del 7 de julio con candidatos a la presidencia y vice de la República.
El Partido Reconstrucción Nacional, previsiblemente, se presentaría con nombre propio en cinco distritos electorales — Capital Federal, provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y San Juan —, mientras que en las otras provincias el alsogaraísmo trataría de hacerse presente por intermedio de grupos afines con los que mantiene contacto. El ingeniero Alsogaray, en su entrevista del jueves pasado con el general Rauch, habría manifestado a éste que el Partido Reconstrucción Nacional concurrirá a comicios siempre que no se esté instrumentando desde el poder un candidato oficial. En tanto, hombres vinculados al ex ministro de Economía están recorriendo provincias para tratar de retomar relaciones con distintos dirigentes políticos.
Por si el Partido Reconstrucción Nacional resuelve concurrir a elecciones, ya se encuentran confeccionados la "Declaración de Principios", el "Programa de Acción" y la "Carta Orgánica Nacional". Los amigos de Alsogaray han comenzado a recibir, por correo, "memorándums internos" del Partido Reconstrucción Nacional. El número 1 dice, entre otras cosas, que "se ha tomado la decisión de participar activamente en el presente proceso político-institucional del país, procurando abrir un nuevo cauce a una opinión pública que no aparece como representada por las tendencias, partidos o grupos existentes". Alsogaray, comentándolo, decía que "en el país existe un 20 por ciento de ciudadanos politizados que han tomado partido y un 80 por ciento de descreídos que esperan encontrar una nueva brecha".
•La "Declaración de Principios" que presentará el Partido Reconstrucción Nacional señala que "si bien no hay terceras posiciones, lo que si existe es la posibilidad de construir, dentro de la sociedad en que vivimos, una estructura social que elimine los privilegios y evite las injusticias". El capítulo principal, denominado "Hacia una estructura social más justa dentro de la Sociedad Libre", expresa también que "el verdadero peligro no reside tanto en el comunismo visible y declarado, sino en los grupos antisociales que usufructúan y corrompen el sistema libre, y en los fracasos de los planificadores pseudo-científicos que se inspiran en los métodos de la planificación totalitaria". En esa exposición teórica apoyará el partido de Alsogaray los dos "slogans" que piensa publicitar en la próxima campaña electoral: "gobierno democrático fuerte" y "economía social".
•El "Programa de Acción" está precisamente dividido en dos capítulos básicos: "gobierno democrático fuerte" y "economía social". En el segundo se exponen las conocidas tesis económicas de Alsogaray. En el primero se exponen las cinco condiciones necesarias para la existencia del "gobierno democrático fuerte". Estas condiciones serían: a) respaldo popular; b) sostén de las Fuerzas- Armadas; c) justicia jerarquizada y severa legislación sobre delitos; d) fiscalización rigurosa de los funcionarios públicos; e) protección legal a los funcionarios públicos contra los difamadores.
El Partido Reconstrucción Nacional — símil del Partido Cívico Independiente, que había aparecido en el campo político hacia 1956— nace a la lucha después que el "Partido Azul", nonata idea de Alsogaray, fracasara desde sus reuniones preliminares.

Democristianos
Sueldo: Hegemonía con debilidad

A través de Iorio, uno de los secretarios del gremialista Alonso, amigo del democristiano Mario Peralta, la Junta Nacional Demócrata Cristiana había mantenido, la semana anterior, intensos contactos con directivos de la CGT y de las 62 organizaciones, con el propósito de constituir un "frente paralelo" que dispute el sector "nacional y popular" del electorado al Frente que coordina Basilio Serrano.
Horacio Sueldo, De Vedia, Fernández Gill y Conté Mac Donald mantuvieron diversas reuniones con ese propósito. Cerro, el candidato a la vice-presidencia por el partido, llegó a ofrecer su renuncia a las autoridades de la agrupación, con el propósito de que éstas pudieran ofrecer integrar el binomio a un gremialista de extracción peronista. A Cerro, en tanto, se le ofrecía, "en compensación", la candidatura a gobernador de Santiago del Estero.
Lo cierto es que Sueldo puede exhibir, con menos fisuras internas que hace algunas semanas, su frente en el partido. Uno de sus rivales, Lucas Ayarragaray, perdió puntos al firmar una declaración casi solidaria con el frustrado movimiento del 2 de abril, y las dificultades en el Frente han permitido que muchos dirigentes no se animaran a "cruzar el puente" todavía. Sin embargo, la dificultad principal de Sueldo sigue siendo la representatividad de su conducción fuera del aparato partidario. Si el social-cristianismo aparece como una organización coherente que dispute el electorado católico, es indudable que esa solución puede ser vista como más viable para muchos demo-cristianos disconformes con el sueldismo. UDELPA y otros sectores, a la vez, pueden atraer a democristianos liberales, que mantienen su ortodoxia antiperonista. Aun en caso de concretarse, una fórmula Suel-do-62 organizaciones no sería, precisamente, la variante más aceptable para la mayoría de los ciudadanos que en ocasiones anteriores se inclinaron por el partido demócrata cristiano.
Algunos observadores resumían, en consecuencia, la situación de la siguiente manera: Horacio Sueldo ha fortalecido su posición dentro del aparato del partido. Pero el partido, simultáneamente, nunca estuvo más cerca que ahora de convertirse en un sello de goma.
Página 7 • PRIMERA PLANA
7 de mayo da 1963

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Euforia electoral
-Pedro Eugenio Aramburu
-Tecera del Franco, Tonelli, Zorraquin Becú, Carlos Bramuglia y Tórtora
Euforia electoral
-Pérez Companc
-El radicalismo del pueblo
Euforia electoral
-Rodolfo Tecera del Franco
-Ideler Tonelli
Euforia electoral
-Álvaro Alsogaray
-Cerro