El último 31 de mayo, algo más de doscientos
intelectuales se congregaron en el segundo piso de la
Asociación de Empleados de la Dirección General
Impositiva. La razón: responder con su presencia a la
convocatoria lanzada días antes por el Comando
Tecnológico Peronista. Era el primer llamado que el
organismo realizaba —en cumplimiento de las directivas
impartidas por el Comando Estratégico del Movimiento
Nacional Justicialista— a los profesionales, técnicos,
artistas e intelectuales, para que se integraran al
Frente Cívico de Liberación Nacional, a través de la
formación de Mesas de Trabajo.
Para poder concretar eso, la convocatoria proponía
tratar en dicho congreso, estos temas: 1) Situación
actual y el FCLN como propuesta estratégica del MNJ.
2) Misión del CTP en el MNJ y el FCLN. 3) Función de
los profesionales, técnicos, artistas, e intelectuales
en el desarrollo del fcln: preparación humana, trabajo
técnico, aporte a las mesas de trabajo. 4) El
Socialismo Nacional, objetivo estratégico del FCLN.
El cónclave, que finalizó pasada la medianoche,
respondió plenamente a las expectativas que
despertara. Un sustancioso debate —del que P.P.
reproduce algunos fragmentos— se desarrolló luego de
la proyección de la tercera parte de "Perón: Notas
para la actualización política y doctrinaria". Un
rasgo de la importancia de la reunión lo demuestra la
presencia de conocidas figuras del medio artístico e
intelectual. Entre otros, asistieron el escritor
Rodolfo Puigrós, los artistas Emilio Alfaro, Juan
Carlos Gene y el Clan Stivel, el físico-matemático
Oscar Varsavsky, el psicoanalista Antonio Caparros, el
abogado Alberto Baldrich, y los ex tenientes José Luis
Fernández Valoni y Francisco Julián Licastro. Este
último expresó al finalizar: "Ahora podemos decir:
Misión cumplida, mi general."
Tte. 1º FERNANDEZ VALONI
Los profesionales, técnicos, artistas y los
intelectuales que se han dado cita en esta
convocatoria, tienen, sin lugar a dudas un denominador
común. Y este denominador común es la convicción de
que en nuestro país es necesario realizar una profunda
transformación. Que hay que destruir este Estado
Liberal-Capitalista e impulsar la creación de un
Estado Revolucionario.
Los dos efectos fundamentales del Estado Liberal en un
país neo-colonial, la dependencia en lo externo y la
explotación del pueblo en lo interno, serán resueltos
por un hecho histórico totalizador y colectivo como lo
es una Revolución Nacional y Social.
Independientemente del nivel de nuestra conciencia
política, de nuestra sensibilidad social, de nuestra
vocación nacional, y más allá de nuestras particulares
angustias o urgencias, y aun de nuestras pausas, una
realidad histórico-social impera en la Argentina desde
1945. Y es que tenemos una Revolución en marcha. Una
Revolución aún inconclusa, que no empezó con nosotros
y que no terminará seguramente con nosotros. Que tiene
un eje permanente, que es la Clase Trabajadora
Argentina y un ritmo de avance —que se traduce en
diferentes etapas— regulado por la relación dinámica
entre la Clase Trabajadora y su Jefe, sujetos a las
relaciones de fuerza respecto a sus enemigos
principales.
El 17 de Octubre de 1945, el entonces Coronel Perón,
pone en ejecución la primera etapa de la Revolución
Justicialista, la Etapa Doctrinaria. La década del
Estado Justicialista representó desde el punto de
vista Orgánico, la construcción desde el gobierno de
un movimiento de masas y desde el punto de vista
ideológico, la prefiguración del Socialismo Nacional.
Sobre este proceso revolucionario, cuyo eje central es
la Clase Trabajadora se produce la nacionalización de
los sectores medios, que retienen en nuestro país el
dominio de las artes, la técnica y las ciencias. Estos
sectores han perdido ya la posibilidad de restar en
este proceso y ante él sólo pueden sumarse
enriqueciéndolo.
Pero para sumarse activa y positivamente, deben partir
del reconocimiento, en la práctica, de que la
hegemonía revolucionaria está en manos del pueblo. Que
es allí donde deben detectar la verdad ideológica,
doctrinaria y tecnológica, para su aporte
revolucionario.
En 1945, a pesar del desencuentro de la
intelectualidad argentina con su pueblo, el proceso
revolucionario comenzó su ejecución igualmente. Muchas
de las críticas que luego se le formularon obedecieron
a esa falencia que no fue del pueblo, -sino de la
intelectualidad.
Hoy, las condiciones objetivas impedirán la deserción
de los intelectuales pero no los riesgos de una
improvisación y de una tecnocracia
seudorrevolucionaria.
La improvisación sumaría un elevado costo histórico y
social al tributo que durante años viene pagando
nuestro pueblo, y el desaliento favorecería la
reacción de los sectores del privilegio. Una
tecnocracia que no estuviera consustanciada con los
objetivos revolucionarios del pueblo, dotaría a sus
acciones de una peligrosa esterilidad, por su falta de
comprensión y compromiso con los profundos cambios que
se impone realizar.
JUAN CARLOS GENE
El sistema que obligó al pueblo a pagar con sangre
nuestra formación profesional, empieza a perder una de
sus serias bases de sustentación; la cultura se
desmitifica, se identifica aceleradamente con el hacer
del pueblo en la lucha de liberación, y la cultura
oficial va quedando aislada y vacía. Esta actitud nos
hace descubrir que termina nuestro aislamiento y
nuestra frustración como intelectuales: porque
empezamos a sentir claramente que somos pueblo y que
los nuestros nos esperan para comunicarnos su proyecto
y elaborarlo juntos.
Es en este preciso momento, cuando el gran movimiento
nacional de masas no vacila en señalar por boca de su
Conductor que la antinomia peronismo antiperonismo
debe ser reemplazada por la más correcta de
"revolución-contrarrevolución", "liberación-opresión".
El socialismo no es ya en nuestro país, elaboración de
minorías intelectuales ni pensamiento de vanguardias
ilustradas. El socialismo es el sentir del pueblo
mismo, de la base misma de la lucha de liberación.
Todos (y lo subrayo enfáticamente: todos) cuantos de
una u otra manera se enfrentan con el sistema en este
momento de la historia nacional, lo hacen bajo la
consigna del socialismo. Consigna del proletariado y
de los sectores medios en lucha, el socialismo es la
bandera común. Y cuando la palabra "nacional" intenta
teñir el término, su significación es la de una clara
advertencia: el socialismo es nacional o no es
socialismo; y es nacional cuando lo hace el pueblo
"con sus propias manos".
En función de esta consigna, el Movimiento Peronista
ha llamado a la creación de un Frente de Liberación
Nacional. Como lo señalara más arriba, el pueblo en
lucha lo crea en los hechos al aceptar al que pelea
sin demasiadas preguntas.
El Movimiento Peronista busca una alianza hacia el
socialismo nacional, hacia la configuración con el
pueblo de una Nación socialmente justa (y no hay
justicia social sin poder popular), económicamente
libre (y no hay manejo nacional de la economía sin los
capitales en manos del pueblo) y políticamente
soberana (y la única soberanía irrenunciable es la del
pueblo porque es el único que ve más allá de su
bolsillo). El Frente será una instancia estratégica en
la medida en que nosotros lo hagamos. Ya nadie duda de
la evidencia de la trampa electoral. Pero tampoco
dudamos de que la Liberación, así con mayúscula y
definitiva, no pasa por ese accidente que es el pedido
de tregua por parte del enemigo. El pueblo sabe a
dónde quiere ir. Y no se detendrá sino para tomar
aliento. Las Mesas de Trabajo del Frente deben ser
intérpretes reales de ese accionar y traductores y
difusores de la acción de las masas.
JULIAN LICASTRO
Produciéndose la deserción de la clase media en el 45,
nosotros podemos simplemente comprobar hasta qué punto
el imperialismo pedagógico, el imperialismo
intelectual, era tan fuerte como el imperialismo
económico.
Esa clase, hoy, se ha proletarizado en lo económico.
Esa clase se ha nacionalizado en lo ideológico. Esa
clase se ha peronizado en lo político. Encuentra y
descubre el movimiento de masas y la clase trabajadora
pero tiene una tentación: ser paternalista y ser
elitista y querer hacer la revolución para la clase
media argentina.
Fuera de esa tentación, son las clases medias las que
pueden expropiarse a sí mismas. Así como otros
compañeros realizan tareas de expropiación para
pertrechamiento de un ejército de liberación nacional,
nosotros que tenemos la profesión y la técnica, porque
hemos comido del presupuesto pagado por el pueblo,
colaboramos expropiándonos nosotros mismos y
entregando como militantes políticos con conciencia
social y revolucionaria, el servicio de esa técnica al
movimiento nacional de masas. Es la clase trabajadora,
la hegemónica en la etapa del Socialismo Nacional, la
que indica cómo se realiza la independencia económica,
cómo se realiza la justicia social y cómo se realiza
la soberanía política en 1972.
Socialismo Nacional significa: nacionalización y
socialización de la economía, nacionalización de la
cultura y socialización del poder político.
Socialización significa propiedad para la clase
trabajadora de los medios de producción, propiedad
para la clase trabajadora de los medios de acción
cultural y entrega en custodia a la clase trabajadora
de la dignidad nacional y social dpi pueblo argentino,
en su totalidad.
Por eso decía Valoni que podemos restar o podemos
sumar y cada vez podemos menos restar porque esta
Revolución se hace con o contra las clases medias
argentinas, con o contra los universitarios y con o
contra los oficiales del ejército de la represión.
OSCAR VARSAVSKY
En primer lugar agradezco a los compañeros peronistas,
aquí, la oportunidad de venir a conocerlos y estrechar
algunos vínculos y ver si podemos trabajar juntos en
todo este proceso, que yo volví a resumir: Liberación
Nacional - Socialismo Nacional.
Creo que nos entendemos. Yo simplemente me limito a
decirles en dos palabras dónde estamos y más o menos
qué somos, como para que en los días subsiguientes
podamos reunimos quienes tengamos interés en algún
tipo de vinculación en el trabajo concreto La
necesidad que sentimos nosotros es la de trabajar, y
por eso estamos tratando de hacer un esfuerzo para
evitar errores muy grandes que se han cometido en
otras conducciones que, con toda honestidad y con todo
sacrificio, entrelazaron en el camino hacia el
Socialismo y muchas veces terminaron traicionando sus
objetivos.
Lo que tratamos de hacer es que este proceso se
acelere en lo más posible. Para nosotros en algún
momento, en el Socialismo Nacional, habrá solidaridad
total y habrá nacionalismo. Mientras tanto, la
posición nuestra es que no por no ser proletarios nos
vamos a autonegar y dejar de concretar nuestras ideas
en la medida modestísima que las tengamos. Estamos
trabajando, tratando de trabajar, mejor dicho, en todo
él espectro que ustedes se pueden imaginar: desde
educación hasta industria, hasta incluso indicadores
políticos que puedan servir para tener una idea de
cómo está la situación y a
trabajar en conjunto los invitamos a todos.
RODOLFO PUIGROS
No quiero limitarme a agradecer la invitación de
asistir esta noche a esta reunión, sino quiero asumir
el compromiso de trabajar con el Comando Tecnológico
en el fcln. Como viejo intelectual, no como
intelectual viejo, quiero comentar las palabras del
General Perón y las magnificas palabras de los
compañeros.
Yo iba a decir lo que acaba de decir Licastro. Así que
me ha sacado ya el principio de lo que iba a decir si
se me invitaba a hablar. Que efectivamente, el
Socialismo empezó el día que el General Perón
descubrió y se convirtió en Líder de la clase obrera.
Creo que estamos en la Argentina en vísperas de dos
revoluciones que se complementan y son inseparables:
la revolución social y la revolución
científico-técnica. La una no existe sin la otra. En
un país sometido, dependiente, existen frenos para el
desarrollo pleno de la revolución científico-técnica.
Al Socialismo Nacional llegaremos por la lucha de las
grandes masas. Yo creo que en la Argentina se está
desintegrando la sociedad desde la cúspide hasta la
base y reintegrándose desde la base hacia la cúspide.
En la Argentina tenemos el privilegio —y no lo digo
por chauvinismo ni por falso nacionalismo— único en el
continente, de tener unas masas populares con el más
alto grado de politización. Yo diría más todavía, que
nuestra revolución va a superar todas las revoluciones
anteriores. Porque si no, no sería revolución. Porque
nosotros tenemos que asimilar críticamente para
superarlas a todas las otras revoluciones. Empezaremos
por no transformar a los hombres en hormiguitas
prácticas o en tornillos de grandes mecanismos, con
grandes progresos en las ciencias físico-matemáticas
pero con un atraso total en el respeto a la superación
del hombre. En ese sentido la Revolución Argentina no
solamente tiene que superar, sino que va a superar a
todas las anteriores, por las condiciones en que se va
a dar.
8/VIII/72 • PRIMERA PLANA Nº 497