Desde que en 1958 un concurso radial la
rescató del anonimato, la enfática cancionista escaló
posiciones hasta ubicarse en primer nivel: hoy el tango la
cuenta entre sus más cotizadas representantes
Algunos suponen que imita a la canyengue Alba Solís; otros
la acomodan —junto a Roberto Goyeneche— en el trono que el
tango reserva a sus juglares más preclaros. De ahí el mote
de La Polaca. Lo cierto es que Ruth Durante (30, soltera),
después de doce años de fajina vocal, comienza a intimar
con el éxito. Sus gorjeos desplegados en todos los canales
porteños (este año intervino con suceso en el show Casino
que propala Canal 13), en el teatro Maipo de Buenos Aires
y en el café-concert Caño 14, la enancaron en la fama. Una
fortuna que le permitió —en la primera quincena de
noviembre— emprender una tournée por Venezuela y Colombia
junto al cantor Raúl 'Polo' Lavié. Los aplausos cosechados
en el periplo no la hicieron olvidar —según confió la
semana pasada a SIETE DIAS la espigada juglaresa— las
emociones reclutadas en su anterior gira por esos países,
Estados Unidos y Puerto Rico. Un itinerario que para ella
comenzó a los trece años cuando abandonó su ciudad natal,
Balcarce, en la provincia de Buenos Aires, para recalar en
La Plata, desde donde poco después saltó —encaramada en su
voz— a Buenos Aires.
—¿Dónde comenzó a cantar?
—En un concurso que en el año 1958 organizó Radio Belgrano
de Buenos Aires. Salí semifinalista, y el maestro Héctor
María Artola me incorporó a su orquesta.
—¿Qué hizo después?
—Actué con la orquesta en fiestas sociales, bailes y radio
hasta que, en 1960, me separé de la agrupación de Artola.
—¿Por qué razón?
—Porque el director Aquiles Roggero me ofreció integrar
—como cantante— la Orquesta Símbolo "Osmar Maderna",
llamada así en homenaje al desaparecido músico. Con ellos
actué hasta 1962, en que comencé a desempeñarme como
solista...
—¿Inspirándose en Alba Solís?
—La gente decía que me parecía a ella y quizá en parte
fuera cierto. Yo no la copiaba; sin embargo, reconozco que
Alba Solís me gustaba mucho y en estilo podía haberme
influido un poco.
—¿Cómo se deshizo de esa influencia?
—Apartándome de la línea que había impuesto Alba. Pude
seguir en lo dramático pero sin parecerme a ella. Decidí
ser cantante, buena, mala o regular, pero con
personalidad. Es más importante ser personal que cantar
bien...
—¿Cómo define su estilo después de ese cambio?
—Cuando me inicié yo exageraba, gritaba demasiado. Ahora,
he logrado pulir bastante esos primeros gritos: en lugar
de vociferar, digo con énfasis y tengo más éxito.
—¿Cuándo comienza el éxito?
—Cuando me hice conocida, después de doce años de lucha
sin cuartel. Fue el año pasado, gracias a Roberto
Goyeneche: por su gestión, pude grabar mi primer long
play.
—¿Qué hay que tener para llegar a la fama?
—Siempre he pensado que en esta profesión es más
importante caer bien que cantar bien. No sé..., es la
forma en que se hacen las cosas, la personalidad de que
habíamos hablado. Hay colegas mías que cantan mejor que
yo, sin embargo...
—¿Impostó la voz?
—No. Y ése fue mi gran error: nunca estudié canto.
—¿Cómo selecciona sus temas?
—De acuerdo con mis estados de ánimo. Cuando estoy
enamorada, por ejemplo, encaro tangos de amor. Cuando
estoy sola, como ahora, abarco temas afines con mi
soledad.
—¿Cuáles elegiría si tuviera que cantar ahora mismo?
—Varios: Mi tango triste. Qué sola estoy (sonríe), Ahora
no me conocés...
—¿Tiene problemas en su vida afectiva?
—No pude casarme —ocho años atrás— con el gran amor que
tuve, y desde entonces quedé soltera y esperando. A veces,
cuando canto 'Lo han visto con otra' suelo llegar a las
lágrimas.
—Sin embargo, su imagen no es precisamente la de una mujer
conflictuada .
—Es cierto, la gente piensa que soy una mujer sexy. Pero
yo soy romántica mil por mil.
—¿Por qué la gente supone que es sexy?
—Porque los artistas no tenemos vida privada. Salir a
cenar con un amigo suele confundirse con romances, y yo
tuve uno solo.
—¿Le cuesta salir con amigas?
—Reconozco que casi todos mis amigos son hombres, pero
suelo verme con María de la Fuente, una gran amiga además
de cantante de tangos fuera de serie.
AL COMPAS DEL DOS POR CUATRO
Es posible que los nervios la traicionen: las manos
hurguetean nerviosas e! pañuelo, la mesa o simplemente se
juntan para dar una respuesta. Una gimnasia que,
permanentemente, la desborda sin alterarla. Sobre todo,
cuando se juega en una palabra y los ojos le chispean.
—¿Qué le está faltando al tango de hoy?
—Una renovación total. Intérpretes y autores jóvenes para
un público joven. El tango debe llegar a chicas y
muchachos de 20 años, que son los que compran discos.
—¿Por qué no les canta a ellos?
—Porque yo ya estoy enrolada entre los que hacen tangos
para la gente de 30 para arriba. En ese sentido sé
ubicarme; es lo bueno que tengo.
—¿Pero cantaría tangos para la juventud?
—¿Por qué no? Me parece formidable 'Nuestro balance', el
único tango que compuso Chico Novarro. Es un autor que
sabe lo que quiere la juventud. Yo canté su tema 'Ya no es
hora de culparte' en el último Festival de la canción de
Buenos Aires.
—En cuanto a intérpretes modernos, ¿cuáles le gustan?
—Varios. Raúl Lavié me parece estupendo. También me gustan
Néstor Fabián y Claudio Bergié. Es una pena que el éxito
de Lavié en el exterior —sobre todo en México y en EE.UU.—
no se repita acá. Los argentinos pagamos millonadas por
los que vienen de afuera y criticamos a los nuestros.
Sinceramente, no entiendo...—¿No será que el tango está en
crisis?
—Sí, sin duda. Está en crisis y desde hace un buen tiempo.
El éxito de Piazzolla con su Balada para un loco`` no debe
llamarnos a engaño.
—¿Define a la música de Astor Piazzolla como tango?
—No. La verdad es que no se la puede llamar tango. La
música que él creó es muy buena, pero nada tiene que ver
con el tango. Podría llamarse piazzolango o algo así.
—Volvamos a la crisis del tango. ¿A qué causas la
atribuye?
—Falta de letras modernas —no se puede, en 1970, seguir
hablando de percantas y arrabal—, y falta de músicas. Hoy
no es lógico tocar como lo hacía Francisco Canaro.
—¿Y quiénes tocan para esta época?
—Los precursores de esta época son Horacio Salgán y
Marianito Mores.
—¿Pero los valores jóvenes no tienen oportunidad?
—Es que hay mucho egoísmo. Nadie quiere largar ni dejar
paso a otro por temor a que le hagan sombra. Moraleja: en
tango, hace treinta años que estamos igual.
—¿Cómo se le pondría fin a ese estado de cosas?
—Eliminando culpables. Los programas radiales de tangos se
arman en su mayor parte con discos de gente que ya
falleció. Yo respeto mucho a Carlitos Gardel, por ejemplo,
pero no se puede insistir con eso de que como él no hay ni
va a haber otro. Hoy hay cantores muy buenos, y ojalá
mañana nazca alguno que supere a Gardel. Porque el
problema de la gente de tango es que vive del recuerdo...
—¿Ese problema se extiende al exterior?
—Sí. En en la gira que hice pude comprobar que a las
nuevas promociones no las conoce nadie. Cuando nos
presentan, nos rotulan de nuevaoleros. En el exterior,
sólo son populares Gardel y Libertad Lamarque.
—¿Qué hubiera hecho si no fuese cantante?
—Hubiera querido ser actriz. Pero cuando me propusieron
hacer teleteatros no me animé.
—¿A qué cosas se anima?
—A ver fútbol, por ejemplo. Soy hincha de River Plate y
simpatizante del presidente de Boca Juniors, Alberto
Armando, porque es un hombre emprendedor.
—¿Qué otros deportistas le gustan?
—El automovilista Juan Manuel Fangio y el boxeador
Nicolino Locche. La política no me interesa, aunque pienso
que en este momento el país se recupera.
—¿Y usted?
—También. Mientras duró el reportaje creí que me moría.
¿No se notaron mis nervios?
Revista Siete Días Ilustrados
22.11.1970
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