"MI SEMANA"
POR TATO BORES
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"SOY UN HOMBRE NORMAL. ESTUDIO MUCHO PORQUE NO SE TRATA SOLO DE MEMORIZAR LIBRETOS SINO DE MASTICARLOS BIEN.
DIGO LA VERDAD, LO QUE HA PASADO Y LA GENTE OLVIDA.
JUEGO CON MIS HIJOS, OIGO RADIO, NOS PELEAMOS POR LAS BOLETAS DEL PRODE Y PASEAMOS MUCHO EN AUTOMOVIL.
TAMBIEN LEO PORQUE DEBO ESTAR INFORMADO."


Las cosas si se hacen bien salen bien. Si se hacen mal salen mal. A mí me pagan para hacerlo bien y por eso repito cuantas veces sea necesario la grabación de un programa. Eso tiene su precio. Ahora estoy afónico. Pero hay que hacerlo. Cuando me preguntan cosas sobre el programa y lo relacionan con los personajes políticos (si los conozco, si me hablan, si se enojan) trato de hacerles comprender que soy un tipo como todos. Por eso mi semana no tiene nada extraño, es lo normal que le sucede a una persona que se pasa la semana con un libreto debajo del brazo. Porque el problema no es memorizarlo. Es masticarlo. Afortunadamente tengo mucha facilidad para retener lo que leo. Memorizo una palabra y ya recuerdo todo lo que sigue. Pero a todo eso hay que darle forma, buscarle el sentido. Elaborarlo. Y así se me pasan los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses y los años. Y de algún modo, ésa es en parte la razón de mi programa; refrescarle a la gente el recuerdo de lo que pasó hace pocos años y relacionarlo con lo que está sucediendo ahora. ¡Cuántos políticos denunciaron hechos o personas que hoy están apoyando! ¡Cuántos estuvieron en contra o a favor de lo que ahora apoyan o niegan! Y yo lo digo. Hace doce años que estoy con este programa, y este año lo denominamos: "DIGALE SI A TATO". En fin, una temporada que espero sea como la anterior. El domingo salió bastante bien. No lo pude ver porque Sebastián se entusiasmó con el partido y, en fin. . . Pero el día que lo grabé pedí que me lo pasaran en el control. Me gustó. A Jordán también. Sí, Jordán de la Cazuela, mi libretista. Un "bocho". Es el segundo año que estamos juntos y todavía faltan 72 monólogos que haré en 24 semanas (6 meses). El primer monólogo y el tercero me lo entregó el jueves a las 14, pero el miércoles me había llevado el segundo. Estuve todo el día en la Costanera. Porque yo estudio allá. Solo. Memorizando y hablando en voz alta. En casa no puedo. Me acuesto a dormir. Cuando tengo poco tiempo para estudiar suelo cruzarme a una placita en frente de casa y me despacho el libreto. Conste que no es un libreto cualquiera. Aparte de que lo escribe Jordán de la Cazuela, tiene 28 páginas tamaño oficio. Y yo me aprendo hasta la letra de los demás. Esa es mi gran preocupación: estudiar. Pero últimamente tengo otra preocupación. Llego a casa cansado, deseando cenar y acostarme, pero a lo mejor es jueves y me entero que no llevaron las boletas del PRODE y salgo corriendo para hacer la cola y poder entregarlas, porque si llegamos a acertar y no llevamos las boletas, ¿quién nos aguanta? En casa todos juegan al PRODE, cada uno su boleta: mi mujer, Alejandro, Sebastián, Marina y yo. A veces yo juego alguna boleta de más, un poco más complicada. Últimamente hasta juego una boleta loca. Claro que para eso utilizo la ruletita de "Local, Empate, Visitante". Me la regaló el fabricante. Me encontró por la calle y me siguió dos cuadras para regalármela. ¿Los resultados? A veces cuatro o cinco puntos. Nada destacable. Sebastián saca un poco más. Pero tengo fe de que puedo sacar más puntos. Es lo mismo que comentaba con Alberto Olmedo el lunes. Con el "Negro", su mujer, y mi señora fuimos a ver CONTACTO EN FRANCIA, en un cine de Lavalle, el único donde daban una película que no habíamos visto. Olmedo nos contaba que también juega al PRODE y que es cuestión de suerte. Con lo que no es cuestión de suerte es con Teléfonos del Estado. Casi, casi no me atienden cuando voy. Incluso pido hablar con el jefe. Pero no hay caso. Y lo más lindo es que no le encuentro solución al problema que le ocasionan a mi madre. Se mudó de la casa anterior, que estaba en Arenales, donde ahora pretenden hacer la 9 de Julio, y no le quieren hacer la transferencia del teléfono. Consecuencia: todos los días tengo que ir a visitarla para saber cómo está. Pero a veces ni subo. Por el portero eléctrico le pregunto: "¿Cómo está, vieja?", y me voy porque tengo el coche mal estacionado. En el centro es un problema eso del tránsito. No hay lugar donde estacionar. Y manejar es una especie de hazaña. Menos mal que ahora el coche anda bien. Recién sacado y le tuve que cambiar dos veces la caja. Ahora me dieron uno nuevo y anda al pelo. Pero de todas maneras es infernal manejar por las calles del centro. Por eso prefiero irme afuera. A veces con mi mujer y los chicos estamos dudando sobre qué lugar elegimos para ir a comer, yo agarro el coche y almorzamos en Chascomús. Otras veces nos vamos a pasear por San Isidro. Al centro trato de escaparle con el coche. Cuando voy al canal voy en taxi. El viernes estuve en el canal desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche. Un día agotador. ¡Para colmo cómo llovía! Menos mal que Jordán me trajo con su coche. De paso comentamos algunas cositas. Nosotros siempre vivimos comunicándonos. Cambiando ideas. Seleccionando temas. Incluso cuando estudio él me acompaña. Va conmigo a la Costanera. Y en cualquier momento lo tengo en mi casa, como yo estoy en la de él. No vayas a pensar por todo esto que nunca estoy en mi casa. No. Todo lo contrario. Esas son de las pocas salidas que hago. El día que más salgo es el domingo. A la mañana temprano ya lo tengo que llevar a Sebastián hasta Aeroparque. A él le gusta remontar su avioncito con motor. Es un hobby caro, pero. . . se entretiene y me entretengo. Es divertido. A la tarde suelo ir a ver a Boca. Con Sebastián, por supuesto, que siempre se quiere subir a lo más alto de la platea y yo tengo que seguirlo. Este año tuve que comprar una platea bien arriba. Bueno, arriba del todo. Y después vuelvo a casa. Miro televisión. Escucho radio. Durante toda la semana escucho radio. Me gustan los programas musicales. Cuando alguien se pone a hablar, click. Cambio de radio. También leo mucho. Aparte de los libros, que me gusta devorarlos, me mantengo informado con todos los diarios y revistas. El medio y motivo de mi trabajo me obligan. Y de los diarios es precisamente de donde salen las frases textuales que yo utilizo en mis monólogos. Nunca invento nada. Siempre digo cosas que todos conocen, muchos olvidan y yo las recuerdo. Es simple. Y así paso yo mis días. Con mi familia. Trabajando. Estudiando o recorriendo oficinas públicas y peleándome con los empleados. Pago impuestos, gastos de la casa, etc. No me van a negar que es una vida común y normal. Como la de todos los porteños. ¡Ah! También discuto del PRODE. Pero eso ya se lo imaginan.

Revista Gente y la Actualidad
25.05.1972

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