MARIA BELEN Y ALEJANDRA
—¿Qué tal te fue por la Villa, gordi?
—¿Por Villa Gesell? ¿Estás loca, vieji? Todavía no fui. A la Villa voy a ir recién la semana que viene y qué sé yo.
—¡Pero no, vieji! No te pregunté por Villa Gesell, sino por Villa Carlos Paz.
— ¡Ah! Carlos Paz está un amor, un amor, un amor. Hacía pilas de años que no iba y lo encontré recambiado.
—¿Muchas boites, gordi?
—Pilas. Y confiterías, moteles y qué sé yo.
—¿Y qué tal resultó la inauguración de Tempo?
—Regia. Hasta me hizo acordar a la inauguración de Afrika. Hasta el momento en que entró la gente, los obreros estaban trabajando y qué sé yo.
—¿Pero qué tal es la boite?
—Un amor. ¡Lástima que la principal pista de baile no estaba terminada! Va a ser de un acrílico transparente y va a dar la sensación de que una está bailando en el espacio.
— ¡Qué amor! Oíme. ¿Y el tobogán?
—De lo más diver. Todas las bichas y bichos, del desnivel superior, para bajar a la pista de baile se largaban por el tobogán. Yo me tiré como diez veces y qué sé yo.
—¿Y la música?
—Muy en onda, gordi. Y el desfile de modelos estuvo regio.
—¿También hubo desfile de modelos?
—Por su. Desfilaron Graciela, Ani, Susana y qué sé yo, con vestidos increíbles de Estela Gatti. Miustaron muchísimo, muchísimo, muchísimo.
—Parece que en Córdoba están adelantados con las boites, gordi.
—¿Adelantados? No te imaginás, vieji. Además de Tempo, en Carlos Paz hay otro que se llama Karthum y yo qué sé. Te aseguro que es mejor que cualquier boite de Buenos Aires, Mar del Plata y Punta.
—¿Mejor que Mau?
—Por su. ¿Sabes cuántas personas caben, incluidas las pistas de baile del jardín?
—Ni idea, gordi.
—Mil quinientas.
—Es la lo. ¿Y por qué se llama Karthum?
—Karthum es la capital del Sudán Oriental.
—¿Del Sudán? Me imagino que habrán puesto refrigeración, gordi.
—No hagas chistes malos, vieji. Se llama Karthum porque está decorada al estilo oriental, con cañas de bambú, carpa asiática y la pista de baile del jardín, bordeada de una pérgola, está aislada del frente por pilas de chorros de agua de luces multicolores, que cambian de color según el ritmo de la música.
— ¡Qué amor!
—Y ahora están construyendo una pileta que entra a la pista de baile interior. ¿Y adiviná qué van a poner en la pile?
—Ni idea, gordi.
—Delfines.
— ¡No te puedo, vieji! 
—Estos cordobeses son unas bestias peludas.
—¿Y qué otros boliches hay por Carlos Paz, gordi?
—La noche anterior a la inauguración de Tempo, se inauguró Jimmies. Es regia: música violentísima, decoración en forma de gruta y qué sé yo. ¿Y vos qué tal la pasaste en Buenos Aires?
—Un amor. Descubrí un boliche único, de lo más diver. Y está ubicado en un lugar increíble.
—¿Cómo se llama, gordi?
—Cerca del Bajo.
—No te pregunté dónde esta ubicado, sino cómo se llama.
—Se llama "Cerca del Bajo", porque está en la esquina de Paraguay y Reconquista. El dueño es el bicho Nolo Caldeiro, y lo más fascinante es que todas las noches ahí se mezclan intelectuales, gordis, snobs, hippies y taitas del bajo.
—¡Qué diver!
—Y actúa Waldo Trío, unos negros brasileños fabu. Y también Hernán Oliva.
—¿Cuál? ¿El que era violinista de los Tururú Serenaders?
—El mismo. Hace lo que quiere con el violín y qué sé yo. Y lo bueno es que "Cerca del Bajo" no cierra nunca, así que podes ir a cualquier hora a castigarte con Povodka y yo qué sé.
—¿Povodka? ¿Y eso qué es?
—Se nota que no estás "dans le vent", gordi. Povodka es pomelo con vodka.
—¡Ah, casi me olvido! Te llegó esta carta de Córdoba. El remitente dice Omar Fabio. ¿Dónde conociste a este mersón?
—¡Qué opio! Lo conocí de casualidad. ¿Sabes quién es? Un primo de Aldo Rubén, que este veraneando en Carlos Paz.
—¡Tétrico! Abrí la carta a ver qué dice. Los pobres me fascinan. 
—Ni pienso. Se me declaró tres veces y casi me muero de risa. Dijo que en el lugar donde me había conocido iba a levantar un manuelito.
—¿Manuelito? ¿Y eso qué es, gordi?
—Quiso decir monolito.
— ¡Qué têtes noires estos!
—Como yo me reía dijo que me burlaba porque él vivía en Pompeya y yo en la Recolecta.
—¿En la Recolecta? ¡Nada que ver!
—Por su. Nada que ver.

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Para todo el que llega a la Villa y quiere enterarse de las novedades, actividades sociales, consejos, nuevas ondas, ruidos, boliches y qué sé yo, deberá dirigirse al guardavidas Gustavo, quien gustoso le informaré y lo pondrá al día. Es muy fácil dar con Gustavo: está en la 105 y tiene un jeep blanco con una sirena que es un amor.
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Si usted anda por el balneario de Julio y oye una guitarra y una voz cantando folklore, no se equivocará si asegura que el que canta es Rulito. Se llama asi. por los increíbles bucles con que se castiga.
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Las tres jeeps más famosos de la Villa son: el de Gustavo, (blanco con sirena); el de Hugo, de María Belén (colorado); y, por su, el de la policía. Y el jeep más mersa es el de Balneario Quilmes.
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Los infiltrados están en todas partes, y ni siquiera la Villa se salva. Mirna Delma, sus progenitores, la nona y su filito vinieron en un camión con las chamuscadas musculosas, y de noche se ponen chombas motivadas de nylon 100 x 100. Se castigan con mate y las mujeres se secan el pelo al sol con ruleros. Luego intentan bailar descalzas en la arena, pero en seguida los bichos descubren que son evacuados. Para alejarse de la gente pobre hay que ir al balneario María Belén. Su casilla es única e inconfundible.
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La cancha de tenis que funciona por la tarde en la bienuda boite 'Ton Ton Macoute", de noche se transforma en una amplia playa de estacionamiento. De más está decir que Ton Ton es uno de los boliches que están más "dans le vent".

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¿Saben cuál es la música que más se oye por éstas playas? Se llama "La canción de la Villa", y, por su, está cantada regiamente por el bicho Carlos Barocela (ojo, no confundir con Coco Barcala, que se hizo famoso con "Tu nombre en la arena" y qué sé yo.
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Un programa ideal para enamorados: Ir de noche a la playa a ver la fosforescencia. La fosforescencia es un brillo que forma la espuma en la cresta de la ola, de noche. La playa, a esta hora, parece una verdadera Villa Cariño, iQué diverl
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No hay que extrañarse nunca si en la Villa hacen dedo; si ven muchos hipples; si la gente canta en todas partes; si las bichas y bichos bailan descalzos; si después de castigarse en los boliches la invitan con una sopa de tomate; si al amanecer se oyen desde la carpa de un médano cantos y guitarras, y si un poeta vende su propio libro asegurando qua es el mejor.
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El trago que más se toma en 007 es el "Whiskana mexicana", que lleva una parte de piña mexicana (en Brasil se llama abacaxl y en nuestro país ananá), y una medida de whisky. Tío Landrú había bautizado a esta bebida, hace tiempo, con al nombre de anaky. El creador de esta copa en 007 es su dueño Enrique, también llamado al James Bond de la Villa.
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Una de las galerías más bienudas de la Villa es, sin duda, la Latayette. En sus boutiques hay minis exclusivas y vestidos supar onda, que son los preferidos de las bichas. La que no dé una vuelta por la galería, es candidata a aparecer con el bonzo de la semana.

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¿Saben cómo se llama nuestro fotógrafo en la Villa? Joaquín, y trabaja para Foto "Linda".
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Si a usted liustan los calendarios aztecas, los ídolos incaicos, los artículos de cuero crudo, campestres, de asta y fantasías exclusivas de fabricación propia, no debe dejar de pasar por "Axis", en la Galería Kenka, local 19. No se arrepentirá.
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Dios los cria y ellos se juntan. A una cuadra de la chopería "Maria Belén" se encuentra la cafetería "Tia Vicenta". ¡Qué casualidad! ¿No? Lo gordi es comer en "María Belén" y luego a tomar café y un juisqui en "Tía Vicenta". ¡Qué amor!