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Dos profundas
enseñanzas
En
lo que hace a la música cotidianamente se barajan diversas teorías, y los sesudos
conocedores del tema, discuten sus hipótesis con lánguidas caras y gesto adormilado. En
Córdoba no es distinto, por lo que en un asado (organizado por MIA para festejar el
triunfo del concierto, y también como homenaje a quienes ayudaron a que ello fuera
posible), se dieron cita tanto periodistas como músicos y surgió sin quererlo, un debate
del que es necesario aclarar dos cosas fundamentales:
1º) Sobre la "música nacional": En este punto es, en general, donde se centra
la artillería de los medios especializados y de otros que no lo son tanto. Parecería ser
que es necesario, encontrar una "identidad" con nuestras vivencias en nuestro
país, o una "columna vertebral" donde se amalgaman la esencia del conjunto de
las melodías de "nuestro suelo". Esta teoría, evidentemente, pasa por alto dos
cuestiones primeramente, que esas vivencias no pueden extenderse a lo largo y ancho del
país, ya que están circunscriptas a la región donde vive el músico, tanto histórica,
geográfica, social, antropológica como psicológicamente. Tanto es así, que en las
distintas regiones geográficas del país, encontramos distintas melodías: es de la
Mesopotamia el chamamé, de la Pampa la zamba, de la región de Cuyo la cueca y la vidala
y el carnavalito del Noroeste. Y a nadie se le ocurriría recriminarle a un coya que no
cante tangos o chamamés como tampoco nadie (salvo un fanático) podría decir que los
bolivianos hacen música boliviana (conocida es la similitud de ritmos de esta región). Y
esta diferencia se basa, evidentemente, en que cada región, no sólo de nuestro país,
sino del planeta, tiene su propia morfología y su propia identidad. Segundo, que existe
una marcada distinción entre lo que es música de cualquier región y lo que se da en
llamar "música urbana". Las ciudades son, por un problema de concentración, el
depósito de toda la información del mundo. También lo son a nivel musical, por lo
tanto, el músico de la ciudad nace, crece y se desarrolla participando de las
experiencias musicales de todo el mundo, por lo que su sensibilidad, y por tanto su
música, tenderá a ser más "universal". Por otra parte, y fundamentalmente en
nuestro país la impresionante inmigración a causa de las guerras mundiales creó una red
complejísima de razas, dando como resultado una sociedad muy particular a nivel cultural,
y por ese motivo, cuando una música "políglota" en imágenes y sensaciones.
2º) Sobre el músico en particular: En este sentido, se teje la teoría de que el músico
debería saltar la valla de las influencias foráneas para convertirse en el instrumento
para lograr la "música nacional". Los que con esta actitud declaman una
pretendida "liberación de nuestra música" se convierten, quizá sin quererlo,
en los voceros mismos de la dependencia musical ¿Por qué? Porque ninguna liberación
pasa ni pasará jamás por esquematizar las cosas poniéndoles rótulos. El artista debe
ser lo que es su espíritu, y no lo que escriben los teóricos. La única liberación
posible para el arte es la liberación del alma del artista, es la identidad consigo mismo
del hombre que crea. Encasillado socialmente un hecho que en lo que hace a la sensibilidad
es individual, sólo se conseguirá confundir, que es, en definitiva, una de las bases de
la dependencia.
Eduardo Mileo
SANTA FE
una victoria a lo Pirro
Llegados
a la ciudad de Santa Fe, nos dividimos para el alojamiento en dos casas que la gente del
Cine Club Santa Fe (grupo de cine independiente que organizó la presentación en esta
ciudad, en conmemoración del séptimo aniversario del Cine arte Chaplin, -sala de sus
propiedad con capacidad para 300 espectadores-) había destinado a tal efecto.
Aquí la conferencia se desarrolló, contrariamente a Córdoba, antes de los conciertos
(el 18 de octubre) y también contrariamente a lo sucedido en Córdoba, el método no fue
el de una exposición central, sino el de pregunta-respuesta con el público. Fue una
experiencia interesante, ya que de ella surgieron las claves de la actividad del grupo en
forma fluida y amena. Los dos días subsiguientes, viernes 19 y sábado 20, se efectuaron
los conciertos (dos funciones por día) con la siguiente programación: para el primer
día fueron los temas El último de los Alisios, Improvisación en teclados, De pe a pa,
El cuento que cuentas, Desvaido cielo, Los gatos de Zuly, Cadenza:la parodia de los
violines, Discanto, Milonga del volverito, Lo que hay de humano en mí, Egloga a la
primera carta de la mañana, La caja del viento, Aria para Don Juan L., Las brujas de
Calaminta, Las invasiones inglesas I y Corales de la Cantata Saturno. El programa del
sábado fue el siguiente: Para hacer los sueños en casa, Improvisación en piano, El
joven almendro, Joe Pirata, Melusina, Iridio puro, Tabaco, Entre vinos y licores, Aria
para Don Juan L. (aquí con la proyección de parte de un film que el cine club realizó
sobre el poeta) El triste de los mares I y II y la obra In Fodeo de la Scabrusi.
El público de Santa Fe, a diferencia del de Córdoba, es más frío y analítico.
No se permite grandes desbordes, y manifiesta su entusiasmo sólo con prolongados
aplausos. Pero hete aquí que la última función del sábado terminó con tres bises, el
público de pie coreando el nombre de MIA, y en el escenario, el grupo abrazado coreando
el nombre de la ciudad. Posteriormente, nos enteramos de que éste era un hecho totalmente
insólito para el lugar. Y no es para menos; la labor de MIA tuvo picos altísimos y se
basó en una entrega total hacia la música, con un sentimiento notable y una factura
técnica de real jerarquía. Con estas "armas", supo seducir a los santafesinos,
logrando revertir las "costumbres pasivas" de los espectadores y adentrándolos
en un clima digno de la mejor "fiesta recitalera" porteña.
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Es de
destacar la inclusión en el programa de la obra poética In Fodo de la Scabrusi y del
tema Aria para Don Juan L. (homenaje al desaparecido poeta Juan L. Ortiz), de un lirismo y
una belleza realmente poco frecuentes. En suma, la audiencia santafecina, poco afecta a
las expresiones de euforia, se sintió atrapada por la música de MIA y demostró ser
capaz de exaltarse cuando el incentivo lo justifica. Y demás está decir, que el
concierto lo justificaba desde antes y con creces.
En este caso también figura al pie del programa un agradecimiento especial. Es para el
Cine Club Santa Fe.
Participaron de esta gira
los siguientes integrantes de MIA:
Alberto Muñoz: guitarra, bandurria, voz y teclados
Lito Vitale: teclados y voz
Liliana Vitale: guitarra, flautas y voz
Nono Belvis: guitarra, bajo y voz
Daniel Curto: guitarra, bajo, flauta y voz
Kike Sanzol: batería y voz
Perla Tarello: batería y recitados
Verónica Condomi: voz
Gustavo Curto: voz
Nicoletta Smareglia: voz
Claudio Della Valle: voz
Roxana Kremer: voz
Gustavo Mozzi: voz
Sergio Saraniche: guitarra y voz
Diego Halfon: recitante invitado
Sonido de sala: Carlos Melero y Angel Itelman
Sonido de escenario: Federico Chuhurra y Daniel Curto
Asistente técnico: Aldo Castelli
Iluminación: Kike Sanzol y Gustavo Curto
Gráfica: Liliana y Rubens Vitale y Kike Sanzol
Organización: Esther Soto
Coordinación: Rubens Vitale (Donvi)
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