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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

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¿está muy frío hoy el petróleo, doctor Frondizi?
Faruk

(Revista Tía Vicenta)

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Revista Tía Vicenta

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Ha sido contratado por el Poder Ejecutivo (rama masculina) el músico gorila Gomez Carrillón, para que componga la marcha "Los muchachos aramburistas"

 

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Según noticias de fuentes fidedignas, han surgido serias divergencias entre los petiteros, considerándose inminente una división. Las diferencias de opinión estriban en el color de los mocasines y en el largo de los sacos blancos que se usarán este verano.

COMUNICADO DEL COMITE CENTRAL
El comité Central de los Petiteros, ubicado en el Petit Café, mesas Nº 8 y 9 ha dado a conocer a la opinión pública el siguiente comunicado:
"A raíz de divergencias totales, los petiteros nos hemos visto obligados a dividirnos en tres fracciones: los petiteros propiamente dichos; los aguileros (o petiteros de la vereda de enfrente); y los frisqueros (Comité Frisco Bar de la calle Talcahuano)."

TRATATIVAS DE UNION
El ingeniero Alvaro Alsogaray sería el mediador para conseguir la unificación de las fuerzas petiteras, y con tal motivo se realizaría una reunión de ribetes sensacionales el próximo jueves, en el bar Santa Unión (Santa Fe y Uruguay)

NOTICIA POLICIAL
Personal de la seccional 17ª ha descubierto al sujeto que colocó la bomba que estallara hace aproximadamente tres meses en al confitería del Aguila. Se trata del joven Eugenio Echevarrieta Sáenz, jefe de propaganda del Comité de los Petiteros propiamente dichos (mesas 8 y 9 del Petit Café). El detenido hizo amplia confesión de los hechos, y manifestó con orgullo que dedicaba la explosión a Pedrito Rico.
 

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El líder socialista Alfredo Palacios se ha presentado a nuestra redacción y nos ha dicho:
En el Nº 18 de Tía Vicenta leí con estupor que el petitero ahora era Frondizi. Antes, para los redactores de dicha revista, lo había sido Zavala Ortíz. Pero yo afirmo todo lo contrario: no lo son ni el uno ni el otro. Yo, que hasta ahora, con una paciencia de santo laico no he dicho una sola palabra al respecto, no he podido permitir por un momento más que el pueblo sea burlado, y he resuelto poner las cosas en su lugar. Si ustedes han leído la historia de Grosso grande, no pueden ignorar que el primer petitero del mundo soy yo. En el año 1760, época del virrey Goyeneche, yo solía reunirme con unos cuantos muchachos en un bar que se llamaba "Leloir Café", y que estaba ubicado en la esquina de las calles Santa Callao y Fe.

Frente a este bar había una confitería, llamada "El Cóndor", donde se reunían otros muchachones, entre ellos Nicolás Repetto. Para diferenciarnos de los muchachos de Repetto, yo me dejé crecer el pelo y los bigotes, comencé a usar unos pantalones negros bien bombillas, taquito militar y un poncho con dos tajitos en los costados. Todos mis amigos me imitaron el modo de vestirme, y la "vox populi" nos comenzó a llamar los "leloireros", nombre que deriva del Leloir bar. Acusado malévolamente por el virrey Goyeneche de anglófobo y de corruptor de las costumbres, tuve que huir a Montevideo, costumbre extraña en esa época, que consistía en huir a Montevideo. Derrocado Goyeneche regresé a Buenos Aires y comprobé con mucha sorpresa que el Leloir Café se llamaba ahora "Petit Café". Si yo era antes loloirero, ahora tenía que ser forzosamente petitero. Pero este nombre todavía no existía, sino que se creó por medio de una evolución lenta. He aquí la transformación de nombres, hasta llegar al término petitero:
1 Leloirero (1760-1890)
2 Jalleife (1890-1920)
3 Shusheta (1920-1925)
4 Fifí (1925-1928)
5 Niño bien (1928-1935)
6 Pituco (1935-1954)
7 Petitero (1954- ?)
Ultimamente hay una tendencia en modificar el nombre de petiteros por el de aguileros o fisqueros. Como podrán darse cuenta, Frondizi, con su apuro de ser presidente, engaña al pueblo concurriendo al Petit Café o al Frisco Bar a beber claritos o cogotes. ¡Pero el pueblo no será burlado!
Yo, Alfredo Lorenzo Palacios, soy el primer petitero del mundo. Y si no me lo creen, se los juro por la memoria de mi tía Vicenta.
- ¿Es que su tía Vicenta ha muerto? - le preguntamos nosotros con ojos llenos de lágrimas.
- No. Pero tiene una memoria excelente.

 

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