El líder socialista Alfredo Palacios se ha presentado a nuestra
redacción y nos ha dicho:
En el Nº 18 de Tía Vicenta leí con estupor que el petitero ahora era Frondizi. Antes,
para los redactores de dicha revista, lo había sido Zavala Ortíz. Pero yo afirmo todo lo
contrario: no lo son ni el uno ni el otro. Yo, que hasta ahora, con una paciencia de santo
laico no he dicho una sola palabra al respecto, no he podido permitir por un momento más
que el pueblo sea burlado, y he resuelto poner las cosas en su lugar. Si ustedes han
leído la historia de Grosso grande, no pueden ignorar que el primer petitero del mundo
soy yo. En el año 1760, época del virrey Goyeneche, yo solía reunirme con unos cuantos
muchachos en un bar que se llamaba "Leloir Café", y que estaba ubicado en la
esquina de las calles Santa Callao y Fe.
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Frente a este bar había una
confitería, llamada "El Cóndor", donde se reunían otros muchachones, entre
ellos Nicolás Repetto. Para diferenciarnos de los muchachos de Repetto, yo me dejé
crecer el pelo y los bigotes, comencé a usar unos pantalones negros bien bombillas,
taquito militar y un poncho con dos tajitos en los costados. Todos mis amigos me imitaron
el modo de vestirme, y la "vox populi" nos comenzó a llamar los
"leloireros", nombre que deriva del Leloir bar. Acusado malévolamente por el
virrey Goyeneche de anglófobo y de corruptor de las costumbres, tuve que huir a
Montevideo, costumbre extraña en esa época, que consistía en huir a Montevideo.
Derrocado Goyeneche regresé a Buenos Aires y comprobé con mucha sorpresa que el Leloir
Café se llamaba ahora "Petit Café". Si yo era antes loloirero, ahora tenía
que ser forzosamente petitero. Pero este nombre todavía no existía, sino que se creó
por medio de una evolución lenta. He aquí la transformación de nombres, hasta llegar al
término petitero:
1 Leloirero (1760-1890)
2 Jalleife (1890-1920)
3 Shusheta (1920-1925)
4 Fifí (1925-1928)
5 Niño bien (1928-1935)
6 Pituco (1935-1954)
7 Petitero (1954- ?)
Ultimamente hay una tendencia en modificar el nombre de petiteros por el de aguileros o
fisqueros. Como podrán darse cuenta, Frondizi, con su apuro de ser presidente, engaña al
pueblo concurriendo al Petit Café o al Frisco Bar a beber claritos o cogotes. ¡Pero el
pueblo no será burlado!
Yo, Alfredo Lorenzo Palacios, soy el primer petitero del mundo. Y si no me lo creen, se
los juro por la memoria de mi tía Vicenta.
- ¿Es que su tía Vicenta ha muerto? - le preguntamos nosotros con ojos llenos de
lágrimas.
- No. Pero tiene una memoria excelente. |