Levantarse con el pie izquierdo.
Dejar el sombrero sobre la cama.
Romper un espejo.
Ver un negro (hay que contrarrestar la mala suerte
rascándose la rodilla o tocando oro).
Ver en el campo la luz mala.
Nombrar a un jettatore.
Sentarse trece personas a la mesa.
Que nos hagan mal de ojo (para evitarlo hay que colgar en la
puerta de entrada de la casa una bolsita con sal gruesa y tres ramitas de ruda macho).
Los días martes y viernes (si cae martes 13 es preferible no
salir a la calle).
Volcar sal (hay que echarla por detrás del hombro para
evitar la mufa).
Ver en el campo al chancho sin cabeza.
Toparse con un bizco.
Pasar debajo de una escalera.
No tocar hierro cuando vemos a un individuo que trae mala
suerte.
Ver en el campo de noche, a la mulá-nima.
Ver el novio a la novia con el traje de bodas antes del
casamiento.
Regalar pañuelos (el obsequiado tiene que entregar una
moneda al obsequiante, para evitar futuras peleas).
Oír el chillido de una lechuza.
Oír cantar a la cachirla (anuncia tormenta).
Recibir una intimación de réditos.
Descubrir que una negra nos ha robado una foto nuestra y le
ha clavado alfileres (wudú).
Dejar desordenados los zapatos cuando nos acostamos (al día
siguiente todo nos saldrá mal).
El fox-trot "Tiempo tormentoso" y el vals
"Ramona".
La ópera de Verdi "La fuerza del destino".
Sacudir el mantel.
Romper la Cadena de la Felicidad.
Barrer de noche.
No pasar debajo de un quebracho colorado, porque si el árbol
nos tiene antipatía puede salirnos verrugas similares a la corteza del quebracho
(superstición chaqueña).
Tener hortensias en la casa (impide que las mujeres se
casen).
No tomar mucho jugo de limón (empobrece la sangre)
Silbar de noche
No dormir en Córdoba la siesta debajo del molle (puede
flecharnos)
Derramar aceite.
Dejar derramar la leche hervida.
Recibir una citación policial.
Cuando se sale de la casa, no volver de inmediato.
Tirar la cascara de los ajos.
Oír relinchar a un caballo tres veces (alguien muere en los
alrededores).
Hacer girar de noche una silla sobre una pata.
Encender tres cigarrillos con un fósforo (uno de los
fumadores puede morir pronto).
Tener un pavo real en la quinta.
Cortarse el pelo en cuarto menguante (puede quedarse calvo).
Comer mucho zapallo (engorda las piernas).
Los libros de tapa color violeta (superstición de María
Elena Walsh).
Ver a un japonés antes de jugar a la ruleta.
Ser el séptimo hijo varón (las noches de luna llena puede
transformarse en lobizón).
Observar que una persona no se refleja en el espejo (los
vampiros no se reflejan).
Volcar vino (para contrarrestar la mufa hay que mojar el dedo
con el vino derramado, pasarlo por la frente del que lo volcó y exclamar:
"¡Alegría, alegría!").
Hablar de desgracias (se aleja el fluido tocando madera o
haciendo cuernos).
Tejer dentro de los camarines de los teatros de música
lírica.
Poner una escoba detrás de la puerta para que se vaya una
visita que trae mala suerte.
Atarse una cinta colorada en el dedo meñique para ahuyentar
el gualicho.
Para ahuyentar a los malos espíritus hay que quemar incienso
y exclamar:
"¡Padre, Hijo y Espíritu Santo!"
Salir los martes 13 con una figa (superstición brasileña) o
con una pata de conejo.
Si alguien nos ha embrujado y tenemos lombrices debemos
colgarnos del cuello un diente de ajo.
Cuando nos han ojeado hay que combatir los malos espíritus y
atraer la buena suerte haciendo una cruz con una ramita de ruda macho y otra de ruda
hembra, y unirla con un hilo colorado.
Tapar los espejos cuando llueve (así no entran los rayos),
Dormir con la ventana abierta y que los rayos de luna nos den
sobre los ojos (podemos quedarnos ciegos).
Cruzar caminando la avenida del Libertador, a la altura del
Automóvil Club Argentino, un día que no funcionan los semáforos.
Soñar con tos números 17, 13, 62 o 92.
Mirar la luna nueva con un cristal.
Sentarse encima de la mesa (quedará soltera).
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