Revista Pelo
junio de 1978 |
Cuando los integrantes de la última formación de Pappo's Blues
emigraron a Europa, sólo Alejandro Medina se quedó para formar su
propio grupo, que probablemente se llame como una obra de su
autoría, Oceanosmos. A través de esa agrupación, que debutó el 19 de
junio en el Astral, Medina expondrá su nueva línea musical, más
ligada al jazz pero con la intensidad que recogió del blues y el
rock que hizo en el pasado.
Con la certeza de que a través de la fusión con la potencia del rock
el jazz puede ser extraído del anonimato, Medina encaró esta
experiencia junto a músicos desconocidos: el percusionista del
teatro Colón, Tristán Taboada (batería), Jorge Cariglino (guitarra),
Daniel Fernández, (guitarra) y Daniel Johansen (saxos alto y
soprano, y flauta traversa). Lo que sigue son sus propias
definiciones sobre el vuelco producido en su carrera.
-¿Por qué no viajaste con los ex componentes de Pappo's Blues?
-No viajé porque Pappo's Blues no me interesa como conjunto. PB es
lo mismo que la Pesada del Rock'n'Roll. La reunión de PB pretendía
juncar dinero para traer a Júnior (Castello), que era el baterista
de Aeroblus, grupo que sí me interesaba muchísimo. Cuando llegaron
los carnavales me abrí, porque ya había decidido armar mi banda y me
había encontrado con un par de músicos que me satisfacían mucho:
Daniel Johansen y Daniel Fernández. No quería irme de la Argentina
sin llevar uno a dos long plays, para presentarlos en la Escuela de
Música Berklee como una muestra de mi jazz-rock. Quiero ir a
aprender la llave del jazz para componerlo y tocarlo. Cuando tenía
nueve años y estudiaba trompeta tocaba temas clásicos de jazz, v me
volvía loco.
-¿A qué se debe que recién ahora asumiste el jazz para hacerlo?
-Recién ahora no, porque cuando estuve en Brasil estuve haciendo
cosas con gente de jazz, tocando jazz, rock y funk. Antes no lo
hacía porque los músicos de la Pesada tenían miles de prejuicios, ya
que los músicos de rock no saben nada de jazz. Y los de jazz también
tienen sus prejuicios. Tampoco lo hice antes porque estaba metido en
el rock, por mi trabajo, por la gente que me rodeaba. Durante todo
el año '77 me lo pasé guardado, tocando, componiendo, buscando un
porqué a mi música. No encontraba los músicos. Mis amigos son las
superestrellas del rock de acá y de los del "under-ground" conocía
muy poco, hasta que me di cuenta de que hay músicos desconocidos que
son terribles. El jazz es la música más libre, la que más vuelo
tiene, a la que le podés aplicar el ritmo más potente que te puedas
imaginar. Es la música más visceral, la única verdad.
-¿Consideras que el rock, como ritmo, está agotado?
-No. Creo que ha servido para aplicarle una intensidad más dirigida
a la parte rítmica del jazz, por ejemplo. El rock es una cosa muy
importante, no está acabado. Aparte no digo que vaya a hacer un jazz
puro. Lo que quiero hacer es una fusión de jazz, rock y funk, una
combinación muy sanguínea. Música que te lleve el pie y el corazón.
Y letras que se identifiquen con la música. También tengo idea de
hacer una música más loca, porque los temas que estoy armando ahora
son muy estructurados. Quiero hacer, además, una
música que no termine nunca: marcar las armonías y los golpes que se
van a acentuar, y tocar. Es un sistema muy antiguo de trabajo:
marcar tres o cuatro fraseos, y cada uno con una armonía y una
acentuación rítmica.
-¿El jazz y el funk son la consecuencia del rock y el blues que se
hizo en los comienzos del movimiento de rock argentino?
-Totalmente. El jazz tomó fuerza nuevamente gracias a que el rock y
el blues lo impusieron. El jazz era una música muy cerrada que no
podía copar multitudes, entonces apareció el rock y el blues con
Cream y Hendrix, y aquí con Manal. Pasó el tiempo necesario para que
el jazz pudiera retomar su camino y para que muchos músicos de rock
se volcaran a tocar jazz. En otra época, cuando tocaba con Javier
Martínez, en Manal, la base rítmica que hacíamos para la
improvisación era el swing, que viene de la escuela del jazz de un
modo absoluto. Si escuchas el primer long play de Manal, y temas
como "Avenida Rivadavia", "Informe de un día", "Avellaneda Blues",
vas a notar que hay grandes influencias de jazz, marcadísimas.
-Coincidentemente, los tres ex Manales, separadamente, se encuentran
en un mismo camino.
-Claro, es por el origen. El blues es el que te lleva a eso. El
blues es la base sentimental, visceral, para ejecutar cualquier tipo
de música, sea blanda o pesada. Si no tenés blues, vas a ponerte a
copiar. Del blues nace el jazz, las baladas, todo, los Beatles nacen
a partir del blues. Para los músicos más jóvenes la historia fue
muchísimo más fácil, no fue cosa de rescatar sino de onda. En los
años '60 no se podía escuchar a la Mahavishnu ni a Chick Corea,
entonces no podías hablar de jazz a menos que supieras. Los músicos
de la primera época llegaron a lo mismo porque escuchaban a Miles
Davis, John Coltrane, Charles Mingus, Eddie Gómez, Don Cherry.
También por eso, ahora quiero hacer una música que no se pueda dejar
de sentir, de vivir, de sufrir y de gozar.
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