Después de una prolongada estadía en Estados Unidos, Bowie
regresó a Europa, a presentar su último álbum, "Héroes", y a
buscar la calma que Los Ángeles no le permite. Tanto como
sus últimas obras, la entrevista que sigue muestra un Bowie
diferente, explotando otras músicas, otros sentimientos,
otras caras de sí mismo.
Aunque a veces discutido y
controvertido, Bowie es uno de esos músicos constantemente
inquietos y ambiciosos en cuanto a los alcances de la
creatividad. Y si el público argentino de rock no ha podido
comprobarlo todavía os sólo porque acá se ha editado
únicamente un viejo disco de DB ("Pin Ups", 1973) muy
distante de las progresiones, las búsquedas y los cambios de
sus últimos álbumes, especialmente los más recientes, "Low"
y "Héroes", con los cuales se desliza hacia afuera del rock,
por razones y necesidades que explica más adelante. No
sólo actuando y componiendo Bowie es un personaje especial;
también lo es hablando. Mueve las manos como si intentara
describir un indefinible dibujo abstracto a un sordomudo, o
como si quisiera conjurar del aire algún engendro apenas
Imaginado. Sonríe rápidamente, nerviosamente; se ríe como
con pequeños ladridos suaves. Y su inglés es una mezcla de "cockney"
con modulaciones teatrales y definiciones secas. Es
entretenido (cuenta cada cosa como un cuento misterioso) y
británicamente amable. Aun en las ocasiones en que alguien
logra enojarlo se descontrola un minuto e inmediatamente pide
disculpas y pasa a otro tema, ligeramente avergonzado.
Sin embargo no suele gustarle conceder entrevistas, y no lo
hacía desde un largo tiempo. Pero por su silencio no pide
disculpas: "La única razón por la que decidí aceptar
entrevistas —admite— es para demostrar que creo en mi álbum.
Muchos tuvieron un concepto equivocado con respecto a mi
actitud frente a 'Héroes' y a 'Low'. En realidad, la gente
reaccionó como era de esperar, pero yo no promocioné 'Low',
y algunos pensaron que yo no había puesto entusiasmo en el
álbum. "Esta vez quiero hacer todo lo que puedo para
imponer el álbum. Quiero que entiendan que creo en los dos
últimos álbumes más que en todo lo que hice hasta ahora. Es
decir, analizo mis trabajos anteriores y, aunque reconozco
que tienen cosas buenas, hay algo en ellos que no me gusta.
No creo que sean álbumes realmente atractivos. "En 'Low',
por ejemplo, hay mucha más emoción y más entusiasmo. Más
todavía en el nuevo álbum. Y si puedo convencer a la gente
de eso, estoy dispuesto a aceptar todas las entrevistas que
sean necesarias para que no haya lugar a dudas." La
opinión de Bowie es una de las tantas criticas que puede
recibir un trabajo artístico, lo cual no significa que sea
la única crítica valedera. Los dos últimos álbumes de David
Bowie, grabados en Berlín con la colaboración de Brian Eno,
se encuentran entre los más audaces y notables que haya
conocido el público de rock and roll. Estos dos discos
inevitablemente dieron lugar a polémicas, ya que en ellos se
combinan la teoría y la técnica de la música electrónica
moderna con un contenido lírico en el que Bowie hace caso
omiso a las formas tradicionales de la narrativa en busca de
un nuevo vocabulario musical que se adecúe al ánimo de
desesperación y pesimismo que, según los presagios del mismo
Bowie, caracterizará a la sociedad contemporánea.
"Durante el último tiempo que estuve en Estados Unidos me di
cuenta de que lo que tenía que hacer era experimentar,
encontrar nuevas formas de escribir. Es decir: desarrollar
un nuevo lenguaje musical. Eso es lo que me propuse y es por
eso, precisamente, que volví a Europa. "Lo que estoy
tratando de explicar con lo que acabo de decir son las
circunstancias y los hechos que me llevaron a dejar mi
'exilio' en Estados Unidos y tomar la decisión, finalmente,
de regresar a Europa. Lo que sentí, de pronto, fueron ganas
de dejar Estados Unidos. Siempre digo que 'estuve' en
Norteamérica durante más de dos años. Me niego a decir que 'viví'
allí porque 'vivir' en Norteamérica es un verdadero
compromiso, un compromiso que yo no estaba preparado para
aceptar. "Bien. Entonces, 'estuve' en Estados Unidos por
un tiempo y después advertí que me había cansado del lugar,
que me había cansado de la técnica que seguía para escribir.
Quería desligarme de todo lo que suponía narrativa y
personajes. Lo que quería era re-evaluar, en términos
generales, todo lo que estaba haciendo. Supe, de pronto, que
había agotado todo el material para trabajar en ese ámbito y
que si seguía desempeñándome allí corría el riesgo de
repetir mis trabajos, mis ideas. Estaba seguro de que
terminaría así. "No disfrutaba mi creación, el proceso de
creación. La única creación que realmente me gustó fue 'Station
To Station', porque constituía una especie de súplica, de mi
parte, pará regresar a Europa. Era como una confesión, un
monólogo. Pero en general todo lo que hacía era bastante
deprimente. Fue una época muy especial para mí, un periodo
de conflictos internos. Me enfurecía de verdad la idea de
que todavía era parte del rock and roll. No sólo era parte,
sino que estaba profundamente involucrado en el rock and
roll. Nunca tuve esa intención, pero al estar en Los Ángeles
estaba empapado de rock y de todo lo que el rock supone.
"No sé si es una característica positiva o no, pero a mí me
afectan y me influyen muchísimo el ambiente y las
circunstancias. Esa influencia se refleja en lo que escribo
hasta el punto del absurdo. A veces recuerdo algunas cosas y
me horrorizo. En resumen, me di cuenta de que el ambiente de
Los Ángeles, de todo Estados Unidos, perjudicaba mi trabajo,
me hacia perder inspiración. Eso era, precisamente, lo que
me hacía sentir claustrofóbico y acorralado. Había adoptado
una actitud hipócrita frente a todo. Vivía una lucha interna
entre el materialismo y la estética. Mi propósito nunca ha
sido el rock and roll, lo digo abiertamente. Soy y he sido
un artista que quiere bucear un medio nuevo en el cual
trabajar. "Y el rock and roll parecía un medio muy
adecuado. Pero mi comportamiento siempre fluctuaba entre la
tentación de transformarme en una estrella de rock y los
vínculos sentimentales que me unían al deseo de ser un
artista. Navegaba en medio del circo inmundo y enloquecido
del rock and roll. En realidad, no era más que un circo, en
el cual yo no tendría que haber estado. No tendría que haber
llegado a ser el personaje importante que fui. Me sentía
frustrado. Ahora estoy tranquilo y feliz otra vez. Disfruto
mi creación por primera vez después de muchos años. Lo que
hago es más que crear y trabajar. Por eso digo que no me
interesa la posteridad. "Lo que ahora me interesa es que
aprecien mi trabajo a un nivel más personal. Antes tenía
otro tipo de ambiciones, grandes ambiciones. Soñé con ellas
toda mi vida hasta que aprendí lo importante que es
disfrutar, simplemente, el proceso de la creación y el
proceso de la vida. Ahora me siento feliz y satisfecho.
"Mi papel como artista dentro del ámbito del rock and roll
es distinto de la mayoría de los casos. Yo reúno un montón
de elementos creativos en poco tiempo, y los pongo en
práctica también en poco tiempo. Nunca más de dos o tres
meses. Y, por lo general, mi política es que ni bien un
sistema empieza a funcionar, ya perdió vigencia. Paso a
otros conceptos, a otro espacio en el tiempo. "En
realidad me cuesta hablar de mi posición como artista en
esto, en este juego del rock and roll. Nunca quise
considerarme parte de él. Me confunde. En esos casos, me
gusta estar solo y me voy. Me voy lejos, a Japón, a
cualquier parte en donde pueda aclarar mis ideas. Nunca tuve
como meta ser parte del rock and roll. Sin embargo,
reconozco que muchas veces disfruté ese conflicto interno.
"Aunque cueste creerlo, mi participación en el rock and roll
fue casi siempre inconsciente. Creo que, en realidad, me
desempeñé fuera de los límites de lo que se considera rock
and roll. A veces por arrogancia, otras veces por
impaciencia, y otras veces porque sí, traté de seguir
adelante mi propio camino. "La creación de 'Ziggy', por
ejemplo, fue producto de la arrogancia. Pero, claro, en esa
época era joven y estaba lleno de vida, y 'Ziggy' fue un
logro artístico muy positivo. Al menos eso era lo que a mí
me parecía. Lo veía como una bellísima obra de arte.
"Después no me pude deshacer de ella durante años. Ahí fue
cuando todo empezó a corromperse. Y me llevó muchísimo
tiempo recuperarme. Me afectó la personalidad. No puedo
decir que lamento el pasado, de ninguna manera, porque en el
pasado nacieron un montón de posibilidades extraordinarias
que dieron forma a mi vida. Pero había llegado a razonar de
una forma sumamente absurda. Pensaba que 'Ziggy' no tenía
por qué morir en el escenario, que podía muy bien llevarlo
conmigo a todas partes. "Mi comportamiento era realmente
peligroso. Yo mismo dudaba de mi cordura. Debo admitir que
esa experiencia me afectó de una manera muy especial y
exagerada, no en lo que respecta a la parte física, sino
mentalmente. Todo eso me pasó cuando estaba en Estados
Unidos; por eso me alegra y me tranquiliza estar de nuevo en
Europa. " 'David Live' fue la muerte de 'Ziggy'. ¡Dios
mío, qué álbum! Nunca lo interpreté. La tensión que contiene
ese álbum es comparable a los dientes de un vampiro
hundiéndose en la carne. Y la cara que tengo en la foto de
la tapa parece la de un muerto que acaba de salir de la
tumba. Bueno, en realidad me sentía así, como un muerto."
Bowie dice que el ambiente y las circunstancias afectan en
gran medida su forma de escribir y su música. Tal vez se
deba a su gran sentido de observación y percepción, o quizá
se trata simplemente de inspiración artística. Los últimos
dos álbumes, como ya se mencionó, se grabaron en Berlín, una
ciudad que, como tantas otras, dejó en Bowie una marcada
impresión: "Berlín es una ciudad de bares donde la gente
triste y la gente desilusionada se puede emborrachar.
Aproveché todo el tiempo que estuve allí para analizar la
ciudad de cerca. No sé cuánto tiempo va a durar, pero pienso
que avanza demasiado rápido. Esa fue, precisamente, una de
las razones que me llevaron a trabajar a Berlín. La ciudad
simboliza un sentimiento, una emoción que traté de capturar
en mis trabajos. Me llamó mucho la atención la condición de
los turcos en Berlín. Uno de los temas del nuevo álbum se
llama "Neukoln", que es el barrio de Berlín en donde viven
los turcos. Constituyen una comunidad aislada. Es muy
triste. Muy, muy triste. Esa realidad es parte de la
atmósfera de 'Low' y 'Héroes'. "Lo que quiero decir es
que, al haber vivido ese tipo de experiencia, resulta
difícil cantar temas que llamen al amor y a la paz. Bueno,
en realidad, puede ser que esté equivocado, porque el amor y
la paz son, precisamente, lo que uno tiene que buscar
después de haber visto las cosas que yo vi. Uno tiene que
adoptar una actitud compasiva. En 'Héroes', el tema que
lleva el nombre del álbum habla de enfrentar ese tipo de
realidad, y de la valentía que se necesita para poder
soportarla. "La única actitud heroica posible frente a
una situación así es seguir viviendo y disfrutar el simple
placer de vivir, a pesar de que estamos cerca de la muerte."
El año pasado, antes de sus actuaciones en Londres, Bowie
habló acerca de la situación política de Gran Bretaña y de
la posibilidad de un régimen fascista en ese país. De más
está decir que sus comentarios dieron lugar a polémicas e
interpretaciones diversas. Algunos tomaron su opinión como
una defensa de la extrema derecha y otros como una profecía
más que como una observación de índole política. "No
puedo clarificar lo que dije en esa oportunidad. Lo único
que puedo decir es que hice dos o tres observaciones acerca
de la sociedad inglesa y puedo asegurar que no soy fascista.
Soy apolítico. Cuanto más viajo, más inseguridad tengo con
respecto a una filosofía política adecuada. A medida que voy
viendo y viviendo bajo distintos sistemas de gobierno, me
siento menos preparado para persuadir a quien sea sobre el
mejor sistema. Por lo tanto pienso que sería desastroso, en
mi caso, tomar partido con una corriente política, porque no
tengo conceptos claros a ese respecto. "Lo que dije en
ese momento fue puro palabrerío. Pero me aguanto todo lo que
me dicen, porque soy de los que se tiran a la pileta y se
tragan toda el agua. Eso sí, hay algo que no puedo aceptar
de ninguna manera: un fotógrafo me sacó una fotografía en la
que estoy saludando, simplemente saludando, pero la
fotografía salió de tal manera que parece que estuviera
haciendo el saludo fascista. Juro que fue un saludo común y
corriente." David Bowie cumplió treinta años y lo que más
le llama la atención es que no se siente amargado por el
pasar del tiempo. Recuerda, en cambio, (hace) veinte años,
la idea de envejecer lo asustaba: "Era horrible pensar en
que los años pasaban. Ahora, en cambio, acepta la
responsabilidad de la madurez e incluso la idea de la
muerte. Creo que lo que me cambió fue el hecho de haber
tenido un hijo. Al principio me asustaba la idea y trataba
de no pensar lo que todo eso suponía. Ahora lo que me
importa es el futuro de mi hijo. Mi futuro pasa de largo.
Estoy preparado para él y para su final. Sin embargo, hay
mucha gente que sueña con la inmortalidad. Son capaces de
hacer cualquier cosa con tal de no morirse. Se generalizó el
concepto de que el período de vida tiene que ser más largo
de lo que es. Yo no estoy de acuerdo. El hombre nunca vivió
demasiado tiempo, no es inmortal. Nunca lo fue. "Hasta
hace poco el promedio de vida era de cuarenta años. Ahora la
mayoría llega a los setenta y no se conforman ni siquiera
con eso ¿Qué es lo que buscamos? Lo que ocurre, simplemente,
es que el hombre es, por naturaleza, ególatra. ¿Para qué
quieren seguir arrastrándose hasta los noventa? ¿Para
satisfacer el ego? Yo no, de ninguna manera." Hablando de
edades, esto es lo que Bowie opina sobre los representantes
de la "nueva ola" ("New Wave") que han logrado desde tan
jóvenes el éxito y la trascendencia que Bowie logró hace
cinco años: "Lo triste de esa cuestión es que a la nueva ola
se la considera movimiento. Me gustaría que se los tratara
como individuos. Realmente me preocupa el destino de todos
ellos y no los apruebo, porque no pueda tolerar a la gente
que quiere crear movimientos o ser parte de ellos. Hay que
pensar en función de individuos. Pienso que hay algunos
individuos en estos momentos que proponen ideas muy
positivas. Les deseo sinceramente que logren imponerse,
porque me solidarizo con ellos y su indignación." Muchos
críticos sugirieron que tanto "Low" como "Héroes" están
cargados de pesimismo y que la atmósfera reflejada en la
música de esos álbumes anticipa una época de violencia y
desastre. "Creo que soy pesimista, efectivamente. No soy
optimista para nada, en lo que respecta al futuro. Pero no
me resigno totalmente al desastre. Creo que el consuelo está
en una actitud compasiva —ésa es una palabra que aparece
mucho en mis trabajos— y pienso que 'Héroes' es un álbum
compasivo. Compasivo con la gente y las circunstancias en
que esa gente vive. Al fin y al cabo, todos nosotros,
absolutamente todos, nos vemos envueltos en circunstancias
que son dignas de compasión. Nos unimos por instinto, como
las tribus, porque seguimos siendo tribus en cierto sentido.
"Lo que ocurre es que la gente no puede aguantar el ritmo de
cambio de este mundo. Cambiamos muy rápido. Después de la
Revolución Industrial se produjo una espiral que gira y
gira, en la que la gente se aferra desesperadamente para
mantener el ritmo de avance. Y ahora ya se están empezando a
caer de la espiral. Cada vez será peor. "Pienso que no
hay nada que pueda darnos esperanzas. Sin embargo, todavía
no me doy por vencido, porque tengo mucha energía para
seguir luchando. No soy muy valiente, pero algo de optimismo
queda en mí. Incluso el hecho de escribir sobre la condición
del hombre en este siglo y el hecho de pensar mucho sobre el
tema y de dar mi opinión es una manera de luchar. Sin
embargo, no puedo dejar de pensar que estamos cerca del
final." Revista Pelo 02.1978