"PECADO" RABIOSO Cuando terminaba el primer viernes
de febrero Pescado Rabioso daba su primer recital importante
del año. Un redactor, Juan Manuel Cibeira, y un fotógrafo,
Enrique Vázquez de la revista, fueron enviados para cubrir
eso y nada más: como es un recital de Pescado Rabioso. Los
resultados están a la vista.
El viernes 2 de
febrero la cola había comenzado desde mucho antes frente al
teatro Astral: Pescado Rabioso después de mucho tiempo
volvía a dar un recital en una sala importante y a la vez,
se convertía en el eje de rescate de un teatro que un tiempo
fue casi un núcleo de rock. Estrechados contra la pared, más
de mil personas. formaban una pacífica cola. A pesar de la
magnitud del recital la policía no había dado señales,
presencia bastante habitual en los últimos recitales de
Buenos Aires. Hubo ordenamiento en el acceso (se habilitó
una única puerta) y el público prestó colaboración, quizá
escarmentado por los recientes, reiterados, estúpidos
sucesos de violencia gratuita. Las localidades numeradas retardaron
el acceso del público a la sala. Los que habían conseguido
penetrar y ubicarse chillaban (ese es el término) para que
diera comienzo el recital. Se escuchó en off entonces, la
voz de Spinetta aclarando que aún había gente en la puerta.
Como suele ocurrir en todos los recitales, este también
comenzó tarde. Mientras se levantaba el telón el grupo
inició el recital con la que quizás sea canción más
conocida: "Dulce tres nocturno". El aplauso de recibimiento
se confundió con las risas que provocó el bajista David
Lebón, quien sobre su vestimenta habitual, llevaba un viejo
vestido de mujer y anteojos de principios de siglo que le
daban un insólito aspecto de anciana. Ese acontecimiento
parece ser coherente con la reciente innovación de Pescado
en sus actuaciones tendientes a la teatralización de
situaciones límite. Como por ejemplo la aparición de
Spinetta en el escenario del teatro Olimpia simulando ser un
auto policial sosteniendo sobre su espalda una baliza de luz
intermitente (esa escena está registrada en el film "Hasta
que se ponga el sol". Los temas subsiguientes fueron
algunos estrenos y otros ya conocidos en anteriores
recitales, como "Madreselva". Spinetta estuvo
particularmente locuaz esa noche y charló en reiteradas
oportunidades, la mayoría de las veces en un tono de sátira
corrosiva. En esas intervenciones también abordó los temas
políticos y ensayó algunas glosas: Una de ellas: "A lo
que diga El amigo Chamizo" Estas ocurrencias fueron
muy festejadas por el público. Spinetta. además, les
agradeció que hubieran asistido en esa cantidad y con orden
ya que de esa manera, dijo, "se podrá trabajar para cambiar
algunas cosas erróneas del sistema" Al promediar el
recital hubo una sección acústica con David Lebón en
guitarra acústica y voz principal apoyado por el grupo. De
esta serie de temas el que más llamó la atención fue
"Después de la bomba", en donde Spinetta apoyaba la voz de
Lebón en falsete. Luego reiniciaron la parte eléctrica y
cerraron el espectáculo un poco imprevistamente, con uno de
los temas editados en su reciente disco simple: "Post
Crucifixión" El público pidió un tema más, pero el telón
cayó inexorablemente. El recital había terminado y se
formaban los clásicos corrillos en el hall del teatro. En
ellos estaban músicos conocidos (miembros de Aquelarre. Sui
Géneris, La Máquina, etc.). público en general y una
presencia que llamó mucho la atención: la del cantante
Donald, quien al parecer últimamente es asiduo espectador de
recitales de rock. El viernes 2 de febrero fue un día
importante para Pescado. Volvió a una sala grande. Y lo hizo
quizá más preciso y ajustado que nunca, con una clara
depuración de su sonido y su estilo cada vez más pesado.
Spinetta parece por momentos transgredir sus propias
propuestas musicales. O mejor dicho las que el público
espera de él. Esta situación crea un cierto sentimiento de
desilusión en el público pero a la vez resulta un incentivo
para la creación y para la percepción de nuevas y diferentes
entregas. Con todo, es poco probable que esa supuesta
desilusión de algunos sectores del público aferrado a
imágenes anteriores, o ese "pecado" de Spinetta de no
condescender con las exigencias del público, modifiquen la
creciente autonomía de vuelo (o de nado) que está tomando
Pescado Rabioso. Sólo una vez los dos sectores estuvieron de
acuerdo: cuando el grupo (después de muchos reclamos)
accedió a interpretar "La serpiente vieja por la sal".
Revista Pelo 01/1973 (fecha que figura en Pelo Memories,
1997)
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