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REPRENOTAS 1
Los personajes que participan en
esta secuencia son en su mayoría jóvenes, algunos de cuerpo, otros de cuerpo y
espíritu. También hay bebés que toman sol en brazos de sus padres, y veremos más tarde
intervenir algunas señoras mayores. Estamos en un parque muy concurrido los fines de
semana, parados frente a la barranca, detrás nuestro la gente pregunta por los precios de
los colgantes, de los cinturones. Tenemos ante nuestros ojos a un grupo de muchachos y
chicas escuchando a un guitarrista, personas elegantes paseando perros de raza, más gente
sentada por todos lados, bajo las palmeras, al sol, y X está sólo, sentado cerca
nuestro.
Y toda esta gente feliz no sabe
que las dos personas que se acaban de sentar entre los pibes que escuchan al guitarrista
no tienen el menor interés en la música. Más bien se preocupan por recolectar
documentos de identidad que, como sabemos, son tarjetas con una pequeña fotografía y
números. Lo hacen disimuladamente, y luego, con todas las tarjetas en los bolsillos, se
levantan y se sientan en otro grupo de gente, gente que no eligen al azar, sino por
especiales características exteriores: pelo largo, ropa demasiado colorida. Mientras
tanto el guitarrista ha dejado de tocar, con un extraño sabor en la boca, los otros
hablan poco, nadie puede moverse de donde está. Tal vez por la manera tendenciosa en que
se describe la situación puede pensarse que todo esto es absurdo. No. Hay un motivo. Es
un motivo humanitario: se trata de la rehabilitación de drogadictos;
Si, mientras en otros países los
congresos médicos o psiquiátricos tratan de dar soluciones a este problema, en el
nuestro se lo resuelve prácticamente, sin el alto costo que representa organizar
congresos, sin atarse a teorías foráneas. ¿Cómo se rehabilita a un drogadicto? Hay
varias maneras. Reventarlo a trompadas, si es posible en un lugar cerrado del cual no
pueda salir, por ejemplo un calabozo o un automóvil en marcha. La electricidad, elemento
que revolucionó al siglo veinte, también sirve: picana, o cables pelados que acarician
el cuerpo previamente humedecido. La ciencia médica también hace su aporte: encierro
prolongado junto a esquizofrénicos, paranoicos, amnésicos, retardados mentales,
provocándole un estado de estupidez por medio de drogas "legales":
barbitúricos, calmantes , etc.
Creo -estoy seguro- que X
pasó por ese tratamiento varias veces, por eso cuando uno de los recolectores de tarjetas
vino por detrás y le agarró el brazo, él se dio vuelta y lo volteó de un rápido
puñetazo en el ojo derecho. Vino enseguida el otro, pero ninguno de los dos se atrevía a
acercársele, él estaba parado y gritaba. Gritaba: ¡No me van a llevar! ¡A mí no me
van a llevar de acá carajo, porque yo no estoy haciendo nada! Los dos representantes del
poder dan vueltas alrededor de él, mientras él sigue girando, enfrentándolos, y grita
cada vez más alto. La gente se acerca, la gente de pelo largo y también la gente
elegante, también algunos artesanos. (Yo no necesité acercarme porque todo empezó a
suceder delante mío, a dos metros). Un tercer individuo, corpulento, y cuya mirada es
inconfundible para todo aquel que en el fondo sabe que no es un buen ciudadano, se acerca
por detrás de X y lo toma, los otros dos se abalanzan, le tuercen las muñecas,
pero X tiene mucha fuerza, y grita más fuerte que no lo van a llevar, y ya hay
bastante gente alrededor, y creo que la mayoría sentimos esa rancia mezcla de miedo e
indignación, alguien se adelanta (acaba de llegar) y se acerca a la pelea: No, muchachos,
así no lo agarren... el recolector de cédulas le muestra una tarjetita que saca de su
bolsillo, y pronuncia la palabra mágica: Policía. Policía ¿y qué?... responde el
aludido, pero este buen señor que no sabe qué responderle, debido a que nunca se le hizo
esa pregunta en circunstancias similares. Otro de los representantes del poder llega desde
abajo de la barranca, pero no alcanza a intervenir porque un desacatado le sacude la
cabeza con una paleta de madera, corre hacia su automóvil. Ahora X se ha soltado y
grita mirándonos a todos: ¿Qué pasa? ¿No hay nadie acá? ¿¡No hay nadie!? Se
empiezan a oír gritos entre la gente, "¡vamos, vamos!" y de pronto estamos
todos avanzando, pero no más de cuatro pasos, porque entonces hay una pistola cuarenta y
cinco apuntándonos, las señoras corren, una joven mamá se cae, pero no es como otras
veces, todos escapando. Hasta hay un desacatado que se acerca al hombre armado: ¿Qué
haces?.. ¿ Lo vas a matar al pibe? ¿Nos vas a matar a todos..? Y sabemos en ese momento
que ellos tienen miedo, si hasta lo sueltan a X, que sigue gritando que trabaja,
que quiere poder tomar sol tranquilo, y se saca los documentos del bolsillo, ¿qué
querés? les dice, ¿querés ésto? ¡Toma! y le tira la cédula en la cara a uno de los
señores, cada vez más desubicados, rodeados de voces que los llaman asesinos, señoras
madres de familia que les dicen: "¿por qué les pegan a los chicos...? No hay que
ser así..." Y un muchacho que llora y se para delante del más fornido y grita que
hace cuatro años que pasan estas cosas, que no aguanta más, ustedes lo mataron a
Tanguito, ¿o me van a decir que se murió por el pico? Se murió porque lo metieron
ciento cincuenta veces en cana, porque lo torturaron, lo persiguieron, y con el saco que
tiene en la mano golpea a su interlocutor, que lo mira con cara de piedra, sin mover un
dedo, y otras voces gritan ¡tiene razón carajo!, así que la cosa se pone muy mal para
ellos y comienzan su retirada estratégica.
En este punto del relato conviene
hacer una aclaración: como algún lector eufórico, eufórico después de leer todo
ésto, puede llegar a pensar cosas como "qué bien ganaron los buenos", es
necesario recordar que esto no es una historieta, que al día siguiente ellos volvieron, y
se llevaron a unas cuantas personas sin que los despreocupados paseantes del domingo se
dieran cuenta, y que alguien me contó que sentado en la "sala de espera" de la
comisaría escuchaba los gritos desesperados de una chica, y que al oír esos gritos no
podía imaginarse qué le estaban haciendo.
Así es el juego de ello, mirarse
al espejo con la cartuchera puesta, ser usados como perros por los que son demasiado
elegantes para manchar sus propias manos de sangre, un juego sucio, mediocre, pequeño, y
por el cual pagan un precio altísimo: estar condenados a la absoluta incapacidad de amar,
que es lo mismo que decir vivir al pedo. Siniestro, equivocado, ese es el juego de ellos.
¿Cuál es el nuestro?
Rock y liberación
Vos, ya seas joven o veterano, te
preguntas cosas, de repente a la noche volvés a tu casa y no tenes ganas de dormir. Sabes
que a la mañana siguiente te espera algo (un trabajo, claro) y ese "algo" no te
resulta agradable. Te gustaría que todo fuese distinto, en vez de soportar esta pesadilla
llamada Civilización. Sos alguien más en la multitud. Y vas por ahí buscando, tratando
de encontrar cosas, o gente que te permitan cambiar, o por lo menos agregar un componente
distinto a tu vida, que no es eterna. Buscas amor, o lo que se le parezca.
Vas al cine. O lees un libro.
Escuchas radio, compras un disco. Es como si sintieras que hay entre tus huesos una
energía adormecida, un motor que espera ser puesto en marcha para conducirte a cierta
comprensión mayor de tus días. Ni siquiera te lo planteas en términos de felicidad.
Simplemente, sentís que podes ser más de lo que sos. Que perteneces a un sitio al cual
no has llegado todavía. Que otra gente igual a vos está atenta del mismo modo, con igual
voluntad de confluencia Pero los días pasan y el encuentro no llega.
Rock, revolución. Desde hace
casi diez años ha venido desarrollándose en la Argentina una corriente musical que no es
la establecida por el Sistema Industrial. Al principio no .tenía nombre. Impactados por
la Beatlemanía y hartos de la tontería instaurada por comerciantes de lo intrascendente,
varios muchachos de Rosario y Buenos Aires asumieron la necesidad de ir más allá, de
asomarse para decir lo suyo en su propio idioma. A imagen y semejanza de Los Beatles
llegaron desde Uruguay Los Shakers:TENÍAN TALENTO, PERO CANTABAN EN INGLES
A imagen y semejanza de Los
Rolling Stones, Los Gatos Salvajes bajaron a la Capital Federal cantando blues en
castellano, y un ritmo que a falta de otro título se denominó "shake". The
Seasons (Alejandro Medina, Carlos Mellino, Freddy Zorogastúa) también cantaban en
inglés. A mediados de 1966, en el Teatro del Altillo, Los Beatniks (Moris, Pajarito
Zaguri y otros) cantaron en castellano su insatisfacción, su rebeldía. Semanas después
se disolvían. En La Cueva de la calle Pueyrredón ardían buenos fuegos, intensamente.
Javier Martínez, Tanguito, tanta gente.A fines de ese año, en el teatro de La Fábula,
junto al legendario Abasto, tuvimos lo que quizá fue el primer recital-testimonio de la
nueva música joven en la ciudad. Lo bautizamos Aquí, allá. y en todas partes. Incluía
una especie de historia del rock and roll, que se leía entre tema y tema. Abría la
sesión Tanguito cantando en un medio-inglés "Sally la Lunga" o "Tutti
Frutti", Moris (ya solista) presentaba, todos los versos que luego fueron clásicos,
The Seasons hacían cosas propias y de Los Beatles, y también acompañaban a Bob Vincent
que entonaba baladas de Bob Dylan. |
Una piba llamada sólo Susana
presentó allí las canciones que el Indio Gasparino compuso antes de transformarse en
Facundo Cabral... y Tanguito agregaba cosas como "El hombre restante" y
"Errol FIynn"... y estábamos juntos... y Javier y la gente de La Cueva me
verdugueaban porque yo insistía en que debíamos ensayar mucho.
Después aparecieron los primeros
melenudos... y también los hippies disfrazados. Todos confluyeron hacia Plaza
Francia...donde abundaron razzias policiales en el verano de 1967. Después vinieron Los
Gatos, y Almendra y Manal, los recitales Beat Baires en el Teatro Coliseo, el Festival
PinAp... tres años galopantes de júbilo y música nueva, libre. En 1970 el capítulo
inocente quedó cerrado, y entramos a otra década más complicada, menos romántica.
EL HIELO DE LA CIUDAD
En el cuarto año de "los
setenta" la situación está definida. Esto que denominamos Rock (a secas) o música
"progresiva" (aunque también hay progresivos entre los tangueros y los
folkloristas) ha pasado a ser -para algunos-un negocio. Allá por 1969, la compañía RCA
se las ingenió para contratar a todo el mundo, no sólo Los Gatos, Manal y Almendra, sino
también Arco Iris, La Cofradía de la Flor Solar, etc. Pero ese no era su negocio: los
que producían la "plata grande" eran Palito Ortega o Los Iracundos, en un sello
especializado en éxitos masivos como Donald, Heleno, Raúl Padovani, Rubén Matos y
afines. El negocio de la CBS estaba con Francis Smith y Los Náufragos, con Sandro y
Favio.O sea: la fabricación en serie de pavadas. Porque si en Estados Unidos el negocio
del disco mueve 20 mil millones de dólares por año, en la Argentina los millones en
danza son también muchísimos. Cuando el Sistema Industrial descubrió que el Rock
nacional no era una moda pasajera, y que sus activistas ganaban cada día más adeptos,
entonces no hubo sello que no quisiera contar en su catálogo con alguna
"estrella" progresiva. Aparecieron organizadores de recitales, programadores de
"shows" en clubes, disc-jockeys, productores de discos, representantes y demás
ejemplares de expertos en esa nueva música que se vendía muy bien. El hielo de la época
heroica de los pioneros (músicos y público) hostigados por la policía y por los
prejuicios de la gente, se había derretido. Ahora eran muchos los que anhelaban anotarse
en el fato progresivo, salvo varios tradicionalistas de la música popular que no conocen
la diferencia entre un Sabú o un Silvestre frente a un Raúl Porchetto o un Luis Alberto
Spinetta. Para ellos, si hay pelo largo y algún instrumento eléctrico de por medio, todo
es lo mismo.
LA MALDITA MAQUINA
No basta grabar un disco, porque
si este no se difunde por radio nadie se entera de que existe, nadie lo compra, y el
músico (o músicos) de la placa no vuelve a grabar. Aparte las coimas recibidas por los
disc-jockeys anotados en el negocio de la difusión sistematizada, sabido es que los
espacios radiales tienen un precio y que las emisoras cobran a las compañías por
"la pasada" de cada disco. Esto al margen de las promociones disfrazadas de
micro-programas donde en combinación con un fabricante de pilchas o de una bebida las
compañías grabadoras le dan manija a sus productos preferidos A lo cual se agrega el
sistema de "flash", que te enchufa a mansalva un fragmento de tema comercial en
combinación con un gran emporio de venta de discos a menudo vinculado a la distribución
masiva de los mismos. ¿Qué tal?
En medio de este infierno, el
Rock argentino ha seguido su marcha, empantanado un poco por la resistencia de muchos de
sus músicos a estudiar para mejorar la ejecución o la composición. Existe, tiene muchos
seguidores, aunque también entre el público de Rock haya la cuota previsible de
disfrazados de vanguardia cultural. Tiene ya sus héroes y sus mártires. Tiene su
mini-tradición y sus herejes. No vamos a perder el tiempo discutiendo la validez de usar
un término en inglés para definir la nueva música, como pretenden algunos. ¿Acaso
fútbol (football) es un término quechua?
Lo que sí viene al caso es la
existencia de dos vertientes definidas: la de los que toman al Rock como parte de un
asunto más grande donde no sólo la música está en juego sino también la vida social e
individual; y la de los tránsfugas que desean que nos quedemos en la órbita de los
infradotados consumidores de espejitos y modas y cascotes brillosos.
El Rock en sí mismo no es la
respuesta totaI a los problemas de la Humanidad: ninguna obra de arte lo es. Pero sí
expresa una serie de sentimientos de cambio, de hambre de justicia, de solidaridad, de
amor. Algún sector de su público desea mantenerlo como música exclusiva de una élite
de iniciados, nada más inadecuado. El Rock es energía expansiva, es posibilidad de
plenitud compartida. Y o¡o que no todos los rockeros captan esta cuestión: abundan
músicos con sueños de estrellato y de equipos sonoros ultra-potentes. No, la revolución
no está por ese lado. La revolución empieza cuando lo creado por el artista (que es la
antena de su sociedad) es recibido sin filtros ni trabas por la mayor cantidad posible de
gente, y no solamente melenudos sino además la gente formal que también tiene su
corazoncito.
Es absolutamente superfluo perder
energías discutiendo si el Rock es una cultura o si sus seguidores constituyen un
Movimiento. Lo que sí importa -para empezar- es definir quienes son los aliados y quienes
los enemigos. Y luego buscar los puntos de confluencia con los otros creadores de
certidumbres y de lucidez en nuestra sociedad, ya sean artistas, estudiantes, obreros o
amas de casa. La Liberación tan publicitada (pero nada real) significa primero que otra
cosa la abolición de las represiones. Y AHORA NOS REPRIMEN IGUAL QUE ANTES DEL TRIUNFO DE
PERÓN. El pretexto varía, pero la persecución es la misma, y esto nos hermana con otros
sectores de la sociedad igualmente perseguidos.
Métetelo en la cabeza. Hay un
Sistema Mercantil, corruptor, que necesita de tontos consumidores de sus manufacturadas
basuras lustrosas. Y hay un pueblo que busca sacarse de encima a los chupasangre. Vivimos
en un lugar del mundo todavía acogotado por piratas disfrazados de ejecutivos. Y nos van
a seguir jodiendo mientras los dejemos.
El Rock atrae cada vez más gente
joven, Esto agranda la responsabilidad del músico, por eso algunos naufragios recientes.
La Maquinaria intenta ahora neutralizar esta lucidez de vida, este instinto de cambio. Uno
de los recursos es inventar superastros del Rock, otro es fabricar tres o cuatro
"superbandas" que a expensas de lo genuino acuñado por otros creadores deforman
el mensaje convirtiéndolo en moda frívola. En el ínterin se multiplican los chantas
intermediarios, los cazadores de simpatías juveniles, los que insisten en difundir lado a
lado tanto la chatarra disfrazada de música como los sones progresivos. No te confundas.
No hay alianza posible entre el hielo y el fuego. Y nosotros somos el fuego... ¿te
avivas?
Rock aislado de la sociedad es
igual a fracaso. Nos tienen al margen porque nos temen, porque simbolizamos una
posibilidad de liberación, al menos en el plano de la creación artística. "Lo que
está y no se usa nos fulminará". Al menos que dejemos de comprarles años muertos a
los encapuchados de un mundo caduco. Vos sos parte de la Liberación No tiene que ser
espectacular, estará formada de pequeños gestos y grandes ternuras. Como la comunión de
las células antes de nacer.
MIGUEL GRINBERG |