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crónicas del siglo pasado

Revistero
de rock

ORIONS
Los ídolos y los líderes

Veteranos del rock nacional, los hermanos Adrián y Ronán Bar cumplieron una década junto con su grupo Orions, que ahora
inicia una nueva etapa con el lanzamiento de un álbum y un importante concierto en Obras.
Fieles a su música y sus principios, los Bar describen su visión del pasado, el presente y el futuro.

Fuente: Revista Pelo julio 1982

 

 

Ellos son un caso curioso. Forman parte de los músicos de la primera hora del rock nacional, pero, sin embargo, ahora parecen destinados a conducir la escalada de las nuevas bandas hacia la tambaleante cima de nuestro rock. Son Ronán y Adrián Bar, 
compositores de Orions. Y en su calidad de "viejos-nuevos" dentro del rock, hablan con serenidad sobre el pasado, el presente y el futuro del movimiento. Un pasado que se dibuja en sus memorias con el nombre de Orion's Beethoven, un presente que tiene como 
signo distintivo al álbum "Volando alto", y un futuro que comenzará a gestarse el 7 de agosto cuando por primera vez toquen en el escenario del estadio Obras como atracción central.
LA INOCENCIA Y EL NEGOCIO
¿Qué diferencia notan entre el rock argentino de las primeras épocas y el actual?
Ronán Bar: La diferencia básica es que ahora es todo más profesional. Cuando empezó era todo amateur, tanto los músicos como el público, y por consiguiente teníamos que estar unidos como medio de defensa. Éramos pocos y nos conocíamos. Además teníamos un entusiasmo y unas ganas de hacer cosas que con el tiempo se fueron dejando de lado. Antes había mucha inocencia en el manejo del "negocio", y eso se notaba en la música. Ahora la cosa se hizo mucho más grande, se transformó en un negocio rentable que tentó a gente que tiempo atrás no tenía ni idea de qué era ésto. Así, cada grupo llegó a convertirse en una empresa. 
Eso hizo que dejara de existir la unión que había antes entre los músicos. Cada uno está en la suya, cuida su negocio. En todo sentido, el asunto es ahora más profesional...
Adrián Bar: Lo que yo noto es que antes no había diferencia entre público y músicos. Era gente que estaba toda junta y, de repente cuatro o cinco se subían a un escenario y tocaban. La intención común era llevar adelante una propuesta de vida, el sacarse la 
careta, volver a la naturaleza, hacer todo en forma más sana. En las primeras épocas, esto no era un negocio, era una propuesta de una forma de vida cuya música identificatoria era el rock. Cuando el rock se transformó en un negocio, se empezó a deformar la cosa y aparecieron las "super estrellas", y se prendió gente que no tenía nada que ver con la música ni con la propuesta original.
R.B.: Y en parte algo de eso fue positivo porque se logró una masificación de la música, aunque lógicamente hubo que pagar un precio que fue dejar de lado la inocencia y el encanto underground de los primeros tiempos. Además, durante varios años se creció 
en muchos aspectos, pero quedó relegada una de las premisas básicas del rock de los comienzos: el mensaje en las letras. Recién con el regreso de tipos como Miguel Cantilo se retomaron las viejas líneas. A mí me da la sensación de que ahora hay un renacer de 
todo aquello. Pienso que se está uniendo otra vez la ideología del movimiento. De todos modos, cuando el rock comenzó a crecer, entró a jugar entre los músicos el factor competencia. Además, hubo gente que no estaba lo suficientemente madura como para 
bancarse el hecho de dejar de ser amateur y pasar a ser ídolo.
LAS PRODUCCIONES
¿Hay ídolos en este momento?
R.B.: Sí, ídolos hay, lo que faltan son líderes. Los pocos líderes que hay ahora son los mismos que antes. Hay gente que es idolatrada —como Charly García o León Gieco— y que hagan lo que hagan llevan mucha gente, aunque la propuesta musical queda 
un poco en segundo plano. Pero líderes que puedan guiar a la juventud, son ahora los mismos que estaban antes, como Pappo por un lado, Cantilo por el otro. El problema de los ídolos es la función que cumplen. De pronto, un tipo que tenga algo que decirle a la 
gente es mucho más importante que un tipo que es ídolo por popularidad. Líderes acá son Litto (Nebbia), Cantilo, Pappo... Hay mucha gente que se identifica con Pappo en lo que hace y dice, eso es evidente. Pienso que los líderes tienen una responsabilidad 
enorme en cuanto a todo lo que dicen o hacen.
Y dentro de la "industria" del rock, ¿qué papel juegan las producciones independientes?. ¿Son positivas?. ¿Son la opción del futuro?
A.B.: Sí, son positivas porque es una tarea que cuesta mucho esfuerzo y el que se pone a hacerlas tiene que tener mucho amor y muchas ganas, sino es imposible de llevar a cabo. Por otro lado, ofrece la ventaja de que el producto sale tal cual lo quiere el 
músico. No tiene ni interferencia ni presiones. Con el rock, el músico comenzó a dar la cara por la música, y con las producciones independientes da la cara también por la producción. Las producciones independientes son la única forma que tiene el músico para 
no transar con los manejos de las compañías establecidas.
EL ÁLBUM Y EL OBRAS
¿Y "Volando alto" es un buen negocio?
A.B.: Mira, nosotros no lo hicimos como negocio, pero parece que se está vendiendo bien. La primer tirada se agotó a la semana. De todos, aunque vendamos muchos discos, no vamos a cubrir los gastos porque pagamos el precio de nuestra inexperiencia. Cosas 
que a las grabadoras les cuestan un peso nosotros las tuvimos que pagar diez por falta de experiencia. Pero no importa, pese a que somos malos negociantes, estamos muy conformes con el disco. Y eso es lo válido.
¿Cómo surgió la posibilidad de tocar en Obras?
R.E.: La posibilidad surgió de un contrato que tenemos con la distribuidora Belgrano. Allí se estipula que tenemos que presentar el disco en un lugar importante para que ellos puedan hacer toda la mano de difusión. A partir de ahí se barajaron dos opciones: un 
teatro céntrico o el Obras. Y hacerlo por hacerlo, pensamos que ya estamos maduros como para tocar en Obras. Y estamos convencidos que para el momento del concierto el disco ya va a haber pegado lo suficiente en la gente. Trataremos de dar un buen 
espectáculo, tanto en la música como en la parte visual. Queremos que todo forme parte de una propuesta global. Inclusive venimos teniendo reuniones con la gente de las luces para planear la iluminación según las necesidades de cada tema. Vamos a trabajar con 
gente muy idónea, como Quaranta (luces), Trentuno (efectos), Milrud (equipos) y Amilcar Gilabert (sonido), que es el equipo que trabajaba con Seru Giran. Entre todos estamos trabajando en los efectos y en las cosas a poner. Trataremos de dar un espectáculo 
novedoso. Vamos a tocar los temas de "Volando Alto", algunos de "Tercer Milenio" y temas nuevos. Tenemos la seguridad total de que va a matar.

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