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La vida color de rock

 

 

 

 

SOMOS reunió en una mesa redonda a Charly García, Miguel Abuelo, Celeste Carballo, Nito Mestre, Alejandro Lerner y Adrián Bar (Orions) para polemizar sobre un fenómeno que desborda lo estrictamente musical y penetra en un vasto ámbito de la sociedad: el rock nacional.

Fuente: Revista Somos 11/03/1983


Nito Mestre

Miguel Abuelo

Adrián Bar

Alejandro Lerner

Celeste Carballo

Charly García

 

 

SOMOS: —A medida que el rock nacional fue cobrando mayor envergadura, una duda empezó a sobrevolarlo: ¿Es una música auténticamente nacional?
Alejandro Lerner: —Creo que no tiene mayor importancia discutir si el rock es o no nacional. Lo que verdaderamente importa es lo que este movimiento influye en las cosas que vive el país.
Adrián Bar: —En realidad la cosa no pasa por dilucidar si el rock se inventó acá o en otro país, sino por tener en claro que en este país viven ya varias generaciones que se identifican con este ritmo porque les permite expresar su manera de vivir y de sentir mejor que cualquier otro. Si esa música la haces acá es de acá. y si la haces en Uruguay es de Uruguay.
Celeste Carballo: —Además hay que tener en cuenta que el rock hace mucho que se desprendió de lo que marcaban los popes de esta música, que por lo general eran norteamericanos o ingleses: hoy el rock nacional está imbuido de ritmos latinoamericanos, africanos y argentinos. Hoy le dicen rock nacional y hace un tiempo lo llamaban música progresiva, pero eso —tanto para el público rockero como para los músicos rockeros— jamás dejó de ser más que un problema de nomenclaturas.
Nito Mestre: —Está bien, aceptemos que el rock tenga fuertes influencias foráneas. ¿Pero qué cosas, en la Argentina, son exclusivamente autóctonas? El tango y el folklore tienen influencias europeas, la ropa que usamos, la alimentación que nos mantiene, el cine que hacemos y hasta nuestras propias caras están hechas con rasgos y facciones europeas. Entonces, ¿por qué pedirle al rock que sea más papista que el Papa, sobre todo perteneciendo a un plano tan universal como el de la música?
Charly García: —El rock que nosotros hacemos lo hacemos acá, con letras que hablan de este lugar, lo grabamos acá, lo componemos acá, lo difundimos acá y usamos la tecnología que nuestro más vernáculo subdesarrollo nos permite. En síntesis: el rock nacional es la música nacional de un país colonizado. . .
SOMOS: —Hace unos días Rodolfo Mederos dijo que hablar de rock nacional era lo mismo que hablar de tango japonés. . .
Charly García: —Hay que tener cuidado con esas cosas, porque si mañana en Japón se genera un movimiento alrededor del tango que convoque a 20.000 japoneses en cada recital y que trate una problemática propiamente japonesa, entonces habrán conseguido un tango japonés.
Nito Mestre: —Además no hay que olvidar que los japoneses no hacen tango: importan tango, que es algo distinto. Nosotros no tocamos, en cambio, lo que compuso Queen o Van Halen o Pink Floyd: tocamos lo que componemos nosotros.
Alejandro Lerner: —Creo que tratar de explicar el fenómeno del rock nacional sólo por su plano musical es limitarlo. El rock es un movimiento que abarca otras ramas del arte. Hoy hay gente que hace pintura, literatura, cine y otras cosas con un espíritu evidentemente rockero, porque desde un principio el movimiento de rock trató de no atenerse a pautas prefijadas.
SOMOS: —¿Eso vale también para la temática que abordan las canciones del rock nacional?
Charly García: —Desde luego. La primera pauta que debe regir al rock es la no-pauta. Cada músico al componer un tema no sólo puede sino que tiene la obligación de hacer lo que se le dé la gana, porque sólo así, con absoluta autenticidad, logrará comunicarse.
Miguel Abuelo: —A mí me pasa que letras de tal o cual autor me dan vuelta la cabeza y otras, del mismo autor, no me dicen nada. En el rock, como en todo, hay, hubo y habrá gente que tendrá mucho para decir y otra que no. En lo que jamás debemos caer es en buscar grandeza o pequeñez en los artistas rockeros, que no son ni más grandes ni más pequeños que cualquier otra persona.
Alejandro Lerner: —Mucho más importante que la temática que se aborde es la honestidad con que se lo haga.
Adrián Bar: —El rock nacional desde un principio se opuso a lo preestablecido, y por eso triunfó. Al rock le pasó lo mismo que a muchos otros fenómenos culturales: para hacer cosas nuevas no tuvo más alternativas que empezar rompiendo las viejas.
Celeste Carballo: —Desde un principio este movimiento no tuvo otra preocupación que mantenerse abierto a cualquier tipo de temática y a cualquier corriente musical. Increíblemente, fue por eso por lo que más se lo criticó.
SOMOS: —En los últimos años el rock se fue profesionalizando sistemáticamente. ¿Esta profesionalización trajo aparejada alguna desventaja?
Nito Mestre: —Hay una: las presiones. De tipo personal, fundamentalmente, porque te crean responsabilidades y eso atenta contra la esencia liberal del rock.
Miguel Abuelo: —Yo creo que no hay que confundir profesionalismo con mecanismo de trabajo. Antes, cuando el rock no tenía una estructura real, parecía menos profesional: después llegaron los días en que el rock se ordenó, se industrializó y se lo entubó en un sistema de trabajo que posiblemente le quite frescura. En lo que a mí concierne, sigo sosteniendo que los rockeros argentinos, y por qué no, todos en general, deberíamos embanderarnos bajo el estridente lema de ¡Viva la pepa! (risas generales).
Celeste Carballo: —Creo que la cosa tampoco es tan impersonal. Es cierto que hoy todo se maneja con un sentido empresario mucho mayor del que reinaba antes, pero llega un momento en que el músico se encuentra solo frente a su público y es ahí cuando queda al desnudo, sin más ayuda que su honestidad para cantar y tocar.
Alejandro Lerner: —Tanto el amateurismo como el profesionalismo tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Para mí es muy positivo que se haya mejorado el nivel de sonido con el cual se presenta un recital, que se le haya incluido escenografía, que se cuente con buenos sistemas de luces y calidad de grabación. El costado negativo de todo eso no es otra cosa que el precio que hay que pagar por toda evolución.
SOMOS: —¿Qué cosas le hacen falta al rock nacional?
Miguel Abuelo: —Mujeres, mujeres que le sumen mayor alegría al movimiento.
Adrián Bar: —Es cierto, porque las mujeres tienen ópticas diferentes a las que manejan los hombres, porque se educan en mundos distintos con problemas diferentes y que pueden aportar sus puntos de vista con un toque femenino que siempre hace falta.
Celeste Carballo: —No sé por qué las mujeres tienen que ser sinónimo de alegría. Pero en cuanto a lo que le hace falta al rock, creo que es lo mismo que le hace falta al país: las cosas que le hacen falta a los hospitales, a las escuelas, a los profesionales, a los funcionarios, a los políticos. Nos hace falta libertad para pensar y respeto mutuo.
Charly García: —Una cosa que hace verdadera falta son bocas de producción independientes. Si el rock sobrevivió fue porque en su momento se abrió de las grandes grabadoras e intentó hacer producciones independientes, porque esos grandes sellos jamás fueron manejados por rockeros: lo que hacían era exprimir a los grupos de rock hasta que no daban más. Pero ellos jamás les aportaron nada.
Miguel Abuelo: —Digamos también que lo que hace falta es que los que con el rock ganan mucha plata la reinviertan en rock y en otras producciones.
SOMOS: —Cuando el rock nacional surge (allá por el año '65) sólo hacían rock los que lo sentían, porque hasta entonces era mal negocio. Pero hoy, que el rock es buen negocio, ¿corre algún peligro?
Miguel Abuelo: —Sí, el peligro de ir hacia Palito Ortega.
Celeste Carballo: —Es cierto, existe el peligro de caminar hacia el Club del Clan.
Charly García: —Sí, pero ojo, el tipo que hoy haga rock con ese criterio no va a engañar a nadie. A lo sumo engañará a aquel que jamás oyó rock nacional.
Nito Mestre: —Las fábricas de totems no funcionan más. Los que se despistan se despistarán unos meses, pero después reconocerán perfectamente a todo aquel que quiso venderles gato por liebre.
Alejandro Lerner: —Muchas veces algunos productores que no entienden de rock quieren que vos hagas tal o cual cosa porque se vende mejor. Pero siempre está en el músico poner límite a las presiones.
Adrián Bar: —Muchas veces vos grabas un LP y resulta que algún tema del álbum pegó más que otro. Es ahí donde nunca falta el productor que te dice que hagas cien, mil temas iguales a ése. Contra eso hay que estar muy despierto.
SOMOS: —¿Es tan buen negocio el rock?
Charly García: —Cuidado, el rock es buen negocio para los que la saben, para los que nos pasamos diez o doce años batallando y golpeando puertas y también recibiendo portazos en las narices. El rock, al menos por hoy, no tiene espacio para los farsantes, para los que creen que esto consiste en encontrar cuatro o cinco pibes, darles instrumentos y pasar a cobrar. El éxito actual del rock es el fruto de un trabajo de hormiga que empezó allá por los años setenta.
SOMOS: —Los músicos de rock son cabezas visibles de un movimiento que hoy tiene el poder de convocar muchísima gente y sobre todo jóvenes. Ahora bien, eso implica cierta responsabilidad. ¿Cuál es la postura de los músicos de rock cuando falta poco más de seis meses para las elecciones? ¿Tienen una propuesta concreta?
Charly García: —Creo, por mi parte, que el rock debe seguir en la que estaba: evolucionar, evolucionar y progresar. No quedarse dormido frente a quienes intenten anestesiamos. Esa es la propuesta del rock. Me parece fundamental que los jóvenes se metan en política, que opinen. Mientras tanto nosotros, desde nuestro lugar, seguiremos haciendo las cosas con la mayor honestidad posible. Ya que no hay un pasado que nos pueda identificar, inventemos un futuro distinto.
Miguel Abuelo: —Hay que tener conciencia de que nosotros somos eminentemente políticos. Usamos otros métodos pero somos políticos, porque con nuestras guitarras y nuestra letras transmitimos ideas. Tenemos que darnos cuenta de esto y ocupar nuestra banca en un estadio en lugar de hacerlo en un Senado y promover la libertad y la unión. No hay que olvidarse de que el mundo es un festival de la carencia. Hay carencias afectivas, económicas, carencias de todo tipo y nosotros debemos contribuir a eliminarlas. De lo contrario quedaremos marginados del futuro.
Celeste Carballo: —Es cierto, mientras nos neguemos a decidir, dejaremos que siempre haya uno que quiera decidir por todos.
Alejandro Lerner: —Creer que somos un movimiento cultural independiente de los problemas que tiene el continente es equivocarse de medio a medio. Debemos ocuparnos de todos los problemas de nuestro continente y no distraernos con los que no nos pertenecen. Eso debe estar en nuestras canciones, en nuestra forma de tocar.
Nito Mestre: —Pero ojo: sin que todo esto signifique enrolarse detrás de alguna bandera política, porque no hay partido que pueda contener a todo nuestro rock.
Adrián Bar: —Seguiremos tocando como hasta ahora: respondiendo exclusivamente a lo que sentimos. Al que le guste, bien: y al que no. que invente algo mejor.
Daniel Ares 
Fotos: Fabián Mauri

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