Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

Revistero
de rock

 

 

La interminable agnonía de Pastoral

Pastoral parecía un asunto terminado y Alejandro De Michele, definitivamente encaminado con su propio grupo, Capitán Fantasía. Pero hubo un nuevo golpe de timón: el conjunto de ADM se disolvió, el dúo debió cumplir con compromisos para presentar su último álbum, y ahora De Michele se unió a Gustavo Montesano en una agrupación común. La historia continúa, y Pastoral es un cadáver que se pasea fantasmalmente entre las contradicciones de sus creadores.

 

Fuente: Revista Pelo
octubre 1979

 


 

 

La turbulencia que dejó Pastoral desde que se anunció su final se transformó en una especie de fantasma que casi está haciendo naufragar las iniciativas individuales de Alejandro De Michele, Después de tres meses de intensos ensayos en una quinta de los alrededores de Buenos Aires, Capitán Fantasía se desvió por una realidad musical que no era la buscada.
"Me equivoqué —comentó amargamente De Michele—, Pensé que estaba con gente que tenía mi misma polenta y tiraba para el mismo lado. Quise hacer todo de lujo: teníamos un lugar cómodo para ensayar, pasaba a buscar a los músicos en auto, pero musicalmente todos no respondieron del mismo modo. Pensé que los que tocan jazz correctamente pueden tocar cualquier cosa bien. Me equivoqué."
A partir de esta contramarcha, fue levantado el espectáculo conjunto que Miguel Ángel Erausquin (con La Máscara de Menta) y De Michele debían realizar en agosto para presentar el último álbum de Pastoral. Y Pastoral tuvo que desempolvarse, para cumplir con los contratos ya firmados.
A la vez, Gustavo Montesano y De Michele se reunieron en secreto, durante las primeras semanas de agosto. El grupo que surgió se formó con el tecladista Roberto Villacé (que trajo Montesano de Estados Unidos) y dos músicos que pertenecieron a Capitán Fantasía: Daniel Colombres (batería) y Francisco Ojstersek (bajo). La tempestad de intereses que se arremolinan detrás de Montesano y De Michele los obliga aún a dejar cabos sueltos. Por ahora, De Michele explica el pasado reciente.

La fantasía no funciona
¿Por qué se separó Capitán Fantasía?
El grupo demandó muchos meses de esfuerzo, pero, a partir de mi experiencia en este negocio y después de haber hecho pruebas de sonido para comenzar a grabar nuestro álbum, supe que la música que tenía en la cabeza no era la que estaba saliendo. Capitán Fantasía se había convertido en un grupo demasiado virtuoso, y era un virtuosismo feo, porque no era natural sino forzado. Pensé que, a esta altura de mi carrera, iba a ser nefasto salir con un conjunto de esas características.Quiero hacer música para estar acá, bien hecha. Decidí suspender unas presentaciones que ya habíamos pactado, porque no sólo tenía que componer sino poner todo mi capital mental y económico para que el grupo funcionara, y no servía. Todo pintaba para que fuese un solista con un grupo de acompañamiento. El planteo inicial no había sido ése, y tuve que disolverlo.
¿Fallaron los músicos?
No, no se puede decir eso. Cuando se comienza a trabajar con un grupo de gente, el hecho de que falle algún integrante es totalmente solucionable. El grupo humano tampoco respondió en lo musical. Tuve que decir basta y dejar para más adelante una obra que estaba haciendo, "Federico siete vidas". La compuse hace mucho tiempo, y supongo que la grabaré cuando considere que están dadas las condiciones.
¿Te quedó algún complejo de culpa por el tiempo perdido con Capitán Fantasía?
No me quedó ningún complejo por haber trabajado con todo, porque esa energía la capitalizo para futuras experiencias. Para un músico, el ensayo nunca es tiempo perdido, y el estudio tampoco. Eso da soltura en lo que haces, aunque no subas al escenario con los chicos con los que ensayaste siete meses. Es muy difícil que cada uno de esos personajes pueda decir que perdió tiempo, a no ser que hayan estado por estar. En ese caso sí se podrían sentir mal, pero cuando yo empiezo algo fundamentalmente pongo toda la fuerza que tengo. No me quedó ningún remordimiento —tampoco digo, que estoy contento, porque me hubiese gustado plasmar esa idea—; pero fue positivo. Hasta las equivocaciones lo son.

Y Pastoral sigue...
¿Por qué Pastoral continuó actuando hasta fines de agosto?
Cuando me propusieron hacer el espectáculo del grupo de Miguel (Erausquin) y el mío, y además una especie de despedida de Pastoral en varios shows, la idea me pareció genial, muy sana y clara. También demandó mucho trabajo, porque había que agrupar muchas cosas de manera distinta. En los ensayos previos
—incluso hicimos un par de presentaciones— notamos que la estructura con que contábamos no podía respaldar lo que se pretendía mostrar, ya que lo económico no podía solventar el esfuerzo de llevar dos grupos superequipados. Todos nos dimos cuenta de que eso era imposible de hacer. Pero contractualmente no se podía tirar abajo una historia que se armó con siete meses de anticipación. De eso me arrepiento un poco, porque eso sí fue una pérdida de tiempo; fue revitalizar algo que ni Miguel ni yo tenemos ganas de hacer. Eso tiende a ser simplemente un negocio. Que quede claro que si hicimos esas presentaciones en dúo, restándonos tiempo para dedicarlo a nuestros respectivos grupos, fue por un problema esencialmente comercial de shows contratados. Si la gente no lo entiende muy bien, que no se preocupen, porque yo tampoco, todavía.
¿El último álbum de Pastoral refleja nostalgia, o la imposición contractual de grabarlo?
Para mí, grabar este disco fue muy especial, porque lo hice con los músicos que iban a participar en Capitán Fantasía, y nos divertimos mucho. Era la música que había plasmado durante toda mi carrera, no es la música que hice siempre. Comercialmente, se pactó compartir el disco con Miguel. Nunca Pastoral estructuró tanto un álbum; generalmente lo hacíamos de acuerdo con cómo salían los temas. En este disco, Miguel sintió más ganas de volcar cosas suyas. Hicimos cinco temas cada uno, pero pensando en Pastoral, olvidándonos de lo que estábamos haciendo individualmente, que son cosas totalmente distintas. Concordamos con Miguel en que no vamos a hacer nada forzadamente. Si alguna vez tenemos ganas de grabar algo (porque somos muy amigos) lo podremos hacer, y la gente seguramente lo va a entender. En mi cabeza y en mis ganas Pastoral está muerto. A nosotros nos une un contrato con Sazam Records, que firmamos para hacer dos discos por año. Hasta ahora, en 1979, sólo hicimos uno. Queda otro, pero no se sabe aún cuál habrá de ser su destino. Aparentemente, se iban a hacer los álbumes solistas, pero eso no está claro.

En la misma frecuencia
¿Sobre qué bases decidiste formar un grupo con Gustavo Montesano?.
Cuando él llegó de Estados Unidos nos pusimos en conversaciones y pensamos en hacer algo juntos. Esto comenzó cuando decidí disolver a Capitán Fantasía. Las expectativas son muy similares. Hace unos años, Gustavo estaba haciendo una música que, para entonces, era virtuosa (me refiero a Crucis). A él lo conozco más musical que humanamente, pero coincidimos en hacer una música clara, entendible. No se trata de demostrar virtuosismo, nivel de composición o lo que sea. Cuándo charlé con Gustavo al principio, quedamos en que antes de decidir si formábamos o no el grupo, debíamos escuchar la música que estábamos componiendo individualmente. Si eran muy dispares, no podíamos hacer la chantada de formalizar un remiendo, porque nunca salen bien. Cuando escuché la música de Gustavo me pareció muy linda; no me saca de la frecuencia en la que yo estaba internamente. Estamos trabajando muy fuerte, cuidando de todos los detalles musicales, de no hacer injertos. Los temas son individuales, pero ponemos lo mejor de nosotros para que suenen como tienen que sonar, como nosotros queremos. Alguna gente pensó que esta relación no iba a funcionar, por una cuestión de divismo de nosotros; pero encontré en Gustavo a una persona parecida a mí, a quien —según veo— la gente compró tal cual es. Queremos divertirnos con la música, y no enroscarnos en pensar la música antes de tenerla. Esta es la primera vez que estoy con alguien con quien las cosas caen por su propio peso: nos complementamos. Ahora, con este proyecto con Gustavo, voy a hacer cosas que la gente podrá ver. Esta relación no fue premeditada, surgió espontáneamente. La música ya se verá. Ya se verá.

volver al índice del revistero

Google
Web www.magicasruinas.com.ar

siguiente en la sección