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crónicas del siglo pasado

Revistero
de rock

Sergio Polizzi
Sinfonías y rock and roll

Desde los tiempos de Jorge Pinchevsky hasta ahora, el único violinista que apareció en el rock es Sergio Polizzi, un músico de veintisiete años que además es segundo solista de la Sinfónica Nacional. Soluna y Bubu fueron dos grupos a los que perteneció, aunque también realizó colaboraciones, por ejemplo, con León Gieco, y hasta cuenta en su historia con un frustrado ingreso en Orion's Beethoven. Para Polizzi, la música siempre ha sido una síntesis donde tanto vale un concierto clásico como un rock.

Fuente: Revista Pelo  octubre 1979

 

 

La bomba Beatle
"Seguramente, la razón por la que me dedique a la música es que a mí me alcanzó la bomba que explotó con los Beatles, y me integré aun grupo de amigos para escuchar los discos y traducir las letras de las canciones. Eso me dejó marcado, al mismo tiempo que continuaba estudiando música clásica, que era una cosa que desde chico venía interesándome. Un día llegué al conservatorio y escuché en un piano una zapada; era una cosa de locos. Me metí y encontré a Rabasa, Juan Alberto Diana y Gustavo Fedel, actualmente pianista de Mederos. Ellos prácticamente se habían conocido ahí mismo. Yo saqué el violín y me puse a tocar, sin decir 'esta boca es mía'. Después terminamos reuniéndonos en las salas del conservatorio, hasta que nos echaban. A veces venía un cantante tenor, se paraba en un banquito y hacíamos ópera desaliñadamente; parecía Frank Zappa."
"Un día se apareció un tipo con el pelo hasta los hombros. Era Carlos Daniel, en la época del Acusticazo. Le preguntó a la recepcionista si sabía de un violinista para formar un grupo. La chica me señaló y le dijo: 'El único loco que puede hacer eso es él.' Fui a la casa y, al tiempo, cuando necesitamos un tecladista, lo llevé a Fedel. Grabamos una cinta con temas muy lindos. Hace un par de meses volví a grabar con Carlos Daniel.
"Con Rabasa (quien estuvo en el grupo Los Poetas, que salió segundo después de Arco Iris en un concurso realizado en Mar del Plata), formamos un grupo con el que por primera vez me fui acostumbrando al volumen, íbamos a tocar en un B. A. Rock con el nombre de Universo de un Loco; antes de que yo entrara se había llamado Bombachón Quemado, Cuando el grupo quedó desarmado, me llamaron de Orion's Beethoven. Fui dos o tres veces a la casa de ellos, pero nunca los encontré. Esa fue la época en que Carlos Daniel nos conectó a mí con Orion's Beethoven y a Fedel con Espíritu.

Krochik, Soluna y Bubu
"Después me relacioné con Miguel Krochik, quien había actuado en el Acusticazo, donde toqué con un fagotista del Colón que resultó ser padre de Alejandro Merenzon, quien después formó Atlantis. Trabajamos mucho y grabamos un disco. Hicimos la presentación del álbum en el teatro Sha, con muy importantes solistas; el concierto fue un éxito y todos quedaron contentos, pero nunca más se supo qué pasó. Nunca nos volvimos a ver, fue un misterio. Por ese entonces, acompañé a un cantante, Daniel Allaria, cuyos temas los arreglaba Andrés Goldstein, quien después fue guitarrista de Rayuela.
"Ese trabajo y el de Soluna fueron los mejores trabajos que hice en todo tipo de música. En el grupo de Allaria estaba Cecilia Tenconi, quien me llevó a Bubu. Era un conjunto muy lindo pero muy raro. El problema de Bubu era que había un solo compositor, cuando en todos los grupos de rock and roll todos los músicos son creadores. Bubu se dedicó a pulir constantemente el mismo material de su comienzo, aunque se agregaron algunas partes. Fue por eso que se quedó .
"Cuando todavía estaba con Krochik me encontré con Gustavo Santaolalla, en un concierto de obras contemporáneas argentinas. Me dijo que me iba a llamar para tocar en algún disco. El llamado se produjo después de tres o cuatro años, para tocar en el disco y en las actuaciones de Soluna. Dentro de todos los trabajos musicales que hice, el de Soluna es el que más me gusta, por el detalle y el empeño que se puso. Era una música que para esa época era menos volada, pero que, escuchada con detenimiento, tenía muchas cosas para descubrir. Cuando se disolvió el grupo, ya estábamos preparando otra música, una onda McLaughlin.
"Después de todo eso, colaboré con Alma & Vida, toqué en la orquesta que acompañó a Seru Giran cuando presentó su primer disco en Obras Sanitarias, y hace poco con León. Pero paralelamente a todo eso (desde que estaba con Krochik) entré en la orquesta Juvenil de Radio Nacional, y al poco tiempo entré en la Filarmónica del Colón, y largué mis estudios universitarios de ingeniería. Mientras estaba en Soluna, me presenté en el concurso de la Sinfónica Nacional, y gané el puesto de segundo violín.

Música sin limites
"Me siento tan cómodo tocando una sinfonía como un rock and roll; casi con los mismos elementos tienen otro lenguaje. Y a mí me gustan los dos lenguajes. Yo no me puedo poner a decir 'esto es en serio y esto en broma', o a discernir el valor de una música y otra; que eso lo haga otro. A mí simplemente me gusta. Por las vivencias que tuve en mi adolescencia, quedé marcado y entiendo cuál es la causa y el motor de la música moderna popular. Con la música clásica me pasa lo mismo, porque me preocupé por estudiar historia y todo eso. Es todo una cadena, es una evolución, de acuerdo con las marchas y contramarchas de la historia.
"¿Adonde están los límites, si un Gershwin mezcló el jazz con las estructuras sinfónicas? En líneas generales, ya no se puede distinguir entre distintos estilos, porque, por ejemplo, hay cuartetos de jazz que se metieron en las tendencias vanguardistas de la música contemporánea. Es una búsqueda de libertad expresiva que se dio tanto en un lenguaje como en el otro. Alguna vez, el objetivo de la música fue espiritual, lo que se encuentra en los autores barrocos (Vivaldi, Bach). Después de algunas transformaciones, el objetivo se simplificó, se hizo más sensible y emotivo, lo que se nota en los clásicos y románticos. Luego pasó a una parte mágica, corporal y sensible pero visceral, como es la música más evolucionada de Stravinsky, que empezó a rever la cuestión rítmica. Esto se marca aún más a partir del jazz, que es una música evidentemente de cuerpo.
"Hasta que salen los Beatles, que arman una maquinaria tan grande que no sé si sus alcances fueron bien estudiados y si fue realmente aprovechada la nueva postura que ellos encararon. Al rock se lo puede encuadrar como una evolución de eso, aunque ahora está todo mezclado. Y a mí me gusta hacerlo, así como el tango y el folklore. Pero no sé exactamente qué haría en un grupo propio: me gustaría fusionar el rock con estructuras temáticas contemporáneas conducidas por una orquesta. Pero no tengo tiempo de componer."

 

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