Luis Alberto Spinetta, 26 años. Argentino
Músico y poeta. Hizo época con su conjunto "Almendra" y su tema "Muchacha, ojos de papel". Hoy llena
el Luna Park con su grupo "Invisible". Los "rockeros" lo admiran y los "viejos" lo respetan.
NO ES BEETHOVEN, PERO YA ES UN CLÁSICO

 

 

 

 

OTRAS CRÓNICAS DE ROCK

Sui Generis: El portentoso adiós
Espíritu: se pone en movimiento
Viudas e hijas: Rock con corpiño
J.C.Baglietto: No soy un depresivo
Pajarito Zaguri: Cómo es un joven beat?
Los Gatos: El cansancio de Los Gatos
El Acusticazo: Los exploradores del sonido
Vox Dei: Y la Biblia se hizo
Manal: La otra galaxia de Manal
MIA: de gira
Claudio Gabis: Intocable
No hay más remedio que empezar esta historia por los imprescindibles datos que hacen a toda biografía. Luis Alberto Spinetta, 26 años, guitarrista "rockero", autor de "Muchacha, ojos de papel", una canción-poema que revolucionó los comienzos del '70 y que acaba de volver al éxito, con esa intemporalidad que, afortunadamente, certifica todo lo bello. En el hoy inmediato, un conjunto al que pertenece —"Invisible"— y un recital aplaudido por más de doce mil adolescentes. En el ayer, recuerdos en los que se mezclan las historietas y los "picados", los mapas escolares y algún concurso para nuevaoleros. Esos inéditos recuerdos a los que accederemos entre música de Jeff Beck y Elton John, mientras el protagonista de esta historia estira nerviosamente un amplísimo suéter en el que caben varios Luis Alberto y me mira con unos ojos —¿también éstos, de papel?— en los que la memoria del ayer revive todo el asombro de la infancia.

ENTRE ESCOBAS Y TANGOS
—Desde chiquito me gustó la música: en las fiestas familiares siempre agarraba una escoba a modo de guitarra y me ponía a cantar. Claro que ese gusto no surgió por casualidad: antes de casarse, mi padre cantaba milongas pampeanas y tangos con el seudónimo de Carlos Omar y, de escucharlo por radio, se me prendieron las ganas de cantar... A los cuatro o cinco años yo también hacía tangos... "Cuando me entres a fallar", por ejemplo, para delicia de mis tías, de quienes era el sobrino mimado. Ellas trabajaban en una compañía de discos y me traían todos los 78 antes de que salieran a la venta y también los recortes de las etiquetas de los discos, que eran material desechable y que yo coleccionaba. En esa época escuchaba rumbas y mambos y era fanático del "Rayo rojo". Desde la mañana temprano ponía la victrola y empezaba a leer historietas. Creo que la música de entonces que más influyó en mí fue la de Louis Armstrong. Después vino la etapa del colegio y empecé a hacer las mismas cosas que hacen todos los chicos: jugar a la pelota, formar una barrita. En la escuela fui un alumno normal. En lo único que trataba de sobresalir era en aquello que me permitiera manifestarme artísticamente: hacer una composición, recitar una poesía, dibujar... Todavía hoy me interesa el dibujo: yo hice la tapa del primer longplay de "Almendra" e ideé muchas otras. Inclusive cursé un año en Bellas Artes, luego de haber empezado el preparatorio de Arquitectura.

"LOS BEATLES": LA HORA DE LA VERDAD
—¿Qué hice antes de llegar a "Almendra"? Algunas cosas, digamos "semiprofesionales", como participar en un concurso de'' Escala Musical'', a los trece años, cantando canciones de Javier Solís y Palito Ortega. No, eso no era lo que más me gustaba, pero yo estaba tratando de conectarme, aunque fuera en una forma algo zigzagueante, con lo que realmente me interesaba. Pensé que mi familia era humilde y que yo no disponía de medios para comprarme discos y menos una guitarra. Por suerte, una amiga que vivía en la esquina tenía una y mi padre se la pidió prestada al padre de ella. Papá me enseñó a afinar y los primeros rudimentos,y después me mandó a tomar clases con un guitarrista que lo acompañaba cuando él cantaba. En esa época (yo tenía trece o catorce años) habían aparecido Los Beatles, y a partir de ahí yo supe "de qué club era". Simultáneamente llegó la época del secundario, de los pantalones largos y de los bailes. En el cumpleaños de quince de una prima conocí a un conjunto de músicos que ensayaban acá no más, en Monroe y O'Higgins... Ellos tenían dieciocho años y se quedaron asombrados de lo que yo hacía con la guitarra. Claro.... ¡si me pasaba todo el día tratando de sacar los "ruidos" de las guitarras electrónicas!

PELO CORTO, IDEAS LARGAS
—Esos chicos, qué formaban el conjunto "The lurchings", con el que terminé tocando, me invitaron a un ensayo. Me acuerdo que ese día me vestí todo de negro, como si fuera un teddy boy... Entonces yo iba a un colegio de curas, el "San Román", en el que obligaban a llevar el pelo cortado a la media americana y me costaba bastante combinar ese corte con la ropa estilo Beatles. Mi forma de vestir no era estrambótica, pero tenía cierto refinamiento, un refinamiento que yo manifestaba en todas mis cosas..., hasta en los mapas del colegio. Todos los chicos los hacían con letra cursiva inglesa. Yo, en cambio, agarraba catálogos de publicidad y copiaba esas letras medio deformadas que se usaban en los años '60. Además no calcaba los mapas , como hace todo el mundo: los dibujaba. En una fiesta mi refinamiento se manifestaba en poner una buena selección de discos o en tratar de hablar de cosas importantes. No sé si lo hacía para impactar, como vos decís, aunque pienso que habría bastante de eso. Lo que si puedo asegurarte es que eso era perfectamente coherente con mi interés por todo lo estético. Un ejemplo: yo no era bueno jugando al fútbol, pero diseñé un hermoso escudo para mi equipo. Yo creo que siempre hice cosas que no correspondían a mi edad, como interesarme por algunas películas que ninguno de mis amigos veía.—"Julieta de los espíritus", por ejemplo— Emilio del Guercio, integrante de "Almendra", fue compañero mío del secundario. Un día en la escuela me dijo que yo era un snob'', porque siempre quería tener la última palabra en modas y en todas las ondas creativas que surgían. Yo ni me tomé el trabajo de discutirle porque estaba seguro que no era así. Simplemente buscaba "ampliar mi bocho", y por eso estaba abierto a toda novedad, a toda información.

LO NUESTRO Y LO AJENO
—En el colegio yo editaba con Emilio del Guercio un "periódico" de una sola página, que nosotros mismos ilustrábamos. Al salir de clase nos íbamos a casa de Emilio y formábamos una especie de
"unidad creadora"... A pesar de que a veces hablo con algunas ironías, no creo tener sentido del humor para contarte esto que te estoy contando porque es mi vida, algo, en definitiva, bastante serio. ¿Cómo puedo ejercer algún autosentido del humor?
Diciéndote, por ejemplo, que sólo falta que mis ojos sean dos rayas de tan chato que soy... Con "Almendra", que se formó por el '69, las cosas empezaron a irme bien económicamente, y cuando el conjunto se disolvió me dediqué a viajar hasta que me alcanzó la plata. Estuve en Nueva York para comprar equipos y en Europa para ver eso de lo que todo el mundo habla. Al volver miré todo lo nuestro desde una nueva perspectiva: revalorizándolo. Nosotros éramos los únicos que hacíamos música 'beat' en nuestro propio idioma, mientras que el resto de los conjuntos de Francia e Italia, por ejemplo, cantaban en inglés. Yo creo que es imposible llegar a la gente cantándole en un idioma que no es el propio. Ahora con "Invisible" nos hemos propuesto hacer música que parta de lo local, de nuestras vivencias personales, de esta casa, de este barrio, porque pensamos que ésa es la única forma de intentar la universalidad. Incluso en uno de nuestros recitales incluimos un bandoneón, y aunque al principio los chicos nos miraban como diciéndonos "¿Y esto, flaco?", terminaron por aceptarlo.

EL ÉXITO, LA MÚSICA
—El dinero sólo me interesa como un medio, nunca en sí mismo. Me gusta tenerlo para poder mejorar los equipos del conjunto, para alquilar un departamento y para ayudar a mi familia... ¿El éxito? No me importa como aprobación de todo el mundo, si eso implica que tengo que modificarme o mostrarme como no soy. Para mí el éxito está dentro de mí, en la satisfacción que siento cuando hago cosas que me permiten mejorar, crecer... "Muchacha" no es lo mejor que yo he escrito, pero, sin duda, es lo más exitoso. ¿Por qué? No sé, porque respondió a ciertos imponderables que el público esperaba, porque tiene magnetismo... ¿Por qué los chicos de hoy han hecho resurgir "Muchacha" y toda la música progresiva? Seguramente porque es la única música que responde a sus intereses, a sus expectativas. Nuestra única música netamente argentina —el tango— se quedó, Piazzolla aparte... Y aún hoy, Piazzolla sigue siendo discutido... Me preguntas si yo me siento líder frente a "Invisible", y yo te contesto que no, aunque sé que puedo dar esa imagen porque soy el más conocido. Pero, entre nosotros (Carlos Alberto Rufino, Tomás Gubitsch, Héctor Lorenzo y yo) todo se maneja a nivel de equipo.

LOS PADRES, LA PAREJA, EL AMOR
—¿Cómo es mi relación con mis padres? Buena, como pienso que debe y puede ser toda relación entre gente adulta y civilizada que está dispuesta a hacer algunas concesiones para convivir. Cuando, a veces, algún chico a la salida de un recital, me dice que no puede vivir con sus viejos, yo le digo que se pregunte de quién es la culpa, porque creo que, en último término, somos los jóvenes quienes tenemos que comprender a los mayores y hasta, inclusive, ceder a veces, porque tenemos más posibilidades por delante. Lo fundamental en la vida es para mí el amor, pero el amor en todas sus formas, desde el amor a la más pequeña cosa hasta el amor a los demás. Si tuviera que elegir un mensaje para dejar a los chicos sería ése: DECIRLES QUE LO ÚNICO QUE CUENTA ES EL AMOR, ESO TAN HABLADO, TAN MANOSEADO, Y QUE MUY POCOS CONOCEN. Por supuesto, me importa la pareja y me gustaría tener hijos. Pero todo eso no es algo planeable: vendrá cuando Dios lo decida. ¿Qué me gustaría aclararle a la gente que sólo me conoce a través de mi música? Que no soy un loco, un rayado sino únicamente un creador, alguien que quiere tener siempre el "bocho abierto" a todo y que nunca niega algo porque sí, simplemente por ir en contra de la corriente. Esto es importante, que lo entiendan los chicos: para decir a algo que no es necesario estar en condiciones de crear nuevas cosas positivas con que sustituirlo.
¿Qué nos proponemos con "Invisible"? Fundamentalmente, no reiterar ninguna experiencia errada anterior, trabajar muy ordenadamente —cosa que no ocurría en la época de "Almendra", por ejemplo—, e inmediatamente dar recitales por todo el país, haciendo música encarada desde un punto de vista netamente nuestro.
La historia llega a su fin en la vieja casa de Belgrano, entre los cafés de doña Julia, algún fallido y criticado intento de don Luis por pulsar la "viola" de su hijo y la presencia en pleno de "Invisible", leyendo divertidos un "incunable" ejemplar de "La costra", el periódico escolar del que Luis Alberto me hablara, en medio de los maullidos de las tres gatas y los ladridos de los tres perros que allí conviven armónicamente. En suma, una casa como muchas, una familia como casi todas y un muchacho muy alto y muy flaco con mente y espíritu de poeta y, como tal, inaprensible para otras palabras que no sean las propias. Por eso le robo algunas a su "Pleamar de águilas"; éstas que, creo, sintetizan muy bien cuanto me ha contado: "Capitán, conserva el rumbo / Antes de soñar / Llega pronto a tierra/ Como el cormorán.
NELLY LOERI FOTOS: RICARDO LÓPEZ
Revista Gente y la Actualidad
02-09-1976
Vamos al revistero


Con su padre - Con Invisible


Con Oaki, su gata preferida
A todo color en su último cuadro


En una calle de Belgrano, su barrio de toda la vida.