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DAVID LEBON/ TEATRO COLISEO
EL MILAGRO
DEL ROCK

 

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Revistero de rock

 

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Durante tres noches consecutivas, y en el estupendo marco del teatro Coliseo, David Lebón abrió su corazón y su mente para entregar una de las más auténticas expresiones de rock'n'roll escuchadas por aquí. Lebón hizo el milagro de restituir la alegría y la pasión con una súper banda integrada por los tecladistas, Babú Cerviño y Diego Rapoport, el guitarrista Héctor Starc, el bajista Alberto Satragni, el baterista Pomo y una sección de vientos. A esta formación se fueron agregando nuevos elementos con el transcurrir del show.
Si hubiera que referirse al pasado para buscar una comparación con esta banda, Polifemo y La Máquina (no la de García) serían los adecuados en cuanto a la intensidad, pero estarían lejos de la técnica que este supergrupo desplegó en cada actuación. David Lebón es uno de los mejores cantantes de la Argentina —el otro es Spinetta— y el único haciendo rock'n'roll. Su timbre, su modulación, su sentimiento, son únicos, perfectamente apuntalados por su maestría para tocar la guitarra y un sentido musical que pocos músicos tienen aquí. Las virtudes de Lebón como compositor han quedado largamente expuestas a través de sus tres álbumes solistas y la innumerable cantidad de composiciones que aportó para grupos como Pescado Rabioso, Color Humano, Pappo's Blues, Polifemo y Seru Giran. Parte de toda esa magia fue revisitada por Lebón alternando con nuevos temas de su último disco, titulado "El tiempo es veloz". Muchas de las canciones de este álbum, que fueron grabadas sólo por él, fueron revitalizadas por el aporte energético de la súper banda, como ocurrió con "Sin vos voy a estrellar"', "No, no seas dura" y "Oye, mira, ve". Del pasado se destacaron los clásicos de su primer disco solista: "Casa de arañas", "No te copes mal", "Toda la gente" y, especialmente, el ardiente blues "Copado por el diablo".
Promediando el concierto, dos músicos invitados elevaron aún más el nivel del conciertos. El primero es un descubrimiento de David Lebón, toca el violín y se lo presentó como "El gato Claudio". La intervención de este instrumentista en dos temas alcanzó para conmover por su sorprendente técnica y el lirismo puesto en cada intervención. Este músico es un verdadero hallazgo y reafirma el viejo axioma de que los músicos sobran, lo que faltan son oportunidades. El otro invitado fue Spinetta, unido por una entrañable amistad con Lebón su presencia fue previsible, pero no exenta de emoción. Su participación en tres temas fue una demostración de que el fuego sagrado del rock'n'roll aún vive en él. Lebón correspondió con una poderosa versión de "Dale gracias". Los conciertos del Coliseo fueron como un golpe de aire fresco, y estuvieron ahí en el corazón mismo de esta ciudad que cada día parece necesitar más y más de la redención del rock'n'roll. Lebón y sus " All Stars" hicieron el milagro, todavía se puede creer en la música.

revista Pelo
octubre 1982