Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


PRIMA ROCK
El espíritu estuvo ausente
Revista Pelo
septiembre 1981
El espíritu romántico del rock, sus fuegos más secretos, parecieron reverdecer en el comienzo de la primavera en Ezeiza. Después de un largo invierno, que sin duda venía perdurando mucho más que la cronometría de la estación, un festival programado en dos días por el disc-jockey Pont Lezica consiguió demostrar, en parte, que todavía es posible practicar la esencia fraternal de la música de rock.
Aunque la organización cuidó detalles hasta la perfección, varios puntos convergieron para que el evento no lograra convertirse en una verdadera fiesta musical y bucólica. Pero, sin embargo, el principal de ellos estuvo en cierta parte del público que se mostró agresivo con todos los artistas que subieron al escenario, aunque —según parecía— la música que tocaban les gustaba. Este nuevo fenómeno de amor-odio puede ocasionar graves perjuicios a lo que pretendió el rock argentino en toda su historia: una música inteligente y sincera cuyo objetivo básico es la confraternidad y el entendimiento entre los hombres a través de la expresión artística.
El "Prima Rock" que organizó Pont Lezica quiso que ese viejo espíritu estuviera presente. Una parte del público que pareció no entenderlo (¿es otro público?) y cierto paternalismo pontificante de Berugo Carámbula, una especie de innecesario animador-anunciador del festival, fueron quienes más contribuyeron a desperdiciar la mejor oportunidad que tuvo el rock, en muchos años, para demostrar la validez artística de su mensaje y la calidad humana de su público.
Con todo, algo quedó seguro: se pueden hacer festivales y el rock puede lograr una fiesta de paz. Pont Lezica piensa reincidir, para entonces tal vez corrija algunos detalles y cuente con un mayor apoyo del rock. De todo el rock: los que lo hacen y los que lo escuchan.
• De excepción. Así puede calificarse el trato que tuvo la prensa, los músicos y sus promotores, y todos los invitados especiales. Detrás del escenario se montó un completo restaurante al aire libre, en el que se pudo comer y beber atendidos por un equipo de mozos. Algo realmente insólito en este tipo de eventos, y que reafirma que la producción trató de hacer todo lo posible para que todos se sintieran cómodos.
• El público que asistió a este festival, sobre todo el de la primera fecha, fue heterogéneo y se comportó contradictoriamente todo el tiempo. Por momentos escuchaban pacíficamente, y en otros —sin ningún motivo aparente— bombardeaban el escenario, y los que circunstancialmente lo ocupaban, con toda clase de objetos.
Curiosamente, esto también ocurrió en los momentos de mayor euforia, lo que habla de una peligrosa dualidad de atracción-rechazo.
• Los primeros en abrir el fuego fueron los Dulces 16. Con toda la polenta de este grupo de rock'n'roll se abrió el festival pasadas las doce. Inmediatamente se pudo constatar uno de los peores v más notorios problemas que tuvo este festival: el sonido. Frente al escenario, a cien metros, no se escuchaba prácticamente nada. Afortunadamente, la escasa concurrencia ayudó a que el problema fuera menos grave de lo que parecía.
• Durante el asado realizado detrás del escenario, hubo una verdadera confraternización entre músicos, periodistas, productores, organizadores y demás involucrados en el evento. En realidad, allí parecía residir el clima festivo y el espíritu de reunión que faltó frente al escenario. Eso demuestra que las intenciones de todos fueron las mismas: hacerlo lo mejor posible.
• Nito Mestre realizó un buen show, tranquilo, en momentos en que el público parecía preocupado simplemente por escuchar. El grupo sonó ajustado, y las nuevas composiciones de Nito parecen gustar definitivamente al público. En un momento dado, Mestre hizo referencia a un tema de su último disco, y deslizó sutilmente la noticia de la reunión de Sui Generis. Nadie, salvo los que la conocían de antemano, se dio cuenta. Para cerrar su show, Mestre cantó un viejo blues del legendario dúo: esa si la agarraron todos.
• Fue uno de los momentos más tensos del festival y ocurrió durante la actuación de María Rosa Yorio. A pesar de la buena voluntad de María y sus músicos, y de la bonanza de sus temas, a la gente se le ocurrió que era un buen blanco para probar puntería. Estos pequeños héroes anónimos le tiraron de todo: frutas, botellas, piedras, basuras de todo clase. María resistió hasta donde pudo, pero recibió varios proyectiles en el rostro. Presa de la histeria, dejó de cantar y preguntó por qué esa violencia, y si después podíamos quejarnos de que no nos dejaran hacer música en paz. Las. respuestas son demasiado obvias.
• Con toda la carga "ambiental", Miguel Cantilo y su grupo Punch conversaron largamente sobre la forma de encarar el show. De todas las tendencias, se impuso la de Cantilo que quería dialogar con la gente para intentar una actuación en paz. Y lo logró, a pesar de que también recibió varios proyectiles; finalmente consiguió que la gente escuchara todo su repertorio, desde los viejos éxitos hasta los temas más nuevos, y se fue con la mayor ovación del día. Fue algo totalmente merecido, su show fue el que mejor sonó y, gracias a su predisposición, consiguió que la gente se calmara y escuchara las letras de las nuevas canciones, que son realmente inteligentes.
• En uno de los momentos de mayor violencia del show de Cantilo, Luis Alberto Spinetta, que actuaba después, apareció sobre un costado del escenario haciendo ostensibles gestos de que "la cortaran". Pero parece que ya nada podía detenerlos. Spinetta también tuvo sus problemas; a la conocida demora para armar que siempre tiene su grupo, se sumaron varios inconvenientes técnicos. Recién cincuenta minutos después de empezar el armado, el grupo atacó su primer tema, "Amenábar". Dentro de la vertiente musical que ya es clásica en Jade, la banda sonó bien y ajustada. El grupo ha tenido un intenso fogueo que se refleja en el relax con que tocan. Lo único objetable son las composiciones que tienen cierta monotonía y continúan estando muy lejos del Spinetta compositor de otras épocas.
• Nito Mestre, Cantilo y Punch y Spinetta-Jade fueron algunos de los artistas que participaron de la filmación de la película semi-documental del festival. El film se titulará "Con cierto amor" y su rodaje fue bastante dificultoso, dada la poca colaboración que brindó el público. Por lo que se vio en Ezeiza la película pretende ser algo serio, ya que se desplazó una importante infraestructura de cámaras, iluminación y personal.

 

Ir Arriba

 

Festival Prima Rock
Festival Prima Rock
Festival Prima Rock


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Búsqueda personalizada