OTRAS CRÓNICAS DE ROCK

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Claudio Gabis: Intocable
Invisible: primer reportaje
No hay forma de hablar de la historia de la música progresiva argentina sin nombrar entre los pioneros-incansables sembradores a este desgarbado muchachón de pelo corto y sonrisa compradora, que hoy me escucha en su habitación del Bauen, las piernas apoyadas displicentemente sobre la mesita, con cara de haberlo hecho todo y, sin embargo, con la mirada explicando que aún ni siquiera comenzó.
Moris, allá por mediados de la década del 60, contribuyó a crear el rock nacional, quizás sin darse completa cuenta. Dos discos grabados aquí (el histórico "30 minutos de vida" que
alumbró días enteros de la mía propia, y el siguiente "Ciudad de guitarras callejeras") se encontraron de pronto con la partida de su autor hacía España, con miras a probar suerte. Y la tuvo. Otros dos LPs en Europa ("Fiebre de Vivir" y el reciente "Mundo Moderno") lo confirman, si se quiere llamarlo así, como un iniciador de una nueva corriente en la península ibérica. No conforme con ser pionero aquí, también colonizó otras tierras. Y hoy volvió a la Argentina para mostrar qué estuvo haciendo durante cuatro años de ausencia.
Además de escucharlo cantar, quisimos escucharlo hablar. Y esto fue lo que dijo.

MORIS
El regreso del chaval pródigo

-Comencemos.
Como tú quieras,..
-¿Cómo "tú"?
Como tú quieras.
-¿Lo tuyo es rock argentino en España, o es rock español?
Primero, es rock. Las letras son adaptadas a España, pero no son letras españolas. Podrían entenderse perfectamente en Bolivia, en México, en cualquier país. Acá en Obras voy a hacer parte del repertorio de los dos discos que grabé en Argentina, y parte de los otros dos que grabé en España.
-Una vez comentaste que al llegar a España te sonó imposible cantar tus canciones que hablan del Rosedal o de Olivos. ¿Qué vamos a hacer nosotros con los chavales, las gasolineras y las tías?
No voy a cambiar ni un centímetro de nada (se ríe). La gracia está en cantarlas exactamente igual. Yo hago lo que venga, y como las canté doscientas y pico de veces y la mente me funciona así, las hago así. De alguna manera cantás lo que ya tenés aprendido. No podés desaprenderlo y aprender otra cosa...
-¿Tenés algún tema prohibido acá? Se hablaba, específicamente, de "Nocturno de princesa".
No, lo voy a hacer sin ningún tipo de problemas. Hay sólo una canción, concretamente, que ha sido suprimida del LP, que se llama "Rock del Portal", porque tiene un final un poco sensual. Eso ya es una historia vieja, porque no lo voy a interpretar de acuerdo a las leyes argentinas que rigen en este momento. En España no hay problemas de ningún tipo, y además yo tampoco soy alguien que ande escribiendo letras estúpidas, con insultos... Para escribir algo así tendría que tener muy poco sentido común.
-De haberte quedado en Argentina, ¿hubieras logrado todo lo que tenés hoy en España?
Eso te lo contestaría únicamente un astrólogo, un especialista en futurología...
-No. Hagamos un poco de lógica.
Entonces te contestaría que no, porque aquí no hubiera tenido el desafío que tuve en España. Sos un extranjero, no conocés las costumbres, no conocés a nadie, nadie te conoce...
-¿Y atribuís tu éxito únicamente al desafío?
No, pero es como si el desafío te obligara, como si ahora te colgaras de un décimo piso de una sola mano, ¿me entendés?
-¡No te buscas ejemplos, tampoco!
Yo lo hice. Un día me colgué de un árbol de una sola mano y me di cuenta de que con una sola mano no aguanto, que necesito de dos. Pero siempre una cosa nueva te obliga a inventar cosas nuevas. Y yo tuve que inventar algo. Componer en un idioma que no era el mío, aprenderme palabras que no eran mías, imponer un estilo que no era el de ellos, porque estaban acostumbrados a cantar en inglés. Imitaban lo último. Génesis, Yes, Pink Floyd, todo el mundo hacía "brrrmmm" (imita a un tecladista supersónico), metía mil dedos. Así que cuando yo llegué me dijeron "Mira, chico, esto acá no va". En Argentina no hubiera logrado lo mismo. Tal vez hubiera logrado otro tipo de cosas.
-Sabrás que últimamente se han reunido algunos de los pioneros del rock nacional, Almendra y Manal, inaugurando la corriente del revival. La casualidad de tu visita hace pensar a muchos que tenés algo que ver con la "moda-recuerdo".
Lo mío nada tiene que ver con el revival. Claro, más de uno puede suponer "Bueno, ahora le toca el turno a Moris", pero -antes que nada- yo no voy a hacer ningún revival (se ríe), y todo esto se debe a que acá se editó un disco que yo grabé en otra parte del mundo. Si no, yo no hubiera venido, te voy a ser muy sincero. Yo vine porque hay un productor que ha pagado cinco pasajes ida y vuelta, hoteles por un mes, cachets, y hay de por medio un manager internacional que se llama Santamaría. Y hay un disco. Nadie se tomaría el riesgo de traer un artista sin disco que lo respalde.
-De otra forma no hubieras venido... ¿Por qué?
Porque las condiciones que me hubieran ofrecido no serían las lógicas, ¿entendés? Ahora tengo las condiciones lógicas, pasajes, hotel, sonido de lo mejor, luces de lo mejor. Entonces vale la pena. Porque cuando volvés a tu país tenés que volver para hacer lo mejor. No podés volver a medias.
-A esta altura del partido no darías vueltas por ahí con la guitarra al hombro.
No. Y porque no. Allá me va muy bien, tengo mucho trabajo y posibilidades muy grandes. Ya grabé dos LPs. voy a grabar un tercero, hago lo que quiero, canto como se me da la gana, sigo siendo muy argentino, mi temperamento sigue igual sin españolizarse... Soy la misma persona.
-¿Qué hay en España con respecto a la música?
Mucho trabajo. Y cuando hay mucho trabajo hay muchos músicos. Están, diría yo, como estábamos acá en el año 60. Es un hongo que empieza a nacer, mucha agua, mucho pasto... Hay miles y miles de conjuntos, chicos de 14 y 15 años; ha habido mucho rock sinfónico (porque lo tienen ahí a la vuelta), y hay un movimiento muy fuerte que se llama rock flamenco.
-¿Todo en castellano?
Todo en castellano. Y también ha habido buenos grupos de jazz rock, y algo de rock
and roll (que hace Tequila, hago yo, y un par de grupos por ahí).
-Se dice que sin la ayuda de Aquelarre o la tuya, no hubiera explotado allí tan pronto la necesidad de cantar en castellano.
Mira, te voy a dar una opinión interesada, porque soy parte del asunto y es muy difícil ser juez y parte. Yo puse un grano, una piedra, lo que quieras, en un mundo en el que la gente decía que el rock en castellano no iba. Porque a la gente le gustaba el inglés. Me ofrecieron un trío sexy con dos chicas a-gogó, pantalones cortos (risas)... Cuando salió Zapatos de Gamuza Azul, tuvo mucho éxito. Y los chicos de Tequila también rompieron todo.
-¿Habías intentado imponer tus viejas baladas? 
Sí, hice Ayer Nomás, hice El Oso, hice varias pruebas, pero es como si acá viene un tipo a cantar una jota con gran sentimiento, ayyyy mimareeeeiiiayyyy, y vos decís "lo siento mucho, pero..." Volviendo a tu pregunta, yo te diría que todo fue una casualidad. Yo llegué en un momento, y al año el asunto andaba bárbaro.
-¿El rockanroll furibundo fue una de las leyes del juego, o era lo que sinceramente querías hacer?
Mirá, a mí siempre me gustó el rockanroll. Ahora es mi imagen, desarrollé un estilo muy dinámico, de moverse mucho, cantar con la gente... Siempre fui de hacer "acrobacias", pero acá, claro, si canto el Oso no puedo andar colgándome de un trapecio. En España los chicos suben al escenario a cantar conmigo. A veces les cuelgo la guitarra y les doy la púa y el pibe empieza (imita un tímido rasgueo) y cuando se da cuenta de que suena arranca con todo (furibunda mímica). Y su padre dice "bueno, entonces esto del rock no es tan malo" (risas) y después viene el alcalde del pueblo y te felicita y te invita a comer...
Yo lleve a España el estilo argentino. El argentino tiene un poco de artista, de actor. Cualquiera de nosotros puede subir a un escenario y hacerla bien. Y yo me convertí en un poquito más actor de lo que era, porque tenía que hacerlo. Los incité a gritar, a contestarme a los alaridos, a hacer palmas... La música es energía. Yo he visto en el año 55 que pasaban la película de Bill Haley acá en el centro, y la gente bailaba en los pasillos...
-Bueno, eso no se hace ahora...
Es un problema de este momento. Los tangueros antes usaban zapatos de taco y la historia dice que la policía les cortaba un taco (uno solo), así que los tipos caminaban así (renguea por toda la habitación). Y hoy el tango es algo totalmente aceptado... Yo voy a hacer mi espectáculo como si estuviera en mi casa. No pienso cambiar ni un gramo de nada, porque tengo la total confianza en mí de que soy alguien que viene a hacer las cosas bien. Sé que si estoy poniendo los pies en esta mesita y viene el dueño del Bauen a decirme algo, bueno, pondré un papelito debajo y seguiré con los pies ahí. Como cualquiera en la vida, yo tengo un papel que representar. Y el papel tengo que cumplirlo a fondo.
-Escuchando "Fiebre de vivir" y analizando las letras, te encontrás con una amargura bastante especial. ¿Cómo te llevás con el mundo?
Cuando grabé ese LP, era como una guerra con el mundo. Pero ahora yo me llevo con el mundo superbien. No tengo absolutamente ningún conflicto.
-Habrás notado que no te pregunté nada sobre tu pasado, para no contar lo mismo por milésima vez.
Te agradezco.
-Pero, sinceramente, ¿hay algo que extrañés de todo aquello?
(Piensa en silencio) Mira, sí, puede ser. Puede ser. Pero no viene al caso que te diga nada. No tiene ninguna importancia que yo extrañe o no extrañe. No interesa.
-Y si te ofrecen todas las garantías y si yo te digo que acá vos y tu rockanroll hacen falta, ¿volverías? 
Oh, a mí me encantaría. Venir y andar por todo el interior, tocando y cantando... me encantaría.
Pero con la condición de trabajar. Porque para venir y tocar una vez por mes y estar el resto de los días tomando café en La Paz... no.
Entrevistó: GLORIA GUERRERO Fotos: ARTURO ENCINAS
revista Hurra
diciembre 1980
Vamos al revistero