Revista Gente y la
actualidad 8/11/1973
DETRAS DE LA ESCENA
En Paraná, donde vive y
donde nació, todos le llaman "Juanete". Un
sobrenombre corto e inocente, un sobrenombre que
no anticipa gloria. Porque "Juanete" puede ser
cualquier hombre, cualquier amigo de la esquina.
Sin embargo, detrás de ese mote cariñoso hay casi
un gigante: Juan L. Ortiz, que a los 76 años está
en la cumbre poética de América. Escribió libros
durante toda su vida, sin publicitarse, sin
gritarlo, con la serenidad de los que valen
realmente. De pronto, tras ganar el Gran Premio de
Honor de la Fundación para la Poesía, el Centro de
Cinematografía del Litoral decide filmar una
película sobre su vida, y la Editorial Constancio
C. Vigil, de Rosario, publica tres tomos que
encierran toda su producción literaria. No era
posible esperar más. Teníamos que entrar en la
casa del hombre y del poeta, hablar a fondo con
él, descorrer el decoroso telón de su mundo. Valió
la pena. No sólo por las anécdotas que contó o por
los personajes que revivió —Rubén Darío, Eleonora
Duse—, sino por las aristas notables de su propia
existencia. Al salir de la casa de "Juanete"
teníamos una alegría que iba mucho más allá de la
que produce el haber logrado la nota: de pronto
descubrimos que el país tenía que saber mucho más
sobre este hombre, y la tarea estaba en nuestras
manos.
No es falsa modestia.
No, señores. Nunca nos cansamos de decir que todos
los días estamos aprendiendo a hacer una revista.
Todos los días recibimos lecciones. Todos los días
descubrimos algo nuevo. El número pasado fue un
ejemplo. Un ejemplo que vafe la pena mencionar.
Hicimos un número especial con el título de "La
Argentina que Usted Nunca Vio". Eran fotos de
nuestro país. Una visión diferente, hermosa,
enorme. Simplemente la Argentina. Poetas y
escritores argentinos le pusieron los textos. Y
sin ruido, sin estridencias, en pocas horas
desapareció de los quioscos. No había notas
sensacionales, ni revelaciones exclusivas, ni
investigaciones escabrosas. Y más allá de las
discusiones y los cuestionamientos, de las
críticas y las broncas, la Argentina mostrada en
toda su fuerza y en toda su belleza fue elemento
suficiente para que los lectores hayan respondido
como lo hicieron. Esto nos enseña mucho y nos
compromete más. Nos enseña que el país está por
encima de todo, de banderas y de ideologías; y nos
compromete a mostrar, como siempre lo hicimos, un
país poderoso, creador, que mira con fuerza y
confianza hacia adelante. Gracias por enseñarnos,
y gracias, también, por el compromiso.
Hasta la próxima.
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