Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Revista Primera Plana

Revista Primera Plana
26 DE MARZO DE 1963
CARTA AL LECTOR
*La Argentina está soportando una sangría. Muchos de sus hombres mejor capacitados prefieren emigrar, desalentados por una situación que algunos parecen empeñados en agravar. En la pasada semana, por ejemplo, el índice de desempleo superó holgadamente la barrera del 6 por ciento; el mismo índice que en los Estados Unidos causa justificada alarma y "vergüenza", según el testimonio del presidente Kennedy. En el número pasado, publicamos una fotografía que documentaba las colas que todas las mañanas se forman a las puertas del consulado norteamericano: son centenares de técnicos, obreros, profesionales que han resuelto bajar la guardia, "dejar de darse con la cabeza contra la pared", para decirlo con las palabras de uno de ellos. Las autoridades consulares americanas tienen por norma entrevistar personalmente a cada solicitante antes de concederle la visa; en estos momentos, el cónsul de USA tiene su agenda ocupada con varias semanas de. anticipación.
Con ese peligroso trasfondo, no es sorprendente que los mejores esfuerzos políticos se traumaticen en forcejeos muchas veces estériles (ver páginas 2 a 9) ni que la vida sindical, a pesar de las excelentes intenciones de autoridades y líderes gremiales, corra peligro de ser cada vez más penetrada por los extremismos (ver página 10).
Tampoco resulta sorprendente, entonces, que este país —en otros tiempos el más culto o, por lo menos, el más alfabetizado de la América latina— se haya hundido en una grave crisis educacional. (Ver páginas 20 a 22.)
Hasta aquí lo puramente informativo. Un panorama que, por momentos, parece tornarse verdaderamente desalentador. Pero se trata de un bosquejo que sería parcial, distorsionado, si no se lo contrabalanceara con otros hechos, con otros indicios. Hay detalles que, entre la marejada de hechos adversos, pueden parecer insignificantes, minimizados todavía por un cierto —para utilizar la feliz definición del corresponsal de un diario francés— "pesimismo tanguero" que predomina en gran parte del periodismo argentino. Por ejemplo: el caso de una maestra que aplica revolucionarios métodos didácticos, a despecho de la crisis educacional argentina (ver página 32); o el caso de la editorial que, en plena contracción de la industria del libro, ha encontrado la manera de convertir los clásicos de la literatura argentina en sorprendentes best-sellers (ver página 35); o el caso del joven abogado voluntariamente "confinado" en Puerto Madryn y empeñado en publicar allí un periódico ideológico inspirado en "Le Monde" de París (ver página 35); o el caso de los funcionarios de un gobierno transitorio y jaqueado que, sin embargo, vuelcan toda su aptitud técnica en la tarea de impulsar un ambicioso proyecto que, si se concreta, varias generaciones de argentinos les agradecerán (ver páginas 46 y 47).

*Hace cincuenta años, fuertes corrientes "anticlericales" (socialistas y anarquistas en los sectores obreros; liberal-roquistas en los medios cultos) parecían anticipar una declinación definitiva de la influencia de la Iglesia Católica. Hoy, sin embargo, la Jerarquía consigue hacer escuchar su voz y ejerce influencia inclusive entre los no-católicos. Siguiendo una tendencia mundial —que tan audazmente representa Juan XXIII— la Iglesia Argentina se preocupa de los problemas terrenos y sabe que lo que hay de sobrenatural en cada hombre está encarnado —"el hombre es alma encarnada", como diría el católico Gabriel Marcel— en necesidades políticas, económicas y sociales. Por eso, sin intervenir en la lucha de partidos, la Iglesia da testimonio de presencia exponiendo —al nivel de lo contemporáneo— sus creencias, su forma de vida, su concepción del hombre. El lector podrá encontrar una exposición de la actual posición de la Iglesia argentina en la página 28.
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
Jacobo Timerman

 

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