Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Revista Primera Plana

4 DE JUNIO DE 1963
CARTA AL LECTOR

*JUAN XXIII: Durante la pasada semana, los informes sobre la salud del Papa Juan fueron la primera noticia que, en todo el mundo, millones de personas buscaban en los diarios. Desde que subió al trono de San Pedro —y, con más intensidad, desde hace poco más de un año, cuando de alguna manera él supo que su tiempo ya se le escurría—, Juan XXIII se convirtió en máxima figura mundial. Para interminables muchedumbres de seres amenazados por peligros que, hace sólo veinte años, los hombres no hubieran sido capaces siquiera de imaginar, el Papa Juan, un campesino sólido y sensato, astuto e iluminado de bondad, se convirtió, más que en esperanza de soluciones mágicas, en símbolo de la cordura, del equilibrio que los hombres deben guardar para salvarse y salvar a nuestra Civilización. Siendo máximo representante de una religión —esto es, de un sistema de creencias y convicciones puestas más allá del razonamiento común—, Juan XXIII pudo, sin embargo, gozar de una devoción que fue, tal vez, la más sana, la más sensata, la más razonable que sus contemporáneos hayan brindado a persona alguna. (Ver. pág. 30.)

*EL DIPROTON: «No ha de ser para tanto", parece ser el criterio que privó en la mayoría de las redacciones de Buenos Aires cuando se trató de informar del reciente e inesperado éxito científico argentino: la comprobación de la existencia del diprotón, partícula elemental del átomo. No muchos recordaron que el importante trabajo realizado se cumplió dentro del marco de una situación que permite, por ejemplo, que sucedan cosas como ésta: No hace mucho, el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica de este país se reunió en Europa con sus colegas de reparticiones similares de otras naciones. Allí se conversó, entre otras cosas, de los presupuestos con que cada país contaba para sus investigaciones. "Yo tengo veinte millones por año" —dijo el argentino—. El inglés pareció asombradísimo. "¿Veinte?" —preguntó—. ¡Yo dispongo sólo de diez!" "Imposible —replicó el argentino—; no puede ser que ustedes, en Gran Bretaña, dispongan sólo de diez millones para. . ." Pero fue interrumpido por el inglés, quien aclaró: "¡Ah! ¿Millones, dijo? Le ruego que me perdone; yo había entendido 'billones'..." (Ver pág. 20.)

*¿COMUNISMO? ¡ "¡Agarren! ¡Es gratis, paga el gobierno!" Ese gritó despertó, en la pasada semana, a los vecinos de una villa miseria. Un camión con alimentos había sido robado, y los ladrones repartían los víveres gratuitamente. Las autoridades parecen creer que se trató de una maniobra de agitación comunista; pero no dejan de reconocer que en caso de tratarse, efectivamente, de un golpe de efecto con objetivos políticos, ha sido posible descargarlo allí donde duele con más intensidad; allí donde los niños deben hundirse en zanjones de doce metros de profundidad para llegar hasta la escuela. Es difícil, como era difícil precisar las cosas en el Castillo de Kafka, determinar quién es el responsable de situaciones como ésta. Pero es innegable que los culpables no están entre los habitantes de esa villa, entre los seres un poco atemorizados y un poco torvos que, al ser interrogados por los periodistas, se limitaban a murmurar: "Yo no sé nada, yo no vi nada. . ., vi la verdura gratis, y agarré. . . ¿Qué quiere que haga?" (Ver pág. 38.)
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
JACOBO TIMERMAN
REVISTA PRIMERA PLANA

 

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