Revista Primera Plana
CARTA AL LECTOR
EUGENIO BLANCO: El nuevo partido oficialista no tenía en sus
filas muchas personalidades entrenadas como para desempeñar
el cargo de ministro de Economía. En gran parte, debido a
esa razón se produjo, en definitiva, la designación del
doctor Eugenio Blanco, ex ministro de Hacienda del general
Aramburu. La designación del doctor Blanco no suscitó
demasiado entusiasmo en los círculos empresarios, que
objetaban más su personalidad que el tipo de ideas
heterodoxas que ha difundido durante su actuación en la
cátedra y en cargos públicos. A Blanco le cabe ahora una
delicada función que consistirá también en desmentir esos
augurios; para ello se ha preparado, incluso físicamente. En
las páginas 5 y 6 publicamos un amplio informe sobre su
personalidad y sobre lo que cabe esperar de su actuación, y
en la página 50 abordamos uno de los temas cruciales que
Blanco deberá encarar —el régimen cambiarlo — a la luz de un
informe de la Comisión Honoraria de Reactivación Industrial.
* * *
PROYECTOS: En la Argentina han sido aprobadas, desde la
organización del país, 16.450 leyes nacionales, sin contar
centenares de miles de decretos reglamentarios,
decretos-leyes, leyes provinciales, ordenanzas municipales y
edictos policiales. Ese apabullante cúmulo de cosas
prohibidas y de cosas obligatorias crece vertiginosamente si
se agregan las disposiciones meramente ejecutivas —como los
reglamentos ministeriales o las normas del Banco Central,
por ejemplo— que, a veces, tienen efectos más drásticos que
una compleja ley cuya discusión parlamentaria lleva meses.
Los sociólogos han calculado que el conjunto de
disposiciones legales que cualquier ciudadano de un país
civilizado debe obedecer sobrepasa el millón; todo eso, en
un contexto según el cual no es posible alegar ignorancia de
las leyes cuando se trata de responder por infracciones.
Esos hechos son, tal vez, los que en la pasada semana
obligaron a un empresario, interrogado en una encuesta sobre
"¿Qué espera usted del Congreso?", a responder: "Espero que,
mediante un verdadero esfuerzo de patriotismo, el nuevo
Congreso, durante un lapso mínimo de un año, se limite a
hacer nada. Absolutamente nada." En páginas 7 y 8 se da un
panorama de los 314 proyectos que los flamantes legisladores
ya habían presentado antes de que se reuniera el Parlamento.
* * *
F ELLINI: Desde la Navidad pasada hasta mediados de febrero,
los play-boys de Roma dedicaron sus mejores esfuerzos a un
juego extravagante con cinco millones
de liras como premio: luego de dividirse en equipos de 5
personas, empezaron a tomar por asalto la intimidad de
libretistas, escenógrafos y reflectoristas cinematográficos
para arrancarles información sobre Ocho y medio, un
prodigioso film-rompecabezas de Federico Fellini) cuyo plan
completo sólo era conocido por él mismo. Ningún equipo salió
airoso de la prueba. Esta vez, el expansivo Fellini se había
cuidado de confesarse hasta delante de sus íntimos. Pero una
vez terminada la obra, la confesión fue recibida por todos
los espectadores. Autobiografía, autoflagela-ción, mea
culpa. Ocho y medio no es sólo el film más ambicioso de
Fellini, sino también el que mejor lo representa. Sus
infinitas y complejas claves simbólicas están analizadas en
la crítica incluida en la página 42.
Hasta el próximo martes.
EL DIRECTOR
Revista Primera Plana
15 de octubre de 1963
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