CARTA AL LECTOR
Muy pocas veces, cada artículo publicado en PRIMERA PLANA
pertenece a un solo autor: llega a la imprenta luego de un
proceso de elaboración con el que se busca perfeccionar la
escritura, controlar los datos incluidos, afinar el tono.
Es un proceso en el cual interviene, a menudo, media docena
de personas, desde el jefe de redacción que pone en marcha
la nota hasta el hombre que produce la versión final. Hay
quienes opinan que así sólo se consigue una sofocante
estandardización, que se enfrían el estilo y los puntos de
vista de cada periodista. Sin embargo, entendemos que ese
estilo y esos puntos de vista no quedan sacrificados, se
complementan y mejoran, conducen a la armonía, no a la
uniformidad.
En la presente edición, el proceso se extendió fuera de las
fronteras de PRIMERA PLANA y de la Argentina, a causa de los
dos temas enunciados en la portada: la política
internacional propugnada por Harold Wilson, y el vuelo de
Perón a Brasil.
* * *
Francia amenaza con retirarse del Mercado Común Europeo y
coloca en peligro el más importante experimento
político-económico de la última década; hay crisis en la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO). Es
entonces cuando Harold Wilson, el primer ministro británico,
lanza su fórmula transaccional para salvar el proyecto
kennedyano de la Fuerza Multilateral (MLF) y se traslada a
Washington para discutirla con Lyndon Johnson. Es el
fenómeno que se documenta en las páginas 14 a 18, sobre
materiales enviados desde París por Marc Ullman, de
L'Express, y desde Washington, por Edward Weintal y Lloyd
Norman, de Newsweek. Se añaden dos comentarios firmados por
Emmet John Hughes, uno de los más brillantes columnistas de
USA, y el jurista francés Maurice Duverger.
El viaje de Juan Domingo Perón a la América del Sur figurará
entre las noticias más insólitas —pero también más
importantes— de la vida argentina 1964. No bastaba con
rastrear en Buenos Aires la trascendencia del episodio o
analizar su sentido último, como lo hace Mariano Grondona.
En procura de una más viva información, PRIMERA PLANA
movilizó a tres representantes suyos en el exterior: Irineo
Guimaraes y Sergio Obregón, en Río de Janeiro, y Armando
Puente, en Madrid. Sus cables llegaron a la Argentina por
intermedio de las teletipos de la agencia France Presse.
Carlos Villar Araujo integró la redacción inicial de esta
revista : fue porque las autoridades de PRIMERA PLANA lo
consideraban entre los mejores periodistas jóvenes del país.
Desde entonces,
paseó su pipa entre las mesas y las máquinas de nuestras
oficinas, gastó la noche y el alba en redondear sus
contribuciones semanales.
Luego, urgido por sus estudios universitarios, se alejó
paulatinamente; de redactor estable se convirtió en
colaborador, hasta que su nombre desapareció de esta página.
Lo único que no desapareció fue la decisión de PRIMERA PLANA
de contar con él nuevamente. Hace dos semanas, por fin,
Villar Araujo se reincorporó; a los quince minutos estaba ya
detrás de su primer trabajo, la cobertura del Congreso
Internacional de Medicina Interna (Nº 108).
Porque Villar Araujo es uno de los pocos periodistas, quizá
el único, que ha pasado estos últimos años especializándose
en una materia sin especialistas aquí: la Ciencia. Para
dominar ese sector y sus intrincados vericuetos vuelve a
PRIMERA PLANA; vuelve su pipa y su sistema de labor sin
escalas: el jueves pasado, a las 6 de la tarde, comenzó a
escribir su informe sobre una reunión de genetistas (páginas
48-49) y lo entregó a la imprenta a las 5 de la tarde
siguiente: 23 horas, sin dormir.
Hasta el martes próximo,
EL DIRECTOR
8 de diciembre de 1964
DIRECTOR EDITOR VICTORIO I. S. DALLE NOGARE
Primera Plana
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