Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Revista Extra

AÑO 8 N<? 86

SETIEMBRE 1972

DIRECTOR
BERNARDO NEUSTADT

TRELEW
No fuimos testigos, por supuesto, de la noche ciega, abultada de sangre y balazos de Trelew, pero nos animaríamos a afirmar que ningún argentino ordenó la masacre. Asumimos el riesgo de esta afirmación. Pensamos que todo se debió a un intensa crisis psíquica de guerrilleros y custodios marinos. Ambos convencidos que estaban, recíprocamente, entre la vida y la muerte. No... esto no fue José León Suárez, ni el fusilamiento del general Valle, ni las decisiones frías de ejecutar a Pedro Eugenio Aramburu o a Augusto Vandor. Las ametralladoras vomitaron miedos más que consignas. Penoso, es el subproducto de una tensión, fabricada por nuestro fracaso. Si se hubiera decidido el "fusilamiento" se habría ajustado a normas y a firmas al pie del decreto. Además, no habrían quedado sobrevivientes, que siempre son testigos. Curar a los que no murieron en la acción tiene que ser prueba válida para los que juzgan de buena fe el horrible episodio. Se puede hablar de represión exagerada. Pero no de decisión premeditada. Creemos. Deseamos que así sea... Una investigación abierta de los sectores representativos de la sociedad argentina alejaría las sospechas, sobre todo para que la Historia recoja sin mortificaciones la verdad, lo que realmente ocurrió cuando la madrugada se cubrió de espanto color sangre.
Ese mismo día, en la reunión del gabinete nacional, no todos tenían la cabeza fría. Por primera vez el presidente Lanusse habría hecho sonar la palabra dictadura, como un medio de llegar a la ins-ti-tu-cio-na-li-za-ción. Treinta medidas fuertes servirían de escolta al propósito. Muchas, rasguñando las libertades públicas y la de prensa. Edgardo Sajón —en posición principista— amenazó con dejar el Gobierno, y el flamante ministro Oscar Puiggrós sugirió reflexionar, reflexionar, reflexionar. .. Las decisiones "en caliente" cedieron a las ideas calmas. La palabra dictadura, nunca usada, dejó feo gusto...
La situación militar es más clara de lo que parece: la mayoría del Ejército quiere abandonar el escenario político. La confusión nace entre un pequeño sector que quiere profundizarse en el Poder y los que dudan que el Gobierno haga todo lo posible por abandonarlo.
Perón, en tanto, declaró el 27, en San Sebastián, que no vuelve a la Argentina porque no es "prenda de paz". Realista ciento por ciento. Nos preguntamos: entre Perón que no quiere volver y las Fuerzas Armadas que no quieren que vuelva, ¿por qué no hay un armisticio existiendo tan física coincidencia? Para "prescindir" de Perón hay que contar con el consentimiento de Perón.
LA DIRECCION

SUMARIO: Extra Intimo: 7 • Editorial: 11 • Pronósticos: 13 • ¿Sabe usted por qué decimos que es mejor usar el voto que el dedo?: 15 • Nueva Fuerza: ¿Puede ser Manrique?: 18 • Manrique: "Tengo motor pero no tengo ruedas": 20 • Osiris Villegas: Presentación en sociedad: 24 • Augurio para elecciones no limpias: escribe Miguel Gazzera: 29 • Peronistas con cicatrices: escribe Ricardo Guardo: 31 • Buscamos un argentino...: 33 • Cine, libros, espectáculos: 42 • Empresas: 46 • Día de la Industria: El operativo "dentro-fuera": 49 • Uno de los mil: 54 • Hermandad de mujeres: 57 • Informe especial: escribe Alfredo Garófano: 60 • Así pensamos: 63.

 

 

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