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AÑO X • Nº 489 • BUENOS AIRES, JUNIO 13, 1972
CARTA AL LECTOR
En abril de 1811 el pueblo de los suburbios, de los
arrabales de Buenos Aires, marchó sobre el Cabildo para
exigir, entre otras cosas, ser consultado en toda decisión
política que tomara la Junta de Gobierno. Con su pueblada
callejera, estaba rompiendo la trampa de marginación que se
le urdía. Algunos lo llamaron "la chusma".
En el Congreso de 1824 el elitismo unitario propuso quitar
el derecho al sufragio a los jornaleros, a los que vivían de
su trabajo percibiendo un salario, con el fin de ignorar a
los sectores populares. Dorrego denunció la trampa y los
caudillos federales, en pie de guerra, la destruyeron
rechazando la Constitución de 1826. Se los llamó "bárbaros".
Cuando el 17 de octubre de 1945 el pueblo trabajador ocupa
la Plaza de Mayo, reclamando la libertad de Perón, está
aniquilando, con la fuerza de su presencia en la calle, la
maniobra planeada por la oligarquía de descabezar al
movimiento popular en gestación. El mote fue "cabecita
negra".
Si una continuidad ofrece la historia argentina es la que
descubre el enfrentamiento entre el "juego sucio" tramado
por las minorías, por un lado, y las patriadas populares,
por el otro.
En la Argentina de 1972 se ha vuelto a exhibir el "juego
sucio". No otra cosa es que el lanussismo quiera vetar y
digitar candidatos, que intente modificar la Constitución
para tratar de ganar una elección condicionada.
Los responsables deben reflexionar seriamente, pues si se
consuma la trampa nacerá la patriada.
Hasta el martes próximo. El Director.
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